Continuación...
Es difícil precisar el momento y el cómo empieza esta era, pues la verdad es que la Biblia no es tan detallada en este sentido. Ya hemos dicho varias veces que viene la tribulación y luego la era del milenio, pero el cómo se lleva a cabo esa transición, no lo podemos saber con exactitud; y de hecho cuando el profeta Daniel tuvo una visión del tiempo tribulacional, también quedó algo confundido, y a pesar de que pidió alguna aclaración, no le fue dada; y… por supuesto que asumimos que Dios tenía, y aún tiene buenas razones para no entregarnos toda esta información como a nosotros nos gustaría; y es más, asumimos con un corazón contento, que las razones que tiene nuestro Dios, siempre están a nuestro favor; pero veamos lo que dicen algunos pasajes de las escrituras, a cerca de esto: “Y (yo Daniel) oí al varón vestido de lino (que era Jesucristo mismo), que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos (o sea por el Dios eterno), que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo (esto es lo mismo que decir: un año, dos años y la mitad de un año). Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo todas estas cosas serán cumplidas. Y yo (Daniel) oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas? (o preguntado de otra forma: ¿cómo terminarán estas cosas?) El respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados (esta es una referencia a la aflicción que sufrirán algunos israelitas y otros ciudadanos del mundo; pero que gracias a esa tribulación terrible, ellos se aferrarán a Dios con todas sus fuerzas y serán tomados en cuenta entre los salvos de la tribulación); los impíos procederán impíamente (o sea los impíos durante esta época, no mostrarán ningún arrepentimiento, y se unirán al Anticristo), y ninguno de los impíos entenderá (lo que está sucediendo), pero los entendidos (hijos de Dios) comprenderán. Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días. Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días” (Dn 12:7-13) Aquí se presentan algunas dificultades, para poder precisar el tiempo; y, como vimos al iniciar el párrafo, y bajo el juramento de Jesús mismo, se mencionó un periodo de tres años y medio usando por supuesto la expresión ‘tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo’; y esto concuerda perfectamente con la información de Apocalipsis, que dice que la ‘Gran tribulación’ durará mil doscientos sesenta días (Ap 12:6) o un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo (Ap 12:14) o cuarenta y dos meses (Ap 11:2 y 13:5) que es admirablemente la misma cantidad de tiempo; pues si tomamos en cuenta, que en profecía, los meses solo constan de 30 días; entonces todos estos datos quedan completamente confirmados, y en absoluta armonía. La primera dificultad que se presenta, al leer en el final del párrafo que transcribimos, es cuando dice: ‘Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días’. Aquí aparecen treinta días de diferencia, con respecto a los datos que están mencionados arriba; y para zanjar esto diremos, y como algunos están de acuerdo, que lo más probable es que esos cuarenta y dos meses, o mil doscientos sesenta días, sean un periodo que debe llamarse propiamente ‘la gran tribulación’; es decir el periodo en que el pueblo creyente en los días de la tribulación sea probado, y limpiado y emblanquecido, gracias a la presión, persecución, maltrato, vejación y todo lo que suceda de parte del Anticristo y sus seguidores a nivel de todo el mundo; luego los treinta días adicionales que aparecen, pueden ser el tiempo en que el Anticristo logra triunfar sobre todo y sobre todos, y logra establecerse en Jerusalén, y entrar en el templo, para sentarse allí como si fuera un dios, pretendiendo ser adorado como tal; lo que vendría a ser la gota que rebalsa el vaso, y que causa el descenso de Jesús a la tierra, para aniquilar a este hombre de pecado, y a todos sus seguidores. Veamos lo que dicen algunos pasajes, en apoyo a esta idea: “Nadie os engañe en ninguna manera (esta es una advertencia a los cristianos de todas las épocas); porque (Jesús) no vendrá sin que antes venga la apostasía (o el apartamiento de la verdad y mundanalización de una parte de la iglesia, entiéndase también aparición de falsas religiones, que dicho sea de paso, ya tiene su cumplimiento muy avanzado en nuestros días), y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición (que también se llama, Anticristo, y cuya aparición está aún en el futuro de nuestros días), el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto (es decir iglesia, cristianos, Biblia, templo futuro de Dios en Jerusalén, etc.); tanto que se sienta en el templo de Dios (que estará en Jerusalén) como Dios, haciéndose pasar por Dios (ya al final del periodo de la tribulación)” (2Tes 2:3-4) Otro pasaje dice los siguiente: “También se le dio (al Anticristo) boca que hablaba grandes cosas y blasfemias (contra Dios); y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses (que es el periodo de la tribulación, propiamente dicha). Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo (o templo), y de los que moran en el cielo. Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos… (Esto nos indica claramente, que hay un momento en que él se siente vencedor)” (Ap 13:5-7) Y así también lo confirma otro versículo que habla figuradamente de la aparición del Anticristo; este nos cuenta de cómo él entra en un caballo blanco, símbolo de poder y gobierno, tiene un arco en su mano, que es símbolo de guerra, y aunque no es un genuino gobernante, Dios le concederá ese título, otorgándole una corona, y desde un principio él está destinado a tener éxito en su cometido y a vencer momentáneamente; el versículo dice: “Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer” (Ap 6:2)
Otros se inclinan por pensar que esos treinta días, de los que estamos hablando, será la duración de la guerra de Armagedón, que por supuesto, por todo lo que pasará en esa guerra, se asume que tendrá una cierta duración, y que no será un aniquilamiento instantáneo del Anticristo y sus seguidores; veamos algunas cosas, como ejemplo, de lo que pasará en esos días, y que podría resultar en apoyo a esta idea: “Tú pues, (Ezequiel) hijo de hombre, profetiza contra Gog (que es el Anticristo), y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal (que es una forma de decir ‘naciones del mundo’) Y te quebrantaré, y te conduciré y te haré subir de las partes del norte (probablemente desde Rusia), y te traeré sobre los montes de Israel (clara mención al apronte para la guerra de Armagedón); y sacaré tu arco de tu mano izquierda (se refiere a ese arco que traía en su aparición en Ap 6:2, y que es símbolo de la guerra), y derribaré tus saetas de tu mano derecha (es una forma de decir que, el poder de las armas del Anticristo, no podrán cumplir su cometido, tal como él piensa). Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus tropas, y los pueblos que fueron contigo; (y una vez que te haya aniquilado) a aves de rapiña de toda especie, y a las fieras del campo, te he dado por comida. Sobre la faz del campo caerás; porque yo he hablado, dice Jehová el Señor. Y enviaré (una lluvia de) fuego sobre Magog (otra forma de decir ‘mundo’), y sobre los que moran con seguridad en las costas (o mejor dicho, sobre los que piensan que viven en seguridad, allende los mares); y sabrán que yo soy Jehová” (Ez 39:1-6) Otro pasaje del Apocalipsis cuenta así esta escena: “El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente (o sea para facilitar el avance de los ejércitos del Anticristo y sus seguidores; que Ezequiel dice que vendrán del norte, y aquí dice del oriente, entendiéndose finalmente que los países más importantes que se unirán al Anticristo, están en el cuadrante noreste de Jerusalén). Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo (entiéndase bien que lo principal vendrá del noreste, pero en esta guerra, todo el mundo estará involucrado), para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza (este es una aclaración de que hasta esos días, mucha gente aún no aceptará la venida de Jesús; más cuando suceda, algunos entenderán tardíamente y se sentirán avergonzados). Y los reunió (el Anticristo, a los ejércitos del mundo) en el lugar que en hebreo se llama Armagedón” (Ap 16:12-16) Hay muchísimos pasajes que hablan de los detalles de esa guerra, y por los que se deduce que para que sucedan tales cosas, evidentemente se precisa de un tiempo, por lo que estos 30 días incluso podrían ser pocos. Transcribiremos un último pasaje, que nos cuenta algunos de esos hechos: “Y esta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén (o que se reunirán para la guerra de Armagedón): la carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán en las cuencas sus ojos, y la lengua se les deshará en su boca (probablemente por el uso de algunas armas químicas o biológicas, que afectarán a muchos de esos ejércitos) (Otras versiones incluyen: ‘y la misma será la plaga en los caballos, camellos, mulos y asnos, y de todo el ganado que haya en esos campamentos’. Clara mención a que los pertrechos de guerra, y la logística, también serán afectados). Y acontecerá en aquel día que habrá entre ellos gran pánico enviado por Jehová; y (ese pánico, lo más probable es que sea producido por ellos mismo, por el peligro de hacer explotar esas armas letales en medio de ellos; porque dice claramente que) trabará cada uno de la mano de su compañero, y levantará su mano contra la mano de su compañero (o sea habrá tal confusión, y desacuerdos, que finalmente acabarán atacándose los unos a los otros)” (Zac 14:12-13)
Aunque uno de los pasajes que ya vimos, parece decir que Jesús matará al Anticristo, cuando dice: ‘Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus tropas, y los pueblos que fueron contigo; a aves de rapiña de toda especie, y a las fieras del campo, te he dado por comida. Sobre la faz del campo caerás’; hemos de ver que ésta es una metonimia, ya que al nombrar de manera personal al anticristo, en realidad lo que se quiere decir, es que caerá y terminará ese orgullo que él tiene, el proyecto y la osadía que ha intentado; pero en realidad el Anticristo será apresado vivo y junto con su ayudante, el falso profeta; ellos serán los primeros seres que recibirá el infierno, y solo aquellos que conformaron sus ejércitos serán pasto de las fieras; el Apocalipsis lo relata así: “Y (el Anticristo o) la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás (incrédulos y rebeldes) fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo (o sea Jesucristo), y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos” (Ap 19:20-21)
Estas pueden ser algunas de las explicaciones que se puedan dar para la aparición de esos treinta días adicionales, lo que finalmente llegaremos a saber con exactitud, solo cuando esas cosas sucedan. Pero aparte de esos treinta días de diferencia entre los mil doscientos sesenta y los mil doscientos noventa; aparecen otros cuarenta y cinco días más, pues dice: “Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días” (Dn 12:11-12) Como ya dijimos, es muy difícil dogmatizar a cerca de esos periodos que se mencionan aquí, pero es evidente que los sucesos de esos días tendrán en cuenta estos tiempos; muchos se inclinan por pensar que esos cuarenta y cinco días puede referirse a la duración del juicio de los santos o salvos; otros se inclinan por pensar que ese puede ser un tiempo en que se organice el gobierno de Jesús y toda la estructura de este, para poder ser un gobierno mundial de justicia y de paz; pero la verdad es que no tenemos como aseverar estas ideas, si bien diremos que hay al parecer varios periodos que están mencionados y que por supuesto sucederán al inicio de la era milenial, pero el orden o la relación de ellos, no se pueden dar claramente. Lo más importante en este caso, es esa bienaventuranza para aquellos que logren llegar hasta ese punto, pues dice: ‘Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días’; es como si el Señor nos tratara de decir: ¡Que felices serán!, todos aquellos que logren estar de pie en ese día. Y al decir de pie, no me refiero a que no murieron en los días de la tribulación, sino que fueron fieles a Jesús hasta ese momento, pues la Biblia nos enseña que aquel que cree en Jesús, aunque esté muerto vivirá (Jn 11:25).
Pero, retomemos el hilo de lo que veníamos diciendo; hablemos un poco de ese juicio que se mencionó y de los primeros hechos de la era milenial, pues independiente de los tiempos, estos hechos están descritos en la Biblia; uno de esos pasajes dice: “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años (o sea por todo el periodo de la era milenial); y lo arrojó al abismo (entiéndase bien que el abismo, no es el infierno), y lo encerró, y puso su sello sobre él (o sea el ángel pone un sello sobre el abismo, para que nadie salga de allí, pues allí estará junto con Satanás toda la gente incrédula, que murió a través de todas las edades, y también en los días de la tribulación), para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años (esto habla claramente que durante el milenio, no estará Satanás libre por el mundo); y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo (eso lo estudiaremos más adelante). Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar (o sea se conforma un tribunal); y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años (fíjese que aquí vuelven a la vida, solo aquellos que creyeron y fueron fieles a Jesús, durante sus vidas). Pero los otros muertos (y esta es una clara referencia a los muertos incrédulos) no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años (o sea, todos los incrédulos, volverán a vivir físicamente al final del milenio, y el motivo para eso, lo estudiaremos en su momento). Esta es la primera resurrección (o sea se llama primera resurrección, a la resurrección de los justos, y que se lleva a cabo antes de que empiece el milenio). Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte (que significa ser echado al infierno) no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años (o dicho de otra forma, pertenecerán al reino de Cristo, durante el milenio)” (Ap 20:1-6) El profeta Daniel, cerca de seis siglos antes que Juan y el Apocalipsis, también tuvo visiones a cerca de este asunto, él escribió: “Estuve mirando (porque esta es una visión del profeta) hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días (o sea Dios mismo), cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían (se refiere a los ángeles del cielo), y millones de millones asistían delante de él (asistían a ese juicio); el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos. Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno (entiéndase aquí como cuerno, el Anticristo); miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego (una forma resumida de lo que pasará en la guerra de Armagedón y el destino del Anticristo, que como ya dijimos, finalmente será echado en el infierno). Habían también quitado a las otras bestias su dominio (estas bestias, aquí representan a la humanidad incrédula), pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo (o sea hasta los días de la tribulación, pues esta prolongación de la vida de esas bestias, es de alguna manera de lo que estamos hablando, es la prolongación de las diferentes dispensaciones y que tendrán su fin aquí). Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre (que es una visión de la segunda venida de Jesucristo), que vino hasta el Anciano de días (o sea Dios, el Padre), y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran (esta es una mención, del comienzo del gobierno mundial de Jesús); su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido (pues Jesús, no solo será el rey durante el milenio, sino que lo será por toda la eternidad)” (Dn 7:9-14) Sin embargo para reafirmar más la idea de Apocalipsis, Daniel también resalta, que este juicio solo será de los salvos, él dice: “Y veía yo que este cuerno (o sea el Anticristo) hacía guerra contra los santos, y los vencía, hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino” (Dn 7:21-22) Nótese bien, que aquí no se menciona a los incrédulos, pues ellos como dijimos, tendrán un juicio aparte, y que será al final del milenio; y que hasta ese tiempo permanecerán muertos y presos en el mismo lugar donde fue echado Satanás, o sea en el hades o abismo.
Este artículo continuará proximamente. saludos y bendiciones.
Hebreos 1:1-2
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quién constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.
22 de noviembre de 2010
15 de noviembre de 2010
La dispensación del gobierno de Dios.
Para abordar este tema, seguiremos con ese estilo que habíamos adoptado en nuestro anterior artículo; vale decir, que usaremos algunos versículos que tratan de este tema en la Biblia, y que dicho sea de paso, son muy abundantes; y entre medio de ellos, y entre paréntesis añadiremos alguna palabra aclaratoria, pues así hacemos todo mucho más comprensivo. El único propósito de hacer esas inclusiones en los versículos, es el de aclarar la idea, especialmente para aquellas personas que no han tenido suficiente estudio bíblico; pues como el tema en las escrituras es muy amplio, y no está precisamente ordenado, entonces para extraer la sustancia de estas verdades se hace necesario, poner ese especial cuidado al leer a cerca de estas cosas; y en muchos casos se hace necesario el contexto, y en otros tantos, se hace necesaria la complementación con otros pasajes. Nos esforzaremos en llevar a nuestros queridos lectores, este apasionante tema, de la manera más llana posible, pues de la comprensión de estas cosas puede depender nuestra salvación y vida eterna; allá vamos entonces, con nuestro propósito.
La dispensación del gobierno milenial o del gobierno de Dios; es un periodo futuro, donde según la Biblia, Cristo gobernará este mundo personalmente. Este periodo es también llamado ‘El milenio’, porque según las escrituras tendrá una duración de mil años (Ap 20:2, 3, 4, 5, 6). Pero, para llegar a esta era, ha sido necesario que la humanidad pase por todas esas otras etapas o dispensaciones, de las que hemos venido hablando, incluida la tribulación que tiene una duración de siete años, como ya vimos.
Con los días de la tribulación, se han terminado todas las anteriores dispensaciones, porque ésta es una nueva dispensación, y es muy diferente a las demás. Para saber a cerca de esa diferencia, debemos hablar sobre la situación de cada una de esas etapas o dispensaciones, al empezar el milenio: La dispensación de la inocencia por ejemplo, que es la primera en orden sucesivo; y, aunque muy poco de eso ya quedaba antes de la tribulación no podemos ignorar que muchos no alcanzaron la salvación en el tiempo de la gracia y otros pasaron por ese tiempo terrible de tribulación; porque precisamente fueron lo suficiente y admirablemente inocentes, como para dejarse atrapar por las mentiras de Satanás y del Anticristo. Pero inocentes, ya no habrá en la dispensación milenial; inocentes en el sentido de ser ingenuos o inofensivos, pues la Biblia dice: “No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte (otra forma de decir, en todo mi reino); porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Is 11:9). Este versículo corresponde a la era milenial, y dice que allí nadie hará nada malo, ni hará ningún daño a nadie, porque todos conocerán muy bien a Dios, recordemos que en esa época solo vivirán en la tierra los creyentes fieles; y si volvemos nuestra mirada hacia el primer pecado del hombre, allá en el Edén, ellos cayeron justamente porque no conocían el bien ni el mal y eran muy inocentes; pero en la era milenial todos tendrán todo bien claro, todos conocerán la verdad, y esta verdad los hará libres de cometer errores (Jn 8:32). Los que sí, estarán en el milenio serán los inocentes en el sentido de ser sin culpa, porque Dios en su gracia los habrá declarado limpios.
De la dispensación de la consciencia, tampoco quedaba casi nada en los días de la tribulación, pues la consciencia del ser humano, había sido adormecida completamente, y aunque cada uno sabía lo que había hecho con respecto a Dios, la adormecida consciencia de cada cual, no le permitía reaccionar, y tampoco esa gente pudo pasar más allá de la tribulación; solo lo hicieron aquellos que se esforzaron en mantener un corazón sensible ante Dios. Veamos un solo ejemplo de los muchos que hay en la Biblia, a cerca de esto: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán (o se apartarán) de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de (predicadores) mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad” (1Tim 4:1-4). Verá usted, este pasaje es un fiel reflejo de lo que pasa hoy, de cómo han aparecido tantas religiones, y de cómo ellas atrapan a la gente y no se dan cuenta de manera consciente de lo que están haciendo, pues dice que sus conciencias están ‘cauterizadas’, y eso es más que adormecerlas, es casi matar las consciencias para que no sientan ningún reproche desde su interior; y aquí, hasta se menciona lo que esas personas dicen, predican y defienden; y esta situación se irá haciendo cada vez mas critica, hacia el final de la presente era, y en los días de la tribulación, alcanzará su grado máximo.
Conservando el orden, nos toca hablar de la dispensación del gobierno humano, que nominalmente terminó junto con el diluvio universal; más ella es la única que ha permanecido en el tiempo y que lejos de amainar, se ha extendido por todo el mundo, y muchas veces le ha parecido al hombre que está a punto de lograr un gobierno mundial; y en los días de la tribulación ha llegado a su auge, porque le ha parecido que al fin ese líder único y excelso que el hombre siempre pensó que se necesitaba, ha llegado. Pero, como lo comentamos oportunamente, allí terminó esta dispensación de manera brusca; el hombre se dio cuenta tardíamente que nunca podría gobernar el mundo de una manera ideal, ni siquiera mantener en buen estado aquello que Dios le había entregado en el principio, allá en el Edén; sino que lo único que hizo a lo largo de toda su existencia, fue destruir la creación de Dios, y no hablamos solamente de las cosas materiales, sino más bien de la destrucción de las conciencias humanas, y que como resultado colateral, también fue dañado el planeta. La tribulación termina con toda la rebelión del hombre, con todo el racionalismo, con todo el materialismo, con todo el humanismo, con todo panteísmo, y con todo lo que está en el corazón y la mente del hombre, que le hace pensar que en este mundo no necesita de Dios; allí se destruye a los rebeldes y solo se conserva a los fieles, para que puedan estar en la siguiente era, que es la del milenio. La Biblia a este respecto, afirma: “Y se airaron las naciones (contra ti oh Dios), y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos (porque, no porque estén muertos, se librarán de tus juicios), y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes (que, aunque hayan muerto por causa de ti, se levantarán otra vez, para recibir ese premio, que es vivir junto a ti en el milenio y por la eternidad), y (también ha llegado la hora) de destruir a los que destruyen la tierra” (Ap 11:18); al decir ‘los que destruyen la tierra’, no estamos diciendo que los creyentes estuvieron completamente exentos de toda responsabilidad en cuanto a la destrucción del planeta se trata, muchos de ellos pudieron haber contribuido, y en muchas maneras a esto; pero para Dios que puede rehacer el mundo con solo una palabra, no es tan importante el estado del planeta, sino que es importante la actitud de cada cual, con respecto a su responsabilidad frente a Dios; para él es más triste, ver como el hombre ha destruido su consciencia y a contaminado con sus pensamientos racionales a toda la creación, ayudando así a Satanás, a cumplir su cometido de apartar a la humanidad de su Dios, para ser echados finalmente junto con él al infierno; para Dios es más triste que el hombre haya perdido el temor a su creador, llegando a ignorar completamente sus advertencias y preceptos. Al hombre de hoy, le parece absurdo tener que hablar de ‘Temor de Dios’.
Regresando a nuestro punto de vista de las dispensaciones, tenemos que decir que la dispensación de la fe y las promesas, también se había reducido casi a la extinción en los días del Anticristo; Jesús habló de eso así: “Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mt 24:10-12); esto no es más que otra forma de decir, que en la tribulación habrá muy poca fe; pues a pesar de que algunos se dan cuenta de lo que está sucediendo, no podrán mantener la cordura, y tropezaran, y caerán en las manos de ese ser malévolo. Entendamos pues que hoy también caemos, por las mismas razones, digo, por la falta de fe; porque fe, es creer en las promesas de Dios, sin haberlas visto, y las promesas de Dios para el hombre están incluso más allá de la tribulación; y la fe, llega a nosotros por el oír y guardar en lo profundo de nuestro corazón, la palabra de Dios.
Y, ¿Qué diremos con respecto a la dispensación de la ley? Diremos que esta dispensación terminó nominalmente con la primera venida de Jesús, leamos aquí algo que él mismo dijo: “La ley y los profetas eran hasta Juan (se refería a Juan, el bautista); desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos (los ciudadanos del mundo, no solo los judíos) se esfuerzan (ahora) por entrar en él” (Lc 16:16). Dijimos en su momento, que la ley fue dada solo al pueblo de Israel; y es así como ese periodo desde Moisés en el Sinaí, hasta la primera venida de Jesús se llama ‘la dispensación de la ley’; pero, por supuesto que en esa extensión de la idea, y que han tenido de alguna manera todas las dispensaciones, la enseñanza de la ley cumple hasta los días de la tribulación, un papel muy importante en la mente y el corazón de cada ser humano; ese concepto de ley se grabó muy bien en toda la gente del mundo, y a partir de ese concepto, todos nos damos cuenta que no es posible cumplir a cabalidad cualquier clase de ley, y menos una que viniera de parte de Dios. Y dijimos también, que eso sirvió para que toda la gente pudiera reconocer su pecado delante de Dios, y reconocer que sin su ayuda nadie podría ser salvo, y que ese hecho, preparó el camino para que venga a nosotros la dispensación de la gracia. La Biblia a ese respecto, dice: “ya que por las obras de la ley (o por cumplir la ley) ningún ser humano será justificado delante de él (o sea de Dios); porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Ro 3:20); y luego dice: “…porque sin la ley el pecado está muerto (o dicho de otra forma, sin la ley nadie se dará cuenta de que es pecador)” (Ro 7:8) Y, este concepto es el que finalmente acaba condenando a los incrédulos, incluso en los días de la tribulación; porque la Biblia asegura, y nosotros los que no somos judíos también lo sabemos; que Dios escribió su ley en el corazón del hombre, y así cada cual puede darse cuenta de que no está cumpliendo a cabalidad esa ley, y por lo tanto, en aquel día nadie tendrá excusa. No se trata solo de esa ley que fue entregada a Moisés en el Sinaí, sino que se trata del concepto de ley, del concepto de justicia, del concepto de cumplimiento, que nosotros mismo hemos acuñado dentro de nosotros; y que por supuesto, la dispensación de la ley, ayudo mucho a que tomáramos consciencia de esto en su debido tiempo; pero Dios sabe, que nosotros sabemos muy bien qué es lo que se debiera hacer frente a sus designios y preceptos, y sabe también que a propósito muchos de nosotros no hacemos aquello que pensamos que se debe hacer; y también están aquellos que aunque no son judíos, se aferran a querer cumplir algunos puntos de la ley de Moisés, para aparentar que son los únicos que están cumpliendo lo que Dios dice, y ellos mismos saben que eso no es así, y que la ley de Dios es prácticamente imposible cumplirla. Hay un pasaje que pienso que nos ayudará a discernir esto, dice: “Porque todos los que sin ley (se refiere a la ley de Moisés) han pecado, sin (esa) ley también perecerán (o serán condenados, sin ser juzgados por la ley Moisés); y todos los que bajo la ley (de Moisés) han pecado, por la ley (de Moisés) serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados (y aquí no se refiere solo a la ley de Moisés, sino a cualquier criterio de ley y justicia que el hombre haya acuñado en su corazón, o dicho de otra forma, el hombre será juzgado por lo que él piensa que es correcto hacer delante de Dios, incluida por supuesto la ley de Moisés). Porque cuando los gentiles (o los que no son israelitas) que no tienen ley (de Moisés), hacen por naturaleza lo que es de la ley (esa ley que ellos mismo, se han auto impuesto), éstos (preceptos de los hombres), aunque no tengan ley (de Moisés), son ley para sí mismos (o sea, es ley para ellos aquello que ellos mismo asumieron como norma de justicia delante de Dios, incluso si eso solo es un criterio personal o particular de alguien), mostrando la obra de la ley (de Dios) escrita en sus corazones, dando testimonio (de lo que están haciendo) su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos (porque cada cual, sabrá muy bien lo que ha hecho delante de Dios), en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio (ha dicho el apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo)” (Ro 2:12-16)
Nos toca también decir algo a cerca de la dispensación de la gracia, que es la última que se dio al hombre en orden sucesivo, y casi diríamos que es como continuar hablando de la ley, pues como acabamos de mencionar, la ley nos hace dar cuenta de que no podremos presentarnos ante Dios sin faltas. Es imposible cumplir la ley, y ni siquiera pensemos en la ley de Dios solamente, si no en las leyes humanas; pues todos los ciudadanos de Chile por ejemplo, sin ninguna excepción, ha cometido alguna falta a alguna de las tantas leyes que hay, y desde el punto de vista del cumplimiento de las leyes del país, todos serian culpables; pues en este caso la Biblia dice: “Porque cualquiera que guardare toda la ley (se refiere a la ley de Dios), pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (Stgo 2:10). Este es el gran trabajo que cumplió la extensión del concepto de la dispensación de la ley, y que hizo muy, pero muy necesario que viniese de parte de Dios, la siguiente dispensación, la de la gracia; pues la gracia de Dios, es justamente el perdonar nuestras faltas, después de haber reconocido que no podemos ser limpios delante de Dios, por nuestros propios méritos, sino que necesitamos ser salvos por la gracia de Dios, por gracia hemos sido declarados limpios; y todo aquel que no aproveche esta gran oportunidad que Dios ha dado al hombre, es mucho más que un necio. Pondremos un breve ejemplo bíblico de lo que estamos diciendo aquí: “Y él (se refiere a Jesús) os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo (porque Dios nos acusa a todos de haber andado en pecado), siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire (o sea el diablo), el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia (o sea, en los que aun no se acogen a la gracia de Dios), entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús (esta es una afirmación, para el futuro, pues luego de morir todo creyente seguirá esa trayectoria: vida después de la muerte, y visita a los lugares celestiales, junto con Cristo), para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros (o mejor dicho, no lo han conseguido ustedes), pues es don (o dádiva) de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (o dicho en otra forma, no por lo que hayan hecho, para que nadie ponga su confianza en sí mismo, sino solo en la gracia de Dios)” (Ef 2:1-9). Y al empezar el milenio diremos que, si bien la dispensación de la gracia terminó un momento antes de que empezara la tribulación, con el arrebatamiento de la iglesia y con la salida del Espíritu Santo de este mundo; esta dádiva de Dios, aún continúa en los días de la era milenial. Una de las razones para que esta gracia de parte de Dios hacia el hombre continúe, es porque el hombre siempre la necesitará, y luego, porque Dios es lleno de misericordia para con aquellos que le aman y temen su nombre; pues nunca nadie podrá vivir, sin necesitar de Dios, de su santo auxilio y sin cometer ninguna clase de falta, por lo tanto la gracia de Dios estará siempre presente en todo tiempo; como un ejemplo de lo que decimos aquí, tomaremos los siguientes versículos: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa (de Cristo) se ha preparado. Y a ella se le ha concedido (o como dice otra versión, se le ha permitido) que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente…” (Ap 19:7-8); aquí dice claramente, que a la esposa del Cordero (que constituyen todos los creyentes fieles), a pesar de haberse preparado, no le correspondía vestirse de lino fino, pero el Señor en su gracia le ha permitido hacerlo; así es la gracia de Dios, y este pasaje está ubicado cronológicamente mas allá de la tribulación, lo que nos enseña claramente que aún ahí la gracia está vigente.
En definitiva, tenemos que decir que la gracia divina para el hombre aún está en la era milenial, pero la dispensación de la gracia terminará antes de que empiece la tribulación, porque ella es promovida por el Espíritu Santo y es dada a la iglesia, los que serán quitados de este mundo, antes de que venga el ministerio del Anticristo; veamos algún pasaje que nos habla de eso: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque (Jesús) no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado (o sea el Anticristo), el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios (en Jerusalén), haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? (Pablo es el que hace esta pregunta a los tesalonicenses) Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene (se refiere al Espíritu Santo que actúa mediante la iglesia), a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio (de este mundo). Y entonces se manifestará aquel inicuo (o Anticristo), a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida (al final de la tribulación); inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos (podemos decir esto también así: por cuanto no recibieron el regalo de la gracia de Dios, para ser salvos)” (2Tes 2:3-10)
Este es entonces el panorama de las dispensaciones, un instante antes de que Dios mismo intervenga en la conducción de este mundo; y ahora estamos frente al portal de una nueva dispensación, que también es la última, y que se ha venido en llamar: ‘La dispensación del gobierno de Dios’. Ha sido necesario hacer esta introducción aclaratoria, a cerca de lo que pasa con cada una de las eras que hemos estudiado, pues esta dispensación que empezamos a abordar, es un tanto diferente de las anteriores; y si se pregunta, ¿Cuáles son esas diferencias? En primer lugar diremos que tiene una duración pre-establecida, y que ha sido anunciada por el Señor con muchos siglos de anticipación; luego diremos que en esta era, Jesús mismo, será el gobernante mundial, otra de las características es que, en esta era estarán solo aquellos que demostraron fidelidad a Dios en todas las anteriores dispensaciones; también tenemos que decir que este mundo será llevado a una condición mejorada en todos los aspectos, acercándose a las condiciones paradisiacas que hubo en los días de Adán, pues los animales y aún el hombre sufrirán una transformación, siendo que estos últimos estarán capacitados para vivir todo el milenio, y aún más allá, hasta llegar a la eternidad.
Este artículo continuará la proxima semana. Bendiciones...
La dispensación del gobierno milenial o del gobierno de Dios; es un periodo futuro, donde según la Biblia, Cristo gobernará este mundo personalmente. Este periodo es también llamado ‘El milenio’, porque según las escrituras tendrá una duración de mil años (Ap 20:2, 3, 4, 5, 6). Pero, para llegar a esta era, ha sido necesario que la humanidad pase por todas esas otras etapas o dispensaciones, de las que hemos venido hablando, incluida la tribulación que tiene una duración de siete años, como ya vimos.
Con los días de la tribulación, se han terminado todas las anteriores dispensaciones, porque ésta es una nueva dispensación, y es muy diferente a las demás. Para saber a cerca de esa diferencia, debemos hablar sobre la situación de cada una de esas etapas o dispensaciones, al empezar el milenio: La dispensación de la inocencia por ejemplo, que es la primera en orden sucesivo; y, aunque muy poco de eso ya quedaba antes de la tribulación no podemos ignorar que muchos no alcanzaron la salvación en el tiempo de la gracia y otros pasaron por ese tiempo terrible de tribulación; porque precisamente fueron lo suficiente y admirablemente inocentes, como para dejarse atrapar por las mentiras de Satanás y del Anticristo. Pero inocentes, ya no habrá en la dispensación milenial; inocentes en el sentido de ser ingenuos o inofensivos, pues la Biblia dice: “No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte (otra forma de decir, en todo mi reino); porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Is 11:9). Este versículo corresponde a la era milenial, y dice que allí nadie hará nada malo, ni hará ningún daño a nadie, porque todos conocerán muy bien a Dios, recordemos que en esa época solo vivirán en la tierra los creyentes fieles; y si volvemos nuestra mirada hacia el primer pecado del hombre, allá en el Edén, ellos cayeron justamente porque no conocían el bien ni el mal y eran muy inocentes; pero en la era milenial todos tendrán todo bien claro, todos conocerán la verdad, y esta verdad los hará libres de cometer errores (Jn 8:32). Los que sí, estarán en el milenio serán los inocentes en el sentido de ser sin culpa, porque Dios en su gracia los habrá declarado limpios.
De la dispensación de la consciencia, tampoco quedaba casi nada en los días de la tribulación, pues la consciencia del ser humano, había sido adormecida completamente, y aunque cada uno sabía lo que había hecho con respecto a Dios, la adormecida consciencia de cada cual, no le permitía reaccionar, y tampoco esa gente pudo pasar más allá de la tribulación; solo lo hicieron aquellos que se esforzaron en mantener un corazón sensible ante Dios. Veamos un solo ejemplo de los muchos que hay en la Biblia, a cerca de esto: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán (o se apartarán) de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de (predicadores) mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad” (1Tim 4:1-4). Verá usted, este pasaje es un fiel reflejo de lo que pasa hoy, de cómo han aparecido tantas religiones, y de cómo ellas atrapan a la gente y no se dan cuenta de manera consciente de lo que están haciendo, pues dice que sus conciencias están ‘cauterizadas’, y eso es más que adormecerlas, es casi matar las consciencias para que no sientan ningún reproche desde su interior; y aquí, hasta se menciona lo que esas personas dicen, predican y defienden; y esta situación se irá haciendo cada vez mas critica, hacia el final de la presente era, y en los días de la tribulación, alcanzará su grado máximo.
Conservando el orden, nos toca hablar de la dispensación del gobierno humano, que nominalmente terminó junto con el diluvio universal; más ella es la única que ha permanecido en el tiempo y que lejos de amainar, se ha extendido por todo el mundo, y muchas veces le ha parecido al hombre que está a punto de lograr un gobierno mundial; y en los días de la tribulación ha llegado a su auge, porque le ha parecido que al fin ese líder único y excelso que el hombre siempre pensó que se necesitaba, ha llegado. Pero, como lo comentamos oportunamente, allí terminó esta dispensación de manera brusca; el hombre se dio cuenta tardíamente que nunca podría gobernar el mundo de una manera ideal, ni siquiera mantener en buen estado aquello que Dios le había entregado en el principio, allá en el Edén; sino que lo único que hizo a lo largo de toda su existencia, fue destruir la creación de Dios, y no hablamos solamente de las cosas materiales, sino más bien de la destrucción de las conciencias humanas, y que como resultado colateral, también fue dañado el planeta. La tribulación termina con toda la rebelión del hombre, con todo el racionalismo, con todo el materialismo, con todo el humanismo, con todo panteísmo, y con todo lo que está en el corazón y la mente del hombre, que le hace pensar que en este mundo no necesita de Dios; allí se destruye a los rebeldes y solo se conserva a los fieles, para que puedan estar en la siguiente era, que es la del milenio. La Biblia a este respecto, afirma: “Y se airaron las naciones (contra ti oh Dios), y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos (porque, no porque estén muertos, se librarán de tus juicios), y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes (que, aunque hayan muerto por causa de ti, se levantarán otra vez, para recibir ese premio, que es vivir junto a ti en el milenio y por la eternidad), y (también ha llegado la hora) de destruir a los que destruyen la tierra” (Ap 11:18); al decir ‘los que destruyen la tierra’, no estamos diciendo que los creyentes estuvieron completamente exentos de toda responsabilidad en cuanto a la destrucción del planeta se trata, muchos de ellos pudieron haber contribuido, y en muchas maneras a esto; pero para Dios que puede rehacer el mundo con solo una palabra, no es tan importante el estado del planeta, sino que es importante la actitud de cada cual, con respecto a su responsabilidad frente a Dios; para él es más triste, ver como el hombre ha destruido su consciencia y a contaminado con sus pensamientos racionales a toda la creación, ayudando así a Satanás, a cumplir su cometido de apartar a la humanidad de su Dios, para ser echados finalmente junto con él al infierno; para Dios es más triste que el hombre haya perdido el temor a su creador, llegando a ignorar completamente sus advertencias y preceptos. Al hombre de hoy, le parece absurdo tener que hablar de ‘Temor de Dios’.
Regresando a nuestro punto de vista de las dispensaciones, tenemos que decir que la dispensación de la fe y las promesas, también se había reducido casi a la extinción en los días del Anticristo; Jesús habló de eso así: “Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mt 24:10-12); esto no es más que otra forma de decir, que en la tribulación habrá muy poca fe; pues a pesar de que algunos se dan cuenta de lo que está sucediendo, no podrán mantener la cordura, y tropezaran, y caerán en las manos de ese ser malévolo. Entendamos pues que hoy también caemos, por las mismas razones, digo, por la falta de fe; porque fe, es creer en las promesas de Dios, sin haberlas visto, y las promesas de Dios para el hombre están incluso más allá de la tribulación; y la fe, llega a nosotros por el oír y guardar en lo profundo de nuestro corazón, la palabra de Dios.
Y, ¿Qué diremos con respecto a la dispensación de la ley? Diremos que esta dispensación terminó nominalmente con la primera venida de Jesús, leamos aquí algo que él mismo dijo: “La ley y los profetas eran hasta Juan (se refería a Juan, el bautista); desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos (los ciudadanos del mundo, no solo los judíos) se esfuerzan (ahora) por entrar en él” (Lc 16:16). Dijimos en su momento, que la ley fue dada solo al pueblo de Israel; y es así como ese periodo desde Moisés en el Sinaí, hasta la primera venida de Jesús se llama ‘la dispensación de la ley’; pero, por supuesto que en esa extensión de la idea, y que han tenido de alguna manera todas las dispensaciones, la enseñanza de la ley cumple hasta los días de la tribulación, un papel muy importante en la mente y el corazón de cada ser humano; ese concepto de ley se grabó muy bien en toda la gente del mundo, y a partir de ese concepto, todos nos damos cuenta que no es posible cumplir a cabalidad cualquier clase de ley, y menos una que viniera de parte de Dios. Y dijimos también, que eso sirvió para que toda la gente pudiera reconocer su pecado delante de Dios, y reconocer que sin su ayuda nadie podría ser salvo, y que ese hecho, preparó el camino para que venga a nosotros la dispensación de la gracia. La Biblia a ese respecto, dice: “ya que por las obras de la ley (o por cumplir la ley) ningún ser humano será justificado delante de él (o sea de Dios); porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Ro 3:20); y luego dice: “…porque sin la ley el pecado está muerto (o dicho de otra forma, sin la ley nadie se dará cuenta de que es pecador)” (Ro 7:8) Y, este concepto es el que finalmente acaba condenando a los incrédulos, incluso en los días de la tribulación; porque la Biblia asegura, y nosotros los que no somos judíos también lo sabemos; que Dios escribió su ley en el corazón del hombre, y así cada cual puede darse cuenta de que no está cumpliendo a cabalidad esa ley, y por lo tanto, en aquel día nadie tendrá excusa. No se trata solo de esa ley que fue entregada a Moisés en el Sinaí, sino que se trata del concepto de ley, del concepto de justicia, del concepto de cumplimiento, que nosotros mismo hemos acuñado dentro de nosotros; y que por supuesto, la dispensación de la ley, ayudo mucho a que tomáramos consciencia de esto en su debido tiempo; pero Dios sabe, que nosotros sabemos muy bien qué es lo que se debiera hacer frente a sus designios y preceptos, y sabe también que a propósito muchos de nosotros no hacemos aquello que pensamos que se debe hacer; y también están aquellos que aunque no son judíos, se aferran a querer cumplir algunos puntos de la ley de Moisés, para aparentar que son los únicos que están cumpliendo lo que Dios dice, y ellos mismos saben que eso no es así, y que la ley de Dios es prácticamente imposible cumplirla. Hay un pasaje que pienso que nos ayudará a discernir esto, dice: “Porque todos los que sin ley (se refiere a la ley de Moisés) han pecado, sin (esa) ley también perecerán (o serán condenados, sin ser juzgados por la ley Moisés); y todos los que bajo la ley (de Moisés) han pecado, por la ley (de Moisés) serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados (y aquí no se refiere solo a la ley de Moisés, sino a cualquier criterio de ley y justicia que el hombre haya acuñado en su corazón, o dicho de otra forma, el hombre será juzgado por lo que él piensa que es correcto hacer delante de Dios, incluida por supuesto la ley de Moisés). Porque cuando los gentiles (o los que no son israelitas) que no tienen ley (de Moisés), hacen por naturaleza lo que es de la ley (esa ley que ellos mismo, se han auto impuesto), éstos (preceptos de los hombres), aunque no tengan ley (de Moisés), son ley para sí mismos (o sea, es ley para ellos aquello que ellos mismo asumieron como norma de justicia delante de Dios, incluso si eso solo es un criterio personal o particular de alguien), mostrando la obra de la ley (de Dios) escrita en sus corazones, dando testimonio (de lo que están haciendo) su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos (porque cada cual, sabrá muy bien lo que ha hecho delante de Dios), en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio (ha dicho el apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo)” (Ro 2:12-16)
Nos toca también decir algo a cerca de la dispensación de la gracia, que es la última que se dio al hombre en orden sucesivo, y casi diríamos que es como continuar hablando de la ley, pues como acabamos de mencionar, la ley nos hace dar cuenta de que no podremos presentarnos ante Dios sin faltas. Es imposible cumplir la ley, y ni siquiera pensemos en la ley de Dios solamente, si no en las leyes humanas; pues todos los ciudadanos de Chile por ejemplo, sin ninguna excepción, ha cometido alguna falta a alguna de las tantas leyes que hay, y desde el punto de vista del cumplimiento de las leyes del país, todos serian culpables; pues en este caso la Biblia dice: “Porque cualquiera que guardare toda la ley (se refiere a la ley de Dios), pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (Stgo 2:10). Este es el gran trabajo que cumplió la extensión del concepto de la dispensación de la ley, y que hizo muy, pero muy necesario que viniese de parte de Dios, la siguiente dispensación, la de la gracia; pues la gracia de Dios, es justamente el perdonar nuestras faltas, después de haber reconocido que no podemos ser limpios delante de Dios, por nuestros propios méritos, sino que necesitamos ser salvos por la gracia de Dios, por gracia hemos sido declarados limpios; y todo aquel que no aproveche esta gran oportunidad que Dios ha dado al hombre, es mucho más que un necio. Pondremos un breve ejemplo bíblico de lo que estamos diciendo aquí: “Y él (se refiere a Jesús) os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo (porque Dios nos acusa a todos de haber andado en pecado), siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire (o sea el diablo), el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia (o sea, en los que aun no se acogen a la gracia de Dios), entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús (esta es una afirmación, para el futuro, pues luego de morir todo creyente seguirá esa trayectoria: vida después de la muerte, y visita a los lugares celestiales, junto con Cristo), para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros (o mejor dicho, no lo han conseguido ustedes), pues es don (o dádiva) de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (o dicho en otra forma, no por lo que hayan hecho, para que nadie ponga su confianza en sí mismo, sino solo en la gracia de Dios)” (Ef 2:1-9). Y al empezar el milenio diremos que, si bien la dispensación de la gracia terminó un momento antes de que empezara la tribulación, con el arrebatamiento de la iglesia y con la salida del Espíritu Santo de este mundo; esta dádiva de Dios, aún continúa en los días de la era milenial. Una de las razones para que esta gracia de parte de Dios hacia el hombre continúe, es porque el hombre siempre la necesitará, y luego, porque Dios es lleno de misericordia para con aquellos que le aman y temen su nombre; pues nunca nadie podrá vivir, sin necesitar de Dios, de su santo auxilio y sin cometer ninguna clase de falta, por lo tanto la gracia de Dios estará siempre presente en todo tiempo; como un ejemplo de lo que decimos aquí, tomaremos los siguientes versículos: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa (de Cristo) se ha preparado. Y a ella se le ha concedido (o como dice otra versión, se le ha permitido) que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente…” (Ap 19:7-8); aquí dice claramente, que a la esposa del Cordero (que constituyen todos los creyentes fieles), a pesar de haberse preparado, no le correspondía vestirse de lino fino, pero el Señor en su gracia le ha permitido hacerlo; así es la gracia de Dios, y este pasaje está ubicado cronológicamente mas allá de la tribulación, lo que nos enseña claramente que aún ahí la gracia está vigente.
En definitiva, tenemos que decir que la gracia divina para el hombre aún está en la era milenial, pero la dispensación de la gracia terminará antes de que empiece la tribulación, porque ella es promovida por el Espíritu Santo y es dada a la iglesia, los que serán quitados de este mundo, antes de que venga el ministerio del Anticristo; veamos algún pasaje que nos habla de eso: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque (Jesús) no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado (o sea el Anticristo), el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios (en Jerusalén), haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? (Pablo es el que hace esta pregunta a los tesalonicenses) Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene (se refiere al Espíritu Santo que actúa mediante la iglesia), a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio (de este mundo). Y entonces se manifestará aquel inicuo (o Anticristo), a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida (al final de la tribulación); inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos (podemos decir esto también así: por cuanto no recibieron el regalo de la gracia de Dios, para ser salvos)” (2Tes 2:3-10)
Este es entonces el panorama de las dispensaciones, un instante antes de que Dios mismo intervenga en la conducción de este mundo; y ahora estamos frente al portal de una nueva dispensación, que también es la última, y que se ha venido en llamar: ‘La dispensación del gobierno de Dios’. Ha sido necesario hacer esta introducción aclaratoria, a cerca de lo que pasa con cada una de las eras que hemos estudiado, pues esta dispensación que empezamos a abordar, es un tanto diferente de las anteriores; y si se pregunta, ¿Cuáles son esas diferencias? En primer lugar diremos que tiene una duración pre-establecida, y que ha sido anunciada por el Señor con muchos siglos de anticipación; luego diremos que en esta era, Jesús mismo, será el gobernante mundial, otra de las características es que, en esta era estarán solo aquellos que demostraron fidelidad a Dios en todas las anteriores dispensaciones; también tenemos que decir que este mundo será llevado a una condición mejorada en todos los aspectos, acercándose a las condiciones paradisiacas que hubo en los días de Adán, pues los animales y aún el hombre sufrirán una transformación, siendo que estos últimos estarán capacitados para vivir todo el milenio, y aún más allá, hasta llegar a la eternidad.
Este artículo continuará la proxima semana. Bendiciones...
5 de noviembre de 2010
El hipérbaton
El hipérbaton es una figura retórica, que consiste en alterar el orden lógico de las palabras en una expresión. Todo idioma tiene establecido un cierto orden lógico en las palabras de una oración, lo que se llama sintaxis; y cada idioma tiene por supuesto leyes más, o menos estrictas, que permiten alterar ese orden. Se dice por ejemplo que el alemán, es un idioma que permite muy poco esta alteración; en el caso del inglés, también representa cierta dificultad, pero el español da mucha más libertad para hacerlo, y también por lo que sabemos son así, el griego y el latín. En el caso del español bíblico, algunas veces la sintaxis es alterada para imitar al original en latín o en griego; pero generalmente se lo hace para destacar o resaltar el significado del elemento que ha sido desplazado de su posición normal en la oración. Ya sea que haya sido desplazado hacia el final o hacia el comienzo, siempre cumplirá esa función; y es por supuesto una figura muy recurrente, especialmente en las traducciones más antiguas. Como se sabe, los idiomas van cambiando con el tiempo y así, podemos ver en el antiguo español, mucha más riqueza expresiva en este sentido; y lamentamos que las nuevas traducciones, por adaptarse al lenguaje actual, hayan disminuido esa fuerza.
Veamos algunos ejemplos bíblicos, donde podamos observar esta figura; y donde podamos apreciar el beneficio de usarla. Recordemos que nuestros artículos, están siempre basados en la versión ‘Reina Valera 1960’.
Génesis 44:7 “… Nunca tal hagan tus siervos”
La copa de José ha sido puesta en el costal de uno de sus hermanos, aunque estos no lo saben aún, pero se dan cuenta de que están en riesgo de ser acusados de robo; y queriendo resaltar su inocencia, ellos emplean esta expresión, tratando de hacer notar que ellos jamás, en ninguna circunstancia, nunca, harían una cosa así. Parece una muy mala sintaxis, pero cumple bien el objetivo; una expresión más llana podría ser: Tus siervos nunca hagan tal (cosa).
Salmo 115:1 “No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria”
Aquí el salmista desea dejar en claro que él pide a Dios, que no nos de gloria a nosotros los hombres, de ninguna manera, pues delante de él, no la merecemos; antes bien, esa gloria sea dada a su propio nombre. La expresión normal podría ser: Da gloria a tu nombre, oh Jehová, no a nosotros.
Isaías 66:21 “Y tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas, dice Jehová”
Independiente del concepto que se quiere expresar, aquí lo que se desea es poner todo el énfasis en que esto lo ha dicho Jehová; al poner al final la expresión ‘dice Jehová’, el autor consigue su objetivo. Este es un estilo muy usado en la Reina Valera y en otras versiones, porque se desea conservar esa fuerza del original, que toma muy en cuenta el origen de las palabras; no vienen simplemente del profeta, que en este caso es Isaías, sino que vienen directamente de parte de Dios. La sintaxis llana, podría ser: Y Jehová dice, tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas.
Juan 6:60 “…Dura es esta palabra…”
Esta frase pone todo el énfasis en la dureza o severidad que tenían las palabras de Jesús, para aquellos que la escuchaban; más que resaltar que eran palabras de Jesús, ellos quieren resaltar la calidad de ellas. Un orden llano de esta expresión sería: Esta palabra es dura.
Mateo 5:3-10 “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. 4Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. 5Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. 6Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. 7Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 8Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. 9Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”
Jesús quiere resaltar las bienaventuranzas para aquellos que cumplen con los deseos de Dios; él parte todas sus expresiones, poniendo primeramente la palabra ‘Bienaventurados’, porque eso es precisamente lo que serán aquellos que hagan lo que dictan el resto de esas oraciones; y para Jesús, es más importante el cómo se sienten sus seguidores, que como viven el momento de dificultad, aflicción, o estrechez. Algunas de las expresiones normales podrían ser: Los que lloran, son bienaventurados porque…, los que tienen hambre y sed de justicia, son bienaventurados porque…, etc.
Mateo 5:11 “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo”
Aquí, el hipérbaton no solo está al principio de la oración, como en los casos anteriores; sino que también se trata de hacer notar claramente la causa de la bienaventuranza, cuando otros hablen mal de nosotros; seremos bienaventurados solo si ellos están mintiendo. En otros casos la parte final de la expresión podría guardar el siguiente orden: y digan mintiendo, toda clase de mal contra vosotros.
Esta es, apenas una pequeña muestra de lo que se puede encontrar en la Biblia, a cerca de la figura retórica llamada hipérbaton; que por supuesto hace mucho más rica la expresión, poniendo el énfasis donde corresponde y presentándonos mucho mejor la idea. Esperamos que usted sea bendecido, con este pequeño artículo y que su próxima lectura, sea mucho más sustanciosa que de costumbre. Nuestro afán es aportarle algunos elementos literarios; a fin de que la Biblia llegue a ser su amiga, su consejera, su guía, y su luz. Espero también sus comentarios. Que Dios los bendiga. Amén.
Veamos algunos ejemplos bíblicos, donde podamos observar esta figura; y donde podamos apreciar el beneficio de usarla. Recordemos que nuestros artículos, están siempre basados en la versión ‘Reina Valera 1960’.
Génesis 44:7 “… Nunca tal hagan tus siervos”
La copa de José ha sido puesta en el costal de uno de sus hermanos, aunque estos no lo saben aún, pero se dan cuenta de que están en riesgo de ser acusados de robo; y queriendo resaltar su inocencia, ellos emplean esta expresión, tratando de hacer notar que ellos jamás, en ninguna circunstancia, nunca, harían una cosa así. Parece una muy mala sintaxis, pero cumple bien el objetivo; una expresión más llana podría ser: Tus siervos nunca hagan tal (cosa).
Salmo 115:1 “No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria”
Aquí el salmista desea dejar en claro que él pide a Dios, que no nos de gloria a nosotros los hombres, de ninguna manera, pues delante de él, no la merecemos; antes bien, esa gloria sea dada a su propio nombre. La expresión normal podría ser: Da gloria a tu nombre, oh Jehová, no a nosotros.
Isaías 66:21 “Y tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas, dice Jehová”
Independiente del concepto que se quiere expresar, aquí lo que se desea es poner todo el énfasis en que esto lo ha dicho Jehová; al poner al final la expresión ‘dice Jehová’, el autor consigue su objetivo. Este es un estilo muy usado en la Reina Valera y en otras versiones, porque se desea conservar esa fuerza del original, que toma muy en cuenta el origen de las palabras; no vienen simplemente del profeta, que en este caso es Isaías, sino que vienen directamente de parte de Dios. La sintaxis llana, podría ser: Y Jehová dice, tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas.
Juan 6:60 “…Dura es esta palabra…”
Esta frase pone todo el énfasis en la dureza o severidad que tenían las palabras de Jesús, para aquellos que la escuchaban; más que resaltar que eran palabras de Jesús, ellos quieren resaltar la calidad de ellas. Un orden llano de esta expresión sería: Esta palabra es dura.
Mateo 5:3-10 “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. 4Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. 5Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. 6Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. 7Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 8Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. 9Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”
Jesús quiere resaltar las bienaventuranzas para aquellos que cumplen con los deseos de Dios; él parte todas sus expresiones, poniendo primeramente la palabra ‘Bienaventurados’, porque eso es precisamente lo que serán aquellos que hagan lo que dictan el resto de esas oraciones; y para Jesús, es más importante el cómo se sienten sus seguidores, que como viven el momento de dificultad, aflicción, o estrechez. Algunas de las expresiones normales podrían ser: Los que lloran, son bienaventurados porque…, los que tienen hambre y sed de justicia, son bienaventurados porque…, etc.
Mateo 5:11 “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo”
Aquí, el hipérbaton no solo está al principio de la oración, como en los casos anteriores; sino que también se trata de hacer notar claramente la causa de la bienaventuranza, cuando otros hablen mal de nosotros; seremos bienaventurados solo si ellos están mintiendo. En otros casos la parte final de la expresión podría guardar el siguiente orden: y digan mintiendo, toda clase de mal contra vosotros.
Esta es, apenas una pequeña muestra de lo que se puede encontrar en la Biblia, a cerca de la figura retórica llamada hipérbaton; que por supuesto hace mucho más rica la expresión, poniendo el énfasis donde corresponde y presentándonos mucho mejor la idea. Esperamos que usted sea bendecido, con este pequeño artículo y que su próxima lectura, sea mucho más sustanciosa que de costumbre. Nuestro afán es aportarle algunos elementos literarios; a fin de que la Biblia llegue a ser su amiga, su consejera, su guía, y su luz. Espero también sus comentarios. Que Dios los bendiga. Amén.
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