Hebreos 1:1-2

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quién constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.











24 de enero de 2012

Martin Luther King



ESCRITURA
Romanos 6:11 “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro”
APLICACIÓN
El epitafio de Martin Luther King, reza así: “Libre al fin, libre al fin, gracias a Dios Todopoderoso, al fin soy libre” Esta frase fue tomada del ideal que tenían los negros norteamericanos, que sufrían bajo el yugo esclavizador de los blancos; ellos ansiaban la libertad, y si esta llegaba con la muerte, aún así se sentirían felices.
Vera usted también que en el ambiente espiritual, la única manera de librarse de la esclavitud del pecado es la muerte, aunque hay muchos que prefieren seguir viviendo en los rudimentos del mundo, prefieren llevar una vida sujeta a servidumbre de pecado. Nuestro ideal debe ser parecido al de aquellos seguidores de Luther King: “Prefiero la muerte, antes de ser sometido a la esclavitud del pecado”
ACCIÓN
El pecado no lo puede dominar, y para no ser sometido a él, finalmente considérese muerto para todas las cosas que lo tientan y lo atraen, en ese sentido también los muertos nada sienten ni nada desean; usted solo debe estar vivo para las cosas celestiales, vivo solo para Cristo Jesús. Amén.

Señor, ¿Por qué hay tantas religiones?




El sentido religioso del ser humano ha existido desde siempre, porque desde el principio el hombre ha estado relacionado con Dios; sabemos que Adán tenía plena comunión con él, al menos en el tiempo en que Adán estuvo en el paraíso. Luego del diluvio, Noé y su familia, quienes eran temerosos de Dios, y de quienes desciende toda la humanidad hoy conocida, también trasmitió ese sentido de religiosidad a los pos-diluvianos.
Una de las razones para que haya varias religiones en todo pueblo o tribu de la antigüedad, es precisamente esta, que el hombre siempre supo que existía un Dios; y ese conocimiento fue transmitido de generación en generación, y la gente de la antigüedad lo buscó, o lo invocó cada vez que necesitaba ser favorecido en sus necesidades, cada vez que se llenaba de temores o tenía enfermedades u otros problemas. Por razones que más adelante explicaremos, el conocimiento a cerca de Dios, se fue degenerando, el hombre cada vez fue creándose dioses nuevos, algunas veces pensando que era el mismo Dios verdadero, pero representado en algún símbolo, un animal o alguna otra cosa; otras veces, simplemente porque le parecía que otras formas de adorar u otros dioses, también le daban buenos resultados; es así como algunos terminaron adorando a la tierra, otros al sol, a los ríos, a los bosques, a fieras, a seres espirituales, y a muchas otras cosas. Pero se han hecho algunos estudios antropológicos cuidadosos, que indican claramente que en la mayoría de los pueblos antiguos, siempre hubo un Dios único que vivía o estaba relacionado con los cielos. Es posible que ese Dios único haya pasado en algunos casos, a ser de muy poca importancia, o que en otros y por diversas razones no era invocado, pero de alguna manera, siempre estuvo allí para los pueblos antiguos, ese Dios único y verdadero.
Con el tiempo, y con la expansión del mundo habitado, las creencias o religiones tribales, aun continúan, pero así como han disminuido las tribus y pueblos pequeños y ancestrales, también han dejado de tener importancia sus religiones. Algunas de ellas, por supuesto se mezclaron con los conceptos más modernos de adoración, y así nacieron las grandes religiones, como las religiones orientales, de las cuales las más importantes son el budismo, el hinduismo, el taoísmo, el confucianismo, el sintoísmo, etc., que dependiendo de los países y grupos modernos, tienen diferentes matices y la mayoría de ellas son de corte panteísta; vale decir que para estas religiones, muchas cosas pueden ser dios, o dios se puede expresar en diferentes maneras a través de muchos medios, por lo tanto son politeístas, o sea que tienen muchos dioses. Las religiones orientales no tienen casi ninguna relación con Cristo, o con el Dios de la Biblia. Luego, tenemos algunas religiones monoteístas, que promueven que hay un solo Dios verdadero y que de alguna manera podrían tener relación con el Dios de la Biblia, aunque ese dios único puede tener otro nombre, y cuyos principios religiosos no están basados en las escrituras bíblicas; pero dentro de su esencia, estas religiones contienen algo de lo que promueve el cristianismo. Dentro de estas religiones podemos citar al bahaísmo, el sijismo, el zoroastrismo, el islamismo, etc. Finalmente llegamos a las dos religiones importantes que sí tienen relación con las escrituras bíblicas, las cuales son el judaísmo y el cristianismo. El judaísmo, que dentro de su estructura tiene algunas variantes, referidas principalmente a la forma de seguir e interpretar las escrituras antiguas; y, entre esas variantes o grupos están los ortodoxos, los conservadores, los reformistas, e incluso están los judíos mesiánicos que aceptan a Jesús como el Mesías Salvador, y quienes no son reconocidos como judíos dentro del pueblo de Israel. Así también tenemos al pueblo cristiano, dividido en muchas religiones o en muchos grupos religiosos. La iglesia apostólica original, la que se inició con los apóstoles de Jesús, y que se expandió gracias al trabajo del apóstol Pablo; con el tiempo se paganizó, aceptando dentro de sus ritos y creencias, algunas costumbres y conceptos paganos, algunos piensan que eso es justificable, otros decididamente condenan esas actividades, pero lo cierto es que la iglesia, cuando se hizo universal o católica, perdió la esencia, la estructura y la enseñanza original de los primeros seguidores de Cristo y continuó siendo cada vez un poco más distante de aquella idea original. La iglesia católica del tiempo antiguo también sufrió una división junto con el imperio romano; hubo, y hay hasta ahora, la iglesia católica romana, y la iglesia católica ortodoxa de oriente, que tiene mucha fuerza en Europa del este. De la iglesia católica de occidente, nace el protestantismo, que es un esfuerzo de algunos grupos, o individuos, de volver a las raíces originales, vale decir de ceñirse estrictamente a lo que dicen las escrituras y a imitar a los primeros seguidores de Cristo. Este movimiento se llamó el protestantismo, que tiene como baluarte a Martin Lutero; y que, tal como en la iglesia primitiva, tuvo desde el principio algunos problemas de división, de introducción de falsos conceptos o doctrinas y otras dificultades, a tal grado que hoy, no solo hay muchas denominaciones o religiones protestantes, sino que hay hasta algunas sectas que nacieron directamente del protestantismo, haciéndole perder su fuerza y su objetividad. Algunos grupos protestantes, mantienen mucho celo y apego a lo que dicen las escrituras, pero hay otros que por otros intereses, se han apartado del verdadero camino, y son los que hacen el trabajo de restarle credibilidad al mensaje de Cristo.
Pero… la pregunta era: ¿Por qué hay tantas religiones?
La primera religión falsa, nació allá en el Edén. Cuando Eva, escuchó la voz de la serpiente, pero que en realidad no era la serpiente, sino que era Satanás mismo, entonces ella y también Adán, tuvieron la ocurrencia de creer aquello que escucharon, y pensaron que Dios podría estar ocultando algún secreto, y podría estar manipulando sus vidas, para retenerlos dentro de algún modo de vivir o conducta que no era precisamente la mejor. Recordemos el diálogo aquel, entre la serpiente y nuestra madre Eva:
La serpiente dijo a la mujer: —¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?—
Y la mujer respondió a la serpiente: —Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis—.
Entonces la serpiente dijo a la mujer: —No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal—.
Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto…
Hay dos razones por las que el hombre tiene muchas religiones.
La primera razón se refiere a su egoísmo, su rebeldía y su falta de temor de Dios. Eva por lo que dejan entrever las escrituras, ya anduvo merodeando por el sector del árbol prohibido, y con seguridad, ya estaba haciéndose algunas preguntas como ¿Qué pasaría si llego a comer de esos frutos? ¿Cuál es la razón para que estén prohibidos? ¿Por qué se llama ‘árbol de la ciencia, del bien y del mal’? ¿Si es un árbol malo, porque lo puso Dios ahí, si él es bueno? ¿Nos oculta algo Dios?, etc., etc. Al poseer Eva, tal estado de ánimo y, cuando escuchó la voz, confirmándole que no moriría y que llegaría a ser como Dios, ella no tuvo absolutamente ningún inconveniente en creer y aceptar aquello, porque eso daba un poco de razón a sus preguntas y a sus deseos. Ella pensó que podría descubrir algo nuevo, que quizá al llegar a ser igual que Dios, ya no tendría que estar de alguna manera sometida a la voluntad de él, sino que sería dueña de su propia voluntad; ella conocería lo que es bueno y lo que es malo, y que dadas las circunstancias, debería ser bueno conocer aquello, porque de no ser así, Dios no lo habría ocultado a ellos; y quizá junto con esto, ella descubriría nuevas y mejores formas de vivir, etc., etc., y fíjese bien, Eva en muchas de estas cosas no estuvo equivocada y logró sus objetivos. Pero, tal como le pasó a Eva, el hombre a través de los tiempos, siempre ha buscado repuestas concretas a sus interrogantes, él desea develar todo misterio y todo aquello que no es explicable, el hombre siempre piensa que gracias a su inteligencia y a su capacidad, algún día logrará vivir mejor, y en algún lugar ideal, que ni siquiera Dios ha sido capaz de proporcionarle, y tantas cosas como esas; y así como a Eva, en la mayoría de los casos, el hombre ha logrado en parte sus objetivos. Observemos nuevamente a Eva; ella y su esposo, conocieron lo que era bueno y lo que era malo, y en ese sentido, sí lograron su objetivo, tal como Satanás se los había dicho; pero ese conocimiento, lejos de solucionarle un problema o lejos de traerle beneficio, le creó un problema, pues ahora sabía por ejemplo que estar desnudo no era bueno, y no solo sentía vergüenza de su desnudez, sino que tuvo que ocultarse de la presencia de Dios, y esta misma acción lo delataba de su mala conducta, quizá sentía que había traicionado a Dios; ahora conocía el sentido de culpa, que antes de aquel momento nunca lo había sentido y nunca tuvo los inconvenientes que ahora tenía. Eva ahora tuvo un afán adicional, ella tenía que conseguir prendas adecuadas, para cubrir su desnudez y la de su marido; y para esa mente y para ese conocimiento, me refiero al que tenían Eva y su esposo, sí era un grave problema; ellos supieron inmediatamente que las hojas de higuera no eran una buena solución, y si no fuera porque la solución vino de Dios mismo, que los ayudó proporcionándoles unos vestidos de piel, ¡Qué problema se echaron encima!. Por otro lado, ella pensó que había descubierto una gran verdad: “No había tal peligro de muerte, al comer de los frutos del árbol prohibido”. Más con el tiempo se convenció de que había sido engañada, Satanás le habló de que no moriría en el momento, pero pasados cerca de mil años más tarde, Eva conoció la muerte, lo que nunca hubiera pasado, si no hubiese cometido ese tremendo error. Pienso que Eva, al darse cuenta de que toda su descendencia conocería la muerte, y que todo eso era por su culpa, realmente sufrió mucho. Pero nada de eso habría sucedido si ella, le habría creído a Dios, aun si las cosas que él le había dicho, parecieran intrigantes o inexplicables. Así, tal cual, le ha sucedido al hombre a través de los tiempos; el hombre busca respuestas a sus interrogantes, y hay veces que descubre cosas que le traen explicación a muchos de los misterios que tiene, pero el descubrir aquellas cosas, casi nunca le ha traído beneficios, y si en alguna forma le parece que esta mejor, no se da cuenta que muchas de esas cosas, le alejan de Dios, y en ese afán de ocultarse de él, cada vez inventa nuevos dioses y nuevas formas de tranquilizar su conciencia. Por eso el hombre tiene cada vez más dioses y tiene cada vez nuevas religiones, pero eso le mantiene muy ocupado y muy alejado del verdadero Dios, tal como Adán y Eva que finalmente tuvieron que salir del paraíso, y permanecer lejos de Dios.
La otra razón por la que el hombre tiene muchas religiones, también la podemos explicar con el pasaje del Edén. Se trata de Satanás, él siempre está presto a contestar a las interrogantes que tiene el hombre, a satisfacer sus anhelos y deseos aunque estos fueran prohibidos, a darles solución aparente a todos aquellos que dentro de su corazón ya decidieron alejarse de Dios, y buscar sus propios caminos. Satanás le enseña al hombre a llamar a lo bueno, malo; y a lo malo, bueno; y lo más terrible es que al hombre esa sugerencia le parece cuerda y con mucho sentido. No morirás, le dijo a Eva, cambiando el sentido del tiempo. No moriría en el instante, pero con el tiempo sí lo haría, sin pasar por decirle que Eva estando en el paraíso, ya era inmortal; aunque ella en esa inocencia que tenían los dos habitantes del Edén, no lo sabía, o no lo podía entender ni dimensionar bien. Pensó fácilmente que ‘NO MORIRÁS’, era de todas maneras mejor que lo que le había dicho Dios; ‘EL DÍA QUE DE ESE ÁRBOL COMIERES, CIERTAMENTE MORIRÁS’. Satanás también dijo: Sabe Dios que si comes de esa fruto serás igual que él. Otra verdad a medias, u otra mentira oculta. Cuando Adán y Eva, comieron del fruto prohibido, evidentemente conocieron el bien y el mal, y en ese sentido fueron igual que Dios, que siempre supo lo que es malo y lo que es bueno; pero Satanás no le dijo que conocer el bien y el mal, casi no le traería beneficios, sino mas bien dificultades; y no le dijo que ser igual a Dios en ese sentido, no lo es todo, porque Dios es muy grande y muy poderoso, y nadie puede de ninguna manera llegar a ser igual que él, en toda su dimensión. Satanás cuando dijo: ‘Sino que sabe Dios, que el día que de ese fruto comieres, serás igual que él’; presentó a Dios ante Adán y Eva, como un ser muy pequeño y vulnerable, obligado a recurrir a los secretos y misterios para no ser descubierto, y para que los demás no lleguen a ser como él o lo superen. Con esos pedacitos de verdad, Satanás logró apartar a la humanidad, completamente de Dios; porque como ellos casi comprobaron que todo lo que oyeron de la serpiente era verdad, por lo menos así pareció en ese momento, cuando Dios los enfrentó, ellos no reconocieron su error, sino que trataron de justificarse. Eva dijo, la serpiente me engaño, y Adán dijo, la mujer que tú me diste me dio y comí. Y así, Satanás continua hasta el día de hoy, actuando de esa manera, mostrándole al hombre pequeñas verdades, que a lo largo del tiempo traen aparente justificación frente a Dios por la conducta de los hombres, y también le trae aparente razón a todo lo que el hombre hace. La gente inventa una nueva religión, y cree que ha encontrado una mejor manera de expresar su devoción a Dios, cree que ha encontrado una mejor manera de interpretar a Dios y por lo tanto cree estar en mejores condiciones frente a Dios, y aunque algunas cosas pueden ser ciertas como en el caso de Eva, al conocer de verdad lo bueno y lo malo, el hombre no se da cuenta que aquello solo le aleja cada vez mas de Dios y que eso solo le trae dolor, cargo de conciencia, confusión y aflicción de espíritu. Satanás se ha hecho el propósito de apartar a la humanidad de su Dios y de alguna manera lo está consiguiendo, porque nosotros los hombres hemos caído en su trampa y le hemos creído sus medias verdades, y las hemos hecho verdades completa;, y lo que Dios nos dice, nos parece absurdo, anticuado, y muy básico. Yo creo que usted ha escuchado o leído a cerca de esas religiones que han empezado, con alguno por ahí, que dice que escuchó una voz, o que tuvo una visión, o que tuvo una revelación, y como esa persona dice que Dios le confirmó que está en la verdad, lo divulga, y no falta el que le cree, y quizá también de alguna forma participa de esas visiones o revelaciones, y se convence y dice que es verdad y así se van haciendo grandes esas religiones, y crecen, y finalmente luchan con tal fuerza, en contra de la verdadera religión, que hasta parece que tienen muchas más razones, que aquellos que predican la palabra de Dios. Así nacen todas las religiones falsas, con voces falsas, con visiones falsas, con encuentros de espíritus de demonio que se disfrazan como ángeles de luz, con revelación de medias verdades.
La Biblia dice enfáticamente: “Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás.” (Dt 12:32), y también dice: “No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso.” (Pr 30:6), y así también nuestro hermano Pablo de Tarso les escribió a los gálatas: “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea maldito.” (Gal 1:8). Por lo tanto, la verdadera religión, es aquella que sigue las escrituras, sin poner nada de lo que está en la mente del hombre. Aquella que a veces puede parecer anticuada, y poco efectiva, pero si así Dios lo dijo, los que siguen a Cristo, solo se limitan a creerlo con todo su corazón y con toda su mente; y esto quiere decir que nosotros podemos analizar lo que nos rodea, podemos pensar y discernir a cerca de lo que estamos haciendo, pero a la vez, nos remitimos al Espíritu de Dios para que seamos enseñados en lo que es verdadero y justo delante de Dios.
Espero haber contribuido en parte aunque sea a contestar esta pregunta, pues en realidad debo decirles que muchas de las cosas que preguntan ustedes mis queridos lectores, son realmente profundas y difíciles de responder en un párrafo tan corto como este. Pero hemos siempre tratado de ser concisos y llanos, tratando de lograr una respuesta adecuada para cada inquietud. Gracias por hacernos llegar estas preguntas, que sabemos que a muchos les animan, y les hacen perder todos sus temores, y les afirman en la fe; pues así como la persona que hizo esta pregunta, hay también muchos otros que piensan y se hacen las mismas interrogantes. Reciban un gran abrazo y que el Señor les bendiga mucho. Amén.

8 de enero de 2012

La Bilbia dice que Jesús eliminó el Pecado del mundo, entonces ¿Porqué aún hay pecado?


Hay muchos pasajes que pueden apoyar esta idea, algunos versículos específicos podrían ser los siguientes:
San Juan 1:29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Isaías 53:12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.
Hebreos 9:28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.
1 Pedro 2:24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.
1 Juan 3:5 Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él.
Colosenses 2:13-15 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.
Gálatas 1:3-4 Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre.
Tito 2:13-14 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
Hebreos 1:2-3 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.

En realidad son interminables los pasajes que hablan de que Jesús nos limpio de todos nuestros pecados, podríamos decir que casi toda la Biblia es un mensaje en este sentido, “Jesús borró todas nuestras rebeliones y pecados con su muerte expiatoria en la cruz”
A simple examen de los pasajes uno podría pensar que tratan de la eliminación del pecado de este mundo, o mejor dicho el pecado de todas las personas que habitan este mundo; y si así lo entendemos, entonces por supuesto que surge la pregunta, tal como la plantea nuestro amigo: ¿Si Jesús quito ya los pecados de este mundo, entonces porque aún hay pecado o porque la gente sigue pecando? Trataremos de responder esta pregunta, lo más sencillamente posible, y sin entrar en análisis muy profundos, que finalmente nos traerían muy poco beneficio.
Cuando decimos que Jesús quitó los pecados del mundo, o mejor dicho cuando la Biblia dice eso, es como si dijéramos: ‘Cuando apareció el jabón en el mundo, se terminó la ropa sucia’ y esto sería verdadero, porque sabemos que el jabón saca toda la mugre de nuestras prendas; pero, por supuesto esto no es automático, debemos usar el jabón para conseguir esos resultados, y aquellos que no lo usan, pues, continúan teniendo ropa sucia en casa. Así, nosotros debemos usar a Jesús o debemos entregarnos a Jesús para poder ser limpios de nuestros pecados, y debemos hacerlo a propósito y voluntariamente, porque no es algo automático.
La acción limpiadora o detergente del jabón procede de una reacción química, que causa la modificación estructural de sus componentes, un álcali y un ácido graso; así también la acción limpiadora de Jesús, nos trae un cambio o modificación de nuestro ser, especialmente en referencia a nuestro proceder con respecto a Dios, no puede haber limpieza duradera si no hay un cambio de conducta, y esa acción transformadora de nuestras vidas la produce Jesús. Pero… ¿Cómo lo hace? Entrando ya a detallar esta acción, diremos que primeramente debemos reconocer que somos pecadores; así como alguien que decide lavar sus ropas, debe reconocer primero que están sucias, pues de lo contrario probablemente no las lave; alguien puede tener la ropa muy sucia, pero si él no acepta que eso es verdad, lo más probable es que no vea la necesidad de lavarlas. Así también sucede con nuestros pecados, si no reconocemos que hemos pecado frente a Jesús, ¿porque tendríamos que ser limpiados? Y Así como toda la gente que viste ropas desde hace algún tiempo, digamos un par de días, aunque no vea mucha suciedad en ellas, debería admitir que algo de suciedad se ha adherido a sus ropas, y por lo tanto para asegurarse de estar limpio, podría lavarlas; así, desde que nacemos, hemos tenido una vida frente a nuestro Dios, y no podríamos pensar que en ningún momento hemos cometido faltas; la Biblia nos asegura que todos hemos cometido faltas, y que por lo tanto todos debemos pedir perdón a Dios por esas faltas, ahí se cumple el primer paso, que es ver la necesidad de ser limpiados de nuestros pecados.
Luego, también tenemos que ver la necesidad de permanecer limpios, que se consigue permaneciendo junto a Jesús. Tal como las personas que deciden andar siempre limpias, tratarán todos los días de no andar por lugares donde se puedan ensuciar, tendrán el suficiente cuidado, y si en algún momento llegan a estar sucias, ellas irán rápidamente a lavar sus prendas; así sucede con Jesús, nosotros podríamos en algún momento cometer algún error, pero pedimos inmediatamente perdón por aquello, y como Jesús es bueno, él nos perdona inmediatamente, y además como él es omnisciente, él sabe perfectamente si nos ensuciamos por que fuimos descuidados o porque en realidad no se pudo evitar. Aquel que peca intencionalmente, posiblemente tenga muchas más dificultades en ser perdonado y en algunos casos quizá no lo será, pero en general él perdonará nuestras faltas.
Por lo tanto, es muy importante confesar nuestras faltas al Señor, para poder ser perdonados, y para poder confesarlas hay que reconocer que se han cometido esas faltas. La Biblia dice: “El que encubre sus pecados no prosperará, mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Pr 28:13), y también dice: “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Ro 10:10). Ved entonces, cuán importante es acudir a Jesús, para poder ser limpios de nuestros pecados. Si todo el mundo lo hiciera, por supuesto que todo el mundo fuera limpio; y se cumpliría ese pensamiento que nos ha planteado nuestro amigo que nos envió esa pregunta; pero por lo menos nos queda claro, que Jesús nos dio la oportunidad de ser limpios de nuestros pecados a todos aquellos que así lo consideran y lo quieren, porque como dicen las escrituras: “El es quien perdona todas nuestras iniquidades, y el que sana todas nuestras dolencias” (Sal 103:3)
Esperamos estar pronto respondiendo a otra de las importantes preguntas que nos han hecho llegar nuestros lectores; a los que queremos decirles que no nos hemos olvidado de ellas, sino que simplemente, estamos trabajando en las respuestas. Que el Señor los bendiga mucho, y que tengan un muy buen año 2012. Amén.

Jim Elliot


ESCRITURA
San Marcos 8:35 “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”
APLICACIÓN
Jim Elliot, un misionero norteamericano, que junto con sus compañeros ofrendó su vida tratando de alcanzar con el evangelio a los indios waorani en las selvas del Ecuador, pensaba: “No es un necio el que entrega, lo que en este mundo no puede retener; para conseguir, aquello que nunca más podrá perder” Ellos se internaron a la selva para intentar un contacto con aquellos indígenas, conociendo bien su agresividad y rechazo de todo aquel que incursionara en su territorio. Para Jim y sus compañeros, era más importante mostrarles a los indígenas el camino de la salvación, que proteger sus propias vidas; finalmente perdieron la vida a manos de los waorani, aunque también lograron ese contacto y bajo ese testimonio, mas adelante estos indígenas aceptaron a Jesús en su corazón, como su salvador. El objetivo entonces se cumplió, tal como Dios lo desea, y tal como Jim pensaba. ¿Para que nos servirá la vida en este mundo, si no la usamos para alcanzar aquella que nunca más perderemos?
ACCIÓN
No solo su vida, sino también su salud, su talento, su dinero, y todo lo que tiene y todo lo que es; de nada le servirán, si usted no los usa para conseguir la vida eterna. Ese es el criterio de Dios, y él desea que usted así lo entienda, y actué en torno a eso. ¿Lo hará a partir de hoy?