Hebreos 1:1-2

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quién constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.











25 de agosto de 2010

Magallanes

La aventura más audaz de la humanidad
Autor: Stefan Zweig
Editorial Claridad
Buenos Aires

En el siglo XV, la fiebre de las especias que eran traídas de la india y desde ignotas tierras orientales, había creado muchos conflictos en el trayecto de los mercaderes, hasta llegar a Europa. Eran épocas, en que los pueblos dominados por el islam, los indostanos, los turcos y los grandes comerciantes, todos querían monopolizar y gravar con impuestos el paso de esas preciadas mercaderías hacia Europa; tantas eran las odiseas y pérdidas que tenían que afrontar las caravanas, que finalmente en la Europa refinada, el precio de estos productos era literalmente de oro. Así fue como algunos comenzaron a pensar en alguna otra vía para llegar a aquellas lejanas tierras, de donde finalmente, no solo venían las especias, sino también las finas telas de seda para los reyes y señores, el almizcle, el ámbar, el aceite de rosas, las joyas, las perlas blancas los diamantes azulinos, el incienso, el opio, el alcanfor, y así, todo bálsamo y toda droga, todo olor fragante del oriente, y toda mercadería que por exótica y cara, creaba en Europa una verdadera revolución; una fiebre de intercambios y ganancias, de deleites y ostentaciones e intereses, que mantenían a los círculos más altos de la sociedad europea, en toda preocupación e interés de cómo hacerse de esos productos de una manera más expedita.
Fue así como algunos comenzaron a buscar una ruta diferente que pueda llevarlos a las lejanas tierras orientales, fue así como Colón, Bartolomé Díaz, Vasco de Gama, Cabot y otros iniciaron sus expediciones en busca de esa ruta. Bartolomé Díaz comenzó por conquistar la costa oriental de África y luego la india, después lo hizo Vasco de Gama; y Portugal, que hasta esos días era uno de los más insignificantes países de Europa, se convierte de la noche a la mañana en una verdadera potencia, no solo en el dominio del comercio de las especias, sino también en el poderío naval.
En esas expediciones, viajaba un joven portugués, que aunque era retraído y respetuoso, nunca había perdido ocasión de mostrar su valentía y determinación en cada una de las oportunidades que se le han presentado; tampoco ha dejado de llenarse de todo conocimiento y de todas aquellas técnicas que estaban en boga en la moderna navegación. Este joven cuyo nombre en esos días es insignificante, Fernao de Magalhais, es penas un soldado subordinado, un simple ‘sobresaliente’ dentro de todos los grumetes que componen esas tripulaciones enviadas al oriente al servicio del rey Manuel de Portugal; expediciones destinadas a establecer la soberanía de Portugal en aquellas tierras y anular toda fuerza que pretenda administrar la ruta de las especias y anexar todas esas nuevas provincias a la corona portuguesa.
El conocimiento de aquellas tierras, y la correspondencia que mantiene con uno de sus compatriotas y amigos íntimos, quien ha desertado de una de esas expediciones, y se ha quedado a vivir en aquellos parajes paradisiacos, llenos de abundancia, de paz y donde vive casi como un rey, despiertan en Fernao, un deseo de ganar aquellas tierras aún desconocidas, para su rey. A todo esto tenemos que agregarle el continuo roce del joven Fernao, con gente de mar que viene de todos los puertos hasta esos días conquistados; cada día se hacen nuevos descubrimientos, y nuevos mapas se tienen que dibujar, y cada día se ganan nuevas experiencias y se estudian nuevas teorías; también su amistad con Ruy Faleiro quien ha llegado a ser un reconocido cartógrafo y astrónomo portugués, y si bien este ni siquiera ha pisado nunca un barco, conoce por cálculos, libros, tablas y mapas, mucho de las lejanas rutas hacia las tierras orientales.
Magalhais, que es un hombre de decisiones firmes, solicita audiencia con su Rey, y dentro de muchas cosas que tiene que presentarle está su más grande osadía, ella consiste en mostrarle su proyecto de iniciar un viaje de búsqueda de una nueva ruta hacia las indias por el oeste, por aquella ruta que intentara Colón para los españoles, él posee mucha información importante y está dispuesto a poner todo aquello al servicio de su rey; pero el rey Portugués, rechaza de plano toda propuesta de este insignificante soldado.
Fernao de Magalhais, como aún se llamaba, sale de la presencia de su rey humillado y comprendiendo que, no conseguirá ningún financiamiento y apoyo para su proyecto desde la corona de Portugal; sin embargo este navegante experimentado y valiente, no perderá su horizonte, y se siente desligado de todo deber hacia su país, por lo que decide iniciar un nuevo camino que lo pudiera llevar a realizar semejante hazaña que tiene en mente. Parte así, rumbo a España, que en esos días también sufre de la misma fiebre por encontrar una ruta diferente de aquella que ya domina Portugal y que ha sido definida gracias al tratado de Tordecillas, por el cual el Papa ha adjudicado a Portugal las latitudes por las que se transita hacia las islas de la riqueza. Con esa personalidad, y con esa determinación de la que es dueño, y con la suerte que a veces acompaña a los grandes hombres, este marinero que ahora ha tomado el nombre de Fernando de Magallanes, como lo conocemos nosotros, ha logrado impresionar con sus propuestas a los más influyentes sectores de la corona española, llegando finalmente a entrevistarse con el joven rey de España, Carlos V, quien a sus 18 años, tiene poca experiencia, pero le interesan estos negocios, y gracias a la opinión de sus consejeros al fin decide brindar todo el apoyo al proyecto de este joven extranjero; pasando así Magallanes a ser de la noche a la mañana, dueño de una hazaña que jamás hombre alguno haya iniciado, y no estamos hablando del viaje solamente, sino también de la forma en que este taciturno e introspectivo hombre ha logrado poner en marcha su proyecto, allí en un país extraño, pasando a ser la envidia no solo de grandes navegantes españoles y portugueses, sino que se ha convertido en el desertor más preciado de la corona portuguesa, a quien el rey Don Manuel de Portugal, desea tener de regreso en su país, ya sea a costa de ofrecerle el cielo y la tierra, o por la fuerza y amenaza de ser declarado enemigo de Portugal. No desistirá ni se rendirá a todos los obstáculos que se le presentan, ya sea de parte de los heridos capitanes españoles, o de los agentes de Portugal; él seguirá adelante, solo y sin desmayar hasta haber conseguido las embarcaciones y la tripulación que necesita. El rey de España ha tenido que intervenir varias veces para zanjar algunos de aquellos intentos de sabotaje, pero al fin, Magallanes tiene todo lo que necesita para iniciar esa travesía que lo hará inmortal, aunque él mismo no lo sabe, y que hasta cierto punto siente un temor de no poder cumplir con esas promesas y contratos que ha hecho con la corona española. A los 35 años, Magallanes, convertido en almirante de la flota española que intentará descubrir una ruta a las indias, bordeando el sur de los territorios recientemente descubiertos del país del Brasil; se lanza a su aventura única, al mando de su flota que está compuesta por cinco embarcaciones: la Concepción, la Santiago, la San Antonio, la Victoria, y la nave capitana donde él viaja, la Trinidad.
Es casi imposible dejar de ser tentado a contar todo el viaje de Magallanes con todos sus detalles, pero me atengo a mi objetivo, que de alguna manera ya lo alteré, pues este solo es un comentario de un libro que leí; sin embargo todas esas peripecias, y hazañas que tuvieron lugar en ese viaje son realmente un lazo que cautiva a cualquier lector; y en el caso de este primer viaje alrededor del mundo, no solo podemos ver una gran hazaña, sino que increíbles muestras de habilidad marina, valentía e intrepidez casi inimaginables, junto a la impresionante personalidad de Magallanes, quien tuvo que vencer no solo a la incertidumbre de no saber siquiera hacia donde iba, después de haberse dado cuenta que toda la información, mapas y cálculos que tenía, era falsa; y que a partir de cierto momento en el viaje, solo debió confiar en su corazón. También tuvo que vencer a una muy desorientada y desanimada tripulación; quienes al darse cuenta de que no había seguridad del rumbo en que estaban viajando, solo pensaban en desertar o amotinarse. Claramente estos marinos quienes mayormente eran españoles, no estaban dispuestos a enfrentar el peligro, y menos en apoyo de las ideas de un capitán desconocido y extranjero; por lo que Magallanes tuvo que controlar amotinamientos, perdidas de embarcaciones (la Santiago) y largas temporadas de invierno inactivo; y aun, sin tener siquiera la más remota noticia del ansiado paso hacia las islas de la riqueza. Luego cuando ya había descubierto este paso, que hoy lleva su nombre, aun tuvo que sufrir la deserción de una de sus naves, la mejor y más equipada (la San Antonio); y enfrentar la desmoralización de muchos, por el panorama de incertidumbre que les esperaba, junto a la escasez de víveres, la que se acrecentó a medida que pasaban los días; llegó esa parte de la travesía, donde no esperaba Magallanes encontrar un mar tan grande y solitario como es el océano Pacífico. En ese tramo del viaje murieron muchos y los que llegaron a las primeras islas de las molucas, estaban completamente agotados y enfermos. Pero fue una alegría muy grande y una bendición del cielo, la llegada de esos marineros a esas islas paradisiacas; donde pudieron satisfacer todas sus necesidades y descansar como hacía tiempo que no lo hacían. Sin embargo Magallanes no ha olvidado sus obligaciones y compromisos con el rey de España y en el afán de establecer soberanía en aquellos lejanos parajes, él se dispone a dar un escarmiento a uno de esos reyes indígenas que parece no entender que de ahí en adelante, simplemente ha pasado a ser un súbdito, de un rey mucho más poderoso. Para dar escarmiento a este rey rebelde cuyo nombre es Silapulapu, y para aprovechar de demostrar a los otros reyes isleños cuanto poder tienen sus armas, Magallanes decide ir acompañado solo con cuarenta hombres armados; pero en la orilla de la isla rebelde, una horda de indígenas desnudos los espera en la playa y no pueden hacerles frente, porque los españoles aún se encuentran con el agua hasta la cintura y ya son atacados por las flechas indígenas que son miles, y más aún cuando los indígenas se dan cuenta que hay algunas partes vulnerables en el cuerpo protegido por esas capas de metal brillante de los españoles, los indígenas empiezan a apuntar a esas partes porque se dan cuenta que ahí les hacen daño. Ese fue el día final de este gran hombre que inició una de las más grandes hazañas de la historia de la humanidad, y que por esas ironías del destino, fue a morir en una insignificante escaramuza, frente a unos indios desnudos; y ni siquiera su cadáver pudo ser rescatado, para darle cristiana sepultura, como había sido su deseo de acuerdo a su testamento.
En la desorientación, sus capitanes y soldados pierden otra de las naves, la Concepción; y luego de hacer una evaluación de las naves para el viaje de retorno, la Trinidad es dejada en una de esas islas, para que luego de ser reparada pueda continuar el viaje, junto a cincuenta y un hombres que se quedan con ella. Solo la Victoria, haciendo honor a su nombre, parte de la isla de Tidore, con cuarenta y siete oficiales a bordo, e inicia el penoso viaje de regreso a la patria amada, al mando de Juan Sebastián de Elcano y siempre rumbo al oeste; esta es la nave que finalmente el 6 de Septiembre de 1522 arriba a la meta, con solo 18 hombres de los doscientos sesenta y cinco que partieran hace tres años atrás; los demás han perecido ahogados en lejanos mares, muertos por indios rebeldes, por el hambre y la sed, otros desaparecidos y presos. Así termina esta historia que muestra todo ese arrojo y potencial que pueda tener un hombre, que finalmente viene siendo el resumen de todo lo que puede hacer y ha hecho la humanidad a lo largo de toda la historia; pues el hombre ha conquistado no solo los mares, sino también los cielos, ha conquistado el espacio intersideral y ha develado muchos de los grandes misterios y temores de la antigüedad, como eran las enfermedades, el hambre, y los fenómenos naturales; ha logrado grandes avances en el control de la economía, la industria, la tecnología y tantas cosas que son tan admirables, como lo fue la hazaña de Magallanes. Pero, al mirar todas esta obras portentosas del hombre, los creyentes aún entendemos mejor que Dios es el que está sobre todas las cosas; y esta expansión del mundo en los días de Magallanes, Dios ya la había previsto muchísimos siglos atrás; a Noé, ya Dios le dijo que toda la tierra sería habitada (Gn 9:1), y a Abraham le dijo que él sería una bendición para todas las familias del mundo (Gn 12:3), y ahora que conocemos todos los rincones del globo, entendemos mucho más, que Dios es omnipotente.
Sin duda, todo aquel que lea este libro, se verá envuelto en el embeleso de esta historia; que no solo le dejará un sabor a novela de aventuras, sino que iluminará su mente con información de hechos reales, de una época crucial de la historia de la humanidad. Mucho más si la persona, se detiene a meditar, en que Dios es el que finalmente está llevando a cabo sus propósitos eternos, trabados con cada hecho trascendente de la humanidad; entonces el hombre llegará a comprender que toda la humanidad se encuentra en camino hacia ese final del que nos habla la Biblia; y que por lo tanto es muy necesario ponernos a cuenta con Dios, antes de que sea demasiado tarde, pues la historia y el tiempo no se detendrán y lo que tiene que llegar, llegará; estos pocos siglos que ya han pasado, son insignificantes delante del Señor, por eso la Biblia nos dice: “Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará” (Heb 10:37). Que Dios les bendiga.

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