Hebreos 1:1-2

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quién constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.











28 de mayo de 2010

La dispensación de la inocencia

Es imposible determinar con exactitud, el tiempo que duró esta dispensación o era. Por el tiempo en que dice la Biblia que fue engendrado Set, ciento treinta años de edad de Adán, es obvio que Caín y Abel nacieron mucho más antes; y si decimos que la dispensación de la inocencia terminó, con la expulsión de la pareja original del huerto de Edén, que fue aún más antes de que nacieran esos niños, entonces podríamos concluir que esta dispensación realmente duró muy poco. Pero no es posible asegurar que esa sea toda la verdad; debemos considerar la posibilidad de que la edad de Adán, solo se empezara a tomar en cuenta a partir del momento en que fue expulsado del Edén; pues como piensan algunos, dentro del Edén Adán tenía la posibilidad de vivir para siempre, pues allí estaba el árbol de la vida al que él tenía libre acceso, y esto haría que allí para él no exista la edad o dicho de otra manera no se la tome en cuenta como edad. Así las cosas, los novecientos treinta años que vivió el primer hombre, solo pueden ser una referencia al tiempo que estuvo fuera del jardín de Edén, y así, no podemos determinar la duración de esta primera época.
Independiente del tiempo que pudo haber durado esta época o dispensación, tenemos que decir que abarca desde el momento en que Dios pone a la primera pareja de humanos en el Edén (Gn 1:27-28)y termina con la expulsión de los mismos de ese jardín (Gn 3:23-24), por haber violado el único mandamiento que allí había: “… del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gn 2:17).
Esta se llama la dispensación de la inocencia, porque esta pareja, tenía una característica que para nosotros es muy difícil imaginar: ‘Eran inocentes’. Inocentes, en el sentido de que no había en ellos una certidumbre de carácter moral, ni de ego, como el que hoy tenemos nosotros. Sus actos no estaban regidos por reglas de diferenciación de bondad o malicia; podríamos tomar como ejemplo, el comportamiento animal: ellos pueden matar a otro animal pero de ninguna manera lo hacen por malicia, sino que lo hacen por defenderse o por alimentarse, pero no lo hacen conscientemente y con el fin de hacer mal a otro ser. Evidentemente, que los animales no tienen la inteligencia y la consciencia que tienen los hombres, pero, Adán y Eva, a pesar de ser seres inteligentes, y con consciencia, actuaban de manera tal que no había en ellos visos de maldad; incluso el anidar pensamientos a cerca del fruto del árbol prohibido, tiene en sus mentes una connotación de inocencia. Otro ejemplo de esto podríamos verlo en la conducta de algunos aborígenes que han sido descubiertos en lejanas tierras; me acuerdo en este momento del ‘patagón’ que subieron a bordo los españoles en la expedición de Magallanes. Este gigantón, no pudo menos que causarles temor a los marineros de Magallanes, pero no querían matarlo, sino que deseaban llevarlo vivo a España, como trofeo de sus conquistas y descubrimientos; entonces empezaron por hacer señas de amistad a este hombre, y le ofrecieron como regalo algunos pedazos de cristal, y ‘colgandijas’ que el aborigen nunca había visto y con las que quedó encantado. Después, para ponerle los grilletes le hicieron pensar que también eran unos adornos para los pies y para las manos, y él muy gustoso extendió sus extremidades para que le instalasen esos grilletes que fueron su perdición; pues apenas acabaron de ponérselas, los españoles saltaron todos encima de él y ya fue tarde para reaccionar. Ese hombre, era inocente. Sin embargo, el ser Adán y Eva inteligentes y el poder actuar a plena consciencia, los llevó a cometer un grave error; y fue el de olvidar las instrucciones de Dios, y mirar al árbol prohibido y hacerse la pregunta de: ¿Qué podrá pasar, si se come de ese árbol? ¿Por qué Dios lo ha prohibido? A pesar de que la advertencia de Dios había sido clara; ‘el día que de él comas, con toda seguridad morirás’; debemos decir a favor de ellos, que no tenían ninguna clase de experiencia con la muerte y quizá no pudieron dimensionar tamaña consecuencia; así como hoy, hay mucha gente que habla del infierno, y pareciera que estubiera hablando simplemente de un lugar lejano y con un clima muy caluroso. La Biblia nos deja ver claramente que ellos, especialmente Eva, había llegado a estar completamente tentada a tomar de esos frutos para comerlos y también para saber el porqué de la prohibición; el porqué de ese nombre que llevaba ese árbol: ‘del conocimiento del bien y del mal’. Las escrituras dicen claramente: “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría…” (Gn 3:6) La condición de tentación de Eva se deja ver en las respuestas que le da a la serpiente, quien era Satanás mismo; éste preguntó: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” Aquí, Satanás empleó por supuesto la exageración y la intriga, como es su estilo; ¿Así que Dios ha dicho?, es intriga neta; y luego viene la exageración, ¿No comáis de ningún árbol? Dios había dicho todo lo contrario, ‘de todo árbol podrás comer’. Sin embargo Eva, en su respuesta delata sus reales intenciones y pensamientos, ella dijo: “Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis” La primera parte de la respuesta, fue muy buena y certera; pero con respecto al árbol del bien y del mal ella también empleo la exageración y mostró su falta de consciencia respecto al peligro de caer. Ella dijo: “No comeréis de él, ni le tocaréis”; Dios no había pronunciado las palabras ‘ni le tocaréis’, solo les había dicho ‘no comeréis de él’; entonces esto es una exageración de parte de Eva, que desde luego favorece a Satanás; pero luego viene la falta de consciencia que también favorece al enemigo, Dios había dicho con fuerza y claridad ‘ciertamente morirás’, lo que indica claramente que morirían con toda seguridad, pero ella solo dijo: ‘para que no muráis’. Con esta clase de respuesta, por supuesto que Satanás se vio mucho más animado a decirle: “No moriréis” y luego complementó: “Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”
Es evidente que no murieron inmediatamente, y esto quizá les pareció una confirmación a las palabras de Satanás, pero solo fue una media verdad, porque a partir de ese momento, lo que si se confirmará, son las palabras de Dios, ellos empezaran a deteriorarse, envejecer y luego morirían; y aunque el resto de la respuesta de la serpiente fue una verdad completa, pues ellos llegaron a ser iguales que Dios en el sentido de saber el bien y el mal, porque aquí hay que reforzar con claridad lo que Satanás dijo, y es que ellos se parecerían a Dios solamente en que sabrían el bien y el mal ―bueno…, aparte de otras cosas en las ya se parecían en ese día, pues recordemos que ellos fueron hechos a imagen y semejanza de Dios (Gn 1:26)― Lo que no supieron Adán y Eva, era qué tan difícil sería vivir con estos conceptos de lo que es bueno y de lo que es malo dentro de sus consciencias; pues ninguna de las experiencias que pasaron a tener después de haber sido abiertos sus ojos, ellos las conocían, y tampoco supieron cómo controlarlas y menos como les afectaría, ni cómo afectaría esto a su relación con Dios. Se vieron avergonzados por primera vez por su desnudez; corrieron a ocultarse, pero seguro que les pareció que eso empeoraba las cosas, y cuando Dios los enfrentó, buscaron un tercero para disculparse. Eva culpó a la serpiente, y Adán no halló nada mejor que culpar a Dios: ― La mujer que me diste…― sentenció (Gn 3:12-13). Ellos fueron vilmente engañados con una verdad, que los llevó a descubrir algo que desconocían completamente y que a pesar de que era verdad, trajo grandes y terribles consecuencias para ellos y para el resto de la humanidad.
Satanás, según la Biblia será severamente castigado por lo que hizo, pero ellos también lo serían, pues como vimos, también tienen culpa por dejar entrar en su corazón pensamientos y deseos que tienen relación con lo que Dios les había prohibido y advertido de sus consecuencias. No fueron echados del paraíso, solo como por castigo; sino mas bien porque debía cumplirse una sentencia de Dios, si comían del árbol del conocimiento del bien y del mal: ‘Morirían’. Como sabemos allá en el Edén estaba el árbol de la vida, y si no eran sacados inmediatamente de allí, ellos corrían el peligro de cometer otro error, y sentirse doblemente culpables, ya que les hubiera sido prohibido comer de él (Gn 3:22). También ellos se sentirían muy inmerecedores de todo aquello que tenían en el paraíso; y sobre todo, que su nueva condición de discernimiento del bien y del mal vendría a ser para ellos un grave problema allí dentro del huerto de Edén, pues ese lugar no estaba hecho para casi ninguna de las cosas que después se empezaron a hacer aquí en nuestro mundo conocido; y no solo estamos hablando de lo pecaminoso y abominable para Dios, sino incluso aquello con que el hombre podía agradar a Dios, por ejemplo: El Edén no estaba hecho para sacrificios. Por esta razón, Dios puso a Adán y a Eva, en un terreno acorde a su nuevo estado de consciencia, fuera del Edén.
Los únicos castigos, si se quiere establecer así, fueron la responsabilidad para el hombre de trabajar para sostener a su familia, por haber obedecido a su mujer y haber comido de esos frutos; y aunque allá en el huerto el ya cultivaba la tierra (Gn 2:15), ahora solo lo haría en condiciones menos favorables. Para la mujer el castigo fue, el sufrir dolores en sus partos; y, ni siquiera esto fue una modificación del organismo de Eva por parte de Dios, para que ella tenga que sufrir una condición más dolorosa; sino que el solo hecho de haber sido alterada su consciencia, hace que ella sienta muchos más dolor, pues consciencia y dolor están tan estrechamente ligados, que eso habría sido así aún si no lo hubiera pronunciado Dios. El proceso inverso, muchos lo hemos visto o vivido: cuando hay mucho dolor se pierde la consciencia; y mucho más en un evento como el parto, que esta tan cargado de afectividad, ya que el afecto en este caso, viene a ser un acelerador sensorial neurofisiológico que llevará a toda mujer a sentir mucho más dolor del que habría sentido Eva, estando en su estado de inocencia allá en el Edén. Otro punto que concierne a la mujer y al dolor en sus partos, es que a pesar de los dolores ella tendrá deseos de tener hijos con Adán, pues la frase ‘tu deseo será para tu marido’ (Gn 3:16) indica claramente eso; aunque también indica que, sus deseos carnales o sexuales, producidos seguramente por su nuevo estado de consciencia, ella debe reservarlos de manera exclusiva para su marido, lo que viene a ser una especie de mandamiento de fidelidad de parte de la esposa hacia su marido. También el pasaje enseña que ella tendrá que estar sumisa y siempre por debajo del hombre; esto lo confirma la frase que sigue: ‘él se enseñoreará de ti’. Puede parecer una enseñanza muy anticuada e injusta, especialmente para algunos en nuestra sociedad moderna, donde la posición de la mujer en la sociedad es muy diferente de la que tenía en otras épocas, y podría dar lugar a pensar que es una enseñanza exagerada y cargada de un cierto machismo; pero tenemos que notar que este criterio viene de parte de Dios y no ha sufrido alteración en el tiempo. La culpa de Eva, si se quiere ver así, debe ser sentida y aceptada por todas las mujeres a través del tiempo. En una de las cartas del Apóstol Pablo a Timoteo, podemos leer: “Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión” (1 Tim 2:13-14) Si para alguna mujer, es difícil aceptar y cumplir esta sentencia, y también para algunos varones, quienes buscan algún acomodo en sus predicaciones, para disminuir la carga de responsabilidad que traen estas sentencias divinas y que recaen sobre las mujeres; entonces esta viene a ser el castigo más severo de todos aquellos que se dieron al final de la primera dispensación. Dios sin embargo, ha conservado esta idea a través del tiempo, y en la Biblia, la congregación de los justos, viene a estar representada por una esposa o novia, que tiene la responsabilidad de mantenerse fiel y sumisa delante de su marido, que en este caso viene a ser Dios; no aceptar así la idea, es salirse completamente del plano ideal de un pueblo que ama y desea estar con su salvador.
La dispensación de la inocencia, terminó entonces con la salida del Edén; y decimos terminó, porque a partir de ese día las condiciones para estar cerca de Dios serían diferentes, y no sería así porque Dios haya cambiado de parecer, sino que el hombre, al tener una nueva consciencia con respecto al bien y al mal, necesita un nuevo escenario donde pueda desarrollar ese potencial y demostrar a su creador que puede manejar la nueva situación, que puede serle fiel, que puede amarle; Dios acepta este reto y en su amor le da esa libertad, viniendo a ser el estar o no estar con Dios, siempre una opción de libre elección para el hombre. La advertencia para el hombre edénico, no era que sería desechado para siempre si fallaba, solo era que moriría; y Dios que es justo y amante del género humano, sigue al lado de él a pesar de que éste por su propia decisión, ahora es mortal, lo que incluye: cansancio, envejecimiento, enfermedad, tristeza, dolor y finalmente muerte. Pero el hombre, ahora conoce un poco más de su Dios, y sabe que aun en esta nueva condición, el puede ser aceptado plenamente por su creador, si se mantiene por supuesto, dentro de lo que Dios disponga. Por su parte nuestro Dios seguirá trabajando, al ritmo que el hombre así lo permita, para llevar a éste, al pleno conocimiento de la verdad; y a través del tiempo siempre proveerá para el hombre una opción de ser salvo, no porque el hombre lo merezca, sino porque Dios es bueno. Amén.

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