Hebreos 1:1-2
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quién constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.
30 de junio de 2011
Señor ¿por qué nos diste el libre albedrío?
¿Qué es el libre albedrío? Dicho en pocas palabras, es la potestad que tiene el hombre de obrar por reflexión o por elección. Y, si nos adentramos un poco más en el concepto diremos que obrar o actuar por reflexión quiere decir que las personas pueden analizar las consecuencias de su actuar; pueden evaluar todo aquello que ocurre a su alrededor y decidir sus actos en base a tales circunstancias. Y actuar por elección, es tener la capacidad de elegir lo que podemos o debemos hacer y lo que no podemos o no debemos hacer; por lo tanto, para poder elegir, debe estar allí lo que podemos y debemos y lo que no podemos y no debemos hacer. Esto último, es la razón principal para que tengamos delante de nosotros lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, lo inocente y lo malicioso, lo bien intencionado y lo mal intencionado, etc. Es decir, si alguien se pregunta por qué Dios permite lo malo junto con lo bueno, lo pecaminoso, junto con lo santo, etc., entendamos de una vez que si no existieran las cosas malas, ¿cómo podríamos tener la posibilidad de elegir entre lo bueno y lo malo? El libre albedrío, entonces es la facultad que tiene el ser humano de elegir sus actos; él puede elegir hacer el bien, pero también puede elegir hacer el mal, y para hacer esa elección, tiene completa libertad. Eso puede parecerle a muchos un sistema riesgoso y muy comprometedor, y muchos son los que piensan que sería mejor que Dios no nos hubiera dado esa liberta o ese libre albedrío; sin embargo hay una razón fundamental y es la que trataremos de explicar mediante este artículo.
Empezaremos diciendo que Dios ha puesto en el hombre dos herramientas muy importantes para que éste pueda tener una ayuda o una guía al hacer su elección, y esas herramientas son: La voluntad, y la conciencia. La voluntad es una característica propia del hombre, y no está en los animales; y esto es así, porque el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios (Gn 1:27), y como Dios tiene voluntad propia y toda la creación esta bajo su voluntad, así también Dios entregó al hombre esa facultad. Y la voluntad es la capacidad que mueve al hombre a hacer cosas intencionadas y controladas, haciendo posible que el hombre pueda llegar a hacer incluso aquello que sus semejantes no hacen; vale decir que si todos están haciendo lo malo, un hombre que hace uso de su voluntad, puede decidir hacer lo bueno; o también puede suceder al revés, si todos hacen el bien, él intencionalmente puede hacer el mal. Dios puso en el hombre la voluntad, porque sin ella, para el hombre sería imposible llevar a cabo sus objetivos o sus planes; sería imposible, dada la libertad que tiene, llegar a un buen entendimiento con sus semejantes; y como la vida para Dios es un objetivo o una meta, el hombre haciendo uso de su voluntad, puede elegir llegar a esa meta, que es el cielo, o puede elegir lo contrario. Así el llegar al cielo para vivir con Dios, es una elección dejada a voluntad del hombre.
Por otro lado, tenemos la conciencia, y esta es como un termómetro para el hombre, pues es la que le indica a cada ser humano, que es lo que está bien hacer, o que está mal. Estamos de acuerdo que sin la conciencia, el hombre puede hallarse completamente perdido, y probablemente no podría saber si lo que está haciendo está bien o está mal; pero al poner en nosotros la conciencia, Dios nos ayuda a saber, que es lo que a él le agrada y que es lo que le enerva, pues la conciencia es una especie de ley que Dios ha grabado en nuestros corazones.
Pero… ¿No habría sido mejor no tener esas herramientas, y no tener el libre albedrío? Al no tener voluntad y no tener conciencia, descendemos al nivel de los animales; ellos no tienen estas facultades, y podríamos decir que no pueden pecar o no pueden saber si lo están haciendo o no. Sé que hay muchos que prefieren una condición de esa naturaleza, a cargar con la responsabilidad de elegir, y al hacerlo, elegir el bien; o sea intencionalmente y a voluntad y haciendo uso de plena conciencia, elegir a Dios, a sus enseñanzas y su preceptos.
Dios desea tener comunión, con alguien que es como él, que tenga sentimientos afines, pues la relación que Dios quiere tener con el hombre es de AMOR, y el amor es fruto de la voluntad; podemos decidir amar a Dios, y podemos hacerlo intencionalmente, aún si nos sintiéramos lejanos o contrarios a él, podemos, haciendo uso de nuestra voluntad, cambiar el rumbo de nuestra relación con Dios; así como alguien puede decidir amar a su enemigo, así, aun que fuéramos enemigos de Dios, podemos decidir amarle y servirle, él lo hizo de esa manera. Nosotros hemos sido pecadores y contrarios a él y él lo sabía muy bien; pero aún siendo malos él decidió amarnos, él decidió descender a este mundo y convivir con nosotros, y lo hizo sabiendo que nosotros lo rechazaríamos, sabiendo que lo crucificaríamos; él tomo la iniciativa y eligió amarnos, y como dicen las escrituras ‘él nos amó primero’ y lo hizo voluntariamente (1Jn 4:19); y después de haberlo hecho espera que nosotros también podamos tomar una decisión de esa naturaleza. No tendríamos otra oportunidad mejor de demostrarle que le amamos, si es que no estuviera todo el mundo y sus deleites delante de nosotros; tenemos todo lo que nos gusta, todo lo que nos atrae, todo lo que satisface a nuestro cuerpo, y nuestra conciencia nos indica que no todo aquello precisamente agrada a Dios, y también nos indica qué es lo que él espera de nosotros; y teniendo esto presente, nosotros podemos tomar una decisión, podemos decidir amar a Dios, podemos elegir escuchar sus consejos, podemos decidir seguir sus pasos, y podemos hacerlo voluntariamente; a pesar de que ello nos puede traer incomodidades, burlas, privaciones y hasta sufrimiento, tal como él lo hizo con nosotros; pero también por supuesto, podemos elegir rechazarle, y esto también es voluntario, tal como lo hicimos una vez en el Gólgota. Entonces lejos de ser el libre albedrío una especie de maldición, como muchos tienden a pensar; diremos que ella es nuestra única y gran oportunidad para demostrarle a Dios que le amamos, y que queremos estar con él, a pesar de que hay cosas que nos gustan y atraen, pero las desechamos voluntariamente, por amor a él. Para poder elegir, debemos tener más de una opción, o sea podemos elegir a Dios o al enemigo de Dios, y podemos hacerlo haciendo uso de nuestra plena libertad, pues Dios nos ha hecho seres completamente libres o sea dotados de ‘Libre albedrío’, y así él puede tener plena certeza de que le amamos o de que le rechazamos; y si le amamos, ese amor se refleja en nuestras conciencias, dándonos mediante el Espíritu, el fruto de la paz en nuestros corazones.
Espero haber contribuido al entendimiento del porqué Dios nos dio el ‘Libre albedrío’, y que lejos de desanimarle el saber que usted tiene esta libertad, usted se sienta muy contento de saber que: El poder demostrarle a Dios que usted le ama, es precisamente haber dejado ese tipo de vida que tanto le gustaba; es haber decidido seguir el evangelio de Cristo, a pesar de que eso le puede traer dificultades y estrecheces en este mundo; es haber dejado de lado a sus amigos con los que tanto se divertía, y elegir estar con personas que se congregan en una iglesia para estudiar la palabra de Dios; es haber dejado ese ‘hobby’ que usted tanto disfrutaba, para ahora disponer de un tiempo para ir y predicar a Cristo, inclusive sabiendo que muchos ni siquiera le escucharán; pero todo, todo lo ha hecho por que usted ha decidido seguir a Jesús, y reconocerle como su Señor y Salvador. Tenga usted muy en claro que Jesús sabe muy bien, cuánto pesa todo aquello que ha dejado por amor a él, y bajo esa seguridad usted puede hoy descansar tranquilo, sabiendo que Jesús se lo reconocerá todo y con creces en el día final. Alce sus manos al cielo por tan inefable oportunidad que Dios le ha dado para poder demostrar que prefiere dejar todo, para estar con él, porque le ama. ¡Aleluya!
29 de junio de 2011
La salvación
ESCRITURA:
1 Tesalonicenses 5:23 “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”
APLICACIÓN:
Si usted ingresara a la universidad, después de haberlo decidido en consciencia, y luego de haber superado la prueba inicial; y, supongamos que va a estudiar medicina. ¡En ese momento ya lo podrían llamar doctor!; luego cuando usted a través de sus estudios demuestra que esa es su vocación y su interés, lo llamarán doctor con más propiedad; sin embargo al final, cuando sus pacientes estén de alta completamente sanos, usted es aún más digno que lo llamen así. Claro que… si en el camino abandona su propósito, ¡nadie le pondrá ese título!
Así es la salvación: Cuando usted decide y confiesa con su boca y de corazón que Jesús es su salvador y el Señor de su vida, usted espiritualmente es salvo de ir a parar al infierno; luego durante su vida, usted demuestra que es consecuente con esa decisión que tomó, y va siendo salvo del poder del pecado, hasta alcanzar la santificación progresiva de su alma; finalmente cuando llegue al reino de los cielos, su cuerpo será glorificado, esto quiere decir que usted ha sido salvo del poder de la muerte. Así es la relación salvadora con nuestro Señor Jesucristo.
ACCIÓN:
Y, bueno… si por alguna razón usted decide renunciar a esa tan importante decisión que un día tomó, ¿podremos hablar de salvación? San Mateo 24:13 dice: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” Un año más que se va, y nuestro Señor aún no ha regresado, pero debemos perseverar hasta el fin.
19 de junio de 2011
Valle sombrío
ESCRITURA:
Salmos 23:4: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento”.
APLICACIÓN:
Cuando papá o mamá andan por lugares peligrosos (andenes, alturas, perros amenazantes, etc.); ¿ha notado como los niños se toman de sus manos, o desean ir en brazos? Amigo, no existe nada que le acerque más a Dios que atravesar los valles sombríos de la vida. Cuando usted se encuentre allí, se asirá de las vestiduras del Señor y se aferrará a su mano. No se apartará mucho del redil en la oscuridad. ¿Cree que Él está con usted? El supremo Soberano es su amoroso Salvador. No tendrá que cruzar el Jordán solo. No comparecerá solo ante el juicio del Dios Santo. No morirá solo.
ACCIÓN:
¡Qué promesa tan alentadora! ¡Usted no está solo! Escriba estas palabras en una tarjeta: “No estoy solo. Dios está conmigo”. Póngalas en un lugar donde pueda observarlas constantemente.
14 de junio de 2011
¿Que haces con los dones que Dios te dio?
Todos tenemos dones y habilidades, capacidad, determinación, voluntad; pero, ¿cual es el destino de todo aquello con que fuimos dotados? Dedica al menos una parte de tu capacidad para alabar y exaltar el nombre de tu Dios, pues él es quien te dio esas habilidades, él es quien perdona todas tus iniquidades y el que sana todas tus dolencias. Él es el único que merece ser adorado.
Que Dios te bendiga.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)