Hebreos 1:1-2

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quién constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.











8 de enero de 2012

La Bilbia dice que Jesús eliminó el Pecado del mundo, entonces ¿Porqué aún hay pecado?


Hay muchos pasajes que pueden apoyar esta idea, algunos versículos específicos podrían ser los siguientes:
San Juan 1:29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Isaías 53:12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.
Hebreos 9:28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.
1 Pedro 2:24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.
1 Juan 3:5 Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él.
Colosenses 2:13-15 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.
Gálatas 1:3-4 Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre.
Tito 2:13-14 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
Hebreos 1:2-3 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.

En realidad son interminables los pasajes que hablan de que Jesús nos limpio de todos nuestros pecados, podríamos decir que casi toda la Biblia es un mensaje en este sentido, “Jesús borró todas nuestras rebeliones y pecados con su muerte expiatoria en la cruz”
A simple examen de los pasajes uno podría pensar que tratan de la eliminación del pecado de este mundo, o mejor dicho el pecado de todas las personas que habitan este mundo; y si así lo entendemos, entonces por supuesto que surge la pregunta, tal como la plantea nuestro amigo: ¿Si Jesús quito ya los pecados de este mundo, entonces porque aún hay pecado o porque la gente sigue pecando? Trataremos de responder esta pregunta, lo más sencillamente posible, y sin entrar en análisis muy profundos, que finalmente nos traerían muy poco beneficio.
Cuando decimos que Jesús quitó los pecados del mundo, o mejor dicho cuando la Biblia dice eso, es como si dijéramos: ‘Cuando apareció el jabón en el mundo, se terminó la ropa sucia’ y esto sería verdadero, porque sabemos que el jabón saca toda la mugre de nuestras prendas; pero, por supuesto esto no es automático, debemos usar el jabón para conseguir esos resultados, y aquellos que no lo usan, pues, continúan teniendo ropa sucia en casa. Así, nosotros debemos usar a Jesús o debemos entregarnos a Jesús para poder ser limpios de nuestros pecados, y debemos hacerlo a propósito y voluntariamente, porque no es algo automático.
La acción limpiadora o detergente del jabón procede de una reacción química, que causa la modificación estructural de sus componentes, un álcali y un ácido graso; así también la acción limpiadora de Jesús, nos trae un cambio o modificación de nuestro ser, especialmente en referencia a nuestro proceder con respecto a Dios, no puede haber limpieza duradera si no hay un cambio de conducta, y esa acción transformadora de nuestras vidas la produce Jesús. Pero… ¿Cómo lo hace? Entrando ya a detallar esta acción, diremos que primeramente debemos reconocer que somos pecadores; así como alguien que decide lavar sus ropas, debe reconocer primero que están sucias, pues de lo contrario probablemente no las lave; alguien puede tener la ropa muy sucia, pero si él no acepta que eso es verdad, lo más probable es que no vea la necesidad de lavarlas. Así también sucede con nuestros pecados, si no reconocemos que hemos pecado frente a Jesús, ¿porque tendríamos que ser limpiados? Y Así como toda la gente que viste ropas desde hace algún tiempo, digamos un par de días, aunque no vea mucha suciedad en ellas, debería admitir que algo de suciedad se ha adherido a sus ropas, y por lo tanto para asegurarse de estar limpio, podría lavarlas; así, desde que nacemos, hemos tenido una vida frente a nuestro Dios, y no podríamos pensar que en ningún momento hemos cometido faltas; la Biblia nos asegura que todos hemos cometido faltas, y que por lo tanto todos debemos pedir perdón a Dios por esas faltas, ahí se cumple el primer paso, que es ver la necesidad de ser limpiados de nuestros pecados.
Luego, también tenemos que ver la necesidad de permanecer limpios, que se consigue permaneciendo junto a Jesús. Tal como las personas que deciden andar siempre limpias, tratarán todos los días de no andar por lugares donde se puedan ensuciar, tendrán el suficiente cuidado, y si en algún momento llegan a estar sucias, ellas irán rápidamente a lavar sus prendas; así sucede con Jesús, nosotros podríamos en algún momento cometer algún error, pero pedimos inmediatamente perdón por aquello, y como Jesús es bueno, él nos perdona inmediatamente, y además como él es omnisciente, él sabe perfectamente si nos ensuciamos por que fuimos descuidados o porque en realidad no se pudo evitar. Aquel que peca intencionalmente, posiblemente tenga muchas más dificultades en ser perdonado y en algunos casos quizá no lo será, pero en general él perdonará nuestras faltas.
Por lo tanto, es muy importante confesar nuestras faltas al Señor, para poder ser perdonados, y para poder confesarlas hay que reconocer que se han cometido esas faltas. La Biblia dice: “El que encubre sus pecados no prosperará, mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Pr 28:13), y también dice: “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Ro 10:10). Ved entonces, cuán importante es acudir a Jesús, para poder ser limpios de nuestros pecados. Si todo el mundo lo hiciera, por supuesto que todo el mundo fuera limpio; y se cumpliría ese pensamiento que nos ha planteado nuestro amigo que nos envió esa pregunta; pero por lo menos nos queda claro, que Jesús nos dio la oportunidad de ser limpios de nuestros pecados a todos aquellos que así lo consideran y lo quieren, porque como dicen las escrituras: “El es quien perdona todas nuestras iniquidades, y el que sana todas nuestras dolencias” (Sal 103:3)
Esperamos estar pronto respondiendo a otra de las importantes preguntas que nos han hecho llegar nuestros lectores; a los que queremos decirles que no nos hemos olvidado de ellas, sino que simplemente, estamos trabajando en las respuestas. Que el Señor los bendiga mucho, y que tengan un muy buen año 2012. Amén.

No hay comentarios: