Hebreos 1:1-2

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quién constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.











10 de abril de 2011

El por qué de las catástrofes


Cuando suceden las catástrofes, aflora más nítidamente nuestro pensamiento a cerca de Dios. Se puede ver cómo muchos quieren hacer completamente a un lado a Dios, y dicen que esto solo es producto de nuestra mala conducta y de nuestro pecado, y que Dios nada tiene que ver en el asunto, porque él nos ama; otros hacen un lado a Dios, porque sencillamente no creen en él o dicen que él está contenido en cada uno de nosotros, o sea, en el fondo Dios está en nosotros mismos y que somos nosotros los que tenemos que hacernos cargo de nuestros actos, pues ese Dios que vive en los cielos en el que la gente cree y confía, no existe. Pero hay también aquellos que se encuentran desconcertados completamente, pues en su mente se había grabado esa idea de que Dios siempre protege a los suyos, y cuando se entera de que algún fiel hijo de Dios pereció en esa catástrofe o quizá él mismo la sufrió personalmente, no se explica cómo pudo suceder, ya que él siempre estuvo presto a servir a Dios, y siempre le fue fiel; muchos de estos, sin embargo acaban pensando que de alguna manera se lo merecían, y que si bien pasaron por la tragedia, hubieron otros que sufrieron mucho más y con esto se sienten consolados. Están también aquellos que piensan que nada sucede sin que Dios mueva los hilos, y por lo tanto esta catástrofe también la produjo Dios, y aún que sabe que han perecido muchos inocentes, no tiene una muy clara explicación del porque Dios pudo haber tomado tan terrible decisión, pues en su mente de alguna manera se había alojado esa idea de que Dios es amoroso y bueno; pero, más triste aún es la situación de aquellos que se encuentran completamente decepcionados del creador, al ver tamaña calamidad y acaban apartando completamente su corazón, o sea acaban renegando de Dios. Entre medio de estas ideas por supuesto están aquellos que no saben cómo explicárselo, y prefieren no pensar en ello, otros que simplemente lloran y se resignan; y finalmente están aquellos que tienen una mezcla en su mente de todo lo que hemos venido hablando, y dicen, aunque no lo entendemos, Dios seguramente está haciendo algo para llamarnos la atención o quizá para favorecernos.

¿Usted, qué piensa cuando suceden estas catástrofes? Por ahora no voy a decirle mi punto de vista, pues deseo que piense un poco y medite, quizá Dios mismo le dé la respuesta; y, si no sucede así, aquí estará la respuesta a estas interrogantes, cuando usted lea algunos de mis artículos, usted llegará a la conclusión de qué es lo que realmente pasa frente a situaciones como estas. En todo caso quiero decirle que la mejor fuente de respuestas correctas es la Biblia, en ella están todas las respuestas a nuestras interrogantes, pero le adelantaré que ella no está hecha para apresurados e impetuosos, sino para pacientes y sumisos; trato de decirle que debe leerla con mucho cuidado, y principalmente poniendo toda su confianza en Dios, orando primeramente para que sea Dios mismo quien le pueda hacer entender aquel libro tan maravilloso, debe anhelar en su corazón conocer todos aquellos misterios y esperar. Si usted no toma

tal actitud, le diré que es un tanto difícil llegar a descubrir el verdadero contenido de este libro que ha sido escrito por Dios mismo, y está hecho para aquellos verdaderos adoradores del rey del cielo; más para aquellos que con arrogancia y altivez desean conocer tales verdades, la palabra de Dios, solo servirá para que se pierdan aún más de lo que ya están. Como muestra de lo que venimos diciendo, le mostraré solo un pasaje de los muchos que hay en tal sentido: “Porque la palabra de la cruz (esta es la Biblia) es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1 Corintios 1:18-21)
Entonces mi deseo es que usted empiece hoy mismo a tener una lectura bíblica cada día, que asista a alguna iglesia cristiana donde se predique la verdad de Cristo y si tiene algún comentario o alguna consulta sobre lo que escribimos, no dude en hacernos llegar aquella inquietud, siempre estamos agradecidos de sus comentarios, ya sean malos o buenos. Que Dios les bendiga.

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