Vamos a comenzar comentando un pasaje que presenta una discusión entre algunos fariseos y Jesús, allá en Jerusalén, el pasaje dice: “Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre. Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. Pero ahora procuráis matarme a mí, que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron (los fariseos): Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis” (Jn 8:37-45)
Como usted podrá darse cuenta, aquí hay en cierta manera una confirmación o respuesta a la inquietud de la persona que nos ha hecho llegar esta pregunta, los fariseos del caso, tienen su propio concepto a cerca de lo que Dios dice, pero a Jesús, quien dice estar hablando la verdad a cerca de Dios, ellos no le creen y parece que no pueden entender su lenguaje, dicho de otra manera, les parece que lo que está diciendo Jesús es realmente absurdo y fuera de toda lógica. No estoy seguro pero, me parece que la persona que nos ha hecho esta pregunta, no es precisamente un cristiano militante, sino que es una persona, que desea acercarse a Cristo y que a menudo se hace esta pregunta, porque le parece que hay varios grupos que dicen estar basados en la palabra de Dios, por lo tanto, él no sabe si debe unirse a éste o a aquél; pues todos parecen estar diciendo la verdad, pero él se da cuenta perfectamente que, entre ellos no hay acuerdo a cerca de las cosas que predican. No es mi objetivo en esta ocasión, explicar quién y porque razones es el que dice la verdad; simplemente voy a circunscribirme a responder la pregunta, es decir argumentar el ‘porqué’ de esta falta de entendimiento o esta dificultad para entender la palabra de Dios; porque ciertamente debe haber algún problema, de lo contrario todos hablarían el mismo idioma, o sea todos entenderían lo mismo, cuando leen la palabra de Dios.
Volvamos al pasaje bíblico inicial. Como usted se da cuenta fácilmente, los judíos, tenían muchas dificultades en entender y en algunos casos de aceptar lo que Jesús predicaba; y quiero decirle que ellos, los judíos, llámense fariseos, saduceos, herodianos y cualquier otro grupo de judíos, eran gente muy apegada a la palabra de Dios, es decir, eran gente muy estudiosa, y muy estricta en todas sus costumbres y tradiciones, gente muy celosa de lo que creía. También quiero decirle que diálogos como este que hemos transcrito, hay muchos en los evangelios, y hay muchas situaciones de desacuerdo entre Jesús y los judíos, situaciones de contradicción en que los judíos casi llegaron al extremo de apedrear a Jesús en el acto; porque muchas de las cosas que él decía, no eran aceptables para ellos. Y, bueno, usted ya conoce que finalmente ellos llegaron a apresar a Jesús, le condenaron a muerte, y ejecutaron esa sentencia finalmente. Pero, si tenemos un poco de cuidado en el análisis, nos damos cuenta que ellos, aunque quizá sin darse cuenta, cumplieron esas palabras pronunciadas por Jesús en el pasaje que ya leímos, las cuales son: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio…” Por supuesto que, la muerte de Jesús fue un homicidio, porque Jesús fue un hombre sin pecado ni culpa; y aunque él ya les había dicho de frente cual era el deseo que ellos tenían, y que tan opuestos estaban a sus palabras, y aunque los Judíos negaron muchas veces esa acusación de Jesús de que ellos querían matarlo, de todas maneras, y en la realidad eso se cumplió, demostrando así, que ellos en realidad estaban muy lejos de entender y aceptar su palabra, sino que hicieron los deseos del diablo, quien era en realidad el que quería matar a Jesús; demostrando esto que Jesús no hizo una acusación sin fundamento, aunque ellos así lo sintieron cuando Jesús pronunció esa sentencia. La inocencia de Jesús está demostrada, incluso Judas Iscariote, el que le entrego lo dejó registrado, las escrituras dicen al respecto: “Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó” (Mt 27:3-5) Lo importante es destacar que la sentencia de Jesús se cumplió, porque los judíos, a pesar de que muchos de ellos y de alguna manera, entendían que Jesús podría ser el Mesías; cuando Pilato los puso bajo la responsabilidad de decidir sobre su destino, ellos no dudaron en condenarlo a muerte, leamos este pasaje: “Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros. Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos” (Mt 27:24-25) Queda demostrado que ellos, decidieron, y tomaron bajo su responsabilidad la muerte de Jesús, involucrando incluso a sus hijos, o dicho de otra manera a las generaciones posteriores; y así se hicieron aborrecedores de la palabra de Dios, hijos de Satanás, y homicidas. Pero la verdad es que de alguna manera Dios, sabía que ellos se habían enceguecido y se habían confundido; dicho de otra forma, no habían entendido para nada su palabra, que hasta esos días y mediante muchos profetas, les anunciaba que vendría el Mesías Salvador y les traería buenas noticias de salvación; por esta razón la oración de Jesús en la cruz fue: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23:34)
La mayoría de los judíos, hasta el día de hoy, no acepta a Jesús como el Mesías Salvador, y en cierta manera aún no entienden el mensaje; pero no por eso, ellos han vivido de una u otra forma las consecuencias de aquella decisión fatal, todos hemos visto la suerte que ha tenido el pueblo de Israel a lo largo de la historia. No digo que esa consecuencia sea directa, pero creo que tiene mucho que ver.
Sin embargo, nosotros no estamos aquí para discutir el tema judío, sino para ver el porqué ‘nosotros’ no entendemos la palabra de Dios. Porque al no haber acuerdo entre lo que decimos o predicamos, unos y otros, para nadie es difícil darse cuenta de que hay diferentes interpretaciones, y que si hay una sola verdad, mas de alguien está faltando a esa verdad. Y, aunque usted lo encuentre contradictorio, creo que es una bendición el hecho de que las escrituras estén hechas de tal manera que el lector común, nada entienda y se confunda fácilmente. Pablo estuvo predicando todo un día a unos judío-romanos, y al final tuvo que repetirles una antigua profecía de Isaías que decía: “De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis; porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyeron pesadamente, y sus ojos han cerrado, para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane” (Hch 28:26-27) Entonces el problema está ahí: ‘En el corazón del hombre’ Si nosotros realmente quisiéramos escuchar la voz de Dios, lo lograríamos, pero si deseamos escuchar algo que anhela nuestro corazón, entonces no es posible oír ni entender esa voz. Nuestro corazón anida un montón de deseos y aspiraciones, nuestro corazón desea que Dios respondiera positivamente a esos deseos, nuestro corazón desea que se cumplan con creces nuestras aspiraciones, nuestro corazón no desea escuchar de castigos ni de juicios, no desea escuchar de condenaciones, de pecados, ni de infierno; nada queremos saber de humillación delante de Dios, de temor de Dios, y ninguna cosa por el estilo, al menos, si no es como está grabado en nuestra mente y nuestro corazón. Decimos ¿Qué clase de Dios es? Si te humilla, y te causa temor, no puede ser un verdadero Dios. Con ese panorama por delante entonces es probable que nada estemos entendiendo, y lo que creemos entender puede estar completamente equivocado. Isaías mismo escribió a cerca de esta ceguera espiritual, que no solo nos involucra a nosotros sino a todas las naciones que en los días finales irán a pelear contra Israel, nadie entenderá nada, ni se dará cuenta de lo que está haciendo, a ellos les parecerá que actúan bien pero estarán muy lejos de hacer algo bueno delante de Dios; el pasaje reza: “Y les sucederá (en el día final) como el que tiene hambre y sueña, y le parece que come, pero cuando despierta, su estómago está vacío; o como el que tiene sed y sueña, y le parece que bebe, pero cuando despierta, se halla cansado y sediento; así será la multitud de todas las naciones que pelearán contra el monte de Sion (o sea contra Jerusalén). Deteneos y maravillaos; ofuscaos y cegaos; embriagaos, y no de vino; tambalead, y no de sidra. Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de sueño, y cerró los ojos de vuestros profetas, y puso velo sobre las cabezas de vuestros videntes. Y os será toda visión como palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No puedo, porque está sellado. Y si se diere el libro al que no sabe leer, diciéndole: Lee ahora esto; él dirá: No sé leer. Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado” (Is 29:8-13) Queda claro entonces que, para escuchar la voz de Dios, o para entender su palabra, necesitamos despojarnos primeramente de todos nuestros pensamientos, de nuestros ideales y paradigmas de vida. Lo que para nosotros es felicidad, no lo es precisamente para Dios, lo que para nosotros es bienestar, no lo es precisamente para Dios, lo que para nosotros es riqueza, no lo es precisamente para Dios, lo que para nosotros es justicia, no lo es precisamente para Dios, y así un montón de conceptos que nosotros los hemos grabado en nuestra mente y en nuestro corazón, pero de acuerdo al deseo y aspiración humanas, más los pensamientos de Dios son diferentes, por lo tanto, no los podremos entender, a menos que nos pongamos en ese nivel y a propósito. Necesitamos ponernos fuera del contexto humano y terrenal, y ubicarnos en el ambiente espiritual y celestial, allí es donde Dios actúa y allí es donde él mismo será quien nos haga entender su palabra. Judas el Apóstol, no entendía muy bien como sucedía eso de que Dios se manifiesta a unos y no a otros, hasta que finalmente decidió preguntarle directamente a Jesús: “Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Jn 14:22-26) El que ama a Jesús guarda o respeta su palabra, y el que ama a Jesús también ama a Dios el Padre, por lo tanto ellos vendrán o se acercarán a este y vivirán junto o cerca de él, para enseñarle todas las cosas. Como este viene siendo completamente un tema espiritual, entonces es el mismo Espíritu de Dios, el que nos enseña y nos hace entender todas las cosas; y por lo tanto no es bueno que nosotros escuchemos palabras o enseñanzas de hombres, que seguramente invalidan el mandamiento y la palabra de Dios, Jesús mismo lo dijo, haciendo mención a la profecía de Isaías: “Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres…” (Mr 7:7-8) y más adelante dijo: “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre” (Mr 7:21-23) Queda entonces claro que el problema está en acomodar la palabra de Dios a lo que nuestras mentes y nuestros corazones piensan y desean; y también por supuesto en escuchar enseñanzas de hombres y ponerlas por verdad. Hoy en día circulan un montón de enseñanzas en este sentido y algunas dicen ser nuevas interpretaciones de la palabra de Dios: alguien salió por ahí y dijo haber recibido la visita de un ángel y que éste le mostro algún lugar donde había algunas escrituras nuevas escritas en planchas y cosas por el estilo, y mucha gente le creyó y le siguió; otro salió diciendo que recibió un cierto espíritu de profecía y de visión y gracias a esas supuestas visiones que tuvo, estableció una nueva doctrina, y otro poco de gente siguió sus enseñanzas; otro partió enseñando y escribiendo otras cosas y diciendo que el que no tiene sus escritos es muy difícil de que pueda llegar a entender la verdad, y otro grupo de gente se fue tras él; otros tantos han pretendido ser el mismo Jesús, o incluso el Anticristo, y aunque pareciera increíble, mucha gente se une a ellos; otros grupos se arrogan que ellos son los únicos que pueden interpretar las escrituras, por lo que prefieren que sus fieles no la lean, y vaya que tienen seguidores, y así, etc., etc. Y yo le pregunto querido amigo: ¿Qué es todo eso que se escucha y se ve? ¿No es acaso enseñanzas de hombres? ¿esta eso registrado en la palabra de Dios? La gente incauta, se une por supuesto a donde le parece mejor, donde le gusta lo que predican, donde hay un bonito ambiente, donde la música es buena o donde todo está bien organizado; mas es necesario decir que nada de eso puede ser un referente para elegir el lugar donde congregarse, ni el lugar donde ahondar los conocimientos de la palabra de Dios. El camino correcto debe ser el leer la biblia con mucho cuidado y atención y tratar de que aquello que está escrito es lo que se debe hacer, aún si eso no nos agrada o no nos parece; pero lo más importante que se debe hacer, es el acercarse a Dios mismo en oración, y decirle con todo sentimiento y sinceridad, que realmente queremos encontrar el camino verdadero. Si decimos creer que Dios está en todas partes, entonces por supuesto que él escuchará nuestras oraciones, donde sea que estemos, y si decimos que él examina los corazones de los hombres, entonces él sabrá muy bien que aquello que le pedimos es sincero y verdadero. Ahora bien, por supuesto que una vez que esa ruta ya haya sido identificada, nosotros de seguro que tenemos la obligación de seguir la senda, pues la palabra de Dios es una fuente inagotable de enseñanza, y ella será la que nos guié por el resto de nuestras vidas; bien dice el amigo que hace la pregunta, cuando incluye la frase "palabra viva", porque la palabra de Dios es viva y eficaz, en todo momento y en cualquier circunstancia, y para cualquier clase de persona.
No hacerlo de esta manera ¿qué significa? Significa hacer veraz la sentencia escrita que leíamos mas arriba: "Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane". (Mt 13:15) En otras palabras significa hacer acciones y esfuerzos para engrosar nuestro corazón, o sea para que cada vez nos parezca más verdadero aquello que nos enseñan los hombres, para que cada vez nos parezca mas difícil aceptar lo que realmente está escrito en la palabra de Dios, sino que nosotros le damos nuestra propia interpretación, aún si en realidad entendemos lo que dice, pero ese colchón de enseñanzas de hombres hace que finalmente lo entendamos como los que nos enseñan dicen que se debe interpretar. Esto quiere decir oír pesadamente, o sea podemos aún oír, pero se nos hace tan raro y tan difícil de aceptar que finalmente lo desechamos y seguimos solo lo que nos ha sido enseñado; y aunque hay una realidad diferente ante nuestros ojos, nosotros no la podríamos ver porque nuestros ojos espirituales están cerrados, por lo tanto aunque alguien nos diga que estamos yendo por camino equivocado, no lo aceptaremos, pues nuestros ojos espirituales no lo ven así, y nosotros pensamos que aquellos que ha sido aceptado por nuestra mente y nuestro corazón es lo real. Ya estando en esta situación, no escuchamos verdad alguna, sino aquella que ha sido puesta en nuestro corazón, pero no por Dios, sino por alguien que es otro hombre igual que nosotros, y tampoco vemos nada, ni peligros ni advertencias, y estando en esa condición, nuestro corazón nada entiende y no nos podremos convertir a Dios, o sea no podremos acercarnos a él para seguirle, pues ya estamos siguiendo otros caminos, y en cierta forma como Jesús les dijo a los judíos, estamos siguiendo al diablo, y por lo tanto Dios no nos puede sanar. ¿Sanar? Esta última palabra del párrafo, en realidad, no significa librarse de enfermedades físicas, sino de enfermedades espirituales, significa librarse de todo extravío, de toda confusión y de toda servidumbre de Satanás; o sea estando en esas condiciones Dios no podrá sanarnos, estando en esas condiciones estamos igual que los judíos que mataron a Jesús y cuando se vieron enfrentados a una realidad, no dudaron en decir "que la sangre de Jesús sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos".
Me parece que usted mi amado lector, debe estar un tanto preocupado y confuso con lo que escribí más arriba, al menos si está leyendo con atención, cuando dije, que yo pienso que de alguna manera es una bendición, el hecho de que las escrituras estén como diseñadas para que las personas no las entiendan y se confundan. Es necesario que explique esta situación, para no causar a mis queridos lectores, dudas o confusiones. Tomare para la aclaración, los versículos que están justamente antes del que ya hemos comentado, y que dicen: "Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden" (Mt 13:10-13) Todo empezó cuando Jesús se dirigió a los judíos y les empezó a enseñar y al hacerlo él empleó la figura literaria que se llama parábola. Por supuesto que Jesús sabía que con parábolas la gente entendía nada o casi nada de lo que decía, pero él estaba decidido a hacerlo de esa manera. Sus discípulos también sabían que ese sistema no estaba funcionando y no soportaron esta situación y decidieron decírselo, pero Jesús aprovecho de darles a ellos una gran enseñanza, que también es válida para nosotros hoy. El les aclaró, que a ellos o sea a los discípulos, les estaba permitido hacer preguntas y recibir aclaraciones, y también recibir enseñanzas directas, sin emplear parábolas para que así ellos puedan conocer muy a fondo los misterios del reino de los cielos, pero que a la demás gente no le estaba permitido eso, y por lo tanto él les hablaba en parábolas. Pero... ¿por qué no les estaba permitido? Y aquí Jesús hace la aclaración que vale para explicar lo que yo había escrito y dicho. Jesús dice que al que tiene se le dará más, pero al que no tiene, aún lo poco que tiene le será quitado. Y entiéndase bien, Jesús no está hablando de cosas materiales ni de dinero, sino que se está refiriendo al mismo tema que venimos tratando, o sea al entendimiento de las cosas del reino de los cielos por intermedio de su palabra. Jesús dice que a aquel que tiene algo de entendimiento en este campo, y que ese algo de entendimiento lo ha conseguido gracias a ese su deseo genuino de conocer estas verdades, a esa persona se le dará aún más entendimiento, y así llegará a ser un buen conocedor de la palabra de Dios; pero a aquel que no tiene conocimiento del reino de los cielos, debido a que siempre trata de acomodar las cosas a su manera, de acuerdo a lo que él piensa o de acuerdo a lo que a él le parece y que escucha por ahí, y que nunca se preocupa de preguntarle a Dios mismo, como puede conocer esa verdad; a esa persona no se le dará entendimiento, por lo que no llegará a conocer nada a cerca del reino de los cielos, y si bien la palabra llega a ellos, les llega así como una parábola, que es difícil de entender y que puede tener muchas interpretaciones, y puede llevar a confusiones; por eso dice que aún lo poco que tienen les será quitado. Esto demuestra que la biblia esta como diseñada para que esto suceda, quiero decir que esta como hecha para que aquellos que no tengan un deseo genuino de entender y conocer la verdad a cerca de Dios y su santo reino, aunque lean y escuchen, no podrán llegar a conocer la verdad. Y... ¿porque dije que es casi una bendición que esto sea así? Porque justamente ese hecho hace que solo los verdaderos interesados en conocer y llegar al reino de los cielos, puedan encontrar el camino, mas no sucede así con los demás, y esto por supuesto que hace una gran diferencia, pero que siempre está a favor de los que tienen verdaderos deseos de estar un día con Dios creador de todas las cosas.
Yo no sé, si esto contesta de manera amplia la pregunta que nos han enviado, pero creo que por lo menos da una buena razón de aquello. Se puede escribir muchas cosas más, y se pueden emplear muchos otros ejemplos bíblicos, pero también estoy consciente de cuan difícil es que las personas lean artículos largos; por lo que de alguna manera me veo en la necesidad de acortar lo más que puedo, mis escritos.
Quiero enviarles mi total agradecimiento, por participar en este tipo de enseñanzas, haciendo preguntas que pueden parecer muy complicadas, y que yo de alguna manera espero poder darles alguna respuesta que satisfaga sus inquietudes y que también los lleve a aclarar sus dudas. Reciban un gran abrazo y que Dios le bendiga grandemente.
Buenas Nuevas
Difundiendo el evangélio a traves del mundo
Hebreos 1:1-2
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quién constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.
30 de marzo de 2013
¡Despierte!
ESCRITURA
Efesios 5:14 “Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo”
APLICACIÓN
Una señora, quien seguramente tenía prisa en cruzar la calle, llegó al borde de la vereda, en un lugar no apropiado para peatones, y decididamente empezó a cruzarla. Era una calle ancha con varios carriles de ida y otros de regreso. La señora prefirió no mirar hacia el tráfico de automóviles, ni escuchar los bocinazos, ni se inmutó ante el chirrido de los neumáticos en el pavimento; más bien agachó la cabeza, como diciendo: Pase lo que pase cruzaré, solo espero llegar bien al final. Así muchos de nosotros pareciera que hemos decidido pasar por este mundo; escuchamos a cerca de Dios, de la salvación, de su amor por nosotros, sabemos que él se esfuerza en llamar nuestra atención; pero decidimos poner nuestros oídos sordos, mirar solo hacia nuestro interior, como si dijéramos: Cumpliré aquí mis deseos, y no importa que es lo que me espera más allá de esta vida.
ACCIÓN
¡Despierte mi querido hermano! No puede seguir caminando por este mundo como sonámbulo, despierte y mire a su alrededor, levántese de entre los que están muertos en sus delitos y pecados, y Cristo brillará mostrándole como es que debe transitar por este mundo.
Efesios 5:14 “Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo”
APLICACIÓN
Una señora, quien seguramente tenía prisa en cruzar la calle, llegó al borde de la vereda, en un lugar no apropiado para peatones, y decididamente empezó a cruzarla. Era una calle ancha con varios carriles de ida y otros de regreso. La señora prefirió no mirar hacia el tráfico de automóviles, ni escuchar los bocinazos, ni se inmutó ante el chirrido de los neumáticos en el pavimento; más bien agachó la cabeza, como diciendo: Pase lo que pase cruzaré, solo espero llegar bien al final. Así muchos de nosotros pareciera que hemos decidido pasar por este mundo; escuchamos a cerca de Dios, de la salvación, de su amor por nosotros, sabemos que él se esfuerza en llamar nuestra atención; pero decidimos poner nuestros oídos sordos, mirar solo hacia nuestro interior, como si dijéramos: Cumpliré aquí mis deseos, y no importa que es lo que me espera más allá de esta vida.
ACCIÓN
¡Despierte mi querido hermano! No puede seguir caminando por este mundo como sonámbulo, despierte y mire a su alrededor, levántese de entre los que están muertos en sus delitos y pecados, y Cristo brillará mostrándole como es que debe transitar por este mundo.
12 de septiembre de 2012
Conflicto interior
ESCRITURA
Salmo 139:3 “Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos”.
APLICACIÓN
Un anciano indio describió sus conflictos interiores así: — Dentro de mí existen dos cachorros. Uno de ellos es cruel y malo, y el otro es bueno y dócil. Los dos están siempre luchando...— Entonces le preguntaron cual de ellos era el que acabaría ganando. El sabio indio guardó silencio un instante, y luego respondió: — Aquel a quien yo alimente—
¿Cuales son sus pasatiempos favoritos? ¿Qué busca usted en las películas que ve o en la televisión? ¿Qué evoca la música que escucha? ¿Qué contiene la literatura que lee? ¿Cuáles son los temas de conversación con sus amigos? ¿A cual de los cachorros que lleva dentro está usted alimentando? Querido lector, por favor recuerde que Dios le ve en todas partes, y Él es el que examina todos sus caminos.
ACCIÓN
Esfuércese a partir de hoy, para que las veredas por las que anda, sean agradables a los ojos de Dios; él también está dispuesto a ver lo bueno que usted hace, y es amplio para perdonar sus errores. El evangelio de Jesús debe ser su alimento, porque es el más sano y seguro.
1 de septiembre de 2012
¿Tiene Dios un plan para cada persona?
La pregunta que nos enviaron decía: ¿Le diría a Dios si él ha planeado mi vida completamente y podré dejar este mundo una vez que mis hijas ya estén preparadas para vivir sin sus padres? A veces me atemoriza que llegue el día de mi partida y que ellas aún estén estudiando o no tengan su vida formada.
Supongamos que una pareja de novios planea casarse pronto, ellos dentro de sus planes tienen el deseo y la ilusión de tener unos lindos hijos, a los cuales educarán hasta lograr que sean médicos profesionales. Casados ya ellos, logran tener un solo hijo y no dos como era su deseo, y al pasar el tiempo, el niño manifiesta que quiere ser futbolista; sus padres, por supuesto que no están de acuerdo con esta idea, porque piensan que no es la mejor opción, y no es nada parecido a lo que ellos habían planificado para él. Al fin el joven ya tiene edad y decide por lo que él quiere y no por lo que sus padres le piden.
Aunque esta es solo una sencilla ilustración, lo que trato de decir, es que el plan de Dios para cada ser humano, es algo parecido a lo que acabo de contar. Si alguien me pregunta: ¿Tiene Dios un plan para cada uno de nosotros? Yo le diría que sí y con toda seguridad. Luego esa persona pensará inmediatamente, pero… ¿Por qué ese plan para mí no es tan bueno, y es tan diferente al de mi prójimo, a quien parece que todo le sale bien? Quizá empiece a enumerar todas las cosas que de su vida no le gustan, puede quejarse de la esposa indiferente que tiene, del sueldo bajo que gana, de su salud que no es muy buena, o tal vez de sus hijos, que no han sido como a él le hubiese gustado, y muchas cosas más. En definitiva, no podrá entender porque Dios, si es tan sabio y soberano, no pudo haber trazado un mejor plan de vida para él, o es que ¿no es Dios así de poderoso como dicen?
Si bien es cierto que Dios tiene un plan de vida para cada uno de nosotros, este plan incluye un aspecto importante de una gran verdad bíblica, esta es: “Hemos sido hechos a la imagen de Dios” (Gen 1:27). Y, ¿qué significa eso? Significa que así como Dios es libre y soberano de hacer como a él le place, así también nosotros hemos sido hechos con esa capacidad de autodeterminación o libre albedrío; por lo tanto, y aunque el plan de Dios incluye con toda seguridad las mejores cosas para nosotros, estas no se llegan a cumplir porque nosotros intervenimos en el camino, y tomamos nuestras propias decisiones, y por lo tanto es lógico que también asumamos las consecuencias de las decisiones que tomamos. Es probable que debido a nuestra forma de ser, en algún momento solo tendamos a ver que Dios no nos ha trazado un buen plan de vida, y que no seamos capaces de aceptar que, si bien el plan no parece muy bueno, es solo el resultado de nuestra propia forma de actuar.
Por otro lado, tenemos que decir que, si alguien decide permanecer fiel a Dios, esto es con apego estricto a su palabra y a su consejo; ese alguien automáticamente entenderá que las cosas que sucedan en este mundo, no pueden influir para nada en desviar al hombre del plan de Dios, pues este plan en su parte más fundamental está diseñado para que el hombre llegue a vivir con Dios en la eternidad; y nuestra vida acá en la tierra solo sirve, por decirlo de alguna manera, para demostrarle a Dios que le amamos, que deseamos estar algún día con él y que allá donde vayamos, nos portaremos muy bien, así como ya lo estamos demostrando aquí en la tierra. Por lo tanto, el día que el hombre tenga que partir de éste mundo: los familiares que quedan aquí, la situación en que ellos quedan, en manos de quien quedan los negocios, las posesiones, etc., no son relevantes y no deberían influir en la vida del verdadero cristiano. Este, de por sí entenderá que Dios es suficientemente poderoso para cuidar de sus hijos, de su esposa y de sus familiares; y, el no pensar de esa forma es dejar de reconocerle esa capacidad a Dios, es dejar de creer en su amor por las personas, y hasta dejar de reconocer que él tiene un plan para cada cual. Si de alguna manera aceptamos que Dios tiene un plan para nosotros, creo que lo más básico es empezar pensando que él se ocupara de nosotros, de nuestra salud, de nuestros alimentos, de nuestro bienestar, pero, principalmente se preocupará de que lleguemos a obtener la vida eterna junto a él. El problema surge, cuando nosotros queremos que el plan de Dios sea a la medida de nuestros pensamientos, y a la medida de nuestros deseos. Actuamos por cuenta nuestra, hasta habernos alejado completamente de ese plan, y luego nos quejamos de que ese plan no es bueno para nosotros, o solamente lo vemos como bueno, mientras nuestras expectativas y nuestros deseos se cumplen, pero llega el momento donde algo deja de estar de acuerdo a lo que nosotros quisiéramos, y en ese momento recién pensamos que Dios no nos ha dado un buen plan para esta vida.
Ahora, es necesario aclarar que muchas de las cosas que nosotros vemos como estrictamente necesarias, para Dios no lo son; y mientras no tengamos los pensamientos parecidos a los de él, probablemente no entendamos estas cosas y tampoco podamos ver que su plan es bueno. Jesús les dijo a sus discípulos: “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo más que el vestido. Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?” (Lc 12:22-24) No os afanéis por vuestra vida; eso quiere decir que no nos preocupemos mucho de que si viviremos o moriremos, pues si estamos seguros de que Dios nos ha dado una vida eterna, confiamos en que así es. Si no podemos conseguir pan, y nos llegásemos a morir de hambre, o de frío por no tener vestido, ̶ porque eso es lo que les pasa a algunos cuervos u otras aves ̶ ; sin embargo Jesús enseño que Dios los alimenta, y lo que vemos que les pasa a las aves, ese es el cuidado que Dios les da, y seguramente las aves se mueren sin renegar de Dios, y mientras viven, viven muy contentas con lo que tienen, sea poco o sea mucho; y es que a ellas ni siquiera se les ha prometido una vida eterna. Luego de presentar esta enseñanza, Jesús pregunta: ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? ¡Claro que Dios nos proporcionará un mejor cuidado!
Lo que nosotros debemos pensar es que muchas, por no decir todas las cosas malas que pasan en este mundo, no son por obra de Dios, sino que son por obra de nosotros mismos, lo seres humanos, y en algunos casos pueden ser obra o influencia de Satanás; por lo tanto la pobreza, los conflictos familiares, las enfermedades y toda clase de mal ha sido cultivado afanosamente por el ser humano, y si nos toca pasar por esos problemas, primero deberíamos pensar y aceptar que somos los autores de todo aquello, y luego aceptar que estas situaciones adversas, pueden servir para demostrarle a Dios, que de todas maneras confiamos en sus promesas, y que deseamos un día estar con él. Pero… ¿Cómo es eso? ¿Acaso Dios no tiene poder para controlarlo todo? Vuelvo a citar la sentencia bíblica: “Hemos sido hechos a la imagen de Dios”. Dios no va a intervenir en nuestro actuar, no tiene por qué hacerlo, porque eso significaría que no somos autodependientes o que no tenemos libre albedrío, significaría que no hemos sido hechos a su imagen; en ese caso pasaríamos a ser simplemente como los animales, y como ya dijimos, los animales no tienen el problema que tenemos nosotros los seres humanos; quiero decir que los animales no tienen el problema del afán por las cosas materiales, el problema del pecado, no tienen problemas de convivencia y si no fuera por el hombre, creo tampoco tendrían problemas de alimentación y hábitat.
Mas, como hemos sido hechos a la imagen de Dios, nosotros sí tenemos autodeterminación o libre albedrío, y Dios no quiere relacionarse con animales, aunque a ellos por supuesto que los ama; pero él ha hecho un ser superior, un ser que tiene conciencia de su libertad y que tiene muchos de sus atributos, y es con ese ser con quien quiere tener comunión. Para poder amar a Dios de manera libre, debemos tener libre albedrío, debemos tener la capacidad de elegirle libre y voluntariamente como nuestro Dios y Padre, incluso debemos tener la capacidad de elegir no amarle o de rechazarle, es la única manera de que podamos demostrar que le amamos voluntaria y verdaderamente, es la única manera que podemos demostrarle a Dios qué camino o qué decisión hemos tomado, y que esa decisión no ha sido influenciada por él sino que proviene directamente de nuestra propia conciencia y voluntad.
Por supuesto que Dios tiene todo el poder para hacer lo que a él le plazca. El puede sanar enfermedades, él puede prolongar la vida a las personas, también podría acortársela por supuesto, él puede enviar lluvia para tener buenas cosechas, el puede hacer todo lo que nosotros nos podemos imaginar, pero… ¿Por qué entonces no lo hace? Para responder a eso, tenemos que mirar el versículo que está al lado del anterior y que dice: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y SEÑOREE en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, EN TODA LA TIERRA, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Gen 1:26) Yo cambié a propósito esas palabras a mayúsculas, porque ahí está el secreto para responder esta pregunta. Si Dios pasara interviniendo en las cosas que hacemos, entonces dejaríamos de ser libres, como ya lo hemos dicho; pero además dejaríamos de ser los DUEÑOS Y SEÑORES DE LA TIERRA, tal como él lo dijo el día que nos creó . Sería como si usted le regalara una bicicleta a su hijo, y luego él tuviera que usarla solo en los momentos y en la forma en que a usted le parece y no como él quiere, o sea él no estaría capacitado para hacer lo que quiera con su bicicleta; esto: Primeramente, sería como si no se la hubiese regalado ¿verdad? Y luego, ¿Cómo podría usted saber si realmente él aprecia el regalo? ¿Cómo saber si realmente él sigue sus consejos de cuidado y buenas costumbres? Esta es la razón por la que Dios no interviene comúnmente en las cosas del hombre: “Él ha determinado que somos los dueños y señores de este mundo” y cuando él nos lo entregó tenía todo muy limpio, estaba todo bien equilibrado, y había mucha abundancia; por lo tanto todo lo que aquí sucede, pasa a ser de nuestra propia responsabilidad. Sin embargo debemos notar que a pesar de todo eso, Dios sí cuida de la humanidad, y ha hecho muchas cosas para convencernos de que está pendiente de nosotros, de que nos ama y de que desea un día estar junto a nosotros. A través de la historia, Dios se ha manifestado innumerables veces, ha enviado a su hijo único, para que podamos creer en él, y así ser salvos; y es más, él se manifestará activamente en la vida de cualquier ser humano, si este decide conducirse bajo la voluntad de Dios; o sea, cuando el hombre decide por si solo, no hacer casi nada guiado por su propia decisión, si no que lo pone todo en la voluntad de Dios. Es como si su hijo a pesar de haber recibido la bicicleta, y a pesar de saber que él es el dueño absoluto y tiene muy claro que puede hacer lo quiera con el aparato; de todas maneras decidiera preguntarle cuando puede salir con ella a la calle, o como es que debe cuidarla, o le pide consejos de como hacerle un buen mantenimiento. Esto demostraría que el joven realmente esta feliz y agradecido por lo que usted a hecho por él; y usted amorosamente le dará los mejores consejos y le ayudará en todo lo que necesite para tener siempre bien su bicicleta y hasta quizá le regale algo de dinero para que la hermosee ¿verdad? Así Dios, también puede intervenir en la vida de nosotros, sanando nuestras enfermedades, puede bendecirnos materialmente, puede consolarnos en los momentos de tristeza y hacer muchas cosas más; y tengo que aclarar, que no es solo una posibilidad, sino que así lo hace ¡Hay una inmensa nube de testigos!, que pueden dar fe de que así ha sido en sus vidas. Incluso tendríamos que decir que Dios interviene a veces en la vida de personas que ni siquiera creen en él; o quizá hasta reniegan de él. Nadie le puede decir a Dios lo que debe hacer, o pedirle cuentas de lo que hace, porque él es dueño de hacer lo que él quiera; tal como nosotros somos, y que también podemos ayudar no solo a nuestros hijos, sino a cualquier persona, y por cualquier motivo; y si por alguna razón decidimos no hacerlo, pensamos que somos completamente libres de haber tomado esa decisión. Así actúa Dios, y nosotros fuimos hechos a su imagen, por lo tanto actuamos, bajo ese mismo espejo de conducta.
Lo que puedo contestarle a la persona que me envió esta pregunta, es que si bien Dios tiene un plan para cada ser humano, y ese plan, que dicho sea de paso es eterno, no tiene mucho que ver con él en nuestro paso por este mundo, a no ser de que el hombre decida voluntaria y libremente depender de Dios en este mundo; entonces por supuesto, todo lo que le suceda a ese hombre será responsabilidad de Dios. Pero aquí debemos tomar en cuenta dos cosas: Primeramente que de todas maneras el hombre sigue siendo libre, y puede en cualquier momento decidir dejar de depender de Dios, así como también puede decidir seguir dependiendo de él toda su vida. Por otro lado, tenemos que estar conscientes que depender de Dios puede justamente significar que él nos use para dar testimonio a otros, para demostrar qué tanto amor tiene por la humanidad, y qué tan dispuesto esta a perdonar nuestras maldades; y en ese cometido, es posible que la persona utilizada por Dios tenga que pasar por momento difíciles, de dolor o sufrimiento y quizá hasta entregar su vida como testimonio de fidelidad. Veamos eso en una sola mirada a la vida de Jesús: Sufrió, pasó necesidades, fue rechazado, y murió a manos de hombres pecadores; y aún en la cruz, pidió perdón por ellos al Padre. Y si a nosotros no nos impacta la vida y pasión de Jesús, es probable que Dios tenga que seguir usando a sus hijos para impactar a las personas, quizá tenga que usar a nuestros familiares cercanos, quizá nosotros mismo tengamos que pasar por el valle de sombra y de muerte, para ser impactados por su amor, y así tener oportunidad de demostrar no solo a él, sino también a los demás, que tamaña fe tenemos y que determinación de seguir la senda que Jesús nos trazó; muchas veces es la única forma de poder entender su plan y tener la certeza de que todo esto sucede porque nos ama, porque desea tener comunión con nosotros y desea un día estar con nosotros. Las personas que están bajo la voluntad de Dios lo entienden perfectamente y se gozan en ello, pero es probable que las personas que no viven bajo esa voluntad sino que viven bajo su propia voluntad, solo vean que Dios finalmente no es tan bueno como muchos lo predican y que de todas maneras no ha tenido un buen plan para ellos. Como siempre espero que estas meditaciones, le lleven al convencimiento de que nuestro amoroso Dios, está pendiente y deseoso de tener comunión con cada ser humano, él desea bendecirnos y perdonar todas nuestras iniquidades, pero si algo de eso no sucede, no es por él, es por nosotros.
Que Dios les bendiga mucho. Amén.
Supongamos que una pareja de novios planea casarse pronto, ellos dentro de sus planes tienen el deseo y la ilusión de tener unos lindos hijos, a los cuales educarán hasta lograr que sean médicos profesionales. Casados ya ellos, logran tener un solo hijo y no dos como era su deseo, y al pasar el tiempo, el niño manifiesta que quiere ser futbolista; sus padres, por supuesto que no están de acuerdo con esta idea, porque piensan que no es la mejor opción, y no es nada parecido a lo que ellos habían planificado para él. Al fin el joven ya tiene edad y decide por lo que él quiere y no por lo que sus padres le piden.
Aunque esta es solo una sencilla ilustración, lo que trato de decir, es que el plan de Dios para cada ser humano, es algo parecido a lo que acabo de contar. Si alguien me pregunta: ¿Tiene Dios un plan para cada uno de nosotros? Yo le diría que sí y con toda seguridad. Luego esa persona pensará inmediatamente, pero… ¿Por qué ese plan para mí no es tan bueno, y es tan diferente al de mi prójimo, a quien parece que todo le sale bien? Quizá empiece a enumerar todas las cosas que de su vida no le gustan, puede quejarse de la esposa indiferente que tiene, del sueldo bajo que gana, de su salud que no es muy buena, o tal vez de sus hijos, que no han sido como a él le hubiese gustado, y muchas cosas más. En definitiva, no podrá entender porque Dios, si es tan sabio y soberano, no pudo haber trazado un mejor plan de vida para él, o es que ¿no es Dios así de poderoso como dicen?
Si bien es cierto que Dios tiene un plan de vida para cada uno de nosotros, este plan incluye un aspecto importante de una gran verdad bíblica, esta es: “Hemos sido hechos a la imagen de Dios” (Gen 1:27). Y, ¿qué significa eso? Significa que así como Dios es libre y soberano de hacer como a él le place, así también nosotros hemos sido hechos con esa capacidad de autodeterminación o libre albedrío; por lo tanto, y aunque el plan de Dios incluye con toda seguridad las mejores cosas para nosotros, estas no se llegan a cumplir porque nosotros intervenimos en el camino, y tomamos nuestras propias decisiones, y por lo tanto es lógico que también asumamos las consecuencias de las decisiones que tomamos. Es probable que debido a nuestra forma de ser, en algún momento solo tendamos a ver que Dios no nos ha trazado un buen plan de vida, y que no seamos capaces de aceptar que, si bien el plan no parece muy bueno, es solo el resultado de nuestra propia forma de actuar.
Por otro lado, tenemos que decir que, si alguien decide permanecer fiel a Dios, esto es con apego estricto a su palabra y a su consejo; ese alguien automáticamente entenderá que las cosas que sucedan en este mundo, no pueden influir para nada en desviar al hombre del plan de Dios, pues este plan en su parte más fundamental está diseñado para que el hombre llegue a vivir con Dios en la eternidad; y nuestra vida acá en la tierra solo sirve, por decirlo de alguna manera, para demostrarle a Dios que le amamos, que deseamos estar algún día con él y que allá donde vayamos, nos portaremos muy bien, así como ya lo estamos demostrando aquí en la tierra. Por lo tanto, el día que el hombre tenga que partir de éste mundo: los familiares que quedan aquí, la situación en que ellos quedan, en manos de quien quedan los negocios, las posesiones, etc., no son relevantes y no deberían influir en la vida del verdadero cristiano. Este, de por sí entenderá que Dios es suficientemente poderoso para cuidar de sus hijos, de su esposa y de sus familiares; y, el no pensar de esa forma es dejar de reconocerle esa capacidad a Dios, es dejar de creer en su amor por las personas, y hasta dejar de reconocer que él tiene un plan para cada cual. Si de alguna manera aceptamos que Dios tiene un plan para nosotros, creo que lo más básico es empezar pensando que él se ocupara de nosotros, de nuestra salud, de nuestros alimentos, de nuestro bienestar, pero, principalmente se preocupará de que lleguemos a obtener la vida eterna junto a él. El problema surge, cuando nosotros queremos que el plan de Dios sea a la medida de nuestros pensamientos, y a la medida de nuestros deseos. Actuamos por cuenta nuestra, hasta habernos alejado completamente de ese plan, y luego nos quejamos de que ese plan no es bueno para nosotros, o solamente lo vemos como bueno, mientras nuestras expectativas y nuestros deseos se cumplen, pero llega el momento donde algo deja de estar de acuerdo a lo que nosotros quisiéramos, y en ese momento recién pensamos que Dios no nos ha dado un buen plan para esta vida.
Ahora, es necesario aclarar que muchas de las cosas que nosotros vemos como estrictamente necesarias, para Dios no lo son; y mientras no tengamos los pensamientos parecidos a los de él, probablemente no entendamos estas cosas y tampoco podamos ver que su plan es bueno. Jesús les dijo a sus discípulos: “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo más que el vestido. Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?” (Lc 12:22-24) No os afanéis por vuestra vida; eso quiere decir que no nos preocupemos mucho de que si viviremos o moriremos, pues si estamos seguros de que Dios nos ha dado una vida eterna, confiamos en que así es. Si no podemos conseguir pan, y nos llegásemos a morir de hambre, o de frío por no tener vestido, ̶ porque eso es lo que les pasa a algunos cuervos u otras aves ̶ ; sin embargo Jesús enseño que Dios los alimenta, y lo que vemos que les pasa a las aves, ese es el cuidado que Dios les da, y seguramente las aves se mueren sin renegar de Dios, y mientras viven, viven muy contentas con lo que tienen, sea poco o sea mucho; y es que a ellas ni siquiera se les ha prometido una vida eterna. Luego de presentar esta enseñanza, Jesús pregunta: ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? ¡Claro que Dios nos proporcionará un mejor cuidado!
Lo que nosotros debemos pensar es que muchas, por no decir todas las cosas malas que pasan en este mundo, no son por obra de Dios, sino que son por obra de nosotros mismos, lo seres humanos, y en algunos casos pueden ser obra o influencia de Satanás; por lo tanto la pobreza, los conflictos familiares, las enfermedades y toda clase de mal ha sido cultivado afanosamente por el ser humano, y si nos toca pasar por esos problemas, primero deberíamos pensar y aceptar que somos los autores de todo aquello, y luego aceptar que estas situaciones adversas, pueden servir para demostrarle a Dios, que de todas maneras confiamos en sus promesas, y que deseamos un día estar con él. Pero… ¿Cómo es eso? ¿Acaso Dios no tiene poder para controlarlo todo? Vuelvo a citar la sentencia bíblica: “Hemos sido hechos a la imagen de Dios”. Dios no va a intervenir en nuestro actuar, no tiene por qué hacerlo, porque eso significaría que no somos autodependientes o que no tenemos libre albedrío, significaría que no hemos sido hechos a su imagen; en ese caso pasaríamos a ser simplemente como los animales, y como ya dijimos, los animales no tienen el problema que tenemos nosotros los seres humanos; quiero decir que los animales no tienen el problema del afán por las cosas materiales, el problema del pecado, no tienen problemas de convivencia y si no fuera por el hombre, creo tampoco tendrían problemas de alimentación y hábitat.
Mas, como hemos sido hechos a la imagen de Dios, nosotros sí tenemos autodeterminación o libre albedrío, y Dios no quiere relacionarse con animales, aunque a ellos por supuesto que los ama; pero él ha hecho un ser superior, un ser que tiene conciencia de su libertad y que tiene muchos de sus atributos, y es con ese ser con quien quiere tener comunión. Para poder amar a Dios de manera libre, debemos tener libre albedrío, debemos tener la capacidad de elegirle libre y voluntariamente como nuestro Dios y Padre, incluso debemos tener la capacidad de elegir no amarle o de rechazarle, es la única manera de que podamos demostrar que le amamos voluntaria y verdaderamente, es la única manera que podemos demostrarle a Dios qué camino o qué decisión hemos tomado, y que esa decisión no ha sido influenciada por él sino que proviene directamente de nuestra propia conciencia y voluntad.
Por supuesto que Dios tiene todo el poder para hacer lo que a él le plazca. El puede sanar enfermedades, él puede prolongar la vida a las personas, también podría acortársela por supuesto, él puede enviar lluvia para tener buenas cosechas, el puede hacer todo lo que nosotros nos podemos imaginar, pero… ¿Por qué entonces no lo hace? Para responder a eso, tenemos que mirar el versículo que está al lado del anterior y que dice: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y SEÑOREE en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, EN TODA LA TIERRA, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Gen 1:26) Yo cambié a propósito esas palabras a mayúsculas, porque ahí está el secreto para responder esta pregunta. Si Dios pasara interviniendo en las cosas que hacemos, entonces dejaríamos de ser libres, como ya lo hemos dicho; pero además dejaríamos de ser los DUEÑOS Y SEÑORES DE LA TIERRA, tal como él lo dijo el día que nos creó . Sería como si usted le regalara una bicicleta a su hijo, y luego él tuviera que usarla solo en los momentos y en la forma en que a usted le parece y no como él quiere, o sea él no estaría capacitado para hacer lo que quiera con su bicicleta; esto: Primeramente, sería como si no se la hubiese regalado ¿verdad? Y luego, ¿Cómo podría usted saber si realmente él aprecia el regalo? ¿Cómo saber si realmente él sigue sus consejos de cuidado y buenas costumbres? Esta es la razón por la que Dios no interviene comúnmente en las cosas del hombre: “Él ha determinado que somos los dueños y señores de este mundo” y cuando él nos lo entregó tenía todo muy limpio, estaba todo bien equilibrado, y había mucha abundancia; por lo tanto todo lo que aquí sucede, pasa a ser de nuestra propia responsabilidad. Sin embargo debemos notar que a pesar de todo eso, Dios sí cuida de la humanidad, y ha hecho muchas cosas para convencernos de que está pendiente de nosotros, de que nos ama y de que desea un día estar junto a nosotros. A través de la historia, Dios se ha manifestado innumerables veces, ha enviado a su hijo único, para que podamos creer en él, y así ser salvos; y es más, él se manifestará activamente en la vida de cualquier ser humano, si este decide conducirse bajo la voluntad de Dios; o sea, cuando el hombre decide por si solo, no hacer casi nada guiado por su propia decisión, si no que lo pone todo en la voluntad de Dios. Es como si su hijo a pesar de haber recibido la bicicleta, y a pesar de saber que él es el dueño absoluto y tiene muy claro que puede hacer lo quiera con el aparato; de todas maneras decidiera preguntarle cuando puede salir con ella a la calle, o como es que debe cuidarla, o le pide consejos de como hacerle un buen mantenimiento. Esto demostraría que el joven realmente esta feliz y agradecido por lo que usted a hecho por él; y usted amorosamente le dará los mejores consejos y le ayudará en todo lo que necesite para tener siempre bien su bicicleta y hasta quizá le regale algo de dinero para que la hermosee ¿verdad? Así Dios, también puede intervenir en la vida de nosotros, sanando nuestras enfermedades, puede bendecirnos materialmente, puede consolarnos en los momentos de tristeza y hacer muchas cosas más; y tengo que aclarar, que no es solo una posibilidad, sino que así lo hace ¡Hay una inmensa nube de testigos!, que pueden dar fe de que así ha sido en sus vidas. Incluso tendríamos que decir que Dios interviene a veces en la vida de personas que ni siquiera creen en él; o quizá hasta reniegan de él. Nadie le puede decir a Dios lo que debe hacer, o pedirle cuentas de lo que hace, porque él es dueño de hacer lo que él quiera; tal como nosotros somos, y que también podemos ayudar no solo a nuestros hijos, sino a cualquier persona, y por cualquier motivo; y si por alguna razón decidimos no hacerlo, pensamos que somos completamente libres de haber tomado esa decisión. Así actúa Dios, y nosotros fuimos hechos a su imagen, por lo tanto actuamos, bajo ese mismo espejo de conducta.
Lo que puedo contestarle a la persona que me envió esta pregunta, es que si bien Dios tiene un plan para cada ser humano, y ese plan, que dicho sea de paso es eterno, no tiene mucho que ver con él en nuestro paso por este mundo, a no ser de que el hombre decida voluntaria y libremente depender de Dios en este mundo; entonces por supuesto, todo lo que le suceda a ese hombre será responsabilidad de Dios. Pero aquí debemos tomar en cuenta dos cosas: Primeramente que de todas maneras el hombre sigue siendo libre, y puede en cualquier momento decidir dejar de depender de Dios, así como también puede decidir seguir dependiendo de él toda su vida. Por otro lado, tenemos que estar conscientes que depender de Dios puede justamente significar que él nos use para dar testimonio a otros, para demostrar qué tanto amor tiene por la humanidad, y qué tan dispuesto esta a perdonar nuestras maldades; y en ese cometido, es posible que la persona utilizada por Dios tenga que pasar por momento difíciles, de dolor o sufrimiento y quizá hasta entregar su vida como testimonio de fidelidad. Veamos eso en una sola mirada a la vida de Jesús: Sufrió, pasó necesidades, fue rechazado, y murió a manos de hombres pecadores; y aún en la cruz, pidió perdón por ellos al Padre. Y si a nosotros no nos impacta la vida y pasión de Jesús, es probable que Dios tenga que seguir usando a sus hijos para impactar a las personas, quizá tenga que usar a nuestros familiares cercanos, quizá nosotros mismo tengamos que pasar por el valle de sombra y de muerte, para ser impactados por su amor, y así tener oportunidad de demostrar no solo a él, sino también a los demás, que tamaña fe tenemos y que determinación de seguir la senda que Jesús nos trazó; muchas veces es la única forma de poder entender su plan y tener la certeza de que todo esto sucede porque nos ama, porque desea tener comunión con nosotros y desea un día estar con nosotros. Las personas que están bajo la voluntad de Dios lo entienden perfectamente y se gozan en ello, pero es probable que las personas que no viven bajo esa voluntad sino que viven bajo su propia voluntad, solo vean que Dios finalmente no es tan bueno como muchos lo predican y que de todas maneras no ha tenido un buen plan para ellos. Como siempre espero que estas meditaciones, le lleven al convencimiento de que nuestro amoroso Dios, está pendiente y deseoso de tener comunión con cada ser humano, él desea bendecirnos y perdonar todas nuestras iniquidades, pero si algo de eso no sucede, no es por él, es por nosotros.
Que Dios les bendiga mucho. Amén.
Guerra
ESCRITURA:
Efesios 6:12 “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”
APLICACIÓN:
Si el país fuese invadido y subyugado por otro país, usted ¿sería capaz de permanecer indiferente? ¿Aplaudiría a esos invasores? ¿Se enrolaría en las filas del ejército, para defender a su país? La actitud que usted tomase frente a una situación así, determinaría quién es usted, o a cuál de los dos países pertenece ¿verdad?
A los hijos de Dios les ha sido entregado este mundo para cuidarlo y vivir en él, pero hemos sido invadidos por tropas enemigas; y, lo peor de todo es que ellos están usando una táctica letal e infalible. Ellos están usando la mimetización y la infiltración; están predicando casi las mismas cosas que nosotros, usan los mismos métodos y hasta ofrecen mejores panoramas para el futuro. Todo lo que dicen es falso; pero muchos son los ingenuos que creen y otros ni siquiera se dan cuenta que estamos en guerra, otros, piensan que nosotros somos los enemigos. ¡Vaya que guerra tan terrible!
ACCIÓN;
¿Cuál es su actitud frente a esta terrible invasión? ¿Le es indiferente? ¿Los aplaude? ¿Trata de desenmascararlos? ¿Trabaja para ellos? La actitud que usted tome frente a esta guerra, le indicará a nuestro Rey Jesús de qué lado está usted. Únase al ejército vencedor, únase a Jesús.
19 de julio de 2012
Señor… ¿Por qué les suceden situaciones adversas a los que se allegan a la Iglesia?,..... Eso me atemoriza.
Pablo era un hombre exitoso, tenía muy buena posición, tanto social como económica dentro de la sociedad en que vivía; sus amigos y familiares estaban dentro de la clase privilegiada judía, aquella que gozaba no solo de un buen nivel económico, sino también de buenas influencias dentro del pueblo judío y también dentro del gobierno romano. En el campo religioso él era un hombre destacado, que estaba haciendo aquello que creía de todo corazón, aquello que le habían enseñado sus padres y maestros; y por la forma en que pensaba y actuaba, cumplía fielmente con sus obligaciones frente a Dios. Eso, en algunos casos significaba defender lo que creía de una manera muy directa, firme y en completa consonancia con la clase dirigencial de su religión. Cuando las cosas se pusieron un tanto ácidas, por la aparición de nuevos liderazgos y la predicación de nuevas corrientes de pensamiento con respecto a Dios, su iglesia o su sector, decidió defender su posición aún con la amenaza, la persecución y muerte de algunos que estaban enredando la cuestión. Pablo estaba allí luchando también contra eso, persiguiendo gente desviada, entregándola para ser echada en la cárcel, porque creía que esa era su obligación. Pero un día, camino de Damasco y con motivo de perseguir a los que consideraba desviados de la verdadera doctrina, Pablo se encontró con Jesús, y aunque solo escucho su voz y vio una potente luz, debemos decir que la voz fue perfectamente audible, pues la escucharon también algunos que viajaban con él, y por medio de esa voz, Jesús hizo contacto con él; (Hechos 9:1-19, 22:6-16, 26:12-18) y desde ese momento Pablo supo con certeza que lo que estaba haciendo estaba completamente errado. Decidió cambiarse de iglesia, desde ahora pertenecería a la iglesia de ‘El camino’ a la cual también pertenecían los desviados que había estado persiguiendo. Y, como dice y piensa nuestro amigo que nos envió esta pregunta, el hombre de la historia o sea Pablo de Tarso, empezó a tener múltiples problemas; su familia, por supuesto lo rechazó de plano, se avergonzaban de él; sus amigos ahora eran sus enemigos, pues como las cosas se habían puesto tan calientes, y las diferencias se estaban transando a golpes, apedreamientos, y cárcel, él al pertenecer al bando opuesto, tuvo que sufrir las consecuencias de su decisión. Para qué podríamos hablar de su situación económica, él tuvo que dejar todos sus negocios, y ahora solo huía. Muchas veces estuvo en la cárcel, otras tantas veces, en peligros de muerte, cinco veces fue azotado por los judíos con el máximo nivel de crueldad, esto es, con cuarenta azotes menos uno; tres veces fue azotado con varas, otra clase de castigo muy doloroso y cruel; una vez ha sido apedreado, salvándose de la muerte solo por milagro; tres veces ha padecido naufragio; ha estado muchas veces huyendo por caminos desconocidos e inseguros, en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de su nación, peligros de los gentiles, quienes también lo perseguían y atacaban, ha estado en peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; ha tenido que vivir en trabajo duro y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez. (2Co 11:24-27) Pablo, después de decidir seguir a Jesús, no solo sufría por lo que le hacían a él, sino también por lo que sufrían los demás perseguidos, pues su manera de ser y de pensar habían cambiado, sus sentimientos ahora eran diferentes, y estaba como obligado a sufrir dolor y tristeza por las cosas que sufrían sus hermanos en la fe; Pablo ya no podía defenderse con golpes como antes, ahora sentía que la ley del ‘Ojo por ojo, diente por diente’ ya no era para él, ahora él había entendido que debía perdonar a sus enemigos y debía orar por ellos.
Realmente, si lo vemos por ese lado, y quizá es lo que hace el amigo que nos ha hecho esta pregunta, podríamos preguntarnos: ¿valía la pena que Pablo se cambiara de religión?, o ¿de qué le sirvió a Pablo seguir la religión de Cristo? Nuestro amigo no está muy equivocado al pensar que a los que se allegan a la iglesia de Cristo, le empiezan a suceder situaciones adversas; aunque, en nuestro tiempo, no son cosas tan críticas como las que sufrió Pablo, pero sí, de todas maneras hay un desacomodo en cada vida cotidiana que se entrega al camino del Señor. Sin embargo debemos aclarar que esta no es una regla, o sea no es que seguir a Cristo sea sinónimo de sufrimiento, porque también es posible que la gente cambie su situación para el ‘estar mejor’, para el recuperar su salud, para el tener una mejor convivencia familiar, y muchas cosas como esas. Lo que podríamos decir que sucede, y esto con cierta lógica, es que la gente que está bien es este mundo, materialmente hablando, puede llegar a sentir incomodidad o quizá llegue a experimentar sufrimiento; pero aquellos que están en la miseria y el sufrimiento, podrían experimentar todo lo contrario al acercarse a Cristo. En la Biblia, Pablo no es el único que tiene un vuelco hacia el sufrimiento, y son muy pocos los casos en que, a los que siguen a Cristo les comienza a ir muy bien. Casi todos los que han decidido seguir a Cristo tuvieron que tener un vuelco hacia la incomodidad y el sufrimiento; ellos, y por la situación que se dio en ese tiempo, forzosamente tuvieron que pasar por penas y dificultades, estrecheces y persecuciones y porque no decirlo, hasta llegar a perder la vida por esta causa; pero si hasta el mismo Cristo, nuestro Señor, del cual usted puede revisar su vida muy ampliamente en los evangelios, todo lo que le sucedió fue adverso, a tal grado que tuvo que morir enfrentando las dificultades y contradicciones.
Hoy en día, hay mucha predicación que nos entrega un mensaje que dice todo lo contrario, mucha gente presenta el mensaje de Cristo como sinónimo de bienestar, de prosperidad, de convivencia armónica, etc.; en definitiva, es un mensaje animador, algo que invita a entrar en la religión de Cristo pensando en esa idea; pero la gente que decide seguir este camino, en la mayoría de los casos se encuentra con que eso que decía el mensaje, no está precisamente en la iglesia, y aunque lo busca y trata de convencerse que algo de eso hay, muchos acaban fuera de la iglesia y completamente decepcionados, y algunos hasta se sienten engañados, sirviendo estos de testimonio de que lo que se predica en las iglesias evangélicas, no es cierto. Podríamos decir que esa es una de las primeras barreras que impide a la iglesia de hoy, crecer como creció en los días de Pablo, porque la gente en los días de Pablo, no se unió a la iglesia, por el interés de estar mejor, si no casi consciente de que le iría peor, materialmente hablando; pero lo que les interesaba era estar con Cristo, sentir su presencia, transitar por el camino de la verdad, estar en la verdadera religión, aquella que ofrece la vida eterna.
Desde el punto de vista humano, diríamos que está garantizado que aquél que decide seguir a Cristo, tendrá que sufrir y padecer, y no es porque así piense yo, sino que, Cristo mismo lo advirtió con estas palabras: “En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo” (Jn 16:33); y este es uno de los versículos más suaves que nos hablan de la adversidad que le espera al verdadero cristiano, pero Jesús fue muy sincero cuando nos dijo eso, porque eso es lo que podemos ver que le ha pasado a mucha gente que se menciona en la Biblia, y ¿Por qué nosotros tendríamos que tener un destino diferente? Acaso, ¿no serían para nosotros también esas palabras?
Ahora bien, todo esto que hemos venido comentando y como ya lo hemos dicho, es el punto de vista netamente humano, o sea a nosotros como seres humanos y terrenales, no nos parece muy atrayente seguir a Cristo, porque no nos gusta ir de mal en peor, nadie quiere así por así someterse voluntariamente a una situación conflictiva; pero debemos pensar que hay otro punto de vista desde el cual también podemos ver las cosas, y este es el punto de vista de Dios. Y, desde el punto de vista de Dios, las cosas físicas o las situaciones no cambian, esto quiere decir que el sufrimiento, la estrechez económica, la enfermedad o cualquier otro sufrimiento, seguramente van a continuar ahí; pero la percepción y la motivación que recibimos al seguir a Cristo no es la misma. Voy a explicarlo: Desde el punto de vista de Dios, el hombre que verdaderamente decide seguir a Cristo, lo hace por varias razones, a saber: Primero, porque comprende que la vida que tenemos en este mundo, no es la única opción; si no que, Jesús nos mostró el verdadero y real camino, y ese camino es: vida en este mundo para encontrar a Dios, luego la muerte en Cristo, y la resurrección para vida eterna. Entonces, cuando el hombre entiende que tiene esa opción, las cosas que pasan aquí en este mundo, pierden mucho de su relevancia, haciendo que a cada ser humano que decide seguir a Cristo, le empiece a interesar otro objetivo mayor como es el de alcanzar la vida eterna; porque al mismo tiempo que entiende eso, entiende otra de las razones por las que vale la pena seguir a Cristo, entiende que no seguir a Cristo, encierra realmente un grave peligro, como es el de ir a parar a un lugar terrible de castigo; la biblia dice al respecto: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Jn 3:36) Desde el punto de vista de Dios, cuando se decide seguir a Cristo, no lo hacemos por el mero interés de estar mejor en este mundo, sino con la idea de alcanzar esa promesa de eternidad junto a él, más no debemos ver que el castigo de Dios, es como un medio por el cual el hombre está casi obligado a seguir a Cristo, porque si hay algo de lo cual el hombre es completamente libre es justamente de su elección, el hombre puede elegir amar a Dios o puede elegir lo contrario, sin embargo Dios si se ha preocupado de entregarle este panorama del futuro a cada hombre, o sea el hombre si elige estar contra Dios, lo elige libremente pero también consciente de lo que le sucederá más allá de esta vida; porque aquí hay otra razón de la cual nos olvidamos fácilmente y es el hecho de que hemos sido hechos a la imagen de Dios, lo que significa en uno de sus aspectos, que somos eternos; y aquí llegamos a descubrir y preguntarnos ¿Dónde pasaremos esa eternidad? Es evidente que el hombre en cierta manera ya tiene una vida eterna, pero donde pasará esa eternidad, esa debiera ser la pregunta que debería hacerse todo ser humano, y una de las opciones que tiene es pasar junto a su Dios gozando de felicidad, pero también se podría elegir voluntariamente pasar esa eternidad en un lugar de castigo eterno.
Ahora deseo que pensemos en otra razón importante que nos lleva a elegir el camino de Cristo, y que tiene que ver con estos dos puntos de vista, el terrenal y el celestial o sea el estar bien o estar mal en este mundo: ¿Cómo, podríamos demostrarle verdadera fidelidad a Dios? Veamos una ilustración: Si un hombre vive en riqueza, juventud y salud, lo más probable es que muchas mujeres le digan y hagan muchas cosas para demostrar que le aman y que desean vivir junto a él, pero si esa persona, pierde todo lo que tenía, incluso su salud, y aún así alguna mujer continúa a su lado, para ayudarle y acompañarle, ella sí demostrará que verdaderamente le ama ¿verdad? Así es como nos sucede a nosotros, no podríamos demostrar a Dios, que le amamos en las buenas y en las malas, si de ninguna manera queremos estar en las malas junto a él; por lo tanto para el hombre que decide seguir a Cristo, las dificultades, dejan de ser una carga y un dolor, y quizá hasta haya alguien incluso que comience a considerar aquello como una bendición, de lo contrario, ¿cómo podríamos entender estos versículos? “gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración” (Rom 12:12); “Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos” (Heb 10:34); “Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo” (1 Tes 1:6).
Desde el punto de vista de Dios, podemos ver claramente que todas las cosas que suceden en este mundo, pasan a ser positivas; bueno como humanos ya sabemos que cosas son buenas, así que éstas pueden seguir siéndolo; pero aquellas que sabemos que son malas, pueden convertirse en buenas y las llegaremos a vivir con paz y alegría. Por ejemplo si alguien se enferma, podría llegar a experimentar el poder de Dios en la sanidad, y eso le hará sentirse mucho más seguro de su fe, porque si nunca se enferma, no tendría ninguna posibilidad de experimentar esa bendición ¿verdad? Ahora si esa persona no sana, es probable que en ese estado, y con su fe firme, pueda convertir a algunos de sus familiares o amigos, porque ellos al comprobar su fe, su paz y tranquilidad, aún en los días cercanos a la muerte, quizá lleguen a convencerse de cuán bueno es seguir a Cristo, porque nadie puede conseguir paz en medio de la tribulación, si no es junto a Cristo Jesús. Y por último si esa persona se llegara a morir, él morirá muy tranquilo, sabiendo que nada malo le espera, mas al contrario le espera una vida maravillosa junto a su Dios, ¿Cuál podría ser el motivo de su tristeza? ¿Quién podrá quitarle su gozo? La Biblia nos enseña esto así: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual —dice Pablo— estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom 8:35-39)
Cuando se ven las cosas desde el punto de vista de Dios, en muchos casos, por no decir en todos, se ve que el estar bien en este mundo, el tener bienes materiales, buena salud, y muchas cosas que nosotros consideramos buenas, ellas pueden llegar a ser un peligro para el ser humano. Y, ¿Cuál es la razón para decir eso? Pareciera que esa respuesta debemos sacarla mirando a nuestro alrededor, pues la gente que tiene riquezas y felicidad en este mundo, vemos como deja de interesarle el mundo venidero, por lo que se le hace muy difícil seguir a Cristo, pero si el hombre sufre y llora en este mundo, casi podríamos decir que tiene asegurado que descubrirá a su Dios y le seguirá con alegría. Esta no es una estrategia de Dios para hacer que el hombre le busque, sino que es una muestra de cuán malos y absurdos somos nosotros los seres humanos. Jesús graficó esto en algunas de sus enseñanzas: “… pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!” (Mar 10:24) “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mt 6:19-21) “Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa” (mar 4:18-19)
Entonces vamos a concluir este pequeño artículo, diciendo que el estar bien o tener bienes o ausencia de sufrimiento en este mundo, podría ser una especie de trampa para el hombre por medio de la cual, nunca podríamos encontrar a Dios; pero Dios no nos ha puesto como condición el ser sufrientes o pobres para poder aceptarnos, sino que esa es una condición netamente humana. Sin embargo deseo dejar bien en claro que el no buscar a Dios, el no encontrarlo y el no seguirlo, es una garantía de que iremos a parar a un lugar de castigo eterno, el cual la biblia le llama ‘el infierno’ Puede ser que el seguir o no seguir a Dios en este mundo, parezca algo trivial y sin importancia; pero debemos estar conscientes de que traerá grandes consecuencias en el mundo venidero. Y, para aquellos que no han probado del amor de Dios, quiero decir que el seguir a Cristo trae las más grandes bendiciones que el hombre pudiera encontrar, porque eso de vivir en paz y tranquilidad, aún en los días de tribulación, eso de enfrentar la muerte casi con una cierta alegría, no se puede conseguir en ninguna parte, no hay dinero que eso lo pueda comprar, solo lo hace la fe de aquellos que están seguros de su destino en la eternidad. Pero después de tenerlo todo en este mundo, y llegar a la muerte en medio de la desesperación e incertidumbre, creo que es una de las cosas más terribles a las que el hombre se somete voluntariamente.
Le quiero decir a mi amigo, al que me envió esta pregunta, que no está muy equivocado en su apreciación de lo que le pasa a las personas cuando deciden seguir a Cristo, pero quiero aclararle que eso no es el deseo de Dios ni es una especie de castigo para aceptarlo como hijo, aunque bien podríamos merecerlo; sino que esa sensación que tenemos de castigo y sufrimiento, es fruto de nuestro apego al mundo, a lo terrenal, nosotros estamos tan acostumbrados a valorar todo en relación a lo que pasa aquí en la tierra, que nos parece muy difícil y doloroso aceptar el perder o retroceder en muchos aspectos, hasta llegar a aceptar que muchas de esas cosas que amamos tanto no las necesitamos, y que alguna perdida o sufrimiento nos pueden traer acaso un bien, como es el de reforzar la fe en Cristo; la cual no es fácil encontrar y cultivar. Por lo tanto el desacomodarnos en este mundo es casi la única manera de encontrar el camino de la fe en Cristo Jesús, por lo que más valioso es, que nos desacomodemos ¡YA!, y ahora, a que pensemos hacerlo en el futuro, pues puede suceder que eso nunca lo hagamos. Reciban ustedes muy ricas bendiciones de parte de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Amén.
Realmente, si lo vemos por ese lado, y quizá es lo que hace el amigo que nos ha hecho esta pregunta, podríamos preguntarnos: ¿valía la pena que Pablo se cambiara de religión?, o ¿de qué le sirvió a Pablo seguir la religión de Cristo? Nuestro amigo no está muy equivocado al pensar que a los que se allegan a la iglesia de Cristo, le empiezan a suceder situaciones adversas; aunque, en nuestro tiempo, no son cosas tan críticas como las que sufrió Pablo, pero sí, de todas maneras hay un desacomodo en cada vida cotidiana que se entrega al camino del Señor. Sin embargo debemos aclarar que esta no es una regla, o sea no es que seguir a Cristo sea sinónimo de sufrimiento, porque también es posible que la gente cambie su situación para el ‘estar mejor’, para el recuperar su salud, para el tener una mejor convivencia familiar, y muchas cosas como esas. Lo que podríamos decir que sucede, y esto con cierta lógica, es que la gente que está bien es este mundo, materialmente hablando, puede llegar a sentir incomodidad o quizá llegue a experimentar sufrimiento; pero aquellos que están en la miseria y el sufrimiento, podrían experimentar todo lo contrario al acercarse a Cristo. En la Biblia, Pablo no es el único que tiene un vuelco hacia el sufrimiento, y son muy pocos los casos en que, a los que siguen a Cristo les comienza a ir muy bien. Casi todos los que han decidido seguir a Cristo tuvieron que tener un vuelco hacia la incomodidad y el sufrimiento; ellos, y por la situación que se dio en ese tiempo, forzosamente tuvieron que pasar por penas y dificultades, estrecheces y persecuciones y porque no decirlo, hasta llegar a perder la vida por esta causa; pero si hasta el mismo Cristo, nuestro Señor, del cual usted puede revisar su vida muy ampliamente en los evangelios, todo lo que le sucedió fue adverso, a tal grado que tuvo que morir enfrentando las dificultades y contradicciones.
Hoy en día, hay mucha predicación que nos entrega un mensaje que dice todo lo contrario, mucha gente presenta el mensaje de Cristo como sinónimo de bienestar, de prosperidad, de convivencia armónica, etc.; en definitiva, es un mensaje animador, algo que invita a entrar en la religión de Cristo pensando en esa idea; pero la gente que decide seguir este camino, en la mayoría de los casos se encuentra con que eso que decía el mensaje, no está precisamente en la iglesia, y aunque lo busca y trata de convencerse que algo de eso hay, muchos acaban fuera de la iglesia y completamente decepcionados, y algunos hasta se sienten engañados, sirviendo estos de testimonio de que lo que se predica en las iglesias evangélicas, no es cierto. Podríamos decir que esa es una de las primeras barreras que impide a la iglesia de hoy, crecer como creció en los días de Pablo, porque la gente en los días de Pablo, no se unió a la iglesia, por el interés de estar mejor, si no casi consciente de que le iría peor, materialmente hablando; pero lo que les interesaba era estar con Cristo, sentir su presencia, transitar por el camino de la verdad, estar en la verdadera religión, aquella que ofrece la vida eterna.
Desde el punto de vista humano, diríamos que está garantizado que aquél que decide seguir a Cristo, tendrá que sufrir y padecer, y no es porque así piense yo, sino que, Cristo mismo lo advirtió con estas palabras: “En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo” (Jn 16:33); y este es uno de los versículos más suaves que nos hablan de la adversidad que le espera al verdadero cristiano, pero Jesús fue muy sincero cuando nos dijo eso, porque eso es lo que podemos ver que le ha pasado a mucha gente que se menciona en la Biblia, y ¿Por qué nosotros tendríamos que tener un destino diferente? Acaso, ¿no serían para nosotros también esas palabras?
Ahora bien, todo esto que hemos venido comentando y como ya lo hemos dicho, es el punto de vista netamente humano, o sea a nosotros como seres humanos y terrenales, no nos parece muy atrayente seguir a Cristo, porque no nos gusta ir de mal en peor, nadie quiere así por así someterse voluntariamente a una situación conflictiva; pero debemos pensar que hay otro punto de vista desde el cual también podemos ver las cosas, y este es el punto de vista de Dios. Y, desde el punto de vista de Dios, las cosas físicas o las situaciones no cambian, esto quiere decir que el sufrimiento, la estrechez económica, la enfermedad o cualquier otro sufrimiento, seguramente van a continuar ahí; pero la percepción y la motivación que recibimos al seguir a Cristo no es la misma. Voy a explicarlo: Desde el punto de vista de Dios, el hombre que verdaderamente decide seguir a Cristo, lo hace por varias razones, a saber: Primero, porque comprende que la vida que tenemos en este mundo, no es la única opción; si no que, Jesús nos mostró el verdadero y real camino, y ese camino es: vida en este mundo para encontrar a Dios, luego la muerte en Cristo, y la resurrección para vida eterna. Entonces, cuando el hombre entiende que tiene esa opción, las cosas que pasan aquí en este mundo, pierden mucho de su relevancia, haciendo que a cada ser humano que decide seguir a Cristo, le empiece a interesar otro objetivo mayor como es el de alcanzar la vida eterna; porque al mismo tiempo que entiende eso, entiende otra de las razones por las que vale la pena seguir a Cristo, entiende que no seguir a Cristo, encierra realmente un grave peligro, como es el de ir a parar a un lugar terrible de castigo; la biblia dice al respecto: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Jn 3:36) Desde el punto de vista de Dios, cuando se decide seguir a Cristo, no lo hacemos por el mero interés de estar mejor en este mundo, sino con la idea de alcanzar esa promesa de eternidad junto a él, más no debemos ver que el castigo de Dios, es como un medio por el cual el hombre está casi obligado a seguir a Cristo, porque si hay algo de lo cual el hombre es completamente libre es justamente de su elección, el hombre puede elegir amar a Dios o puede elegir lo contrario, sin embargo Dios si se ha preocupado de entregarle este panorama del futuro a cada hombre, o sea el hombre si elige estar contra Dios, lo elige libremente pero también consciente de lo que le sucederá más allá de esta vida; porque aquí hay otra razón de la cual nos olvidamos fácilmente y es el hecho de que hemos sido hechos a la imagen de Dios, lo que significa en uno de sus aspectos, que somos eternos; y aquí llegamos a descubrir y preguntarnos ¿Dónde pasaremos esa eternidad? Es evidente que el hombre en cierta manera ya tiene una vida eterna, pero donde pasará esa eternidad, esa debiera ser la pregunta que debería hacerse todo ser humano, y una de las opciones que tiene es pasar junto a su Dios gozando de felicidad, pero también se podría elegir voluntariamente pasar esa eternidad en un lugar de castigo eterno.
Ahora deseo que pensemos en otra razón importante que nos lleva a elegir el camino de Cristo, y que tiene que ver con estos dos puntos de vista, el terrenal y el celestial o sea el estar bien o estar mal en este mundo: ¿Cómo, podríamos demostrarle verdadera fidelidad a Dios? Veamos una ilustración: Si un hombre vive en riqueza, juventud y salud, lo más probable es que muchas mujeres le digan y hagan muchas cosas para demostrar que le aman y que desean vivir junto a él, pero si esa persona, pierde todo lo que tenía, incluso su salud, y aún así alguna mujer continúa a su lado, para ayudarle y acompañarle, ella sí demostrará que verdaderamente le ama ¿verdad? Así es como nos sucede a nosotros, no podríamos demostrar a Dios, que le amamos en las buenas y en las malas, si de ninguna manera queremos estar en las malas junto a él; por lo tanto para el hombre que decide seguir a Cristo, las dificultades, dejan de ser una carga y un dolor, y quizá hasta haya alguien incluso que comience a considerar aquello como una bendición, de lo contrario, ¿cómo podríamos entender estos versículos? “gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración” (Rom 12:12); “Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos” (Heb 10:34); “Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo” (1 Tes 1:6).
Desde el punto de vista de Dios, podemos ver claramente que todas las cosas que suceden en este mundo, pasan a ser positivas; bueno como humanos ya sabemos que cosas son buenas, así que éstas pueden seguir siéndolo; pero aquellas que sabemos que son malas, pueden convertirse en buenas y las llegaremos a vivir con paz y alegría. Por ejemplo si alguien se enferma, podría llegar a experimentar el poder de Dios en la sanidad, y eso le hará sentirse mucho más seguro de su fe, porque si nunca se enferma, no tendría ninguna posibilidad de experimentar esa bendición ¿verdad? Ahora si esa persona no sana, es probable que en ese estado, y con su fe firme, pueda convertir a algunos de sus familiares o amigos, porque ellos al comprobar su fe, su paz y tranquilidad, aún en los días cercanos a la muerte, quizá lleguen a convencerse de cuán bueno es seguir a Cristo, porque nadie puede conseguir paz en medio de la tribulación, si no es junto a Cristo Jesús. Y por último si esa persona se llegara a morir, él morirá muy tranquilo, sabiendo que nada malo le espera, mas al contrario le espera una vida maravillosa junto a su Dios, ¿Cuál podría ser el motivo de su tristeza? ¿Quién podrá quitarle su gozo? La Biblia nos enseña esto así: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual —dice Pablo— estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom 8:35-39)
Cuando se ven las cosas desde el punto de vista de Dios, en muchos casos, por no decir en todos, se ve que el estar bien en este mundo, el tener bienes materiales, buena salud, y muchas cosas que nosotros consideramos buenas, ellas pueden llegar a ser un peligro para el ser humano. Y, ¿Cuál es la razón para decir eso? Pareciera que esa respuesta debemos sacarla mirando a nuestro alrededor, pues la gente que tiene riquezas y felicidad en este mundo, vemos como deja de interesarle el mundo venidero, por lo que se le hace muy difícil seguir a Cristo, pero si el hombre sufre y llora en este mundo, casi podríamos decir que tiene asegurado que descubrirá a su Dios y le seguirá con alegría. Esta no es una estrategia de Dios para hacer que el hombre le busque, sino que es una muestra de cuán malos y absurdos somos nosotros los seres humanos. Jesús graficó esto en algunas de sus enseñanzas: “… pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!” (Mar 10:24) “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mt 6:19-21) “Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa” (mar 4:18-19)
Entonces vamos a concluir este pequeño artículo, diciendo que el estar bien o tener bienes o ausencia de sufrimiento en este mundo, podría ser una especie de trampa para el hombre por medio de la cual, nunca podríamos encontrar a Dios; pero Dios no nos ha puesto como condición el ser sufrientes o pobres para poder aceptarnos, sino que esa es una condición netamente humana. Sin embargo deseo dejar bien en claro que el no buscar a Dios, el no encontrarlo y el no seguirlo, es una garantía de que iremos a parar a un lugar de castigo eterno, el cual la biblia le llama ‘el infierno’ Puede ser que el seguir o no seguir a Dios en este mundo, parezca algo trivial y sin importancia; pero debemos estar conscientes de que traerá grandes consecuencias en el mundo venidero. Y, para aquellos que no han probado del amor de Dios, quiero decir que el seguir a Cristo trae las más grandes bendiciones que el hombre pudiera encontrar, porque eso de vivir en paz y tranquilidad, aún en los días de tribulación, eso de enfrentar la muerte casi con una cierta alegría, no se puede conseguir en ninguna parte, no hay dinero que eso lo pueda comprar, solo lo hace la fe de aquellos que están seguros de su destino en la eternidad. Pero después de tenerlo todo en este mundo, y llegar a la muerte en medio de la desesperación e incertidumbre, creo que es una de las cosas más terribles a las que el hombre se somete voluntariamente.
Le quiero decir a mi amigo, al que me envió esta pregunta, que no está muy equivocado en su apreciación de lo que le pasa a las personas cuando deciden seguir a Cristo, pero quiero aclararle que eso no es el deseo de Dios ni es una especie de castigo para aceptarlo como hijo, aunque bien podríamos merecerlo; sino que esa sensación que tenemos de castigo y sufrimiento, es fruto de nuestro apego al mundo, a lo terrenal, nosotros estamos tan acostumbrados a valorar todo en relación a lo que pasa aquí en la tierra, que nos parece muy difícil y doloroso aceptar el perder o retroceder en muchos aspectos, hasta llegar a aceptar que muchas de esas cosas que amamos tanto no las necesitamos, y que alguna perdida o sufrimiento nos pueden traer acaso un bien, como es el de reforzar la fe en Cristo; la cual no es fácil encontrar y cultivar. Por lo tanto el desacomodarnos en este mundo es casi la única manera de encontrar el camino de la fe en Cristo Jesús, por lo que más valioso es, que nos desacomodemos ¡YA!, y ahora, a que pensemos hacerlo en el futuro, pues puede suceder que eso nunca lo hagamos. Reciban ustedes muy ricas bendiciones de parte de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Amén.
Espera en Él
ESCRITURA
Isaías 1:2 “Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí”
APLICACIÓN
Leí un proverbio danés que decía: “Dele a un cerdo cuando gruñe y a un niño cuando llora, y tendrá un cerdo bueno y un niño malcriado” Es seguro que los que usaron este proverbio, comprobaron que así es la conducta humana; y creo que esto, también se puede aplicar a nuestra relación con Dios. La mayoría de nosotros desea que Dios nos concediera aquello que nosotros deseamos, y… que fuera ¡Ya! Ni siquiera nos detenemos a pensar en que si eso que deseamos, es realmente necesario, y aunque fuese necesario, no pensamos en que si aquello ¿mejoría nuestra relación con él? Son muchas las veces que Dios no nos concede lo que deseamos, solo por que no desea malcriarnos, no desea que seamos más egoístas y rebeldes, ni desea que estemos más entretenidos e indiferentes a él. Muchas veces, cuando tenemos nuestras más urgentes necesidades, es cuando pasamos nuestros mejores momentos de comunión con nuestro amoroso Dios.
ACCIÓN
El Salmo 37:7 dice: “Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, ni por el hombre que hace maldades” Haga de este versículo, el lema de su vida a partir de hoy. Amén.
25 de junio de 2012
Los de la torre de Babel
ESCRITURA
Génesis 11:4 “Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra”
APLICACIÓN
Imaginemos a los descendientes de Nimrod, quienes saben que la humanidad ha sido eliminada con un diluvio. Ellos se reúnen en Babel y deciden hacer una torre para escapar de un posible nuevo diluvio. Si su torre hubiese sido terminada, con seguridad no sería más alta que una pequeña montaña, y si todos corriesen a refugiarse allí cuando el agua empiece a cubrir las más altas montañas: ¿Usted cree que alguien se hubiese salvado? ¿Le parece una ingenuidad como pensaba esa gente? Le diré que la generación de hoy, es mucho más ingenua que los de Babel. Algunos creen que revertirán el daño que le hemos hecho a este mundo y que lo convertiremos en nuestra morada feliz; otros son aún más avezados, piensan que la humanidad se establecerá en algún planeta lejano, y allí empezará de nuevo. A pesar de que Dios les dijo a los posdiluvianos, que nunca más inundaría la tierra, ellos no creyeron y siguieron su propio plan; así hoy, a pesar de que Dios nos ha dicho que solo hay esperanza en Jesús, mediante el cual el mundo puede ser salvo, la gente prefiere seguir su propio plan, que es mucho más absurdo que el de Nimrod.
ACCIÓN
Sé la razón por la que a la gente de hoy le cuesta mucho confiar en las palabras de nuestro Señor, les parece la acción más inútil e ingenua que pudiera hacer el hombre moderno; pero es exactamente al revés, es una de las más sabias que pudieran existir. Usted no se salvará si sigue los planes del mundo; siga a Jesús, en él esta su salvación. Amén.
David y Goliat
ESCRITURA:
MARCOS 10:15 “De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él”.
APLICACIÓN:
Durante un culto familiar, el padre se esforzaba por destacar la gran valentía de David, al enfrentarse a Goliat, y vencerlo; pero el hijo de siete años de la familia dijo: ─ No veo que David hiciera gran cosa papá ─ y el papá contestó: ─ ¡Pero hijo, si estoy diciendo que Goliat era gigante, y un hombre muy fuerte y bien entrenado para la guerra, y que David era solo un muchacho! ─ y el niño concluyó: ─ Usted dijo que Dios estaba siempre con David, así... ¡hasta yo hubiera hecho eso! ─ Que gran lección ¿verdad? Ojala fuésemos inocentes para lo malo y más sagaces y persistentes para lo bueno. No sé como tenemos tanta imaginación, tanta habilidad, tanto tiempo y tanto dinero para lo malo, pero el buscar a Dios nos parece una perdida de tiempo, una carga, una trivialidad.
ACCIÓN:
El Señor está en este momento a su lado, el desea ser conocido por usted, ser tomado en cuenta en su vida. ¿No lo cree?. ¡Tiene que ser como un niño!.
3 de junio de 2012
La Cruz
ESCRITURA
San Matero 27:42 “A otros salvó, y a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él”
APLICACIÓN
La gente me dice: Si Jesús es bueno, ¿Por qué no sana a los enfermos? ¿Por qué no nos ayuda en nuestros problemas? Retomemos el punto de vista judío: ¿Por qué Jesús no descendió de la cruz ese día? Vea usted: si Jesús hubiera roto la madera, las cuerdas y los clavos, y hubiese descendido de la cruz; luego empleando sus poderes sobrenaturales hubiese expulsado de Jerusalén a los romanos, y hubiese sanado a todos los enfermos, y colmado de favores a los israelitas; ellos hubieran quedado muy contentos ¿verdad? Pero… ¿eso les hubiera servido para llegar al cielo? Amigo, Jesús no vino para colmarnos de favores; él vino para mostrarnos el camino, para enseñarnos la verdad y para darnos la vida eterna; y…, la verdad es que: ¡el camino a la vida eterna hay que recorrerlo con la cruz a cuestas! Entonces, ¿no le parece que Jesús hizo lo correcto?
ACCIÓN
Jesús dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Puede haber dolor, puede haber enfermedad, puede ser difícil; pero él quiere que donde él esta, estemos nosotros también. Le animo a seguir adelante, mire a la meta que es Cristo y no desmaye. ¡Jesús le espera! Amén.
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