Hebreos 1:1-2

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quién constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.











4 de mayo de 2010

El dispensacionalismo

La relación del ser humano con su creador, no ha sido siempre igual a través del tiempo. Esto no ha sucedido por que Dios ha cambiado en el tiempo, sino que es el hombre el que ha ido cambiando; fruto de la inteligencia que le fue dada por Dios, entró en la acumulación de conocimientos y experiencias a través de las edades, y como consecuencia de ello ha ido considerando cada vez de una manera diferente, no solo a Dios, sino también a su medio y a sus congéneres. Es así como en el Edén, el hombre no tenía ningún problema por andar desnudo; pero luego, al abrir los ojos al conocimiento del bien y del mal, después de comerse esa ‘manzana’; ellos, Adán y Eva, empezaron a considerar que el actuar de esa manera no era correcto, por lo tanto se ocultaron y se cubrieron con hojas de higuera (Gn 3:7). Dios no había cambiado, pero el criterio del hombre en relación a la desnudez y a cerca de su comunión con Dios, si había cambiado; y esto hace que Dios, en su amor hacia el hombre, lo entienda y decida ayudarlos haciéndoles él mismo unas túnicas de pieles (Gn 3:21). El hecho de hacerles túnicas fue una solución dada por el creador, a un nuevo problema que llegó a tener el hombre por una decisión que tomó y que modificaba drásticamente su relación con Él; pues Adán y Eva, ahora sentían vergüenza y pesar, por su nueva situación, y ya no tenían ese sentimiento de presentarse ante Dios libremente, y tampoco se sentían dignos de vivir en ese lugar donde habían sido puestos. Que el hombre haya sido echado del Edén, no es entonces una decisión cambiante de parte de Dios, sino una necesidad, frente a una nueva concepción que tiene el hombre de su entorno y de su Dios. El Señor, en ese amor que tiene hacia el hombre, decide dejar que éste experimente y desarrolle aquella nueva condición que ha adquirido, él ahora conoce lo que es bueno y lo que es malo; y el desarrollo de ese nuevo potencial y visión que tiene, solo puede darse en un mundo que tiene todas las condiciones para eso y que está dispuesto para él.
Volviendo al asunto de las túnicas de pieles por ejemplo, junto con recibir una solución práctica de parte de Dios, el hombre además aprendió que habían cosas más resistentes y útiles que las hojas de higuera; por lo tanto esto gatilla en él y con toda seguridad, un ánimo de investigación y observación con respecto a muchas cosas que lo rodean, para encontrar en ellas los medios para poder subsistir fuera del Edén donde las condiciones serían muy diferentes y difíciles; pero son estas, las condiciones que el hombre necesita para poder desarrollar todo su potencial. También Adán aprende que gracias a un inocente animal, quien tuvo que morir y donarle su piel, si es que así vale el término, ahora él tiene confort y abrigo, y también se da cuenta que gracias a ese animal que ha muerto, ahora tiene una mejor aceptación delante de Dios; y de ahí en adelante los hombres piensan que es bueno ofrecer a Dios alguna ofrenda o sacrificio, porque esto no solo cubre sus faltas, sino que mejora su relación con su Creador. El deseo y la necesidad de ofrendas y sacrificios, no viene entonces de parte de Dios, sino que el hombre es quien lo decide y lo piensa así; entonces otra vez Dios en su misericordia, decide aceptar esas ofrendas, si es que así el hombre se siente más cercano y de alguna manera eso le ayuda a tener una mejor comunión con él; Dios las acepta, y aprovecha de poner la profunda y sana lección, de que aceptará esos sacrificios de animales muertos para perdonarle sus pecados, y que sin derramamiento de sangre no podría perdonarle (Heb 9:22); porque junto con matar un animal, el hombre debiera arrepentirse, no solo porque está dando muerte a un animal inocente, sino porque esa sangre debiera ser la suya, y Dios está aceptando de alguna manera el cambio, pues el mandamiento en el Edén era bien claro: “… porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gn 2:17). Esta lección por supuesto no fue entendida ni impuesta a Adán allí mismo, si no que nuestro amoroso Dios, se dio el tiempo necesario para exponerla a sus descendientes, cuando éstos ya tuvieran las condiciones y la capacidad de poder concebir aquello; pero esto no quiere decir, que no fue una buena lección y una buena herramienta para salvar a Adán, pues aunque él no la entendió en su plenitud, Dios solo le exigió lo justo, lo que él entendía y podía realizar; y así esta lección ha ido avanzando en su profundidad, hasta los días en que el hombre ha estado en condiciones de aceptar, que Jesús es el cordero de Dios que puede quitar el pecado del mundo (Jn 1:29). Sin embargo surge otro problema, el hombre allá en los días después de la salida del Edén, descubre que esos sacrificios y ofrendas por un lado le despojan de aquello que bien podría usar para él, y por otro lado empieza a pensar que con solo cumplir el rito debiera ser suficiente para que Dios se complazca; habían nacido así otros sentimientos y otras emociones, que a lo mejor hasta ese día, Adán y su familia no las habían experimentado; fue ese día en que Caín decide cumplir el rito, y lleva algo de lo que su huerto produjo, mientras que Abel, quien sentía más amor y respeto hacia su Dios, escoge a propósito lo mejor del producto de su trabajo para llevar su ofrenda (Gn 4:3-5) Lo que no saben estos varones, es que Dios conoce todas las cosas, y por lo tanto sabe lo que guardan sus corazones, y entonces se llega al inevitable desenlace después de la aceptación de la ofrenda de Abel y el rechazo de la de Caín, éste mata a su hermano.
El echar del Edén al hombre fue una dura y necesaria decisión de Dios, pero de ninguna manera fue gatillada por Él, quien solo pretende mostrarle al hombre como es que debe comportarse para no perder esa comunión ni su favor; y ahora Dios debe tomar otra decisión dolorosa, echar de su presencia a Caín; pero otra vez, no es Dios el que causa esta situación, si no que es el hombre el que está cometiendo error tras error, y Dios que lo ama tanto ha decido emprender un largo proceso para mostrarle que todos aquellos caminos que tome, o que se le vengan a la mente, tendrán un panorama nuevo de peligros y tentaciones, que su comunión con Dios estará siempre en juego, y que su deseo es que siempre haya esta comunión; por lo tanto Dios irá variando algunas cosas a través de las edades, por amor hacia el hombre. Es así como el hombre, a medida que va aprendiendo más cosas a cerca de su relación con Dios, con sus congéneres y con su entorno; el hombre va descubriendo, que aunque el conocimiento es muy beneficioso, este siempre vendrá acompañado de una trampa, y que él debe aprender a controlar y usar ese conocimiento para no perder la comunión con su Dios, y que en todo momento, aunque así no lo parezca, está siendo favorecido, porque Dios tiene un plan definido para el hombre que se cumplirá cuando este haya llegado al pleno conocimiento de la verdad. Por ejemplo cuando descubrió que podría usar algún trozo de metal, con ciertas características, para usarlo como medio de intercambio, el hombre descubrió el uso del dinero; pero aunque este le ha sido muy útil, también le ha traído un sinfín de problemas que cargamos incluso hasta el día de hoy, y tiene mucho que ver con nuestra comunión con Dios, pues la Biblia dice que: “la raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (1Tim 6:10). Pero este proceso de avance en el aprendizaje del hombre a través de la historia, ha sido muy lento, y se ha dado a través de diversas etapas, por lo tanto Dios en su amor hacia el ser humano ha ido dándole en cada una de estas etapas de su evolución cognoscitiva, un elemento de juicio, en donde pueda basar su actuar con respecto a Dios primeramente y luego con respecto a sus congéneres y a su entorno; porque todo gira alrededor de esos tres componentes de nuestra existencia, Dios, el hombre, y el mundo donde vive y aquel donde vivirá. Dios es el que creó todo lo que hay, para que aquel ser que Él tanto ama pueda vivir en ese medio; entonces es el hombre, el responsable de manejar la creación, disfrutar de sus bondades y sus maravillas, y de demostrar a Dios que desea tener comunión con él para siempre.
En esta evolución cognoscitiva del hombre y su relación con Dios, se ha desenvuelto toda la historia de la humanidad; el hombre recibió de Dios la facultad de dominar a todas las bestias, pero también descubrió que puede gobernar sobre sus hermanos, que puede dominarlos a tal grado que le sirvan tal como él lo desea, y no como ellos quieren; nacen así la idea de reino y de esclavitud; también descubre que son necesarias algunas reglas por las que se pueda gobernar; nacen así la idea de ley y de justicia; descubre qué ventajas tiene el acumular objetos y mercaderías, descubre que unos tienen más valor que otros, y en fin, y ha nacido así el comercio, la idea de riqueza y pobreza, la idea de territorio, el empleo de la guerra como medio para conseguir algunos de sus fines; descubre que hay necesidad de registrar los hechos, que hay necesidad de comunicarse a distancia, y expresar los sentimientos, naciendo así la escritura, el arte la música. Y así el hombre ha ido evolucionando a través de las edades, y en cada etapa él ha descubierto mejores formas de convivir y de aprovechar los recursos de su entorno; llegando hasta nuestros días en que las cosas son tan diferentes de aquellos días en que Caín y Abel usaron solo lo más básico, para llevarle una ofrenda al Altísimo. Sin embargo, junto con ese avance, también el hombre descubre que Dios le ha ido dando nuevas formas y requisitos para no perder esa comunión y para que el hombre siempre pueda adorarlo, aún con sus nuevas maneras y recursos; mas el hombre, cada vez se ha sentido más lejano a su creador, y en la lejanía de su presencia muchas veces se encontró confundido adorando a las criaturas a quienes temía, por el peligro que representaban para él, o adorando a seres extraordinarios, a quienes admira por sus especiales características y en todo eso le parece que Dios está mezclado, por lo que decide adorarlos; comienza a adorar a la tierra, que es de dónde saca su pan y su sustento, decide adorar los ríos, porque son su fuente de vida, adora a las estrellas, adora a otros seres humanos que en su tiempo fueron especiales para él, por diferentes razones; en su ignorancia mezcla estas cosas, y todo su actuar gira en torno a los dioses que él mismo se ha construido y a quienes está dispuesto a servir, y teme a ellos como si fueran el verdadero Dios a quien por supuesto no conoce y esto es lo que la Biblia llama idolatría, infidelidad y fornicación espiritual; y aun aquellos que por diversas razones se han mantenido en contacto con el verdadero Dios, el progreso les ha traído muchos problemas y dificultades para ser fieles.
Esto ha sido inevitable, pero Dios ama al hombre, por lo que sigue en la tarea de llevarlo al verdadero conocimiento, sin imponerle nada a la fuerza, sino proporcionándole cada vez más elementos y razones de acuerdo al estado de su mentalidad, por las que este pueda afirmar sus pasos y caminar a su lado; como ejemplo diremos que, es así como algunos se confunden al enterarse de que en las leyes que le entregó a Moisés, Dios permite que los hombres puedan repudiar a sus mujeres y darles una carta de divorcio, y luego en los días de Jesús esta acción queda completamente prohibida ( Mr 10:2-9) El proceso de aprendizaje ha sido lento y necesita de diferentes lecciones a través de las diferentes edades, y a esas edades que tienen cada una su propia característica de relación entre Dios y el hombre, es lo que llamamos dispensaciones o revelación gradual del plan de Dios para el hombre; y que decididamente estas dispensaciones están bien marcadas en la Biblia por eventos muy importantes que a veces parecen tener cambios muy radicales, pero como dijimos arriba, no son gatillados por Dios, ni es él quien está haciendo correcciones de último momento, si no que todo obedece a un definido plan, de partió incluso antes de la fundación del mundo y que ha ido en avance hacia ese objetivo único: “el de reunir al hombre con su Dios”. Cada dispensación tiene una propuesta, un proceso de enseñanza, y un final, que generalmente es trágico, demostrando que el hombre no aprendió bien la lección, pero el Señor sabe que dentro de esa generalidad, hay muchos que sí lo hicieron bien, y que estos vivirán con él algún día, y también servirán para soporte de las generaciones venideras.
Es verdad que para el estudiante moderno de la Biblia, es mucho más fácil el entender este proceso, porque puede mirar hacia atrás y ver cómo han sucedido todas las cosas; pero debemos considerar que para el hombre moderno es también mucho más difícil cumplir con aquello que entiende, porque el medio donde se desenvuelve, es un medio absorbente y ha puesto sus bases en el materialismo; mientras que en las generaciones antiguas, el conocimiento de este plan divino era escaso, dependiendo por supuesto en la edad que nos ubiquemos, pero ellos tenían la ventaja de que eran más sencillos e inocentes, y que lo poco que entendían lo aplicaban muy bien a sus vidas; el entorno sencillo en que vivían se lo permitía y las reglas que Dios les había puesto en ese momento también eran diferentes, pero aún así siempre estuvo expuesto a las fuerzas del mal y muchas veces se encontró preso del pecado. Es así como nos damos cuenta hoy, de la gran sabiduría de Dios para conducir esto a través de los siglos, sin ignorar aquello de lo que el hombre es capaz, como en estos días tenemos un gran avance en conocimientos, y no por eso el propósito de Dios amaina, ni encuentra que es difícil guiar al hombre hacia el camino de la justicia.
Es verdad que la doctrina de las dispensaciones, no está explicada en la Biblia, y esta viene a ser la razón principal por la que es rechazada por algunos que tienen otra forma de ver las cosas, con respecto al hombre y su Dios. Pero lo cierto es que esas personas, tienen muchos más problemas para defender su posición, porque primeramente ellos se ven obligados a alegorizar algunos pasajes para poderlos acomodar a sus ideas; y cuando no les conviene ellos se afirman en una interpretación literal; y lo peor es que ellos tampoco tienen ninguna fuente bíblica que sostenga su teoría. Es por eso que el dispensacionalismo, ha tenido una gran aceptación y crecimiento en estos últimos tiempos, y eso de que es una idea tan moderna y que nadie en la antigüedad la había concebido, también viene a ser un pensamiento muy antojadizo, pues la Biblia en si nos presenta varios pasajes que apoyan mucho mas al dispensacionalismo, que a cualquier otra idea que se proponga; y así como la doctrina de la trinidad no está específicamente en ninguna parte de la Biblia, mas eso no quiere decir que no sea verdadera; pues al observar las escrituras, el estudiante bíblico se dará cuenta que es la única vía para entender bien todo el mensaje que trae la Biblia a cerca de un Dios único, pero trino; así también la doctrina de las edades, es una enseñanza integral a través de toda la Biblia, y si los grandes estudiosos la han aceptado plenamente, no es por una cierta simpatía de sus defensores o por una corazonada; sino es porque ese es el mensaje de fondo en las escrituras. También es verdad que dentro de los que aceptan esta clase de doctrina, me refiero a las dispensaciones, hay bastantes diferencias en su planteamiento, y esto es inevitable porque es muy difícil encasillar y concluir todos en lo mismo; pero esta variedad, no es una falta de seriedad ni de sustentación bíblica, sino que es fruto del desarrollo de esta doctrina que irá seguramente aunándose más con el tiempo. Pero esto no es nada diferente en las otras tendencias de interpretación bíblica, donde sí que se ven cosas muy raras y cambiantes, pues alegorizar un pasaje puede resultar en cientos de desenlaces, para ese pasaje; pero el dispensacionalismo, tiene a su favor y como base la interpretación literal, ellos no andan rebuscando ni ideando un resultado para cierto pasaje, pues la interpretación se hace respetando la historicidad, la literalidad, la filología y otros elementos que pueda contener el pasaje, respetando por supuesto aquello que es alegórico, y cuya aplicación de acuerdo a las mismas escrituras es obvio. Es así, entonces que los que no tienen una interpretación literal y no siguen al dispensacionalismo, tienen también, y mucho más, conclusiones diferentes entre ellos, a tal grado que algunos se encuentran en un terreno tan complicado, que casi se diría que son más dispensacionalistas que ‘alegoristas’ o ‘pactistas’, aunque ellos no lo quieran aceptar.
Más adelante comentaremos las edades o dispensaciones por separado; por ahora nuestro objetivo solo es hacerle ver que hay un plan definido por Dios y que ha estado, está y estará de acuerdo con la evolución del pensamiento humano, y no solo en su forma de pensar, sino también en su avance científico y tecnológico, hasta el final de los tiempos. Amén.

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