Hebreos 1:1-2
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quién constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.
23 de septiembre de 2011
Victoriosos en Jesús
ESCRITURA
San Juan 16:33 “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”.
APLICACIÓN
Durante la invasión alemana, en la segunda guerra mundial; el rey Christian de Dinamarca observó una bandera nazi ondeando sobre un edificio oficial danés, y exigió a un funcionario alemán que la retirara inmediatamente. El alemán contestó que la bandera fue instalada allí, de acuerdo a instrucciones de Berlín. Esa bandera debe ser retirada ―declaró el monarca― o de lo contrario enviaré un soldado a quitarla― Se le disparará al soldado ―advirtió el oficial nazi― Yo soy ese soldado… ―contestó el rey―
La firmeza de este rey puede ayudarnos a entender la lección de Jesús. Muchos miran a la cruz, y solo ven un hombre humillado y derrotado; alguien en quien ni siquiera vale la pena confiar y por lo tanto, no lo hacen. Pero Jesús en el camino al calvario, estuvo lleno de paz, porque sabía íntimamente que estaba haciendo aquello para lo cual vino, y se sentía un vencedor; aunque a los ojos de muchos, estaba siendo derrotado.
ACCIÓN
¿Ve usted a Jesús, como su rey victorioso? Si así lo ve, usted también se sentirá victorioso, aunque las huestes de Satanás le estén carcomiendo los huesos. Busque esa paz, porque cuando la tenga en su corazón nadie se la podrá quitar. ¡Aleluya!
Dios mio... ¿volveré a convivir con mi abuelito Bartolomé?
Esta también será la respuesta a otra de las preguntas que me enviaron mis amados lectores, y que decía: ¿Volveré a ver a mis seres queridos que ya partieron?
Pienso que de alguna forma, las personas que se plantean preguntas como estas, tienen la convicción de que hay vida más allá de la muerte, porque si el convencimiento fuera contrario, creo ni siquiera surgiría esta pregunta. Hay mucha gente que cree en la vida más allá de la muerte; hay gente que cree que las personas después de morir, se van a vivir a otros mundos que pueden ser mejores o peores que este, dependiendo de su comportamiento aquí en la tierra; otros creen que las personas se reencarnarán aquí mismo, pero serán mejores personas o peores, dependiendo de cómo haya sido su conducta aquí en este mundo; incluso algunos piensan que pueden reencarnarse como bestias, si es que fueron muy malas personas en su última vida terrenal. La enseñanza bíblica, también ha sido un tanto distorsionada, y muchos piensan que los humanos que mueren, derechamente se van a vivir al reino de los cielos, y pareciera que no interesa mucho el cómo haya sido su comportamiento aquí; otros aceptan que si no se han portado muy bien, irán a parar a algún lugar que se llama el purgatorio y allí corregirán o pagarán, por decir de alguna manera, ese comportamiento inadecuado que tuvieron y luego recién entrarán en el cielo.
La verdad, es que hay vida más allá de la muerte, y en ese punto me parece que no deberíamos tener mayores dificultades. Nosotros los cristianos sabemos que hay vida después de la muerte, por las enseñanzas que nos da la Biblia, y la mayor prueba de aquello es la resurrección de Jesús, su convivencia con sus discípulos durante cuarenta días después de resucitado, y su ascensión a los cielos; de donde también vendrá al final de los días de la tribulación, para juzgar a este mundo.
El punto de conflicto es quizá, el definir donde van a parar todos los que dejan este mundo mediante la muerte física. Aunque algunas enseñanzas, supuestamente son cristianas, me parece que no están diciendo la verdad; por ejemplo, la existencia del purgatorio no es una enseñanza registrada en la Biblia, y por lo tanto ese lugar no existe. Los que piensan que solo los buenos resucitarán, y que los malos, permanecerán muertos; o sea que con la muerte ya recibieron su paga y que por lo tanto ya dejaron de existir, también están equivocados porque eso no es lo que enseña la Biblia. Los que piensan que los que mueren, al menos si han sido buenos, se irán directamente a los cielos a vivir con Dios, también están equivocados; así como también lo están, aquellos que creen que los muertos intercederán ante Dios por nosotros, o que de alguna manera ellos adquieren un cierto poder para ayudarnos en nuestros problemas cotidianos. Entonces… ¿qué es lo que enseña la Biblia, a cerca de esto?
Transcribiré un pasaje, que nos da una enseñanza clara y muy directa sobre este asunto: “Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.
Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.
Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.
Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.
Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.
Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levante de los muertos. (Lucas 16:19-31)
Veamos que enseñanzas nos deja este pasaje:
- Primeramente, nos confirma de que las personas, siguen vivas y completamente conscientes después de morir. Es obvio que no es una vida corpórea, sino espiritual; pero eso no quita que ellos piensen y sientan tal como lo hacían cuando tenían sus propios cuerpos.
- Nos enseña que, no todas las personas irán a parar al mismo lugar; aunque los lugares donde se encuentran están muy cercanos, son completamente diferentes.
- El rico no fue a parar al Hades, solo porque era rico. Es probable que la poca consideración que tuvo hacia el mendigo, haya influido para que tenga ese destino; pero lo que es seguro, y que fue determinante; es que el rico tuvo todo el conocimiento y todas las oportunidades de arrepentirse, pero sencillamente no lo hizo. El mendigo, por su parte, no fue a parar al seno de Abraham, solo porque era mendigo, sino porque confió en Dios, y a pesar de que sufría hambre y enfermedades, siempre confió en Dios, siempre fue agradecido y nunca renegó de su creador, ni siquiera del rico, que lo miraba con desdén. Es probable que estos puntos de vista usted no los pueda sustraer directamente del párrafo, pero la Biblia está llena de ese tipo de enseñanzas.
- El pasaje, dice claramente que el rico está sufriendo, atormentado en llamas. Y aunque pide ayuda, comprende que no es posible recibirla. Pero, como usted puede ver, él tampoco se carboniza instantáneamente en esas llamas; aunque existe la posibilidad de que el párrafo tenga algo de lenguaje figurado, vale decir que no son ese tipo de llamas que nosotros conocemos, y si lo son, él tiene un cuerpo espiritual al cual las llamas no lo atacan como lo harían a un cuerpo terrenal, pero sí lo atormentan. Hay que aclarar también, que ese lugar, no es precisamente el infierno. Por otro lado el pasaje dice que Lázaro, sí está en un lugar a gusto, él es consolado de su tristeza y no sufre; aunque este lugar no es precisamente el cielo, o sea Lázaro no está viviendo junto a Dios.
- También podemos saber que los que están en el seno de Abraham, por muy compasivos que fueran, o por muy parientes que fueran, no pueden hacer nada para cambiar la situación de aquellos que han ido a parar al Hades.
- Otra enseñanza que nos deja el pasaje, es que los que están vivos aquí en la tierra, no pueden recibir ninguna influencia, ni ayuda, ni advertencia desde esos lugares; y también podemos deducir que los que están vivos, no pueden hacer absolutamente nada para que sus parientes que están muertos y han ido a parar al Hades, alivien su dolor, o se puedan cambiar de lugar.
- Abraham le dice al rico: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levante de los muertos. Si no oyen a Moisés y a los profetas, simplemente significa en otras palabras, si no hacen caso de lo que está escrito, o sea si no toman en cuenta lo que verdaderamente dice la Biblia. Abraham no estaba exagerando, al decir que no se persuadirán si alguien se levantare de entre los muertos. Eso es verdad, pues Jesús se levantó de entre los muertos, y aunque la gente de alguna manera lo acepta, no vemos que se arrepienta y se convierta a Cristo.
Sé que usted se está preguntando: ¿Por qué dice con tanta seguridad que esos lugares no son el infierno y tampoco el cielo? En las Escrituras, el Hades, también es llamado Seol, o sepulcro, y algunas veces por extensión, también infierno; pero el verdadero infierno, ese lago de fuego y azufre que arde por la eternidad, donde irán a parar todos los incrédulos y rebeldes ante Dios; ese, claramente está mucho más allá de la muerte y la resurrección. Porque la Biblia enseña, que después de esta muerte, la gente incrédula, volverá a vivir para ser juzgada, para ver con sus propios ojos que merece ir al infierno. Y una vez que alguien vaya a parar allá, será por la eternidad, y no podrá ver ni tendrá noticias de alguien que esté viviendo junto a Dios. La Biblia nos enseña que al infierno irán a parar, no solo las personas incrédulas, sino que lo harán el mismo Hades, la muerte, el Anticristo, y Satanás. Veamos algunos pasajes que nos hablan de eso: “Y la bestia (léase Anticristo) fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos (bestia y falso profeta) fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás (seres humanos) fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba a caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos. (Ap 19:20-21) Este pasaje que cronológicamente está ubicado al final de la ‘gran tribulación’ indica con claridad que el Anticristo y el falso profeta, que será alguien que le ayudará a éste en el engaño de carácter espiritual, serán los primeros habitantes del infierno o lago de fuego y azufre. Cronológicamente, mil años después de ese acontecimiento, podemos leer este otro pasaje que dice así: “Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios, y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Ap 20:10-15)
Estos pasajes nos enseñan que:
- Los muertos grandes y pequeños, entiéndase adultos y niños que hayan actuado con maldad, estarán en el Hades hasta el día del juicio, que será mil años después de que termine la gran tribulación. Después de la gran tribulación, viene un periodo de mil años según la Biblia, al se le ha dado el nombre de milenio; y, al final de la gran tribulación, solo el Anticristo y el falso profeta irán a parar al infierno, pero las demás personas que morirán en esa guerra que se llama Armagedón, las cuales serán todas rebeldes según el contexto del pasaje, no dice que irán al infierno, sino que simplemente morirán y serán comidas por las aves; por lo tanto no es difícil entender que irán a parar al Hades.
- Al final del milenio, el segundo pasaje indica que Satanás será echado al infierno, donde ya están el Anticristo y el falso profeta, y que el tormento en ese lugar será por los siglos de los siglos, que es otra manera de decir, por la eternidad.
- El segundo pasaje también nos enseña que todos los muertos, de todos los tiempos, volverán a vivir o mejor dicho se presentarán ante Dios para un juicio según sus obras. Ellos serán entregados desde el Hades, y después de haber sido juzgados serán echados en el infierno para reunirse con Satanás, el Anticristo y el falso profeta, que ya están allí. Y como ya no habrá más muerte, y ya nadie necesitará el Hades, estos también serán echados al infierno.
Pero,… ¿en ese juicio, no habrá ninguna persona que sea buena? Tengo que decirle amado lector, que no habrá siquiera uno que sea bueno. Lo que pasa es que en cierta forma todos los que estaban en el Hades, ya tenían su destino sellado; porque sería muy injusto de parte de Dios, que alguien se encuentre en el Hades, y luego tenga que ser calificado de inocente y ser destinado a vivir junto a Dios. Este juicio, solo tiene un sentido de Suprema Justicia, pues Dios abrirá los libros donde están registrados todos los actos de maldad de los hombres que comparecen a ese juicio, y como acto muy justo, será leído el libro de la vida, que es donde están registrados los nombres de los creyentes fieles, esto será hecho simplemente para comprobar a los incrédulos que no están inscritos allí, y que no hay injusticia en lo que se está haciendo. Prácticamente, en el momento de morir, físicamente, el hombre sella su destino y nada puede cambiar ese destino después de la muerte; usted mismo lo leyó en el pasaje del rico y Lázaro.
Y… ¿cómo será el destino de los creyentes aceptos ante Dios? Todos los que han ido a parar al seno de Abraham, que también en algunos casos se le llama cielo; más como usted mismo puedo leer esta junto al Hades; ellos resucitarán y tomaran cuerpos especiales que puedan remontarse a los cielos, en un día próximo que se llama el arrebatamiento de la iglesia, y que probablemente sea justo antes de empezar la tribulación. Y los creyentes que estén vivos ese día, también serán transformados y llevados juntamente con los recién resucitados, allí permanecerán durante siete años adorando a Dios, luego regresarán a esta tierra con Jesús, para reinar con él durante mil años al final de la gran tribulación, que es donde morirán todos los incrédulos, es decir ningún incrédulo entrará al milenio para vivir con Jesús, usted leyó eso, cuando decía que apresaron a la bestia y al falso profeta, lo echaron al infierno, y los demás, o sea todos los otros que acompañaban al Anticristo fueron muertos. Después del milenio, los creyentes, entraran a la eternidad, con Jesús, en nuevos cielos y nueva tierra. Leamos algunos pasajes que indican esto claramente: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivamos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1Tes 4:16-18) Pero un poco más adelante, en esta misma carta del apóstol Pablo dice: “Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él” (1Tes 5:9-10) A esta mención que hace Pablo: ‘No nos ha puesto Dios para ira’, se hace referencia principalmente, cuando se afirma que el arrebatamiento será al inicio de la tribulación, porque a este periodo, o sea a la tribulación, también se le llama el día de la ira del Cordero. Otro pasaje dice: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad” (1Co 15:51-53) He aquí otro pasaje más: “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén” (Ap 7:9-12) Otro pasaje: “Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella. Otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos. Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya!
Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes. Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos” (Ap 19:1-8)
Esta multitud que adora y reconoce el señorío de Jesús, luego desciende con él para derrotar definitivamente al Anticristo en la Batalla llamada ‘Armagedón’. Esta multitud reconoce que los juicios de Dios, o sea el hecho de que el mundo pase por la gran tribulación con terrible sufrimiento y que aún así no se arrepiente, es justo. El siguiente pasaje dice que ellos descienden junto a Jesús.
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos” (Ap 19:11-14) El pasaje que sigue, nos muestra cómo será el juicio de los inocentes, o de los creyentes, los que no recibieron la marca de la bestia; y hace una referencia muy especial al juicio de los incrédulos, quienes dice que no volvieron a vivir hasta que se cumplieron los mil años: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años” (Ap 20:4-6) Por último transcribiremos un pasaje que habla de los nuevos cielos y la nueva tierra, que vendrá después de que se haya producido el juicio del Gran trono blanco, que es para los incrédulos. La nueva tierra y los nuevos cielos, serán solo para los que han permanecido fieles hasta el final, dice así: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas” (Ap 21:1-5)
Al responder con base bíblica, la pregunta que se ha planteado; tendríamos que decir que existen todas las posibilidades de volver a vivir con nuestros seres queridos; en el cielo junto a Dios y por la eternidad, siempre que ellos hayan sido, y nosotros seamos fieles creyentes y seguidores de Jesús; de lo contrario, también está la posibilidad de convivir con ellos pero en el infierno, lo cual es muy triste, pero lamentablemente real. Si de alguna manera percibimos que nuestros parientes o amigos no fueron a parar al Seno de Abraham, entonces mejor sería no seguirlos, porque es muy seguro que ellos también así lo desean, tal como lo hace el rico, en la historia del ‘Rico y Lázaro’ No es mi intención asustar a nadie, ni mucho menos condenar a nadie, de ninguna manera yo soy el juez; solo deseo que entendamos lo que está escrito en la Palabra de Dios, ella es la que nos juzgará en el día final. Y si todas las cosas que han pasado, tienen un fiel cumplimiento en ella, no veo por qué no creamos que esto que leemos hoy, también será así, tal como está escrito. Solo deseo animarle a que usted se aferre a la esperanza que hay en Cristo Jesús, él también lo desea, y no se lo digo, solo porque lo leí en la Biblia, que ya es una gran verdad; sino porque el hecho de que vino a este mundo, y ofrendó su vida por nosotros y resucitó y ascendió a los cielos, para mostrarnos el camino hacia Dios; indica claramente que si no le seguimos, nos espera un lugar muy terrible donde tendremos que pasar la eternidad.
Que Dios toque su corazón, y le bendiga con mucha sabiduría de lo alto, para que pueda estar con él un día, pues no depende de nadie más, que de nosotros mismos. Amén.
9 de septiembre de 2011
Toda potestad
ESCRITURA
Mateo 28:18 “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”
APLICACIÓN:
Algunos de los sinónimos de ‘potestad’, son: Autonomía, autoridad, jurisdicción, dominio, imperio, mando, omnipotencia, poderío, o señorío. Y aunque usted no lo crea o no lo sienta, Jesús tiene en este día toda potestad; no solamente sobre el universo o sobre este mundo, sino también sobre nuestras vidas, sobre nuestros negocios, sobre nuestras actividades, incluso sobre nuestros pensamientos. Por eso lo que Jesús dijo, no es una exageración: “Más yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio” (Mt 12:36) Y… “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.” (Mt 10:32-33)
ACCIÓN
La autoridad de Jesús debe ser respetada, debe ser aceptada, y debe ser predicada. Y si alguien siente que no es así; debe saber que hay un día en que esa autoridad será aplicada en toda su potencia y rigor. Jesús es el Señor de su vida, reconózcalo hoy como tal.
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