Es imposible determinar con exactitud, el tiempo que duró esta dispensación o era. Por el tiempo en que dice la Biblia que fue engendrado Set, ciento treinta años de edad de Adán, es obvio que Caín y Abel nacieron mucho más antes; y si decimos que la dispensación de la inocencia terminó, con la expulsión de la pareja original del huerto de Edén, que fue aún más antes de que nacieran esos niños, entonces podríamos concluir que esta dispensación realmente duró muy poco. Pero no es posible asegurar que esa sea toda la verdad; debemos considerar la posibilidad de que la edad de Adán, solo se empezara a tomar en cuenta a partir del momento en que fue expulsado del Edén; pues como piensan algunos, dentro del Edén Adán tenía la posibilidad de vivir para siempre, pues allí estaba el árbol de la vida al que él tenía libre acceso, y esto haría que allí para él no exista la edad o dicho de otra manera no se la tome en cuenta como edad. Así las cosas, los novecientos treinta años que vivió el primer hombre, solo pueden ser una referencia al tiempo que estuvo fuera del jardín de Edén, y así, no podemos determinar la duración de esta primera época.
Independiente del tiempo que pudo haber durado esta época o dispensación, tenemos que decir que abarca desde el momento en que Dios pone a la primera pareja de humanos en el Edén (Gn 1:27-28)y termina con la expulsión de los mismos de ese jardín (Gn 3:23-24), por haber violado el único mandamiento que allí había: “… del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gn 2:17).
Esta se llama la dispensación de la inocencia, porque esta pareja, tenía una característica que para nosotros es muy difícil imaginar: ‘Eran inocentes’. Inocentes, en el sentido de que no había en ellos una certidumbre de carácter moral, ni de ego, como el que hoy tenemos nosotros. Sus actos no estaban regidos por reglas de diferenciación de bondad o malicia; podríamos tomar como ejemplo, el comportamiento animal: ellos pueden matar a otro animal pero de ninguna manera lo hacen por malicia, sino que lo hacen por defenderse o por alimentarse, pero no lo hacen conscientemente y con el fin de hacer mal a otro ser. Evidentemente, que los animales no tienen la inteligencia y la consciencia que tienen los hombres, pero, Adán y Eva, a pesar de ser seres inteligentes, y con consciencia, actuaban de manera tal que no había en ellos visos de maldad; incluso el anidar pensamientos a cerca del fruto del árbol prohibido, tiene en sus mentes una connotación de inocencia. Otro ejemplo de esto podríamos verlo en la conducta de algunos aborígenes que han sido descubiertos en lejanas tierras; me acuerdo en este momento del ‘patagón’ que subieron a bordo los españoles en la expedición de Magallanes. Este gigantón, no pudo menos que causarles temor a los marineros de Magallanes, pero no querían matarlo, sino que deseaban llevarlo vivo a España, como trofeo de sus conquistas y descubrimientos; entonces empezaron por hacer señas de amistad a este hombre, y le ofrecieron como regalo algunos pedazos de cristal, y ‘colgandijas’ que el aborigen nunca había visto y con las que quedó encantado. Después, para ponerle los grilletes le hicieron pensar que también eran unos adornos para los pies y para las manos, y él muy gustoso extendió sus extremidades para que le instalasen esos grilletes que fueron su perdición; pues apenas acabaron de ponérselas, los españoles saltaron todos encima de él y ya fue tarde para reaccionar. Ese hombre, era inocente. Sin embargo, el ser Adán y Eva inteligentes y el poder actuar a plena consciencia, los llevó a cometer un grave error; y fue el de olvidar las instrucciones de Dios, y mirar al árbol prohibido y hacerse la pregunta de: ¿Qué podrá pasar, si se come de ese árbol? ¿Por qué Dios lo ha prohibido? A pesar de que la advertencia de Dios había sido clara; ‘el día que de él comas, con toda seguridad morirás’; debemos decir a favor de ellos, que no tenían ninguna clase de experiencia con la muerte y quizá no pudieron dimensionar tamaña consecuencia; así como hoy, hay mucha gente que habla del infierno, y pareciera que estubiera hablando simplemente de un lugar lejano y con un clima muy caluroso. La Biblia nos deja ver claramente que ellos, especialmente Eva, había llegado a estar completamente tentada a tomar de esos frutos para comerlos y también para saber el porqué de la prohibición; el porqué de ese nombre que llevaba ese árbol: ‘del conocimiento del bien y del mal’. Las escrituras dicen claramente: “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría…” (Gn 3:6) La condición de tentación de Eva se deja ver en las respuestas que le da a la serpiente, quien era Satanás mismo; éste preguntó: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” Aquí, Satanás empleó por supuesto la exageración y la intriga, como es su estilo; ¿Así que Dios ha dicho?, es intriga neta; y luego viene la exageración, ¿No comáis de ningún árbol? Dios había dicho todo lo contrario, ‘de todo árbol podrás comer’. Sin embargo Eva, en su respuesta delata sus reales intenciones y pensamientos, ella dijo: “Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis” La primera parte de la respuesta, fue muy buena y certera; pero con respecto al árbol del bien y del mal ella también empleo la exageración y mostró su falta de consciencia respecto al peligro de caer. Ella dijo: “No comeréis de él, ni le tocaréis”; Dios no había pronunciado las palabras ‘ni le tocaréis’, solo les había dicho ‘no comeréis de él’; entonces esto es una exageración de parte de Eva, que desde luego favorece a Satanás; pero luego viene la falta de consciencia que también favorece al enemigo, Dios había dicho con fuerza y claridad ‘ciertamente morirás’, lo que indica claramente que morirían con toda seguridad, pero ella solo dijo: ‘para que no muráis’. Con esta clase de respuesta, por supuesto que Satanás se vio mucho más animado a decirle: “No moriréis” y luego complementó: “Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”
Es evidente que no murieron inmediatamente, y esto quizá les pareció una confirmación a las palabras de Satanás, pero solo fue una media verdad, porque a partir de ese momento, lo que si se confirmará, son las palabras de Dios, ellos empezaran a deteriorarse, envejecer y luego morirían; y aunque el resto de la respuesta de la serpiente fue una verdad completa, pues ellos llegaron a ser iguales que Dios en el sentido de saber el bien y el mal, porque aquí hay que reforzar con claridad lo que Satanás dijo, y es que ellos se parecerían a Dios solamente en que sabrían el bien y el mal ―bueno…, aparte de otras cosas en las ya se parecían en ese día, pues recordemos que ellos fueron hechos a imagen y semejanza de Dios (Gn 1:26)― Lo que no supieron Adán y Eva, era qué tan difícil sería vivir con estos conceptos de lo que es bueno y de lo que es malo dentro de sus consciencias; pues ninguna de las experiencias que pasaron a tener después de haber sido abiertos sus ojos, ellos las conocían, y tampoco supieron cómo controlarlas y menos como les afectaría, ni cómo afectaría esto a su relación con Dios. Se vieron avergonzados por primera vez por su desnudez; corrieron a ocultarse, pero seguro que les pareció que eso empeoraba las cosas, y cuando Dios los enfrentó, buscaron un tercero para disculparse. Eva culpó a la serpiente, y Adán no halló nada mejor que culpar a Dios: ― La mujer que me diste…― sentenció (Gn 3:12-13). Ellos fueron vilmente engañados con una verdad, que los llevó a descubrir algo que desconocían completamente y que a pesar de que era verdad, trajo grandes y terribles consecuencias para ellos y para el resto de la humanidad.
Satanás, según la Biblia será severamente castigado por lo que hizo, pero ellos también lo serían, pues como vimos, también tienen culpa por dejar entrar en su corazón pensamientos y deseos que tienen relación con lo que Dios les había prohibido y advertido de sus consecuencias. No fueron echados del paraíso, solo como por castigo; sino mas bien porque debía cumplirse una sentencia de Dios, si comían del árbol del conocimiento del bien y del mal: ‘Morirían’. Como sabemos allá en el Edén estaba el árbol de la vida, y si no eran sacados inmediatamente de allí, ellos corrían el peligro de cometer otro error, y sentirse doblemente culpables, ya que les hubiera sido prohibido comer de él (Gn 3:22). También ellos se sentirían muy inmerecedores de todo aquello que tenían en el paraíso; y sobre todo, que su nueva condición de discernimiento del bien y del mal vendría a ser para ellos un grave problema allí dentro del huerto de Edén, pues ese lugar no estaba hecho para casi ninguna de las cosas que después se empezaron a hacer aquí en nuestro mundo conocido; y no solo estamos hablando de lo pecaminoso y abominable para Dios, sino incluso aquello con que el hombre podía agradar a Dios, por ejemplo: El Edén no estaba hecho para sacrificios. Por esta razón, Dios puso a Adán y a Eva, en un terreno acorde a su nuevo estado de consciencia, fuera del Edén.
Los únicos castigos, si se quiere establecer así, fueron la responsabilidad para el hombre de trabajar para sostener a su familia, por haber obedecido a su mujer y haber comido de esos frutos; y aunque allá en el huerto el ya cultivaba la tierra (Gn 2:15), ahora solo lo haría en condiciones menos favorables. Para la mujer el castigo fue, el sufrir dolores en sus partos; y, ni siquiera esto fue una modificación del organismo de Eva por parte de Dios, para que ella tenga que sufrir una condición más dolorosa; sino que el solo hecho de haber sido alterada su consciencia, hace que ella sienta muchos más dolor, pues consciencia y dolor están tan estrechamente ligados, que eso habría sido así aún si no lo hubiera pronunciado Dios. El proceso inverso, muchos lo hemos visto o vivido: cuando hay mucho dolor se pierde la consciencia; y mucho más en un evento como el parto, que esta tan cargado de afectividad, ya que el afecto en este caso, viene a ser un acelerador sensorial neurofisiológico que llevará a toda mujer a sentir mucho más dolor del que habría sentido Eva, estando en su estado de inocencia allá en el Edén. Otro punto que concierne a la mujer y al dolor en sus partos, es que a pesar de los dolores ella tendrá deseos de tener hijos con Adán, pues la frase ‘tu deseo será para tu marido’ (Gn 3:16) indica claramente eso; aunque también indica que, sus deseos carnales o sexuales, producidos seguramente por su nuevo estado de consciencia, ella debe reservarlos de manera exclusiva para su marido, lo que viene a ser una especie de mandamiento de fidelidad de parte de la esposa hacia su marido. También el pasaje enseña que ella tendrá que estar sumisa y siempre por debajo del hombre; esto lo confirma la frase que sigue: ‘él se enseñoreará de ti’. Puede parecer una enseñanza muy anticuada e injusta, especialmente para algunos en nuestra sociedad moderna, donde la posición de la mujer en la sociedad es muy diferente de la que tenía en otras épocas, y podría dar lugar a pensar que es una enseñanza exagerada y cargada de un cierto machismo; pero tenemos que notar que este criterio viene de parte de Dios y no ha sufrido alteración en el tiempo. La culpa de Eva, si se quiere ver así, debe ser sentida y aceptada por todas las mujeres a través del tiempo. En una de las cartas del Apóstol Pablo a Timoteo, podemos leer: “Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión” (1 Tim 2:13-14) Si para alguna mujer, es difícil aceptar y cumplir esta sentencia, y también para algunos varones, quienes buscan algún acomodo en sus predicaciones, para disminuir la carga de responsabilidad que traen estas sentencias divinas y que recaen sobre las mujeres; entonces esta viene a ser el castigo más severo de todos aquellos que se dieron al final de la primera dispensación. Dios sin embargo, ha conservado esta idea a través del tiempo, y en la Biblia, la congregación de los justos, viene a estar representada por una esposa o novia, que tiene la responsabilidad de mantenerse fiel y sumisa delante de su marido, que en este caso viene a ser Dios; no aceptar así la idea, es salirse completamente del plano ideal de un pueblo que ama y desea estar con su salvador.
La dispensación de la inocencia, terminó entonces con la salida del Edén; y decimos terminó, porque a partir de ese día las condiciones para estar cerca de Dios serían diferentes, y no sería así porque Dios haya cambiado de parecer, sino que el hombre, al tener una nueva consciencia con respecto al bien y al mal, necesita un nuevo escenario donde pueda desarrollar ese potencial y demostrar a su creador que puede manejar la nueva situación, que puede serle fiel, que puede amarle; Dios acepta este reto y en su amor le da esa libertad, viniendo a ser el estar o no estar con Dios, siempre una opción de libre elección para el hombre. La advertencia para el hombre edénico, no era que sería desechado para siempre si fallaba, solo era que moriría; y Dios que es justo y amante del género humano, sigue al lado de él a pesar de que éste por su propia decisión, ahora es mortal, lo que incluye: cansancio, envejecimiento, enfermedad, tristeza, dolor y finalmente muerte. Pero el hombre, ahora conoce un poco más de su Dios, y sabe que aun en esta nueva condición, el puede ser aceptado plenamente por su creador, si se mantiene por supuesto, dentro de lo que Dios disponga. Por su parte nuestro Dios seguirá trabajando, al ritmo que el hombre así lo permita, para llevar a éste, al pleno conocimiento de la verdad; y a través del tiempo siempre proveerá para el hombre una opción de ser salvo, no porque el hombre lo merezca, sino porque Dios es bueno. Amén.
Hebreos 1:1-2
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quién constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.
28 de mayo de 2010
21 de mayo de 2010
Principios dispensacionalistas
A pesar de que el dispensacionalismo, es una doctrina que tiene muchos detractores, tenemos que decir en su defensa que muchas de aquellas cosas que se dicen en su contra no tienen tanto fundamento como se cree; y que lejos de ser éste un ataque que destroza los pilares del dispensacionalismo, más bien viene a reforzar sus bases; pues como no tienen una fundamentación clara, ni un fuerte respaldo bíblico, no han logrado hacer retroceder al dispensacionalismo, sino que más bien lo han animado y reforzado, a tal grado que muchos que antes lo combatían, ahora lo defienden. Es verdad que hay peligro de caer en todo momento dentro de falsas teologías y de falsas enseñanzas, pero aquí estamos hablando de algo que de alguna manera ha logrado vencer precisamente todas clase de adversidades para mostrarse como una enseñanza verdadera, con una mejor fundamentación bíblica, y como acabo de decir, la opinión contraria ha sido su evaluador, del que cada vez sale más airosa; y que, aquellos que aun discuten este asunto, de alguna manera son también dispensacionalistas, que aun no han entendido bien la lección. Es verdad también que dentro del mundo dispensacionalista, hay bastante variedad de criterios y hasta están aquellos que aceptan la idea con algunas objeciones y que prefieren no llamarse así; pues la riqueza de esta enseñanza es justamente eso; la libertad de considerar otras opiniones, aprender nuevas lecciones, de enfrentar cada día nuevos retos, y sufrir quizá la crítica y el rechazo de algunos; pero al conocer cada día más el plan celestial, cada vez sentimos que nos estamos acercando más a la gloria de nuestro Dios; como el mismo Pablo lo escribió: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Co 4:17) Reconocemos plenamente que no somos dueños de la verdad, pues estamos buscando con buena intención el camino, no podemos saber exactamente el cómo y el porqué, no hemos llegado a la meta; pero estamos en camino, y todo indica que el camino que hemos tomado es bueno, he aquí otra cita de Pablo: “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces (cuando lleguemos a la meta) veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido (o mejor dicho, como Dios me conoció desde el principio)” (1 Co 13:12) Por esta razón, hemos querido exponer brevemente algunos principios o fundamentos en los que está basado el dispensacionalismo y que debieran ser considerados de manera más profunda, no solo por los que están en contra de esta doctrina, sino también por los que la apoyan.
Primeramente hablaremos de la ‘Evolución del pensamiento humano’. Esto para nadie es un misterio difícil de aceptar, porque es un hecho incluso científico; todos sabemos y podemos analizar esa evolución o avance en el pensamiento, no solo en el campo de la filosofía, sino también en el campo tecnológico, social y cultural. Sin duda la cosmovisión del hombre ha ido cambiando a través de las diferentes épocas en las que le ha tocado vivir, y aunque puede haber tenido algunos retrocesos como consideran algunos, por ejemplo en el caso de la gente anti diluviana, pero de todas maneras en cada era, el hombre ha tenido diferentes maneras de considerar a su entorno; estamos hablando de su entorno físico; y pondremos un ejemplo: Los recursos naturales. Para Adán era suficiente la producción de la tierra, pero para los hijos de Jacob, los bosques del Líbano eran muy valiosos; para la gente de la Edad Media, el petróleo no tenía ninguna importancia, y para los del renacimiento la energía atómica era completamente desconocida e inútil. Pero también debemos hablar de su entorno espiritual; porque la concepción de éste, también ha ido cambiando en el tiempo. Para Adán, las cosas debieron ser relativamente simples y llanas, él podía tener un contacto directo con Dios; aunque es difícil establecer a qué nivel se llevó a cabo ese contacto, pero la Biblia nos asegura que Dios hablaba con Adán en el Edén. Más no fue así para Abraham, que tuvo que salir de Caldea sin siquiera tener un rumbo fijo, solo confiando en las instrucciones de Dios; él obtuvo ese contacto, pero le fue mucho mas difícil, como dicen las escrituras: “El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho” (Ro 4:18); y hoy estamos planteando este tema, justamente porque ese peregrinar del hombre en busca de su único y verdadero Dios, es un camino difícil, y a pesar de que el hombre de hoy dispone de abundante información y tecnología, él aún debe seguir buscando a su Dios. Por supuesto que nuestros temores, nuestro conocimiento y nuestras dudas, no son las que tenía Adán o Moisés, todo ha cambiado y hoy pensamos muy diferente a nuestros antepasados, pero seguimos discutiendo este asunto; como dijo Salomón: “…este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en él” (Ec 1:13). Por lo tanto, este aspecto del pensamiento humano diferente en cada época, no puede haberse escapado de la percepción divina; con toda seguridad Dios tomo en cuenta este asunto, y trató de crearle condiciones al hombre para que pueda entrar en comunión con él, en cada una de estas etapas de desarrollo de su capacidad de análisis y de conocimiento; porque Dios ama al hombre, y eso es quizá lo único que está completamente claro, no solo a través de la historia, sino que llega a ser la única realidad para aquellos que descubrieron ese amor, que es único y verdadero.
También tenemos junto con este avance en el pensamiento humano, una cada vez más profunda revelación de Dios hacia nosotros, en cada etapa Dios ha provisto de una forma adecuada de acercamiento para ese tiempo; porque Dios desea tener comunión con el hombre, aunque no ha sido ni es así, la conducta del hombre para con él. Por supuesto que hay excepciones y que han sido muchos los que han gozado de estas oportunidades y han podido vivir en la cercanía de Jehová y de acuerdo a su deseo en las diferentes épocas de la historia, y en los diferentes niveles de percepción divina. Nuestro amoroso Dios ha ido descubriendo de a poco esa luz, ese conocimiento de él; cada circunstancia de la historia él la ha ido convirtiendo en una profunda lección para el hombre, donde tiene la oportunidad de entender cada vez más, cual es su verdadero plan y cuál es la posibilidad que le da, de gozar plenamente esas promesas casi increíbles para él. Estamos plenamente conscientes, que a pesar de ese avance en su revelación, a pesar de haberse acercado cada vez más a nosotros, todos parecemos mucho mas confundidos; por eso es necesario organizar nuestras ideas, y lejos de contribuir al enredo, debemos hacer fuerza para esclarecer estas verdades, y estar así cada vez más animados a luchar y vencer, porque la lección del mundo está ahí, y cada vez es más clara. Ya allá en el lejano pasado, nuestro hermano Job, describió este propósito de Dios así: “El descubre las profundidades de las tinieblas, y saca a luz la sombra de muerte. El multiplica las naciones, y él las destruye; esparce a las naciones, y las vuelve a reunir. El quita el entendimiento a los jefes del pueblo de la tierra, y los hace vagar como por un yermo sin camino. Van a tientas, como en tinieblas y sin luz, y los hace errar como borrachos” (Job 12:22-25) Eso de andar a tientas y como borrachos, no es culpa de Dios, sino que nosotros somos los que a veces nos perdemos, y lejos de aunar nuestras fuerzas y luchar contra el mal, nos dividimos y nos embarcamos en vanas discusiones; pero no todo es malo, pues en realidad hay un avance, no todo es oscuridad, hay bastante luz. Si la humanidad fuera una persona, podríamos decir que ella está llegando a su adultez; después de haber pasado por la infancia, donde esperaba inocente la mano de su Dios; luego la pubertad y la adolescencia, con esos sus impulsos desconocidos y grandes cambios; después la juventud, con ese ímpetu y fuerza casi irreverente; ahora ya todo está más calmado, lo entendemos mejor, y ojalá hayamos aprendido la lección. Pablo escribió metafóricamente de un aspecto de este desarrollo de la humanidad, él dijo: “Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. Así también nosotros (la humanidad), cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo” (Gal 4:1-7) Esta revelación gradual de Dios hacia el hombre, la confirma en muchos pasajes la Biblia, dándonos a saber que muchas de las cosas que hoy sabemos y entendemos, nuestros antepasados, no las pudieron ver ni discernir, tornándose para ellos en verdaderos misterios; otra vez acudimos a una cita de Pablo: “Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe” (Ro 16:25-26) Esta es pues entonces, la revelación gradual de Dios para el hombre, y también es el deseo de Dios que así sea, para que el hombre lo pueda adorar y conocer de acuerdo a su capacidad en cada era de la existencia humana.
También tenemos que definir aquí los conceptos de edad y de dispensación. La Biblia nos habla claramente a cerca de ello, dándole la definición que corresponde; tengamos en cuenta entonces, que una edad, o tiempo o siglo, como a veces se refiere la Biblia, es un cierto periodo de tiempo, en el que el hombre ha tenido una forma de vivir o de pensar, con respecto a Dios. He aquí unos breves ejemplos de ello: “El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos” (Dn 2:21). “En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos” (Hch 14:16). “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hch 17:30). Y así, hay muchos pasajes en los que se puede ver con toda nitidez, que el trato de Dios para con el hombre ha ido cambiando, en determinados tiempos a través de la historia; hablamos así del tiempo de los gentiles (Lc 21:24), los tiempos de la ley, los tiempos de la iglesia (Heb 10:9-10), los postreros tiempos (1Tim 4:1), etc.
Luego, es preciso también definir las dispensaciones, que no son precisamente periodos de tiempo como otros creen y discuten; sino que una dispensación es una forma de administración o un encargo de mayordomía de Dios hacia el hombre, a cerca de las condiciones o lineamientos que Dios le ha dado al hombre en determinada época o edad; lógicamente esto se refiere a la relación deseada por Dios con su creación hecha a su imagen y semejanza o sea nosotros, los humanos. Así para la edad edénica, las reglas para nuestros primeros padres, fueron pocas y sencillas, pero ellos en esa simpleza debieron demostrar su fidelidad a Dios dentro de ese marco de condiciones que se les había puesto allí; y que como sabemos, no lograron administrar de buena manera y fallaron. Luego en los tiempos de la elección de Israel, como otro ejemplo; ellos recibieron la ley de Moisés por la que debían regirse, y aunque tampoco la pudieron cumplir a cabalidad, tal como Dios lo requería; pero esa era la regla, esa era la condición para ellos. Independientemente, de que se cumpla o no se cumpla, queda claro que las reglas para Adán, no eran las mismas que para el pueblo de Israel, como tampoco lo son hoy para nosotros; y es a ese cambio de condiciones que Dios le ha dado al hombre, a lo que llamamos dispensación; y que por supuesto, casi siempre coinciden con una época o tiempo bíblico. La palabra ‘dispensación’, viene de la palabra griega ‘oikonomia’, y que tiene relación con la economía, la administración o el manejo de cierto bien; y eso es precisamente a lo que llamamos dispensación; la opción que le da Dios al hombre de administrar o manejar una forma de tener comunión con él, de obtener su salvación y una vida para siempre; todo esto de acuerdo al tiempo en que Dios así lo ha manifestado, para cada época en que el hombre a estado en sus diferentes niveles de capacidad de discernimiento, de análisis y de aceptación del nuevo medio que Dios le ha dado. Cuando de alguna manera concluimos que hay épocas diferentes en el trato de Dios con el hombre, en que hay diferentes leyes u opciones de salvación para el hombre; cuando aceptamos que el conocimiento que hoy tenemos a cerca de Dios, es diferente al que tuvieron los anti diluvianos o los judíos, estamos aceptando el dispensacionalismo, y estamos seguros que nadie puede concebir su relación con Dios sin estar consciente de esto; por lo tanto, esta comprensión, es lo que hace que el dispensacionalismo tenga cada vez más aceptación.
Otra de las bases en que se asienta el dispensacionalismo es la clase de interpretación bíblica que emplea; estamos hablando de una interpretación normal, literal, histórica y gramatical. Normal quiere decir, que se busca el sentido llano de las expresiones, sin buscarles un segundo significado o uno aparente, que por supuesto podría existir pero nunca se superpondrá a aquel que es el normal y llano de la expresión, aquel que es dado por el sentido común y de acuerdo con el contexto. Una interpretación literal, es aquella que le da su verdadero valor a cada expresión, cuidando su contenido literario, filológico y cultural. Además debemos notar en este punto, que se requiere de una interpretación literal consistente; o sea, no podemos emplear la literalidad, solo donde nos conviene o donde creemos que es necesario; y en otras partes, apartarnos completamente de este marco y trasladarnos a un plano alegórico, como lo hacen los otros sistemas de interpretación. El sentido histórico, viene dado por el respaldo de los hechos históricos, tomando en cuenta las costumbres, el medio en el que vivían aquellas gentes, los recursos y estilos literarios de ese tiempo, la intención del autor con respecto a la sociedad para la cual él escribió bajo la inspiración del Espíritu de Dios. El sentido gramatical viene dado por el respeto de las reglas de la gramática; el uso correcto de las figuras de dicción, los recursos literarios y sintácticos que reclama cada pasaje de manera normal, sin forzar el curso de la idea; pues el interprete bíblico debe entender que Dios, no pretende presentarse como un ser completamente misterioso, sino como un ser real y verdadero, y con una verdadera intención de tener comunión con el hombre. Esta clase de lectura interpretativa, es la única forma de llegar a conocer al Señor; pues si cuando leemos la Biblia, comenzamos a forzar su contenido hacia un campo donde creemos que Dios nos quiere llevar, interponiendo en nuestra lectura bíblica nuestros prejuicios y nuestras intenciones, entonces lo más probable es que lleguemos allí donde queramos llegar; pero no al destino al cual Dios nos propone trasladarnos. Es por esto, que muchos de los que leen la Biblia, piensan que han encontrado la verdad; porque al leerla de la forma que ellos propusieron, hallan relación entre sus pensamientos y la lectura y les parece que están pisando un terreno firme, pero sin embargo, solo están parados en sus propias ideas y pensamientos, y de alguna manera tenemos que aceptar que Dios mismo hizo la Biblia de esta forma, para que aquellos que lo buscan bajo sus propios deseos y concupiscencias, no lo puedan descubrir; uno de sus pasajes expresa esto así: “Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad” (Is 6:9-10); esa sanidad de la que habla en pasaje por cierto, es la del alma.
Esperamos haber contribuido, aunque someramente, a satisfacer la inquietud de aquellos que nos siguen, y que de alguna manera nos han hecho llegar sus inquietudes a cerca de estos tópicos, que por supuesto son muy profundos y extensos de explicarlos; pero nos hemos esforzado en escribir algo más conciso y en la medida que podamos seguiremos tocando de esta manera cada tema que se nos presente.
Que el Señor derrame sobre usted, sus más ricas bendiciones. Amén.
Primeramente hablaremos de la ‘Evolución del pensamiento humano’. Esto para nadie es un misterio difícil de aceptar, porque es un hecho incluso científico; todos sabemos y podemos analizar esa evolución o avance en el pensamiento, no solo en el campo de la filosofía, sino también en el campo tecnológico, social y cultural. Sin duda la cosmovisión del hombre ha ido cambiando a través de las diferentes épocas en las que le ha tocado vivir, y aunque puede haber tenido algunos retrocesos como consideran algunos, por ejemplo en el caso de la gente anti diluviana, pero de todas maneras en cada era, el hombre ha tenido diferentes maneras de considerar a su entorno; estamos hablando de su entorno físico; y pondremos un ejemplo: Los recursos naturales. Para Adán era suficiente la producción de la tierra, pero para los hijos de Jacob, los bosques del Líbano eran muy valiosos; para la gente de la Edad Media, el petróleo no tenía ninguna importancia, y para los del renacimiento la energía atómica era completamente desconocida e inútil. Pero también debemos hablar de su entorno espiritual; porque la concepción de éste, también ha ido cambiando en el tiempo. Para Adán, las cosas debieron ser relativamente simples y llanas, él podía tener un contacto directo con Dios; aunque es difícil establecer a qué nivel se llevó a cabo ese contacto, pero la Biblia nos asegura que Dios hablaba con Adán en el Edén. Más no fue así para Abraham, que tuvo que salir de Caldea sin siquiera tener un rumbo fijo, solo confiando en las instrucciones de Dios; él obtuvo ese contacto, pero le fue mucho mas difícil, como dicen las escrituras: “El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho” (Ro 4:18); y hoy estamos planteando este tema, justamente porque ese peregrinar del hombre en busca de su único y verdadero Dios, es un camino difícil, y a pesar de que el hombre de hoy dispone de abundante información y tecnología, él aún debe seguir buscando a su Dios. Por supuesto que nuestros temores, nuestro conocimiento y nuestras dudas, no son las que tenía Adán o Moisés, todo ha cambiado y hoy pensamos muy diferente a nuestros antepasados, pero seguimos discutiendo este asunto; como dijo Salomón: “…este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en él” (Ec 1:13). Por lo tanto, este aspecto del pensamiento humano diferente en cada época, no puede haberse escapado de la percepción divina; con toda seguridad Dios tomo en cuenta este asunto, y trató de crearle condiciones al hombre para que pueda entrar en comunión con él, en cada una de estas etapas de desarrollo de su capacidad de análisis y de conocimiento; porque Dios ama al hombre, y eso es quizá lo único que está completamente claro, no solo a través de la historia, sino que llega a ser la única realidad para aquellos que descubrieron ese amor, que es único y verdadero.
También tenemos junto con este avance en el pensamiento humano, una cada vez más profunda revelación de Dios hacia nosotros, en cada etapa Dios ha provisto de una forma adecuada de acercamiento para ese tiempo; porque Dios desea tener comunión con el hombre, aunque no ha sido ni es así, la conducta del hombre para con él. Por supuesto que hay excepciones y que han sido muchos los que han gozado de estas oportunidades y han podido vivir en la cercanía de Jehová y de acuerdo a su deseo en las diferentes épocas de la historia, y en los diferentes niveles de percepción divina. Nuestro amoroso Dios ha ido descubriendo de a poco esa luz, ese conocimiento de él; cada circunstancia de la historia él la ha ido convirtiendo en una profunda lección para el hombre, donde tiene la oportunidad de entender cada vez más, cual es su verdadero plan y cuál es la posibilidad que le da, de gozar plenamente esas promesas casi increíbles para él. Estamos plenamente conscientes, que a pesar de ese avance en su revelación, a pesar de haberse acercado cada vez más a nosotros, todos parecemos mucho mas confundidos; por eso es necesario organizar nuestras ideas, y lejos de contribuir al enredo, debemos hacer fuerza para esclarecer estas verdades, y estar así cada vez más animados a luchar y vencer, porque la lección del mundo está ahí, y cada vez es más clara. Ya allá en el lejano pasado, nuestro hermano Job, describió este propósito de Dios así: “El descubre las profundidades de las tinieblas, y saca a luz la sombra de muerte. El multiplica las naciones, y él las destruye; esparce a las naciones, y las vuelve a reunir. El quita el entendimiento a los jefes del pueblo de la tierra, y los hace vagar como por un yermo sin camino. Van a tientas, como en tinieblas y sin luz, y los hace errar como borrachos” (Job 12:22-25) Eso de andar a tientas y como borrachos, no es culpa de Dios, sino que nosotros somos los que a veces nos perdemos, y lejos de aunar nuestras fuerzas y luchar contra el mal, nos dividimos y nos embarcamos en vanas discusiones; pero no todo es malo, pues en realidad hay un avance, no todo es oscuridad, hay bastante luz. Si la humanidad fuera una persona, podríamos decir que ella está llegando a su adultez; después de haber pasado por la infancia, donde esperaba inocente la mano de su Dios; luego la pubertad y la adolescencia, con esos sus impulsos desconocidos y grandes cambios; después la juventud, con ese ímpetu y fuerza casi irreverente; ahora ya todo está más calmado, lo entendemos mejor, y ojalá hayamos aprendido la lección. Pablo escribió metafóricamente de un aspecto de este desarrollo de la humanidad, él dijo: “Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. Así también nosotros (la humanidad), cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo” (Gal 4:1-7) Esta revelación gradual de Dios hacia el hombre, la confirma en muchos pasajes la Biblia, dándonos a saber que muchas de las cosas que hoy sabemos y entendemos, nuestros antepasados, no las pudieron ver ni discernir, tornándose para ellos en verdaderos misterios; otra vez acudimos a una cita de Pablo: “Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe” (Ro 16:25-26) Esta es pues entonces, la revelación gradual de Dios para el hombre, y también es el deseo de Dios que así sea, para que el hombre lo pueda adorar y conocer de acuerdo a su capacidad en cada era de la existencia humana.
También tenemos que definir aquí los conceptos de edad y de dispensación. La Biblia nos habla claramente a cerca de ello, dándole la definición que corresponde; tengamos en cuenta entonces, que una edad, o tiempo o siglo, como a veces se refiere la Biblia, es un cierto periodo de tiempo, en el que el hombre ha tenido una forma de vivir o de pensar, con respecto a Dios. He aquí unos breves ejemplos de ello: “El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos” (Dn 2:21). “En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos” (Hch 14:16). “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hch 17:30). Y así, hay muchos pasajes en los que se puede ver con toda nitidez, que el trato de Dios para con el hombre ha ido cambiando, en determinados tiempos a través de la historia; hablamos así del tiempo de los gentiles (Lc 21:24), los tiempos de la ley, los tiempos de la iglesia (Heb 10:9-10), los postreros tiempos (1Tim 4:1), etc.
Luego, es preciso también definir las dispensaciones, que no son precisamente periodos de tiempo como otros creen y discuten; sino que una dispensación es una forma de administración o un encargo de mayordomía de Dios hacia el hombre, a cerca de las condiciones o lineamientos que Dios le ha dado al hombre en determinada época o edad; lógicamente esto se refiere a la relación deseada por Dios con su creación hecha a su imagen y semejanza o sea nosotros, los humanos. Así para la edad edénica, las reglas para nuestros primeros padres, fueron pocas y sencillas, pero ellos en esa simpleza debieron demostrar su fidelidad a Dios dentro de ese marco de condiciones que se les había puesto allí; y que como sabemos, no lograron administrar de buena manera y fallaron. Luego en los tiempos de la elección de Israel, como otro ejemplo; ellos recibieron la ley de Moisés por la que debían regirse, y aunque tampoco la pudieron cumplir a cabalidad, tal como Dios lo requería; pero esa era la regla, esa era la condición para ellos. Independientemente, de que se cumpla o no se cumpla, queda claro que las reglas para Adán, no eran las mismas que para el pueblo de Israel, como tampoco lo son hoy para nosotros; y es a ese cambio de condiciones que Dios le ha dado al hombre, a lo que llamamos dispensación; y que por supuesto, casi siempre coinciden con una época o tiempo bíblico. La palabra ‘dispensación’, viene de la palabra griega ‘oikonomia’, y que tiene relación con la economía, la administración o el manejo de cierto bien; y eso es precisamente a lo que llamamos dispensación; la opción que le da Dios al hombre de administrar o manejar una forma de tener comunión con él, de obtener su salvación y una vida para siempre; todo esto de acuerdo al tiempo en que Dios así lo ha manifestado, para cada época en que el hombre a estado en sus diferentes niveles de capacidad de discernimiento, de análisis y de aceptación del nuevo medio que Dios le ha dado. Cuando de alguna manera concluimos que hay épocas diferentes en el trato de Dios con el hombre, en que hay diferentes leyes u opciones de salvación para el hombre; cuando aceptamos que el conocimiento que hoy tenemos a cerca de Dios, es diferente al que tuvieron los anti diluvianos o los judíos, estamos aceptando el dispensacionalismo, y estamos seguros que nadie puede concebir su relación con Dios sin estar consciente de esto; por lo tanto, esta comprensión, es lo que hace que el dispensacionalismo tenga cada vez más aceptación.
Otra de las bases en que se asienta el dispensacionalismo es la clase de interpretación bíblica que emplea; estamos hablando de una interpretación normal, literal, histórica y gramatical. Normal quiere decir, que se busca el sentido llano de las expresiones, sin buscarles un segundo significado o uno aparente, que por supuesto podría existir pero nunca se superpondrá a aquel que es el normal y llano de la expresión, aquel que es dado por el sentido común y de acuerdo con el contexto. Una interpretación literal, es aquella que le da su verdadero valor a cada expresión, cuidando su contenido literario, filológico y cultural. Además debemos notar en este punto, que se requiere de una interpretación literal consistente; o sea, no podemos emplear la literalidad, solo donde nos conviene o donde creemos que es necesario; y en otras partes, apartarnos completamente de este marco y trasladarnos a un plano alegórico, como lo hacen los otros sistemas de interpretación. El sentido histórico, viene dado por el respaldo de los hechos históricos, tomando en cuenta las costumbres, el medio en el que vivían aquellas gentes, los recursos y estilos literarios de ese tiempo, la intención del autor con respecto a la sociedad para la cual él escribió bajo la inspiración del Espíritu de Dios. El sentido gramatical viene dado por el respeto de las reglas de la gramática; el uso correcto de las figuras de dicción, los recursos literarios y sintácticos que reclama cada pasaje de manera normal, sin forzar el curso de la idea; pues el interprete bíblico debe entender que Dios, no pretende presentarse como un ser completamente misterioso, sino como un ser real y verdadero, y con una verdadera intención de tener comunión con el hombre. Esta clase de lectura interpretativa, es la única forma de llegar a conocer al Señor; pues si cuando leemos la Biblia, comenzamos a forzar su contenido hacia un campo donde creemos que Dios nos quiere llevar, interponiendo en nuestra lectura bíblica nuestros prejuicios y nuestras intenciones, entonces lo más probable es que lleguemos allí donde queramos llegar; pero no al destino al cual Dios nos propone trasladarnos. Es por esto, que muchos de los que leen la Biblia, piensan que han encontrado la verdad; porque al leerla de la forma que ellos propusieron, hallan relación entre sus pensamientos y la lectura y les parece que están pisando un terreno firme, pero sin embargo, solo están parados en sus propias ideas y pensamientos, y de alguna manera tenemos que aceptar que Dios mismo hizo la Biblia de esta forma, para que aquellos que lo buscan bajo sus propios deseos y concupiscencias, no lo puedan descubrir; uno de sus pasajes expresa esto así: “Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad” (Is 6:9-10); esa sanidad de la que habla en pasaje por cierto, es la del alma.
Esperamos haber contribuido, aunque someramente, a satisfacer la inquietud de aquellos que nos siguen, y que de alguna manera nos han hecho llegar sus inquietudes a cerca de estos tópicos, que por supuesto son muy profundos y extensos de explicarlos; pero nos hemos esforzado en escribir algo más conciso y en la medida que podamos seguiremos tocando de esta manera cada tema que se nos presente.
Que el Señor derrame sobre usted, sus más ricas bendiciones. Amén.
4 de mayo de 2010
Hudson Taylor
En lo más profundo del corazón de China
Autor: Janet y Geoff Benge
Janet y Geoff Benge nos cuentan que son autores con una experiencia de más de quince años. Ella es maestra de escuela primaria, y él es licenciado en historia. Ambos proceden de Nueva Zelanda y ahora viven cerca de Orlando Florida, en los Estados Unidos.
Nos presentan una breve biografía de este insigne misionero, cuyo nombre es Hudson Taylor, él fue un muchacho inglés, de baja estatura y de contextura más bien débil y enfermiza. ¿Por qué será que el Señor, escoge siempre a los más débiles? La Biblia, por supuesto tiene una respuesta: “lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte…” (1Co 1:27) Aunque en un principio no parecía interesado en todo aquello que se relacionara con el evangelio y con la iglesia, finalmente gracias a las oraciones de su madre, él se convirtió y Dios le puso una inquietud en su corazón, la de ir como misionero a China. En ese tiempo China era un país lejano y desconocido, pero Taylor nunca perdió el deseo de ir allá a predicar el evangelio; para lo cual, entendió que debía prepararse, y con mucho esfuerzo aprendió todo lo que le fue posible, leyendo todo tipo de libros, y también aquellos que hablaban de China, estudió la biblia y también trató de aprender aunque sea a descifrar la escritura de los chinos, lo que le fue muy útil en su trabajo como misionero en el país oriental. Él, como era hijo de un farmacéutico, entendió que debía tener un entrenamiento en medicina; y aunque no llegó en principio a recibirse como doctor, sí lo hizo unos años más tarde, cuando regresó a Inglaterra para recuperarse de una enfermedad. Hudson Taylor, tuvo que pasar por muchas pruebas que Dios le puso por delante; hasta que aprendió a confiar plenamente en la provisión de Dios, a esperar en él y a entender que no es según los planes del hombre, sino de acuerdo al plan de Dios. Pasó por necesidades, desengaños, hambre, enfermedad, y muchas cosas más; allá en la misma Inglaterra, antes de salir siquiera para China, Dios preparó a este joven, de tal manera que cuando llegara a su destino, el ya tuviera experiencia y determinación en hacer aquello, para lo cual Dios lo había llamado.
La primera vez fue solo, y al llegar a China, tuvo muchísimos problemas para establecerse. China era un país con algunos conflictos internos, y también había tenido conflictos con Inglaterra, como la guerra del opio; por lo que los chinos, no tenían buena disposición para aceptar a los extranjeros, y menos a los ingleses, a quienes llamaban ‘los diablos pelirrojos o diablos extranjeros’. Después de un tiempo al fin logró crearse un espacio para comenzar su trabajo, junto a otros misioneros que encontró allá; conoció a bastante gente extranjera que hacia negocios y otros que eran misioneros como él; incluso llego a casarse con una misionera de nombre María Dyer, la que fue su fiel compañera durante muchos años de trabajo y esfuerzo para hacer llegar el mensaje del evangelio en ese lejano país, y con la que también tuvo varios hijos.
La segunda vez que fue a China, ya recuperado de su enfermedad, Hudson Taylor no fue solo, sino que fue con muchos misioneros, en un proyecto que le había dado el Señor y que él llamó ‘Misión al interior de China’; con estos jóvenes misioneros, y un arduo trabajo, finalmente llegó a cubrir casi todo el territorio de la China. Hudson Taylor tuvo que regresar otra vez a Inglaterra, para estar con tres de sus hijos, que los había enviado allá, por las dificultades que tenía como misionero y también por la muerte de su esposa, quien había muerto por enfermedad. En Inglaterra se volvió a casar con Jennie Faulding quien era miembro de la misión al interior de China, y que viajó en el mismo barco en que Taylor llegó a Inglaterra; después de algún tiempo y con su nueva compañera, regresó a China para continuar su trabajo. Ya entrados los años, cuando tenía 68, otra vez se sintió enfermo y luego de pasar un tiempo de recuperación en las montañas de Suiza, volvió a quedar solo, pues también murió su segunda esposa Jennie. Taylor, pudo al fin cumplir su deseo de visitar otra vez China, esta vez pudo viajar en tren, el país ya había cambiado, pudo saludar a los miembros de la misión al interior de China que eran para esos días, unos ochocientos cincuenta; visitó orfanatos y hospitales que había fundado y nuevos centros misioneros, porque uno de los objetivos de los misioneros ingleses, era adiestrar nativos para que también sean misioneros en sus propio país, y así el evangelio creció. La misión al interior de China desde que se inició en Inglaterra, tenía como lema: ‘Ningún misionero recibiría salario. Todos confiarían en Dios para sus necesidades.’
Hudson Taylor murió a los 73 años, y fue enterrado a orillas del rio Yangtzé, junto a su esposa María, y junto a sus hijos Grace, Samuel, Noel y María, quienes también habían muerto en el transcurso de tantos años, su hija María fue la única que murió adulta, los demás eran niños; Noel era apenas un bebé cuando murió y a los pocos días también murió la madre y primera esposa de Taylor. Así este hombre de Dios, ofrendo su vida y la de varios de los miembros de su familia a la causa del evangelio, para salvar a mucha gente en China.
Siempre es bueno, y edificante leer las historias biográficas de estos héroes de la fe; para mí, ha sido un buen aporte a mi conocimiento y salud espiritual; y aunque el libro es bastante conciso, es muy ameno y absorbente. Debe ser leído, por cada creyente.
El dispensacionalismo
La relación del ser humano con su creador, no ha sido siempre igual a través del tiempo. Esto no ha sucedido por que Dios ha cambiado en el tiempo, sino que es el hombre el que ha ido cambiando; fruto de la inteligencia que le fue dada por Dios, entró en la acumulación de conocimientos y experiencias a través de las edades, y como consecuencia de ello ha ido considerando cada vez de una manera diferente, no solo a Dios, sino también a su medio y a sus congéneres. Es así como en el Edén, el hombre no tenía ningún problema por andar desnudo; pero luego, al abrir los ojos al conocimiento del bien y del mal, después de comerse esa ‘manzana’; ellos, Adán y Eva, empezaron a considerar que el actuar de esa manera no era correcto, por lo tanto se ocultaron y se cubrieron con hojas de higuera (Gn 3:7). Dios no había cambiado, pero el criterio del hombre en relación a la desnudez y a cerca de su comunión con Dios, si había cambiado; y esto hace que Dios, en su amor hacia el hombre, lo entienda y decida ayudarlos haciéndoles él mismo unas túnicas de pieles (Gn 3:21). El hecho de hacerles túnicas fue una solución dada por el creador, a un nuevo problema que llegó a tener el hombre por una decisión que tomó y que modificaba drásticamente su relación con Él; pues Adán y Eva, ahora sentían vergüenza y pesar, por su nueva situación, y ya no tenían ese sentimiento de presentarse ante Dios libremente, y tampoco se sentían dignos de vivir en ese lugar donde habían sido puestos. Que el hombre haya sido echado del Edén, no es entonces una decisión cambiante de parte de Dios, sino una necesidad, frente a una nueva concepción que tiene el hombre de su entorno y de su Dios. El Señor, en ese amor que tiene hacia el hombre, decide dejar que éste experimente y desarrolle aquella nueva condición que ha adquirido, él ahora conoce lo que es bueno y lo que es malo; y el desarrollo de ese nuevo potencial y visión que tiene, solo puede darse en un mundo que tiene todas las condiciones para eso y que está dispuesto para él.
Volviendo al asunto de las túnicas de pieles por ejemplo, junto con recibir una solución práctica de parte de Dios, el hombre además aprendió que habían cosas más resistentes y útiles que las hojas de higuera; por lo tanto esto gatilla en él y con toda seguridad, un ánimo de investigación y observación con respecto a muchas cosas que lo rodean, para encontrar en ellas los medios para poder subsistir fuera del Edén donde las condiciones serían muy diferentes y difíciles; pero son estas, las condiciones que el hombre necesita para poder desarrollar todo su potencial. También Adán aprende que gracias a un inocente animal, quien tuvo que morir y donarle su piel, si es que así vale el término, ahora él tiene confort y abrigo, y también se da cuenta que gracias a ese animal que ha muerto, ahora tiene una mejor aceptación delante de Dios; y de ahí en adelante los hombres piensan que es bueno ofrecer a Dios alguna ofrenda o sacrificio, porque esto no solo cubre sus faltas, sino que mejora su relación con su Creador. El deseo y la necesidad de ofrendas y sacrificios, no viene entonces de parte de Dios, sino que el hombre es quien lo decide y lo piensa así; entonces otra vez Dios en su misericordia, decide aceptar esas ofrendas, si es que así el hombre se siente más cercano y de alguna manera eso le ayuda a tener una mejor comunión con él; Dios las acepta, y aprovecha de poner la profunda y sana lección, de que aceptará esos sacrificios de animales muertos para perdonarle sus pecados, y que sin derramamiento de sangre no podría perdonarle (Heb 9:22); porque junto con matar un animal, el hombre debiera arrepentirse, no solo porque está dando muerte a un animal inocente, sino porque esa sangre debiera ser la suya, y Dios está aceptando de alguna manera el cambio, pues el mandamiento en el Edén era bien claro: “… porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gn 2:17). Esta lección por supuesto no fue entendida ni impuesta a Adán allí mismo, si no que nuestro amoroso Dios, se dio el tiempo necesario para exponerla a sus descendientes, cuando éstos ya tuvieran las condiciones y la capacidad de poder concebir aquello; pero esto no quiere decir, que no fue una buena lección y una buena herramienta para salvar a Adán, pues aunque él no la entendió en su plenitud, Dios solo le exigió lo justo, lo que él entendía y podía realizar; y así esta lección ha ido avanzando en su profundidad, hasta los días en que el hombre ha estado en condiciones de aceptar, que Jesús es el cordero de Dios que puede quitar el pecado del mundo (Jn 1:29). Sin embargo surge otro problema, el hombre allá en los días después de la salida del Edén, descubre que esos sacrificios y ofrendas por un lado le despojan de aquello que bien podría usar para él, y por otro lado empieza a pensar que con solo cumplir el rito debiera ser suficiente para que Dios se complazca; habían nacido así otros sentimientos y otras emociones, que a lo mejor hasta ese día, Adán y su familia no las habían experimentado; fue ese día en que Caín decide cumplir el rito, y lleva algo de lo que su huerto produjo, mientras que Abel, quien sentía más amor y respeto hacia su Dios, escoge a propósito lo mejor del producto de su trabajo para llevar su ofrenda (Gn 4:3-5) Lo que no saben estos varones, es que Dios conoce todas las cosas, y por lo tanto sabe lo que guardan sus corazones, y entonces se llega al inevitable desenlace después de la aceptación de la ofrenda de Abel y el rechazo de la de Caín, éste mata a su hermano.
El echar del Edén al hombre fue una dura y necesaria decisión de Dios, pero de ninguna manera fue gatillada por Él, quien solo pretende mostrarle al hombre como es que debe comportarse para no perder esa comunión ni su favor; y ahora Dios debe tomar otra decisión dolorosa, echar de su presencia a Caín; pero otra vez, no es Dios el que causa esta situación, si no que es el hombre el que está cometiendo error tras error, y Dios que lo ama tanto ha decido emprender un largo proceso para mostrarle que todos aquellos caminos que tome, o que se le vengan a la mente, tendrán un panorama nuevo de peligros y tentaciones, que su comunión con Dios estará siempre en juego, y que su deseo es que siempre haya esta comunión; por lo tanto Dios irá variando algunas cosas a través de las edades, por amor hacia el hombre. Es así como el hombre, a medida que va aprendiendo más cosas a cerca de su relación con Dios, con sus congéneres y con su entorno; el hombre va descubriendo, que aunque el conocimiento es muy beneficioso, este siempre vendrá acompañado de una trampa, y que él debe aprender a controlar y usar ese conocimiento para no perder la comunión con su Dios, y que en todo momento, aunque así no lo parezca, está siendo favorecido, porque Dios tiene un plan definido para el hombre que se cumplirá cuando este haya llegado al pleno conocimiento de la verdad. Por ejemplo cuando descubrió que podría usar algún trozo de metal, con ciertas características, para usarlo como medio de intercambio, el hombre descubrió el uso del dinero; pero aunque este le ha sido muy útil, también le ha traído un sinfín de problemas que cargamos incluso hasta el día de hoy, y tiene mucho que ver con nuestra comunión con Dios, pues la Biblia dice que: “la raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (1Tim 6:10). Pero este proceso de avance en el aprendizaje del hombre a través de la historia, ha sido muy lento, y se ha dado a través de diversas etapas, por lo tanto Dios en su amor hacia el ser humano ha ido dándole en cada una de estas etapas de su evolución cognoscitiva, un elemento de juicio, en donde pueda basar su actuar con respecto a Dios primeramente y luego con respecto a sus congéneres y a su entorno; porque todo gira alrededor de esos tres componentes de nuestra existencia, Dios, el hombre, y el mundo donde vive y aquel donde vivirá. Dios es el que creó todo lo que hay, para que aquel ser que Él tanto ama pueda vivir en ese medio; entonces es el hombre, el responsable de manejar la creación, disfrutar de sus bondades y sus maravillas, y de demostrar a Dios que desea tener comunión con él para siempre.
En esta evolución cognoscitiva del hombre y su relación con Dios, se ha desenvuelto toda la historia de la humanidad; el hombre recibió de Dios la facultad de dominar a todas las bestias, pero también descubrió que puede gobernar sobre sus hermanos, que puede dominarlos a tal grado que le sirvan tal como él lo desea, y no como ellos quieren; nacen así la idea de reino y de esclavitud; también descubre que son necesarias algunas reglas por las que se pueda gobernar; nacen así la idea de ley y de justicia; descubre qué ventajas tiene el acumular objetos y mercaderías, descubre que unos tienen más valor que otros, y en fin, y ha nacido así el comercio, la idea de riqueza y pobreza, la idea de territorio, el empleo de la guerra como medio para conseguir algunos de sus fines; descubre que hay necesidad de registrar los hechos, que hay necesidad de comunicarse a distancia, y expresar los sentimientos, naciendo así la escritura, el arte la música. Y así el hombre ha ido evolucionando a través de las edades, y en cada etapa él ha descubierto mejores formas de convivir y de aprovechar los recursos de su entorno; llegando hasta nuestros días en que las cosas son tan diferentes de aquellos días en que Caín y Abel usaron solo lo más básico, para llevarle una ofrenda al Altísimo. Sin embargo, junto con ese avance, también el hombre descubre que Dios le ha ido dando nuevas formas y requisitos para no perder esa comunión y para que el hombre siempre pueda adorarlo, aún con sus nuevas maneras y recursos; mas el hombre, cada vez se ha sentido más lejano a su creador, y en la lejanía de su presencia muchas veces se encontró confundido adorando a las criaturas a quienes temía, por el peligro que representaban para él, o adorando a seres extraordinarios, a quienes admira por sus especiales características y en todo eso le parece que Dios está mezclado, por lo que decide adorarlos; comienza a adorar a la tierra, que es de dónde saca su pan y su sustento, decide adorar los ríos, porque son su fuente de vida, adora a las estrellas, adora a otros seres humanos que en su tiempo fueron especiales para él, por diferentes razones; en su ignorancia mezcla estas cosas, y todo su actuar gira en torno a los dioses que él mismo se ha construido y a quienes está dispuesto a servir, y teme a ellos como si fueran el verdadero Dios a quien por supuesto no conoce y esto es lo que la Biblia llama idolatría, infidelidad y fornicación espiritual; y aun aquellos que por diversas razones se han mantenido en contacto con el verdadero Dios, el progreso les ha traído muchos problemas y dificultades para ser fieles.
Esto ha sido inevitable, pero Dios ama al hombre, por lo que sigue en la tarea de llevarlo al verdadero conocimiento, sin imponerle nada a la fuerza, sino proporcionándole cada vez más elementos y razones de acuerdo al estado de su mentalidad, por las que este pueda afirmar sus pasos y caminar a su lado; como ejemplo diremos que, es así como algunos se confunden al enterarse de que en las leyes que le entregó a Moisés, Dios permite que los hombres puedan repudiar a sus mujeres y darles una carta de divorcio, y luego en los días de Jesús esta acción queda completamente prohibida ( Mr 10:2-9) El proceso de aprendizaje ha sido lento y necesita de diferentes lecciones a través de las diferentes edades, y a esas edades que tienen cada una su propia característica de relación entre Dios y el hombre, es lo que llamamos dispensaciones o revelación gradual del plan de Dios para el hombre; y que decididamente estas dispensaciones están bien marcadas en la Biblia por eventos muy importantes que a veces parecen tener cambios muy radicales, pero como dijimos arriba, no son gatillados por Dios, ni es él quien está haciendo correcciones de último momento, si no que todo obedece a un definido plan, de partió incluso antes de la fundación del mundo y que ha ido en avance hacia ese objetivo único: “el de reunir al hombre con su Dios”. Cada dispensación tiene una propuesta, un proceso de enseñanza, y un final, que generalmente es trágico, demostrando que el hombre no aprendió bien la lección, pero el Señor sabe que dentro de esa generalidad, hay muchos que sí lo hicieron bien, y que estos vivirán con él algún día, y también servirán para soporte de las generaciones venideras.
Es verdad que para el estudiante moderno de la Biblia, es mucho más fácil el entender este proceso, porque puede mirar hacia atrás y ver cómo han sucedido todas las cosas; pero debemos considerar que para el hombre moderno es también mucho más difícil cumplir con aquello que entiende, porque el medio donde se desenvuelve, es un medio absorbente y ha puesto sus bases en el materialismo; mientras que en las generaciones antiguas, el conocimiento de este plan divino era escaso, dependiendo por supuesto en la edad que nos ubiquemos, pero ellos tenían la ventaja de que eran más sencillos e inocentes, y que lo poco que entendían lo aplicaban muy bien a sus vidas; el entorno sencillo en que vivían se lo permitía y las reglas que Dios les había puesto en ese momento también eran diferentes, pero aún así siempre estuvo expuesto a las fuerzas del mal y muchas veces se encontró preso del pecado. Es así como nos damos cuenta hoy, de la gran sabiduría de Dios para conducir esto a través de los siglos, sin ignorar aquello de lo que el hombre es capaz, como en estos días tenemos un gran avance en conocimientos, y no por eso el propósito de Dios amaina, ni encuentra que es difícil guiar al hombre hacia el camino de la justicia.
Es verdad que la doctrina de las dispensaciones, no está explicada en la Biblia, y esta viene a ser la razón principal por la que es rechazada por algunos que tienen otra forma de ver las cosas, con respecto al hombre y su Dios. Pero lo cierto es que esas personas, tienen muchos más problemas para defender su posición, porque primeramente ellos se ven obligados a alegorizar algunos pasajes para poderlos acomodar a sus ideas; y cuando no les conviene ellos se afirman en una interpretación literal; y lo peor es que ellos tampoco tienen ninguna fuente bíblica que sostenga su teoría. Es por eso que el dispensacionalismo, ha tenido una gran aceptación y crecimiento en estos últimos tiempos, y eso de que es una idea tan moderna y que nadie en la antigüedad la había concebido, también viene a ser un pensamiento muy antojadizo, pues la Biblia en si nos presenta varios pasajes que apoyan mucho mas al dispensacionalismo, que a cualquier otra idea que se proponga; y así como la doctrina de la trinidad no está específicamente en ninguna parte de la Biblia, mas eso no quiere decir que no sea verdadera; pues al observar las escrituras, el estudiante bíblico se dará cuenta que es la única vía para entender bien todo el mensaje que trae la Biblia a cerca de un Dios único, pero trino; así también la doctrina de las edades, es una enseñanza integral a través de toda la Biblia, y si los grandes estudiosos la han aceptado plenamente, no es por una cierta simpatía de sus defensores o por una corazonada; sino es porque ese es el mensaje de fondo en las escrituras. También es verdad que dentro de los que aceptan esta clase de doctrina, me refiero a las dispensaciones, hay bastantes diferencias en su planteamiento, y esto es inevitable porque es muy difícil encasillar y concluir todos en lo mismo; pero esta variedad, no es una falta de seriedad ni de sustentación bíblica, sino que es fruto del desarrollo de esta doctrina que irá seguramente aunándose más con el tiempo. Pero esto no es nada diferente en las otras tendencias de interpretación bíblica, donde sí que se ven cosas muy raras y cambiantes, pues alegorizar un pasaje puede resultar en cientos de desenlaces, para ese pasaje; pero el dispensacionalismo, tiene a su favor y como base la interpretación literal, ellos no andan rebuscando ni ideando un resultado para cierto pasaje, pues la interpretación se hace respetando la historicidad, la literalidad, la filología y otros elementos que pueda contener el pasaje, respetando por supuesto aquello que es alegórico, y cuya aplicación de acuerdo a las mismas escrituras es obvio. Es así, entonces que los que no tienen una interpretación literal y no siguen al dispensacionalismo, tienen también, y mucho más, conclusiones diferentes entre ellos, a tal grado que algunos se encuentran en un terreno tan complicado, que casi se diría que son más dispensacionalistas que ‘alegoristas’ o ‘pactistas’, aunque ellos no lo quieran aceptar.
Más adelante comentaremos las edades o dispensaciones por separado; por ahora nuestro objetivo solo es hacerle ver que hay un plan definido por Dios y que ha estado, está y estará de acuerdo con la evolución del pensamiento humano, y no solo en su forma de pensar, sino también en su avance científico y tecnológico, hasta el final de los tiempos. Amén.
Volviendo al asunto de las túnicas de pieles por ejemplo, junto con recibir una solución práctica de parte de Dios, el hombre además aprendió que habían cosas más resistentes y útiles que las hojas de higuera; por lo tanto esto gatilla en él y con toda seguridad, un ánimo de investigación y observación con respecto a muchas cosas que lo rodean, para encontrar en ellas los medios para poder subsistir fuera del Edén donde las condiciones serían muy diferentes y difíciles; pero son estas, las condiciones que el hombre necesita para poder desarrollar todo su potencial. También Adán aprende que gracias a un inocente animal, quien tuvo que morir y donarle su piel, si es que así vale el término, ahora él tiene confort y abrigo, y también se da cuenta que gracias a ese animal que ha muerto, ahora tiene una mejor aceptación delante de Dios; y de ahí en adelante los hombres piensan que es bueno ofrecer a Dios alguna ofrenda o sacrificio, porque esto no solo cubre sus faltas, sino que mejora su relación con su Creador. El deseo y la necesidad de ofrendas y sacrificios, no viene entonces de parte de Dios, sino que el hombre es quien lo decide y lo piensa así; entonces otra vez Dios en su misericordia, decide aceptar esas ofrendas, si es que así el hombre se siente más cercano y de alguna manera eso le ayuda a tener una mejor comunión con él; Dios las acepta, y aprovecha de poner la profunda y sana lección, de que aceptará esos sacrificios de animales muertos para perdonarle sus pecados, y que sin derramamiento de sangre no podría perdonarle (Heb 9:22); porque junto con matar un animal, el hombre debiera arrepentirse, no solo porque está dando muerte a un animal inocente, sino porque esa sangre debiera ser la suya, y Dios está aceptando de alguna manera el cambio, pues el mandamiento en el Edén era bien claro: “… porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gn 2:17). Esta lección por supuesto no fue entendida ni impuesta a Adán allí mismo, si no que nuestro amoroso Dios, se dio el tiempo necesario para exponerla a sus descendientes, cuando éstos ya tuvieran las condiciones y la capacidad de poder concebir aquello; pero esto no quiere decir, que no fue una buena lección y una buena herramienta para salvar a Adán, pues aunque él no la entendió en su plenitud, Dios solo le exigió lo justo, lo que él entendía y podía realizar; y así esta lección ha ido avanzando en su profundidad, hasta los días en que el hombre ha estado en condiciones de aceptar, que Jesús es el cordero de Dios que puede quitar el pecado del mundo (Jn 1:29). Sin embargo surge otro problema, el hombre allá en los días después de la salida del Edén, descubre que esos sacrificios y ofrendas por un lado le despojan de aquello que bien podría usar para él, y por otro lado empieza a pensar que con solo cumplir el rito debiera ser suficiente para que Dios se complazca; habían nacido así otros sentimientos y otras emociones, que a lo mejor hasta ese día, Adán y su familia no las habían experimentado; fue ese día en que Caín decide cumplir el rito, y lleva algo de lo que su huerto produjo, mientras que Abel, quien sentía más amor y respeto hacia su Dios, escoge a propósito lo mejor del producto de su trabajo para llevar su ofrenda (Gn 4:3-5) Lo que no saben estos varones, es que Dios conoce todas las cosas, y por lo tanto sabe lo que guardan sus corazones, y entonces se llega al inevitable desenlace después de la aceptación de la ofrenda de Abel y el rechazo de la de Caín, éste mata a su hermano.
El echar del Edén al hombre fue una dura y necesaria decisión de Dios, pero de ninguna manera fue gatillada por Él, quien solo pretende mostrarle al hombre como es que debe comportarse para no perder esa comunión ni su favor; y ahora Dios debe tomar otra decisión dolorosa, echar de su presencia a Caín; pero otra vez, no es Dios el que causa esta situación, si no que es el hombre el que está cometiendo error tras error, y Dios que lo ama tanto ha decido emprender un largo proceso para mostrarle que todos aquellos caminos que tome, o que se le vengan a la mente, tendrán un panorama nuevo de peligros y tentaciones, que su comunión con Dios estará siempre en juego, y que su deseo es que siempre haya esta comunión; por lo tanto Dios irá variando algunas cosas a través de las edades, por amor hacia el hombre. Es así como el hombre, a medida que va aprendiendo más cosas a cerca de su relación con Dios, con sus congéneres y con su entorno; el hombre va descubriendo, que aunque el conocimiento es muy beneficioso, este siempre vendrá acompañado de una trampa, y que él debe aprender a controlar y usar ese conocimiento para no perder la comunión con su Dios, y que en todo momento, aunque así no lo parezca, está siendo favorecido, porque Dios tiene un plan definido para el hombre que se cumplirá cuando este haya llegado al pleno conocimiento de la verdad. Por ejemplo cuando descubrió que podría usar algún trozo de metal, con ciertas características, para usarlo como medio de intercambio, el hombre descubrió el uso del dinero; pero aunque este le ha sido muy útil, también le ha traído un sinfín de problemas que cargamos incluso hasta el día de hoy, y tiene mucho que ver con nuestra comunión con Dios, pues la Biblia dice que: “la raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (1Tim 6:10). Pero este proceso de avance en el aprendizaje del hombre a través de la historia, ha sido muy lento, y se ha dado a través de diversas etapas, por lo tanto Dios en su amor hacia el ser humano ha ido dándole en cada una de estas etapas de su evolución cognoscitiva, un elemento de juicio, en donde pueda basar su actuar con respecto a Dios primeramente y luego con respecto a sus congéneres y a su entorno; porque todo gira alrededor de esos tres componentes de nuestra existencia, Dios, el hombre, y el mundo donde vive y aquel donde vivirá. Dios es el que creó todo lo que hay, para que aquel ser que Él tanto ama pueda vivir en ese medio; entonces es el hombre, el responsable de manejar la creación, disfrutar de sus bondades y sus maravillas, y de demostrar a Dios que desea tener comunión con él para siempre.
En esta evolución cognoscitiva del hombre y su relación con Dios, se ha desenvuelto toda la historia de la humanidad; el hombre recibió de Dios la facultad de dominar a todas las bestias, pero también descubrió que puede gobernar sobre sus hermanos, que puede dominarlos a tal grado que le sirvan tal como él lo desea, y no como ellos quieren; nacen así la idea de reino y de esclavitud; también descubre que son necesarias algunas reglas por las que se pueda gobernar; nacen así la idea de ley y de justicia; descubre qué ventajas tiene el acumular objetos y mercaderías, descubre que unos tienen más valor que otros, y en fin, y ha nacido así el comercio, la idea de riqueza y pobreza, la idea de territorio, el empleo de la guerra como medio para conseguir algunos de sus fines; descubre que hay necesidad de registrar los hechos, que hay necesidad de comunicarse a distancia, y expresar los sentimientos, naciendo así la escritura, el arte la música. Y así el hombre ha ido evolucionando a través de las edades, y en cada etapa él ha descubierto mejores formas de convivir y de aprovechar los recursos de su entorno; llegando hasta nuestros días en que las cosas son tan diferentes de aquellos días en que Caín y Abel usaron solo lo más básico, para llevarle una ofrenda al Altísimo. Sin embargo, junto con ese avance, también el hombre descubre que Dios le ha ido dando nuevas formas y requisitos para no perder esa comunión y para que el hombre siempre pueda adorarlo, aún con sus nuevas maneras y recursos; mas el hombre, cada vez se ha sentido más lejano a su creador, y en la lejanía de su presencia muchas veces se encontró confundido adorando a las criaturas a quienes temía, por el peligro que representaban para él, o adorando a seres extraordinarios, a quienes admira por sus especiales características y en todo eso le parece que Dios está mezclado, por lo que decide adorarlos; comienza a adorar a la tierra, que es de dónde saca su pan y su sustento, decide adorar los ríos, porque son su fuente de vida, adora a las estrellas, adora a otros seres humanos que en su tiempo fueron especiales para él, por diferentes razones; en su ignorancia mezcla estas cosas, y todo su actuar gira en torno a los dioses que él mismo se ha construido y a quienes está dispuesto a servir, y teme a ellos como si fueran el verdadero Dios a quien por supuesto no conoce y esto es lo que la Biblia llama idolatría, infidelidad y fornicación espiritual; y aun aquellos que por diversas razones se han mantenido en contacto con el verdadero Dios, el progreso les ha traído muchos problemas y dificultades para ser fieles.
Esto ha sido inevitable, pero Dios ama al hombre, por lo que sigue en la tarea de llevarlo al verdadero conocimiento, sin imponerle nada a la fuerza, sino proporcionándole cada vez más elementos y razones de acuerdo al estado de su mentalidad, por las que este pueda afirmar sus pasos y caminar a su lado; como ejemplo diremos que, es así como algunos se confunden al enterarse de que en las leyes que le entregó a Moisés, Dios permite que los hombres puedan repudiar a sus mujeres y darles una carta de divorcio, y luego en los días de Jesús esta acción queda completamente prohibida ( Mr 10:2-9) El proceso de aprendizaje ha sido lento y necesita de diferentes lecciones a través de las diferentes edades, y a esas edades que tienen cada una su propia característica de relación entre Dios y el hombre, es lo que llamamos dispensaciones o revelación gradual del plan de Dios para el hombre; y que decididamente estas dispensaciones están bien marcadas en la Biblia por eventos muy importantes que a veces parecen tener cambios muy radicales, pero como dijimos arriba, no son gatillados por Dios, ni es él quien está haciendo correcciones de último momento, si no que todo obedece a un definido plan, de partió incluso antes de la fundación del mundo y que ha ido en avance hacia ese objetivo único: “el de reunir al hombre con su Dios”. Cada dispensación tiene una propuesta, un proceso de enseñanza, y un final, que generalmente es trágico, demostrando que el hombre no aprendió bien la lección, pero el Señor sabe que dentro de esa generalidad, hay muchos que sí lo hicieron bien, y que estos vivirán con él algún día, y también servirán para soporte de las generaciones venideras.
Es verdad que para el estudiante moderno de la Biblia, es mucho más fácil el entender este proceso, porque puede mirar hacia atrás y ver cómo han sucedido todas las cosas; pero debemos considerar que para el hombre moderno es también mucho más difícil cumplir con aquello que entiende, porque el medio donde se desenvuelve, es un medio absorbente y ha puesto sus bases en el materialismo; mientras que en las generaciones antiguas, el conocimiento de este plan divino era escaso, dependiendo por supuesto en la edad que nos ubiquemos, pero ellos tenían la ventaja de que eran más sencillos e inocentes, y que lo poco que entendían lo aplicaban muy bien a sus vidas; el entorno sencillo en que vivían se lo permitía y las reglas que Dios les había puesto en ese momento también eran diferentes, pero aún así siempre estuvo expuesto a las fuerzas del mal y muchas veces se encontró preso del pecado. Es así como nos damos cuenta hoy, de la gran sabiduría de Dios para conducir esto a través de los siglos, sin ignorar aquello de lo que el hombre es capaz, como en estos días tenemos un gran avance en conocimientos, y no por eso el propósito de Dios amaina, ni encuentra que es difícil guiar al hombre hacia el camino de la justicia.
Es verdad que la doctrina de las dispensaciones, no está explicada en la Biblia, y esta viene a ser la razón principal por la que es rechazada por algunos que tienen otra forma de ver las cosas, con respecto al hombre y su Dios. Pero lo cierto es que esas personas, tienen muchos más problemas para defender su posición, porque primeramente ellos se ven obligados a alegorizar algunos pasajes para poderlos acomodar a sus ideas; y cuando no les conviene ellos se afirman en una interpretación literal; y lo peor es que ellos tampoco tienen ninguna fuente bíblica que sostenga su teoría. Es por eso que el dispensacionalismo, ha tenido una gran aceptación y crecimiento en estos últimos tiempos, y eso de que es una idea tan moderna y que nadie en la antigüedad la había concebido, también viene a ser un pensamiento muy antojadizo, pues la Biblia en si nos presenta varios pasajes que apoyan mucho mas al dispensacionalismo, que a cualquier otra idea que se proponga; y así como la doctrina de la trinidad no está específicamente en ninguna parte de la Biblia, mas eso no quiere decir que no sea verdadera; pues al observar las escrituras, el estudiante bíblico se dará cuenta que es la única vía para entender bien todo el mensaje que trae la Biblia a cerca de un Dios único, pero trino; así también la doctrina de las edades, es una enseñanza integral a través de toda la Biblia, y si los grandes estudiosos la han aceptado plenamente, no es por una cierta simpatía de sus defensores o por una corazonada; sino es porque ese es el mensaje de fondo en las escrituras. También es verdad que dentro de los que aceptan esta clase de doctrina, me refiero a las dispensaciones, hay bastantes diferencias en su planteamiento, y esto es inevitable porque es muy difícil encasillar y concluir todos en lo mismo; pero esta variedad, no es una falta de seriedad ni de sustentación bíblica, sino que es fruto del desarrollo de esta doctrina que irá seguramente aunándose más con el tiempo. Pero esto no es nada diferente en las otras tendencias de interpretación bíblica, donde sí que se ven cosas muy raras y cambiantes, pues alegorizar un pasaje puede resultar en cientos de desenlaces, para ese pasaje; pero el dispensacionalismo, tiene a su favor y como base la interpretación literal, ellos no andan rebuscando ni ideando un resultado para cierto pasaje, pues la interpretación se hace respetando la historicidad, la literalidad, la filología y otros elementos que pueda contener el pasaje, respetando por supuesto aquello que es alegórico, y cuya aplicación de acuerdo a las mismas escrituras es obvio. Es así, entonces que los que no tienen una interpretación literal y no siguen al dispensacionalismo, tienen también, y mucho más, conclusiones diferentes entre ellos, a tal grado que algunos se encuentran en un terreno tan complicado, que casi se diría que son más dispensacionalistas que ‘alegoristas’ o ‘pactistas’, aunque ellos no lo quieran aceptar.
Más adelante comentaremos las edades o dispensaciones por separado; por ahora nuestro objetivo solo es hacerle ver que hay un plan definido por Dios y que ha estado, está y estará de acuerdo con la evolución del pensamiento humano, y no solo en su forma de pensar, sino también en su avance científico y tecnológico, hasta el final de los tiempos. Amén.
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