Hebreos 1:1-2

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quién constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.











9 de noviembre de 2011

La roca de nuestra salvación


ESCRITURA
Isaías 14:13 “Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte”
APLICACIÓN
Una noche nublada en el mar, el capitán de un barco vio lo que parecían las luces de otra nave que se dirigía hacia la suya. Hizo que su encargado de comunicación por luces se contactara con el otro barco. ―Cambie su curso diez grados al sur ―envió el mensaje. ―Cambie usted su curso diez grados al norte ―recibió la respuesta. ―Soy un capitán ―Contestó el comandante―, así que cambie su curso diez grados al sur. ―Soy un marino de primera clase ―recibió como respuesta―, y cambie su curso diez grados al norte. Este último intercambio enfureció de veras al capitán, así que devolvió la señal. ―Soy un acorazado… cambie su curso diez grados al sur. ―Yo soy un faro. ¡Cambie su curso diez grados al norte!
El barco de Satanás parece un acorazado y él no cambiará de rumbo, se estrellará y su fin será desastroso; usted no viaje en esa nave; usted debe buscar urgente aquella roca donde está la luz, que es Cristo, solo ahí estará seguro.
ACCIÓN
“Jehová, roca mía y castillo mío, mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio” (Sal 18:2) Haga de este versículo, su oración y su consigna desde hoy. Amén

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