Continuación...
Es difícil precisar el momento y el cómo empieza esta era, pues la verdad es que la Biblia no es tan detallada en este sentido. Ya hemos dicho varias veces que viene la tribulación y luego la era del milenio, pero el cómo se lleva a cabo esa transición, no lo podemos saber con exactitud; y de hecho cuando el profeta Daniel tuvo una visión del tiempo tribulacional, también quedó algo confundido, y a pesar de que pidió alguna aclaración, no le fue dada; y… por supuesto que asumimos que Dios tenía, y aún tiene buenas razones para no entregarnos toda esta información como a nosotros nos gustaría; y es más, asumimos con un corazón contento, que las razones que tiene nuestro Dios, siempre están a nuestro favor; pero veamos lo que dicen algunos pasajes de las escrituras, a cerca de esto: “Y (yo Daniel) oí al varón vestido de lino (que era Jesucristo mismo), que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos (o sea por el Dios eterno), que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo (esto es lo mismo que decir: un año, dos años y la mitad de un año). Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo todas estas cosas serán cumplidas. Y yo (Daniel) oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas? (o preguntado de otra forma: ¿cómo terminarán estas cosas?) El respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados (esta es una referencia a la aflicción que sufrirán algunos israelitas y otros ciudadanos del mundo; pero que gracias a esa tribulación terrible, ellos se aferrarán a Dios con todas sus fuerzas y serán tomados en cuenta entre los salvos de la tribulación); los impíos procederán impíamente (o sea los impíos durante esta época, no mostrarán ningún arrepentimiento, y se unirán al Anticristo), y ninguno de los impíos entenderá (lo que está sucediendo), pero los entendidos (hijos de Dios) comprenderán. Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días. Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días” (Dn 12:7-13) Aquí se presentan algunas dificultades, para poder precisar el tiempo; y, como vimos al iniciar el párrafo, y bajo el juramento de Jesús mismo, se mencionó un periodo de tres años y medio usando por supuesto la expresión ‘tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo’; y esto concuerda perfectamente con la información de Apocalipsis, que dice que la ‘Gran tribulación’ durará mil doscientos sesenta días (Ap 12:6) o un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo (Ap 12:14) o cuarenta y dos meses (Ap 11:2 y 13:5) que es admirablemente la misma cantidad de tiempo; pues si tomamos en cuenta, que en profecía, los meses solo constan de 30 días; entonces todos estos datos quedan completamente confirmados, y en absoluta armonía. La primera dificultad que se presenta, al leer en el final del párrafo que transcribimos, es cuando dice: ‘Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días’. Aquí aparecen treinta días de diferencia, con respecto a los datos que están mencionados arriba; y para zanjar esto diremos, y como algunos están de acuerdo, que lo más probable es que esos cuarenta y dos meses, o mil doscientos sesenta días, sean un periodo que debe llamarse propiamente ‘la gran tribulación’; es decir el periodo en que el pueblo creyente en los días de la tribulación sea probado, y limpiado y emblanquecido, gracias a la presión, persecución, maltrato, vejación y todo lo que suceda de parte del Anticristo y sus seguidores a nivel de todo el mundo; luego los treinta días adicionales que aparecen, pueden ser el tiempo en que el Anticristo logra triunfar sobre todo y sobre todos, y logra establecerse en Jerusalén, y entrar en el templo, para sentarse allí como si fuera un dios, pretendiendo ser adorado como tal; lo que vendría a ser la gota que rebalsa el vaso, y que causa el descenso de Jesús a la tierra, para aniquilar a este hombre de pecado, y a todos sus seguidores. Veamos lo que dicen algunos pasajes, en apoyo a esta idea: “Nadie os engañe en ninguna manera (esta es una advertencia a los cristianos de todas las épocas); porque (Jesús) no vendrá sin que antes venga la apostasía (o el apartamiento de la verdad y mundanalización de una parte de la iglesia, entiéndase también aparición de falsas religiones, que dicho sea de paso, ya tiene su cumplimiento muy avanzado en nuestros días), y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición (que también se llama, Anticristo, y cuya aparición está aún en el futuro de nuestros días), el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto (es decir iglesia, cristianos, Biblia, templo futuro de Dios en Jerusalén, etc.); tanto que se sienta en el templo de Dios (que estará en Jerusalén) como Dios, haciéndose pasar por Dios (ya al final del periodo de la tribulación)” (2Tes 2:3-4) Otro pasaje dice los siguiente: “También se le dio (al Anticristo) boca que hablaba grandes cosas y blasfemias (contra Dios); y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses (que es el periodo de la tribulación, propiamente dicha). Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo (o templo), y de los que moran en el cielo. Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos… (Esto nos indica claramente, que hay un momento en que él se siente vencedor)” (Ap 13:5-7) Y así también lo confirma otro versículo que habla figuradamente de la aparición del Anticristo; este nos cuenta de cómo él entra en un caballo blanco, símbolo de poder y gobierno, tiene un arco en su mano, que es símbolo de guerra, y aunque no es un genuino gobernante, Dios le concederá ese título, otorgándole una corona, y desde un principio él está destinado a tener éxito en su cometido y a vencer momentáneamente; el versículo dice: “Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer” (Ap 6:2)
Otros se inclinan por pensar que esos treinta días, de los que estamos hablando, será la duración de la guerra de Armagedón, que por supuesto, por todo lo que pasará en esa guerra, se asume que tendrá una cierta duración, y que no será un aniquilamiento instantáneo del Anticristo y sus seguidores; veamos algunas cosas, como ejemplo, de lo que pasará en esos días, y que podría resultar en apoyo a esta idea: “Tú pues, (Ezequiel) hijo de hombre, profetiza contra Gog (que es el Anticristo), y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal (que es una forma de decir ‘naciones del mundo’) Y te quebrantaré, y te conduciré y te haré subir de las partes del norte (probablemente desde Rusia), y te traeré sobre los montes de Israel (clara mención al apronte para la guerra de Armagedón); y sacaré tu arco de tu mano izquierda (se refiere a ese arco que traía en su aparición en Ap 6:2, y que es símbolo de la guerra), y derribaré tus saetas de tu mano derecha (es una forma de decir que, el poder de las armas del Anticristo, no podrán cumplir su cometido, tal como él piensa). Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus tropas, y los pueblos que fueron contigo; (y una vez que te haya aniquilado) a aves de rapiña de toda especie, y a las fieras del campo, te he dado por comida. Sobre la faz del campo caerás; porque yo he hablado, dice Jehová el Señor. Y enviaré (una lluvia de) fuego sobre Magog (otra forma de decir ‘mundo’), y sobre los que moran con seguridad en las costas (o mejor dicho, sobre los que piensan que viven en seguridad, allende los mares); y sabrán que yo soy Jehová” (Ez 39:1-6) Otro pasaje del Apocalipsis cuenta así esta escena: “El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente (o sea para facilitar el avance de los ejércitos del Anticristo y sus seguidores; que Ezequiel dice que vendrán del norte, y aquí dice del oriente, entendiéndose finalmente que los países más importantes que se unirán al Anticristo, están en el cuadrante noreste de Jerusalén). Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo (entiéndase bien que lo principal vendrá del noreste, pero en esta guerra, todo el mundo estará involucrado), para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza (este es una aclaración de que hasta esos días, mucha gente aún no aceptará la venida de Jesús; más cuando suceda, algunos entenderán tardíamente y se sentirán avergonzados). Y los reunió (el Anticristo, a los ejércitos del mundo) en el lugar que en hebreo se llama Armagedón” (Ap 16:12-16) Hay muchísimos pasajes que hablan de los detalles de esa guerra, y por los que se deduce que para que sucedan tales cosas, evidentemente se precisa de un tiempo, por lo que estos 30 días incluso podrían ser pocos. Transcribiremos un último pasaje, que nos cuenta algunos de esos hechos: “Y esta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén (o que se reunirán para la guerra de Armagedón): la carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán en las cuencas sus ojos, y la lengua se les deshará en su boca (probablemente por el uso de algunas armas químicas o biológicas, que afectarán a muchos de esos ejércitos) (Otras versiones incluyen: ‘y la misma será la plaga en los caballos, camellos, mulos y asnos, y de todo el ganado que haya en esos campamentos’. Clara mención a que los pertrechos de guerra, y la logística, también serán afectados). Y acontecerá en aquel día que habrá entre ellos gran pánico enviado por Jehová; y (ese pánico, lo más probable es que sea producido por ellos mismo, por el peligro de hacer explotar esas armas letales en medio de ellos; porque dice claramente que) trabará cada uno de la mano de su compañero, y levantará su mano contra la mano de su compañero (o sea habrá tal confusión, y desacuerdos, que finalmente acabarán atacándose los unos a los otros)” (Zac 14:12-13)
Aunque uno de los pasajes que ya vimos, parece decir que Jesús matará al Anticristo, cuando dice: ‘Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus tropas, y los pueblos que fueron contigo; a aves de rapiña de toda especie, y a las fieras del campo, te he dado por comida. Sobre la faz del campo caerás’; hemos de ver que ésta es una metonimia, ya que al nombrar de manera personal al anticristo, en realidad lo que se quiere decir, es que caerá y terminará ese orgullo que él tiene, el proyecto y la osadía que ha intentado; pero en realidad el Anticristo será apresado vivo y junto con su ayudante, el falso profeta; ellos serán los primeros seres que recibirá el infierno, y solo aquellos que conformaron sus ejércitos serán pasto de las fieras; el Apocalipsis lo relata así: “Y (el Anticristo o) la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás (incrédulos y rebeldes) fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo (o sea Jesucristo), y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos” (Ap 19:20-21)
Estas pueden ser algunas de las explicaciones que se puedan dar para la aparición de esos treinta días adicionales, lo que finalmente llegaremos a saber con exactitud, solo cuando esas cosas sucedan. Pero aparte de esos treinta días de diferencia entre los mil doscientos sesenta y los mil doscientos noventa; aparecen otros cuarenta y cinco días más, pues dice: “Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días” (Dn 12:11-12) Como ya dijimos, es muy difícil dogmatizar a cerca de esos periodos que se mencionan aquí, pero es evidente que los sucesos de esos días tendrán en cuenta estos tiempos; muchos se inclinan por pensar que esos cuarenta y cinco días puede referirse a la duración del juicio de los santos o salvos; otros se inclinan por pensar que ese puede ser un tiempo en que se organice el gobierno de Jesús y toda la estructura de este, para poder ser un gobierno mundial de justicia y de paz; pero la verdad es que no tenemos como aseverar estas ideas, si bien diremos que hay al parecer varios periodos que están mencionados y que por supuesto sucederán al inicio de la era milenial, pero el orden o la relación de ellos, no se pueden dar claramente. Lo más importante en este caso, es esa bienaventuranza para aquellos que logren llegar hasta ese punto, pues dice: ‘Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días’; es como si el Señor nos tratara de decir: ¡Que felices serán!, todos aquellos que logren estar de pie en ese día. Y al decir de pie, no me refiero a que no murieron en los días de la tribulación, sino que fueron fieles a Jesús hasta ese momento, pues la Biblia nos enseña que aquel que cree en Jesús, aunque esté muerto vivirá (Jn 11:25).
Pero, retomemos el hilo de lo que veníamos diciendo; hablemos un poco de ese juicio que se mencionó y de los primeros hechos de la era milenial, pues independiente de los tiempos, estos hechos están descritos en la Biblia; uno de esos pasajes dice: “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años (o sea por todo el periodo de la era milenial); y lo arrojó al abismo (entiéndase bien que el abismo, no es el infierno), y lo encerró, y puso su sello sobre él (o sea el ángel pone un sello sobre el abismo, para que nadie salga de allí, pues allí estará junto con Satanás toda la gente incrédula, que murió a través de todas las edades, y también en los días de la tribulación), para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años (esto habla claramente que durante el milenio, no estará Satanás libre por el mundo); y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo (eso lo estudiaremos más adelante). Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar (o sea se conforma un tribunal); y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años (fíjese que aquí vuelven a la vida, solo aquellos que creyeron y fueron fieles a Jesús, durante sus vidas). Pero los otros muertos (y esta es una clara referencia a los muertos incrédulos) no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años (o sea, todos los incrédulos, volverán a vivir físicamente al final del milenio, y el motivo para eso, lo estudiaremos en su momento). Esta es la primera resurrección (o sea se llama primera resurrección, a la resurrección de los justos, y que se lleva a cabo antes de que empiece el milenio). Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte (que significa ser echado al infierno) no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años (o dicho de otra forma, pertenecerán al reino de Cristo, durante el milenio)” (Ap 20:1-6) El profeta Daniel, cerca de seis siglos antes que Juan y el Apocalipsis, también tuvo visiones a cerca de este asunto, él escribió: “Estuve mirando (porque esta es una visión del profeta) hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días (o sea Dios mismo), cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían (se refiere a los ángeles del cielo), y millones de millones asistían delante de él (asistían a ese juicio); el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos. Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno (entiéndase aquí como cuerno, el Anticristo); miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego (una forma resumida de lo que pasará en la guerra de Armagedón y el destino del Anticristo, que como ya dijimos, finalmente será echado en el infierno). Habían también quitado a las otras bestias su dominio (estas bestias, aquí representan a la humanidad incrédula), pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo (o sea hasta los días de la tribulación, pues esta prolongación de la vida de esas bestias, es de alguna manera de lo que estamos hablando, es la prolongación de las diferentes dispensaciones y que tendrán su fin aquí). Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre (que es una visión de la segunda venida de Jesucristo), que vino hasta el Anciano de días (o sea Dios, el Padre), y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran (esta es una mención, del comienzo del gobierno mundial de Jesús); su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido (pues Jesús, no solo será el rey durante el milenio, sino que lo será por toda la eternidad)” (Dn 7:9-14) Sin embargo para reafirmar más la idea de Apocalipsis, Daniel también resalta, que este juicio solo será de los salvos, él dice: “Y veía yo que este cuerno (o sea el Anticristo) hacía guerra contra los santos, y los vencía, hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino” (Dn 7:21-22) Nótese bien, que aquí no se menciona a los incrédulos, pues ellos como dijimos, tendrán un juicio aparte, y que será al final del milenio; y que hasta ese tiempo permanecerán muertos y presos en el mismo lugar donde fue echado Satanás, o sea en el hades o abismo.
Este artículo continuará proximamente. saludos y bendiciones.
Hebreos 1:1-2
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quién constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.
22 de noviembre de 2010
15 de noviembre de 2010
La dispensación del gobierno de Dios.
Para abordar este tema, seguiremos con ese estilo que habíamos adoptado en nuestro anterior artículo; vale decir, que usaremos algunos versículos que tratan de este tema en la Biblia, y que dicho sea de paso, son muy abundantes; y entre medio de ellos, y entre paréntesis añadiremos alguna palabra aclaratoria, pues así hacemos todo mucho más comprensivo. El único propósito de hacer esas inclusiones en los versículos, es el de aclarar la idea, especialmente para aquellas personas que no han tenido suficiente estudio bíblico; pues como el tema en las escrituras es muy amplio, y no está precisamente ordenado, entonces para extraer la sustancia de estas verdades se hace necesario, poner ese especial cuidado al leer a cerca de estas cosas; y en muchos casos se hace necesario el contexto, y en otros tantos, se hace necesaria la complementación con otros pasajes. Nos esforzaremos en llevar a nuestros queridos lectores, este apasionante tema, de la manera más llana posible, pues de la comprensión de estas cosas puede depender nuestra salvación y vida eterna; allá vamos entonces, con nuestro propósito.
La dispensación del gobierno milenial o del gobierno de Dios; es un periodo futuro, donde según la Biblia, Cristo gobernará este mundo personalmente. Este periodo es también llamado ‘El milenio’, porque según las escrituras tendrá una duración de mil años (Ap 20:2, 3, 4, 5, 6). Pero, para llegar a esta era, ha sido necesario que la humanidad pase por todas esas otras etapas o dispensaciones, de las que hemos venido hablando, incluida la tribulación que tiene una duración de siete años, como ya vimos.
Con los días de la tribulación, se han terminado todas las anteriores dispensaciones, porque ésta es una nueva dispensación, y es muy diferente a las demás. Para saber a cerca de esa diferencia, debemos hablar sobre la situación de cada una de esas etapas o dispensaciones, al empezar el milenio: La dispensación de la inocencia por ejemplo, que es la primera en orden sucesivo; y, aunque muy poco de eso ya quedaba antes de la tribulación no podemos ignorar que muchos no alcanzaron la salvación en el tiempo de la gracia y otros pasaron por ese tiempo terrible de tribulación; porque precisamente fueron lo suficiente y admirablemente inocentes, como para dejarse atrapar por las mentiras de Satanás y del Anticristo. Pero inocentes, ya no habrá en la dispensación milenial; inocentes en el sentido de ser ingenuos o inofensivos, pues la Biblia dice: “No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte (otra forma de decir, en todo mi reino); porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Is 11:9). Este versículo corresponde a la era milenial, y dice que allí nadie hará nada malo, ni hará ningún daño a nadie, porque todos conocerán muy bien a Dios, recordemos que en esa época solo vivirán en la tierra los creyentes fieles; y si volvemos nuestra mirada hacia el primer pecado del hombre, allá en el Edén, ellos cayeron justamente porque no conocían el bien ni el mal y eran muy inocentes; pero en la era milenial todos tendrán todo bien claro, todos conocerán la verdad, y esta verdad los hará libres de cometer errores (Jn 8:32). Los que sí, estarán en el milenio serán los inocentes en el sentido de ser sin culpa, porque Dios en su gracia los habrá declarado limpios.
De la dispensación de la consciencia, tampoco quedaba casi nada en los días de la tribulación, pues la consciencia del ser humano, había sido adormecida completamente, y aunque cada uno sabía lo que había hecho con respecto a Dios, la adormecida consciencia de cada cual, no le permitía reaccionar, y tampoco esa gente pudo pasar más allá de la tribulación; solo lo hicieron aquellos que se esforzaron en mantener un corazón sensible ante Dios. Veamos un solo ejemplo de los muchos que hay en la Biblia, a cerca de esto: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán (o se apartarán) de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de (predicadores) mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad” (1Tim 4:1-4). Verá usted, este pasaje es un fiel reflejo de lo que pasa hoy, de cómo han aparecido tantas religiones, y de cómo ellas atrapan a la gente y no se dan cuenta de manera consciente de lo que están haciendo, pues dice que sus conciencias están ‘cauterizadas’, y eso es más que adormecerlas, es casi matar las consciencias para que no sientan ningún reproche desde su interior; y aquí, hasta se menciona lo que esas personas dicen, predican y defienden; y esta situación se irá haciendo cada vez mas critica, hacia el final de la presente era, y en los días de la tribulación, alcanzará su grado máximo.
Conservando el orden, nos toca hablar de la dispensación del gobierno humano, que nominalmente terminó junto con el diluvio universal; más ella es la única que ha permanecido en el tiempo y que lejos de amainar, se ha extendido por todo el mundo, y muchas veces le ha parecido al hombre que está a punto de lograr un gobierno mundial; y en los días de la tribulación ha llegado a su auge, porque le ha parecido que al fin ese líder único y excelso que el hombre siempre pensó que se necesitaba, ha llegado. Pero, como lo comentamos oportunamente, allí terminó esta dispensación de manera brusca; el hombre se dio cuenta tardíamente que nunca podría gobernar el mundo de una manera ideal, ni siquiera mantener en buen estado aquello que Dios le había entregado en el principio, allá en el Edén; sino que lo único que hizo a lo largo de toda su existencia, fue destruir la creación de Dios, y no hablamos solamente de las cosas materiales, sino más bien de la destrucción de las conciencias humanas, y que como resultado colateral, también fue dañado el planeta. La tribulación termina con toda la rebelión del hombre, con todo el racionalismo, con todo el materialismo, con todo el humanismo, con todo panteísmo, y con todo lo que está en el corazón y la mente del hombre, que le hace pensar que en este mundo no necesita de Dios; allí se destruye a los rebeldes y solo se conserva a los fieles, para que puedan estar en la siguiente era, que es la del milenio. La Biblia a este respecto, afirma: “Y se airaron las naciones (contra ti oh Dios), y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos (porque, no porque estén muertos, se librarán de tus juicios), y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes (que, aunque hayan muerto por causa de ti, se levantarán otra vez, para recibir ese premio, que es vivir junto a ti en el milenio y por la eternidad), y (también ha llegado la hora) de destruir a los que destruyen la tierra” (Ap 11:18); al decir ‘los que destruyen la tierra’, no estamos diciendo que los creyentes estuvieron completamente exentos de toda responsabilidad en cuanto a la destrucción del planeta se trata, muchos de ellos pudieron haber contribuido, y en muchas maneras a esto; pero para Dios que puede rehacer el mundo con solo una palabra, no es tan importante el estado del planeta, sino que es importante la actitud de cada cual, con respecto a su responsabilidad frente a Dios; para él es más triste, ver como el hombre ha destruido su consciencia y a contaminado con sus pensamientos racionales a toda la creación, ayudando así a Satanás, a cumplir su cometido de apartar a la humanidad de su Dios, para ser echados finalmente junto con él al infierno; para Dios es más triste que el hombre haya perdido el temor a su creador, llegando a ignorar completamente sus advertencias y preceptos. Al hombre de hoy, le parece absurdo tener que hablar de ‘Temor de Dios’.
Regresando a nuestro punto de vista de las dispensaciones, tenemos que decir que la dispensación de la fe y las promesas, también se había reducido casi a la extinción en los días del Anticristo; Jesús habló de eso así: “Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mt 24:10-12); esto no es más que otra forma de decir, que en la tribulación habrá muy poca fe; pues a pesar de que algunos se dan cuenta de lo que está sucediendo, no podrán mantener la cordura, y tropezaran, y caerán en las manos de ese ser malévolo. Entendamos pues que hoy también caemos, por las mismas razones, digo, por la falta de fe; porque fe, es creer en las promesas de Dios, sin haberlas visto, y las promesas de Dios para el hombre están incluso más allá de la tribulación; y la fe, llega a nosotros por el oír y guardar en lo profundo de nuestro corazón, la palabra de Dios.
Y, ¿Qué diremos con respecto a la dispensación de la ley? Diremos que esta dispensación terminó nominalmente con la primera venida de Jesús, leamos aquí algo que él mismo dijo: “La ley y los profetas eran hasta Juan (se refería a Juan, el bautista); desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos (los ciudadanos del mundo, no solo los judíos) se esfuerzan (ahora) por entrar en él” (Lc 16:16). Dijimos en su momento, que la ley fue dada solo al pueblo de Israel; y es así como ese periodo desde Moisés en el Sinaí, hasta la primera venida de Jesús se llama ‘la dispensación de la ley’; pero, por supuesto que en esa extensión de la idea, y que han tenido de alguna manera todas las dispensaciones, la enseñanza de la ley cumple hasta los días de la tribulación, un papel muy importante en la mente y el corazón de cada ser humano; ese concepto de ley se grabó muy bien en toda la gente del mundo, y a partir de ese concepto, todos nos damos cuenta que no es posible cumplir a cabalidad cualquier clase de ley, y menos una que viniera de parte de Dios. Y dijimos también, que eso sirvió para que toda la gente pudiera reconocer su pecado delante de Dios, y reconocer que sin su ayuda nadie podría ser salvo, y que ese hecho, preparó el camino para que venga a nosotros la dispensación de la gracia. La Biblia a ese respecto, dice: “ya que por las obras de la ley (o por cumplir la ley) ningún ser humano será justificado delante de él (o sea de Dios); porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Ro 3:20); y luego dice: “…porque sin la ley el pecado está muerto (o dicho de otra forma, sin la ley nadie se dará cuenta de que es pecador)” (Ro 7:8) Y, este concepto es el que finalmente acaba condenando a los incrédulos, incluso en los días de la tribulación; porque la Biblia asegura, y nosotros los que no somos judíos también lo sabemos; que Dios escribió su ley en el corazón del hombre, y así cada cual puede darse cuenta de que no está cumpliendo a cabalidad esa ley, y por lo tanto, en aquel día nadie tendrá excusa. No se trata solo de esa ley que fue entregada a Moisés en el Sinaí, sino que se trata del concepto de ley, del concepto de justicia, del concepto de cumplimiento, que nosotros mismo hemos acuñado dentro de nosotros; y que por supuesto, la dispensación de la ley, ayudo mucho a que tomáramos consciencia de esto en su debido tiempo; pero Dios sabe, que nosotros sabemos muy bien qué es lo que se debiera hacer frente a sus designios y preceptos, y sabe también que a propósito muchos de nosotros no hacemos aquello que pensamos que se debe hacer; y también están aquellos que aunque no son judíos, se aferran a querer cumplir algunos puntos de la ley de Moisés, para aparentar que son los únicos que están cumpliendo lo que Dios dice, y ellos mismos saben que eso no es así, y que la ley de Dios es prácticamente imposible cumplirla. Hay un pasaje que pienso que nos ayudará a discernir esto, dice: “Porque todos los que sin ley (se refiere a la ley de Moisés) han pecado, sin (esa) ley también perecerán (o serán condenados, sin ser juzgados por la ley Moisés); y todos los que bajo la ley (de Moisés) han pecado, por la ley (de Moisés) serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados (y aquí no se refiere solo a la ley de Moisés, sino a cualquier criterio de ley y justicia que el hombre haya acuñado en su corazón, o dicho de otra forma, el hombre será juzgado por lo que él piensa que es correcto hacer delante de Dios, incluida por supuesto la ley de Moisés). Porque cuando los gentiles (o los que no son israelitas) que no tienen ley (de Moisés), hacen por naturaleza lo que es de la ley (esa ley que ellos mismo, se han auto impuesto), éstos (preceptos de los hombres), aunque no tengan ley (de Moisés), son ley para sí mismos (o sea, es ley para ellos aquello que ellos mismo asumieron como norma de justicia delante de Dios, incluso si eso solo es un criterio personal o particular de alguien), mostrando la obra de la ley (de Dios) escrita en sus corazones, dando testimonio (de lo que están haciendo) su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos (porque cada cual, sabrá muy bien lo que ha hecho delante de Dios), en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio (ha dicho el apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo)” (Ro 2:12-16)
Nos toca también decir algo a cerca de la dispensación de la gracia, que es la última que se dio al hombre en orden sucesivo, y casi diríamos que es como continuar hablando de la ley, pues como acabamos de mencionar, la ley nos hace dar cuenta de que no podremos presentarnos ante Dios sin faltas. Es imposible cumplir la ley, y ni siquiera pensemos en la ley de Dios solamente, si no en las leyes humanas; pues todos los ciudadanos de Chile por ejemplo, sin ninguna excepción, ha cometido alguna falta a alguna de las tantas leyes que hay, y desde el punto de vista del cumplimiento de las leyes del país, todos serian culpables; pues en este caso la Biblia dice: “Porque cualquiera que guardare toda la ley (se refiere a la ley de Dios), pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (Stgo 2:10). Este es el gran trabajo que cumplió la extensión del concepto de la dispensación de la ley, y que hizo muy, pero muy necesario que viniese de parte de Dios, la siguiente dispensación, la de la gracia; pues la gracia de Dios, es justamente el perdonar nuestras faltas, después de haber reconocido que no podemos ser limpios delante de Dios, por nuestros propios méritos, sino que necesitamos ser salvos por la gracia de Dios, por gracia hemos sido declarados limpios; y todo aquel que no aproveche esta gran oportunidad que Dios ha dado al hombre, es mucho más que un necio. Pondremos un breve ejemplo bíblico de lo que estamos diciendo aquí: “Y él (se refiere a Jesús) os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo (porque Dios nos acusa a todos de haber andado en pecado), siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire (o sea el diablo), el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia (o sea, en los que aun no se acogen a la gracia de Dios), entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús (esta es una afirmación, para el futuro, pues luego de morir todo creyente seguirá esa trayectoria: vida después de la muerte, y visita a los lugares celestiales, junto con Cristo), para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros (o mejor dicho, no lo han conseguido ustedes), pues es don (o dádiva) de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (o dicho en otra forma, no por lo que hayan hecho, para que nadie ponga su confianza en sí mismo, sino solo en la gracia de Dios)” (Ef 2:1-9). Y al empezar el milenio diremos que, si bien la dispensación de la gracia terminó un momento antes de que empezara la tribulación, con el arrebatamiento de la iglesia y con la salida del Espíritu Santo de este mundo; esta dádiva de Dios, aún continúa en los días de la era milenial. Una de las razones para que esta gracia de parte de Dios hacia el hombre continúe, es porque el hombre siempre la necesitará, y luego, porque Dios es lleno de misericordia para con aquellos que le aman y temen su nombre; pues nunca nadie podrá vivir, sin necesitar de Dios, de su santo auxilio y sin cometer ninguna clase de falta, por lo tanto la gracia de Dios estará siempre presente en todo tiempo; como un ejemplo de lo que decimos aquí, tomaremos los siguientes versículos: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa (de Cristo) se ha preparado. Y a ella se le ha concedido (o como dice otra versión, se le ha permitido) que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente…” (Ap 19:7-8); aquí dice claramente, que a la esposa del Cordero (que constituyen todos los creyentes fieles), a pesar de haberse preparado, no le correspondía vestirse de lino fino, pero el Señor en su gracia le ha permitido hacerlo; así es la gracia de Dios, y este pasaje está ubicado cronológicamente mas allá de la tribulación, lo que nos enseña claramente que aún ahí la gracia está vigente.
En definitiva, tenemos que decir que la gracia divina para el hombre aún está en la era milenial, pero la dispensación de la gracia terminará antes de que empiece la tribulación, porque ella es promovida por el Espíritu Santo y es dada a la iglesia, los que serán quitados de este mundo, antes de que venga el ministerio del Anticristo; veamos algún pasaje que nos habla de eso: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque (Jesús) no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado (o sea el Anticristo), el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios (en Jerusalén), haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? (Pablo es el que hace esta pregunta a los tesalonicenses) Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene (se refiere al Espíritu Santo que actúa mediante la iglesia), a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio (de este mundo). Y entonces se manifestará aquel inicuo (o Anticristo), a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida (al final de la tribulación); inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos (podemos decir esto también así: por cuanto no recibieron el regalo de la gracia de Dios, para ser salvos)” (2Tes 2:3-10)
Este es entonces el panorama de las dispensaciones, un instante antes de que Dios mismo intervenga en la conducción de este mundo; y ahora estamos frente al portal de una nueva dispensación, que también es la última, y que se ha venido en llamar: ‘La dispensación del gobierno de Dios’. Ha sido necesario hacer esta introducción aclaratoria, a cerca de lo que pasa con cada una de las eras que hemos estudiado, pues esta dispensación que empezamos a abordar, es un tanto diferente de las anteriores; y si se pregunta, ¿Cuáles son esas diferencias? En primer lugar diremos que tiene una duración pre-establecida, y que ha sido anunciada por el Señor con muchos siglos de anticipación; luego diremos que en esta era, Jesús mismo, será el gobernante mundial, otra de las características es que, en esta era estarán solo aquellos que demostraron fidelidad a Dios en todas las anteriores dispensaciones; también tenemos que decir que este mundo será llevado a una condición mejorada en todos los aspectos, acercándose a las condiciones paradisiacas que hubo en los días de Adán, pues los animales y aún el hombre sufrirán una transformación, siendo que estos últimos estarán capacitados para vivir todo el milenio, y aún más allá, hasta llegar a la eternidad.
Este artículo continuará la proxima semana. Bendiciones...
La dispensación del gobierno milenial o del gobierno de Dios; es un periodo futuro, donde según la Biblia, Cristo gobernará este mundo personalmente. Este periodo es también llamado ‘El milenio’, porque según las escrituras tendrá una duración de mil años (Ap 20:2, 3, 4, 5, 6). Pero, para llegar a esta era, ha sido necesario que la humanidad pase por todas esas otras etapas o dispensaciones, de las que hemos venido hablando, incluida la tribulación que tiene una duración de siete años, como ya vimos.
Con los días de la tribulación, se han terminado todas las anteriores dispensaciones, porque ésta es una nueva dispensación, y es muy diferente a las demás. Para saber a cerca de esa diferencia, debemos hablar sobre la situación de cada una de esas etapas o dispensaciones, al empezar el milenio: La dispensación de la inocencia por ejemplo, que es la primera en orden sucesivo; y, aunque muy poco de eso ya quedaba antes de la tribulación no podemos ignorar que muchos no alcanzaron la salvación en el tiempo de la gracia y otros pasaron por ese tiempo terrible de tribulación; porque precisamente fueron lo suficiente y admirablemente inocentes, como para dejarse atrapar por las mentiras de Satanás y del Anticristo. Pero inocentes, ya no habrá en la dispensación milenial; inocentes en el sentido de ser ingenuos o inofensivos, pues la Biblia dice: “No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte (otra forma de decir, en todo mi reino); porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Is 11:9). Este versículo corresponde a la era milenial, y dice que allí nadie hará nada malo, ni hará ningún daño a nadie, porque todos conocerán muy bien a Dios, recordemos que en esa época solo vivirán en la tierra los creyentes fieles; y si volvemos nuestra mirada hacia el primer pecado del hombre, allá en el Edén, ellos cayeron justamente porque no conocían el bien ni el mal y eran muy inocentes; pero en la era milenial todos tendrán todo bien claro, todos conocerán la verdad, y esta verdad los hará libres de cometer errores (Jn 8:32). Los que sí, estarán en el milenio serán los inocentes en el sentido de ser sin culpa, porque Dios en su gracia los habrá declarado limpios.
De la dispensación de la consciencia, tampoco quedaba casi nada en los días de la tribulación, pues la consciencia del ser humano, había sido adormecida completamente, y aunque cada uno sabía lo que había hecho con respecto a Dios, la adormecida consciencia de cada cual, no le permitía reaccionar, y tampoco esa gente pudo pasar más allá de la tribulación; solo lo hicieron aquellos que se esforzaron en mantener un corazón sensible ante Dios. Veamos un solo ejemplo de los muchos que hay en la Biblia, a cerca de esto: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán (o se apartarán) de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de (predicadores) mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad” (1Tim 4:1-4). Verá usted, este pasaje es un fiel reflejo de lo que pasa hoy, de cómo han aparecido tantas religiones, y de cómo ellas atrapan a la gente y no se dan cuenta de manera consciente de lo que están haciendo, pues dice que sus conciencias están ‘cauterizadas’, y eso es más que adormecerlas, es casi matar las consciencias para que no sientan ningún reproche desde su interior; y aquí, hasta se menciona lo que esas personas dicen, predican y defienden; y esta situación se irá haciendo cada vez mas critica, hacia el final de la presente era, y en los días de la tribulación, alcanzará su grado máximo.
Conservando el orden, nos toca hablar de la dispensación del gobierno humano, que nominalmente terminó junto con el diluvio universal; más ella es la única que ha permanecido en el tiempo y que lejos de amainar, se ha extendido por todo el mundo, y muchas veces le ha parecido al hombre que está a punto de lograr un gobierno mundial; y en los días de la tribulación ha llegado a su auge, porque le ha parecido que al fin ese líder único y excelso que el hombre siempre pensó que se necesitaba, ha llegado. Pero, como lo comentamos oportunamente, allí terminó esta dispensación de manera brusca; el hombre se dio cuenta tardíamente que nunca podría gobernar el mundo de una manera ideal, ni siquiera mantener en buen estado aquello que Dios le había entregado en el principio, allá en el Edén; sino que lo único que hizo a lo largo de toda su existencia, fue destruir la creación de Dios, y no hablamos solamente de las cosas materiales, sino más bien de la destrucción de las conciencias humanas, y que como resultado colateral, también fue dañado el planeta. La tribulación termina con toda la rebelión del hombre, con todo el racionalismo, con todo el materialismo, con todo el humanismo, con todo panteísmo, y con todo lo que está en el corazón y la mente del hombre, que le hace pensar que en este mundo no necesita de Dios; allí se destruye a los rebeldes y solo se conserva a los fieles, para que puedan estar en la siguiente era, que es la del milenio. La Biblia a este respecto, afirma: “Y se airaron las naciones (contra ti oh Dios), y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos (porque, no porque estén muertos, se librarán de tus juicios), y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes (que, aunque hayan muerto por causa de ti, se levantarán otra vez, para recibir ese premio, que es vivir junto a ti en el milenio y por la eternidad), y (también ha llegado la hora) de destruir a los que destruyen la tierra” (Ap 11:18); al decir ‘los que destruyen la tierra’, no estamos diciendo que los creyentes estuvieron completamente exentos de toda responsabilidad en cuanto a la destrucción del planeta se trata, muchos de ellos pudieron haber contribuido, y en muchas maneras a esto; pero para Dios que puede rehacer el mundo con solo una palabra, no es tan importante el estado del planeta, sino que es importante la actitud de cada cual, con respecto a su responsabilidad frente a Dios; para él es más triste, ver como el hombre ha destruido su consciencia y a contaminado con sus pensamientos racionales a toda la creación, ayudando así a Satanás, a cumplir su cometido de apartar a la humanidad de su Dios, para ser echados finalmente junto con él al infierno; para Dios es más triste que el hombre haya perdido el temor a su creador, llegando a ignorar completamente sus advertencias y preceptos. Al hombre de hoy, le parece absurdo tener que hablar de ‘Temor de Dios’.
Regresando a nuestro punto de vista de las dispensaciones, tenemos que decir que la dispensación de la fe y las promesas, también se había reducido casi a la extinción en los días del Anticristo; Jesús habló de eso así: “Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mt 24:10-12); esto no es más que otra forma de decir, que en la tribulación habrá muy poca fe; pues a pesar de que algunos se dan cuenta de lo que está sucediendo, no podrán mantener la cordura, y tropezaran, y caerán en las manos de ese ser malévolo. Entendamos pues que hoy también caemos, por las mismas razones, digo, por la falta de fe; porque fe, es creer en las promesas de Dios, sin haberlas visto, y las promesas de Dios para el hombre están incluso más allá de la tribulación; y la fe, llega a nosotros por el oír y guardar en lo profundo de nuestro corazón, la palabra de Dios.
Y, ¿Qué diremos con respecto a la dispensación de la ley? Diremos que esta dispensación terminó nominalmente con la primera venida de Jesús, leamos aquí algo que él mismo dijo: “La ley y los profetas eran hasta Juan (se refería a Juan, el bautista); desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos (los ciudadanos del mundo, no solo los judíos) se esfuerzan (ahora) por entrar en él” (Lc 16:16). Dijimos en su momento, que la ley fue dada solo al pueblo de Israel; y es así como ese periodo desde Moisés en el Sinaí, hasta la primera venida de Jesús se llama ‘la dispensación de la ley’; pero, por supuesto que en esa extensión de la idea, y que han tenido de alguna manera todas las dispensaciones, la enseñanza de la ley cumple hasta los días de la tribulación, un papel muy importante en la mente y el corazón de cada ser humano; ese concepto de ley se grabó muy bien en toda la gente del mundo, y a partir de ese concepto, todos nos damos cuenta que no es posible cumplir a cabalidad cualquier clase de ley, y menos una que viniera de parte de Dios. Y dijimos también, que eso sirvió para que toda la gente pudiera reconocer su pecado delante de Dios, y reconocer que sin su ayuda nadie podría ser salvo, y que ese hecho, preparó el camino para que venga a nosotros la dispensación de la gracia. La Biblia a ese respecto, dice: “ya que por las obras de la ley (o por cumplir la ley) ningún ser humano será justificado delante de él (o sea de Dios); porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Ro 3:20); y luego dice: “…porque sin la ley el pecado está muerto (o dicho de otra forma, sin la ley nadie se dará cuenta de que es pecador)” (Ro 7:8) Y, este concepto es el que finalmente acaba condenando a los incrédulos, incluso en los días de la tribulación; porque la Biblia asegura, y nosotros los que no somos judíos también lo sabemos; que Dios escribió su ley en el corazón del hombre, y así cada cual puede darse cuenta de que no está cumpliendo a cabalidad esa ley, y por lo tanto, en aquel día nadie tendrá excusa. No se trata solo de esa ley que fue entregada a Moisés en el Sinaí, sino que se trata del concepto de ley, del concepto de justicia, del concepto de cumplimiento, que nosotros mismo hemos acuñado dentro de nosotros; y que por supuesto, la dispensación de la ley, ayudo mucho a que tomáramos consciencia de esto en su debido tiempo; pero Dios sabe, que nosotros sabemos muy bien qué es lo que se debiera hacer frente a sus designios y preceptos, y sabe también que a propósito muchos de nosotros no hacemos aquello que pensamos que se debe hacer; y también están aquellos que aunque no son judíos, se aferran a querer cumplir algunos puntos de la ley de Moisés, para aparentar que son los únicos que están cumpliendo lo que Dios dice, y ellos mismos saben que eso no es así, y que la ley de Dios es prácticamente imposible cumplirla. Hay un pasaje que pienso que nos ayudará a discernir esto, dice: “Porque todos los que sin ley (se refiere a la ley de Moisés) han pecado, sin (esa) ley también perecerán (o serán condenados, sin ser juzgados por la ley Moisés); y todos los que bajo la ley (de Moisés) han pecado, por la ley (de Moisés) serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados (y aquí no se refiere solo a la ley de Moisés, sino a cualquier criterio de ley y justicia que el hombre haya acuñado en su corazón, o dicho de otra forma, el hombre será juzgado por lo que él piensa que es correcto hacer delante de Dios, incluida por supuesto la ley de Moisés). Porque cuando los gentiles (o los que no son israelitas) que no tienen ley (de Moisés), hacen por naturaleza lo que es de la ley (esa ley que ellos mismo, se han auto impuesto), éstos (preceptos de los hombres), aunque no tengan ley (de Moisés), son ley para sí mismos (o sea, es ley para ellos aquello que ellos mismo asumieron como norma de justicia delante de Dios, incluso si eso solo es un criterio personal o particular de alguien), mostrando la obra de la ley (de Dios) escrita en sus corazones, dando testimonio (de lo que están haciendo) su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos (porque cada cual, sabrá muy bien lo que ha hecho delante de Dios), en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio (ha dicho el apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo)” (Ro 2:12-16)
Nos toca también decir algo a cerca de la dispensación de la gracia, que es la última que se dio al hombre en orden sucesivo, y casi diríamos que es como continuar hablando de la ley, pues como acabamos de mencionar, la ley nos hace dar cuenta de que no podremos presentarnos ante Dios sin faltas. Es imposible cumplir la ley, y ni siquiera pensemos en la ley de Dios solamente, si no en las leyes humanas; pues todos los ciudadanos de Chile por ejemplo, sin ninguna excepción, ha cometido alguna falta a alguna de las tantas leyes que hay, y desde el punto de vista del cumplimiento de las leyes del país, todos serian culpables; pues en este caso la Biblia dice: “Porque cualquiera que guardare toda la ley (se refiere a la ley de Dios), pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (Stgo 2:10). Este es el gran trabajo que cumplió la extensión del concepto de la dispensación de la ley, y que hizo muy, pero muy necesario que viniese de parte de Dios, la siguiente dispensación, la de la gracia; pues la gracia de Dios, es justamente el perdonar nuestras faltas, después de haber reconocido que no podemos ser limpios delante de Dios, por nuestros propios méritos, sino que necesitamos ser salvos por la gracia de Dios, por gracia hemos sido declarados limpios; y todo aquel que no aproveche esta gran oportunidad que Dios ha dado al hombre, es mucho más que un necio. Pondremos un breve ejemplo bíblico de lo que estamos diciendo aquí: “Y él (se refiere a Jesús) os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo (porque Dios nos acusa a todos de haber andado en pecado), siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire (o sea el diablo), el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia (o sea, en los que aun no se acogen a la gracia de Dios), entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús (esta es una afirmación, para el futuro, pues luego de morir todo creyente seguirá esa trayectoria: vida después de la muerte, y visita a los lugares celestiales, junto con Cristo), para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros (o mejor dicho, no lo han conseguido ustedes), pues es don (o dádiva) de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (o dicho en otra forma, no por lo que hayan hecho, para que nadie ponga su confianza en sí mismo, sino solo en la gracia de Dios)” (Ef 2:1-9). Y al empezar el milenio diremos que, si bien la dispensación de la gracia terminó un momento antes de que empezara la tribulación, con el arrebatamiento de la iglesia y con la salida del Espíritu Santo de este mundo; esta dádiva de Dios, aún continúa en los días de la era milenial. Una de las razones para que esta gracia de parte de Dios hacia el hombre continúe, es porque el hombre siempre la necesitará, y luego, porque Dios es lleno de misericordia para con aquellos que le aman y temen su nombre; pues nunca nadie podrá vivir, sin necesitar de Dios, de su santo auxilio y sin cometer ninguna clase de falta, por lo tanto la gracia de Dios estará siempre presente en todo tiempo; como un ejemplo de lo que decimos aquí, tomaremos los siguientes versículos: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa (de Cristo) se ha preparado. Y a ella se le ha concedido (o como dice otra versión, se le ha permitido) que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente…” (Ap 19:7-8); aquí dice claramente, que a la esposa del Cordero (que constituyen todos los creyentes fieles), a pesar de haberse preparado, no le correspondía vestirse de lino fino, pero el Señor en su gracia le ha permitido hacerlo; así es la gracia de Dios, y este pasaje está ubicado cronológicamente mas allá de la tribulación, lo que nos enseña claramente que aún ahí la gracia está vigente.
En definitiva, tenemos que decir que la gracia divina para el hombre aún está en la era milenial, pero la dispensación de la gracia terminará antes de que empiece la tribulación, porque ella es promovida por el Espíritu Santo y es dada a la iglesia, los que serán quitados de este mundo, antes de que venga el ministerio del Anticristo; veamos algún pasaje que nos habla de eso: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque (Jesús) no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado (o sea el Anticristo), el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios (en Jerusalén), haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? (Pablo es el que hace esta pregunta a los tesalonicenses) Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene (se refiere al Espíritu Santo que actúa mediante la iglesia), a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio (de este mundo). Y entonces se manifestará aquel inicuo (o Anticristo), a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida (al final de la tribulación); inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos (podemos decir esto también así: por cuanto no recibieron el regalo de la gracia de Dios, para ser salvos)” (2Tes 2:3-10)
Este es entonces el panorama de las dispensaciones, un instante antes de que Dios mismo intervenga en la conducción de este mundo; y ahora estamos frente al portal de una nueva dispensación, que también es la última, y que se ha venido en llamar: ‘La dispensación del gobierno de Dios’. Ha sido necesario hacer esta introducción aclaratoria, a cerca de lo que pasa con cada una de las eras que hemos estudiado, pues esta dispensación que empezamos a abordar, es un tanto diferente de las anteriores; y si se pregunta, ¿Cuáles son esas diferencias? En primer lugar diremos que tiene una duración pre-establecida, y que ha sido anunciada por el Señor con muchos siglos de anticipación; luego diremos que en esta era, Jesús mismo, será el gobernante mundial, otra de las características es que, en esta era estarán solo aquellos que demostraron fidelidad a Dios en todas las anteriores dispensaciones; también tenemos que decir que este mundo será llevado a una condición mejorada en todos los aspectos, acercándose a las condiciones paradisiacas que hubo en los días de Adán, pues los animales y aún el hombre sufrirán una transformación, siendo que estos últimos estarán capacitados para vivir todo el milenio, y aún más allá, hasta llegar a la eternidad.
Este artículo continuará la proxima semana. Bendiciones...
5 de noviembre de 2010
El hipérbaton
El hipérbaton es una figura retórica, que consiste en alterar el orden lógico de las palabras en una expresión. Todo idioma tiene establecido un cierto orden lógico en las palabras de una oración, lo que se llama sintaxis; y cada idioma tiene por supuesto leyes más, o menos estrictas, que permiten alterar ese orden. Se dice por ejemplo que el alemán, es un idioma que permite muy poco esta alteración; en el caso del inglés, también representa cierta dificultad, pero el español da mucha más libertad para hacerlo, y también por lo que sabemos son así, el griego y el latín. En el caso del español bíblico, algunas veces la sintaxis es alterada para imitar al original en latín o en griego; pero generalmente se lo hace para destacar o resaltar el significado del elemento que ha sido desplazado de su posición normal en la oración. Ya sea que haya sido desplazado hacia el final o hacia el comienzo, siempre cumplirá esa función; y es por supuesto una figura muy recurrente, especialmente en las traducciones más antiguas. Como se sabe, los idiomas van cambiando con el tiempo y así, podemos ver en el antiguo español, mucha más riqueza expresiva en este sentido; y lamentamos que las nuevas traducciones, por adaptarse al lenguaje actual, hayan disminuido esa fuerza.
Veamos algunos ejemplos bíblicos, donde podamos observar esta figura; y donde podamos apreciar el beneficio de usarla. Recordemos que nuestros artículos, están siempre basados en la versión ‘Reina Valera 1960’.
Génesis 44:7 “… Nunca tal hagan tus siervos”
La copa de José ha sido puesta en el costal de uno de sus hermanos, aunque estos no lo saben aún, pero se dan cuenta de que están en riesgo de ser acusados de robo; y queriendo resaltar su inocencia, ellos emplean esta expresión, tratando de hacer notar que ellos jamás, en ninguna circunstancia, nunca, harían una cosa así. Parece una muy mala sintaxis, pero cumple bien el objetivo; una expresión más llana podría ser: Tus siervos nunca hagan tal (cosa).
Salmo 115:1 “No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria”
Aquí el salmista desea dejar en claro que él pide a Dios, que no nos de gloria a nosotros los hombres, de ninguna manera, pues delante de él, no la merecemos; antes bien, esa gloria sea dada a su propio nombre. La expresión normal podría ser: Da gloria a tu nombre, oh Jehová, no a nosotros.
Isaías 66:21 “Y tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas, dice Jehová”
Independiente del concepto que se quiere expresar, aquí lo que se desea es poner todo el énfasis en que esto lo ha dicho Jehová; al poner al final la expresión ‘dice Jehová’, el autor consigue su objetivo. Este es un estilo muy usado en la Reina Valera y en otras versiones, porque se desea conservar esa fuerza del original, que toma muy en cuenta el origen de las palabras; no vienen simplemente del profeta, que en este caso es Isaías, sino que vienen directamente de parte de Dios. La sintaxis llana, podría ser: Y Jehová dice, tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas.
Juan 6:60 “…Dura es esta palabra…”
Esta frase pone todo el énfasis en la dureza o severidad que tenían las palabras de Jesús, para aquellos que la escuchaban; más que resaltar que eran palabras de Jesús, ellos quieren resaltar la calidad de ellas. Un orden llano de esta expresión sería: Esta palabra es dura.
Mateo 5:3-10 “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. 4Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. 5Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. 6Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. 7Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 8Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. 9Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”
Jesús quiere resaltar las bienaventuranzas para aquellos que cumplen con los deseos de Dios; él parte todas sus expresiones, poniendo primeramente la palabra ‘Bienaventurados’, porque eso es precisamente lo que serán aquellos que hagan lo que dictan el resto de esas oraciones; y para Jesús, es más importante el cómo se sienten sus seguidores, que como viven el momento de dificultad, aflicción, o estrechez. Algunas de las expresiones normales podrían ser: Los que lloran, son bienaventurados porque…, los que tienen hambre y sed de justicia, son bienaventurados porque…, etc.
Mateo 5:11 “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo”
Aquí, el hipérbaton no solo está al principio de la oración, como en los casos anteriores; sino que también se trata de hacer notar claramente la causa de la bienaventuranza, cuando otros hablen mal de nosotros; seremos bienaventurados solo si ellos están mintiendo. En otros casos la parte final de la expresión podría guardar el siguiente orden: y digan mintiendo, toda clase de mal contra vosotros.
Esta es, apenas una pequeña muestra de lo que se puede encontrar en la Biblia, a cerca de la figura retórica llamada hipérbaton; que por supuesto hace mucho más rica la expresión, poniendo el énfasis donde corresponde y presentándonos mucho mejor la idea. Esperamos que usted sea bendecido, con este pequeño artículo y que su próxima lectura, sea mucho más sustanciosa que de costumbre. Nuestro afán es aportarle algunos elementos literarios; a fin de que la Biblia llegue a ser su amiga, su consejera, su guía, y su luz. Espero también sus comentarios. Que Dios los bendiga. Amén.
Veamos algunos ejemplos bíblicos, donde podamos observar esta figura; y donde podamos apreciar el beneficio de usarla. Recordemos que nuestros artículos, están siempre basados en la versión ‘Reina Valera 1960’.
Génesis 44:7 “… Nunca tal hagan tus siervos”
La copa de José ha sido puesta en el costal de uno de sus hermanos, aunque estos no lo saben aún, pero se dan cuenta de que están en riesgo de ser acusados de robo; y queriendo resaltar su inocencia, ellos emplean esta expresión, tratando de hacer notar que ellos jamás, en ninguna circunstancia, nunca, harían una cosa así. Parece una muy mala sintaxis, pero cumple bien el objetivo; una expresión más llana podría ser: Tus siervos nunca hagan tal (cosa).
Salmo 115:1 “No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria”
Aquí el salmista desea dejar en claro que él pide a Dios, que no nos de gloria a nosotros los hombres, de ninguna manera, pues delante de él, no la merecemos; antes bien, esa gloria sea dada a su propio nombre. La expresión normal podría ser: Da gloria a tu nombre, oh Jehová, no a nosotros.
Isaías 66:21 “Y tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas, dice Jehová”
Independiente del concepto que se quiere expresar, aquí lo que se desea es poner todo el énfasis en que esto lo ha dicho Jehová; al poner al final la expresión ‘dice Jehová’, el autor consigue su objetivo. Este es un estilo muy usado en la Reina Valera y en otras versiones, porque se desea conservar esa fuerza del original, que toma muy en cuenta el origen de las palabras; no vienen simplemente del profeta, que en este caso es Isaías, sino que vienen directamente de parte de Dios. La sintaxis llana, podría ser: Y Jehová dice, tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas.
Juan 6:60 “…Dura es esta palabra…”
Esta frase pone todo el énfasis en la dureza o severidad que tenían las palabras de Jesús, para aquellos que la escuchaban; más que resaltar que eran palabras de Jesús, ellos quieren resaltar la calidad de ellas. Un orden llano de esta expresión sería: Esta palabra es dura.
Mateo 5:3-10 “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. 4Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. 5Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. 6Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. 7Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 8Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. 9Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”
Jesús quiere resaltar las bienaventuranzas para aquellos que cumplen con los deseos de Dios; él parte todas sus expresiones, poniendo primeramente la palabra ‘Bienaventurados’, porque eso es precisamente lo que serán aquellos que hagan lo que dictan el resto de esas oraciones; y para Jesús, es más importante el cómo se sienten sus seguidores, que como viven el momento de dificultad, aflicción, o estrechez. Algunas de las expresiones normales podrían ser: Los que lloran, son bienaventurados porque…, los que tienen hambre y sed de justicia, son bienaventurados porque…, etc.
Mateo 5:11 “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo”
Aquí, el hipérbaton no solo está al principio de la oración, como en los casos anteriores; sino que también se trata de hacer notar claramente la causa de la bienaventuranza, cuando otros hablen mal de nosotros; seremos bienaventurados solo si ellos están mintiendo. En otros casos la parte final de la expresión podría guardar el siguiente orden: y digan mintiendo, toda clase de mal contra vosotros.
Esta es, apenas una pequeña muestra de lo que se puede encontrar en la Biblia, a cerca de la figura retórica llamada hipérbaton; que por supuesto hace mucho más rica la expresión, poniendo el énfasis donde corresponde y presentándonos mucho mejor la idea. Esperamos que usted sea bendecido, con este pequeño artículo y que su próxima lectura, sea mucho más sustanciosa que de costumbre. Nuestro afán es aportarle algunos elementos literarios; a fin de que la Biblia llegue a ser su amiga, su consejera, su guía, y su luz. Espero también sus comentarios. Que Dios los bendiga. Amén.
29 de octubre de 2010
Un periodo interdispensacional (continuación...)
Aquí va hermanos la continuación de lo que estuvieron leyendo la semana pasada.
Pero volviendo a los primeros tres años y medio del tiempo de la tribulación, diremos que el Anticristo en este periodo se hará del poder de una manera sorprendente, que lejos de parecer una usurpación de poderes, parecerá una hábil e inteligente maniobra a favor de todo el mundo; y cualquiera que ose impedírselo, quedará desprestigiado, humillado y anulado; incluso a aquellos que de parte de Dios, intenten mostrar esta verdad, él los aplastará con razones que parecerán mucho más poderosas y objetivas. Luego como ya hemos dicho hará un pacto con los judíos liberales y con otros líderes importantes del mundo, para que todos estén en paz; todos pensarán que al fin se alejaron los rumores de guerras, y la economía del mundo tendrá un gran repunte. Pero a mitad de la semana, o sea hacia los tres años y medio, habrá un gran cambio de actitud como ya vimos; revisemos otro pasaje, donde se destaca lo siguiente: “Y le sucederá (al sistema de gobierno imperante esos días) en su lugar un hombre despreciable, al cual no darán la honra del reino (pues no precisamente todos estarán de acuerdo con él); pero vendrá sin aviso y tomará el reino con halagos (y esas sus palabras melosas calmaran los ánimos contrarios). Las fuerzas enemigas (u opositoras a su gobierno) serán barridas delante de él como con inundación de aguas (o sea, de repente ya no existirán); serán del todo destruidos (o anulados todos los opositores), junto con el príncipe del pacto (esto es, los seguidores de Cristo, pues aquí, Jesús es mencionado en representación de ellos; y si hay algo que realmente molesta al Anticristo, es que haya una idea en la mente de algunas personas, de que muy pronto vendrá desde los cielos un salvador. Esta es la noticia que él quiere hacer desaparecer del mundo). Y después del pacto (que realizarán los líderes mundiales) con él, engañará y subirá (o ascenderá en fama y poder), y saldrá vencedor con poca gente. Estando la provincia (o tierra de Palestina) en paz y en abundancia, entrará y hará lo que no hicieron sus padres, ni los padres de sus padres (pues nadie antes que él, habrá actuado así de traicioneramente); botín, despojos y riquezas repartirá a sus soldados, y contra las fortalezas (o países poderosos) formará sus designios (o dicho de otra manera, alcanzará sus objetivos tal como lo había planificado); y esto por un tiempo (pues como ya sabemos, luego vendrá su fin)” (Dn 11:21-24).
He aquí otro aspecto de la situación que se vivirá en esos días, en la tierra de Israel; los judíos en esos primeros años de paz y prosperidad, se sentirán muy seguros y se embarcarán en un ‘aliyá’ sin precedentes; que no es más que el retorno masivo de ellos de todas partes del mundo, a la tierra prometida. En nuestros días ya hay un incipiente aliyá; pero con la paz y seguridad que habrá en ese tiempo, los judíos ricos de todo el mundo (porque hay algunos de ellos que son realmente ricos, y manejan de alguna manera las economías del mundo) emprenderán su viaje de regreso hacia Palestina, y allí se instalarán con sus industrias y negocios; pues como sabemos, Israel es un país moderno, y de gran capacidad económica, y en aquel tiempo esto será mucho más notorio. El panorama que acabamos de describir, hará que al Anticristo le vengan pensamientos de apropiarse de toda esa riqueza, para aumentar su poder y dominio, para poder comprar las armas más poderosas y así asegurarse de ser victorioso en la guerra final que es llamada la guerra de Armagedón, donde él pensará hacer desaparecer a Israel, y a toda idea de ‘un Dios Todopoderoso, que vendrá desde los cielos’ a pedirle cuentas; el profeta Ezequiel, escribió hace muchos siglos a cerca de esta situación y dijo: “Así ha dicho Jehová el Señor: En aquel día (oh Anticristo) subirán palabras en tu corazón, y concebirás mal pensamiento, y dirás: Subiré contra una tierra indefensa, iré contra gentes tranquilas que habitan confiadamente (pues los judíos de esos días, sí que estarán confiados); todas ellas habitan sin muros (léase fortificaciones), y no tienen cerrojos ni puertas (entiéndase, sistemas estrictos de control); (iré allí) para arrebatar despojos y para tomar botín, para poner tus manos sobre las tierras desiertas ya pobladas (ahora por muchos judíos), y sobre el pueblo recogido de entre las naciones (porque la mayoría se habrá recogido allí, desde otras naciones del mundo), que se hace de ganado y posesiones (así se expresaba la riqueza en los días de Ezequiel), que mora en la parte central de la tierra (o sea en tierra de Israel)” (Ez 38:10-12).
El profeta Daniel, también tiene mucho que decirnos a cerca de este plan de invasión, y a cerca de su interés en las riquezas, dice Daniel: “Del Dios de sus padres no hará caso (este dios de sus padres o antepasados, debe referirse al ideal que tenían los antepasados de él, de cómo conseguir un gobierno mundial, vale decir la democracia, la política, la diplomacia, etc.), ni del amor de las mujeres (esto debe referirse a otro tipo de pensamientos, como gobernar con amor, equidad, consideración, etc.); ni respetará a dios alguno (quiere decir, alguna otra forma de gobernar el mundo; pues cuando se habla aquí de ‘un dios’, no se está hablando precisamente de una deidad, sino a alguna forma de conseguir gobernar el mundo), porque sobre todo se engrandecerá. Mas honrará en su lugar al dios de las fortalezas (vale decir al sistema de las guerras, la opresión, la intriga y la traición), dios que sus padres no conocieron (pues nunca antes se practico tales cosas a ese nivel); lo honrará (al dios de la guerra) con oro y plata, con piedras preciosas y con cosas de gran precio (pues todo el equipamiento bélico cuesta mucho dinero, y él no escatimará en nada para conseguir sus objetivos). Con un dios ajeno (o con ese dios, el de la guerra) se hará de las fortalezas más inexpugnables (entiéndase: conquistará a los países más poderosos, y dominará a los ejércitos mejor preparados), y colmará de honores a los que le reconozcan (como nuevo y único gobernante del mundo), y por precio repartirá la tierra (pues les pagará muy bien a los que estén luchando de su parte, y les asignará territorios para que los administren)” (Dn 11:37-39).
Por lo tanto la invasión hacia Israel será inevitable; por eso Jesús les advirtió a todos aquellos que estén en Judea, que huyan a los montes, pues en aquellos días y dada la situación de persecución, muchos se convertirán al cristianismo, y de esos muchos, algunos serán gentiles y otros judíos. Pero todo lo que haga el pueblo cristiano, será inútil, pues él será muy arrogante y poderoso; se dice de él: “Y el rey hará su voluntad (porque el Anticristo será reconocido como rey o gobernante mundial), y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios (entiéndase que se impondrá sobre toda religión); y contra el Dios de los dioses (es decir contra Jehová) hablará maravillas (o dicho de otra manera, hablará cosas horribles que dejarán a muchos con la boca abierta), y prosperará (llegando a realizar todos sus propósitos), hasta que sea consumada la ira (pues al final de la tribulación de siete años, vendrá Jesús para aniquilarlo); porque lo determinado (por Dios) se cumplirá” (Dn 11:36).
Jesús mismo, hablo también de estas cosas y del tiempo de su segunda venida, cuando los discípulos le preguntaron: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu (segunda) venida, y del fin del siglo (o dispensación)? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán (porque en aquellos días los cristianos serán perseguidos y se ocultarán del Anticristo, y a fin de que salgan de sus escondites, ellos correrán el rumor de que Cristo ha aparecido en tal o cual lugar). Y oiréis de guerras y rumores de guerras (pues a la mitad de la tribulación, el Anticristo comenzará abiertamente a tratar de aniquilar a todo aquel que se le oponga, y pretenderá establecer su base de gobierno mundial en Jerusalén, a donde se dirigirá con sus tropas para tomarla); mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino (pues algunos países seguramente tratarán de mantener la cordura, y no estarán tan dispuestos a seguir al Anticristo); y habrá pestes (probablemente producidas por el uso de armas químicas y biológicas), y hambres (porque todos estarán dedicados a la guerra, y por lo tanto abandonarán las cosechas), y terremotos en diferentes lugares (pues en ese tiempo el cambio climático y los fenómenos naturales serán mucho más pronunciados que hoy). Y todo esto será principio de dolores (porque las cosas irán cada vez de mal en peor). Entonces (a ustedes los creyentes) os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre (pues la mayoría apoyará al Anticristo y a sus propósitos, y odiará a los seguidores de Jesús). Muchos tropezarán entonces (o se desanimarán y por temor al martirio seguirán al enemigo), y se entregarán unos a otros (a las fuerzas del Anticristo), y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, (y harán grandes señales y prodigios) y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin (de la tribulación), éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones (para que cuando venga Jesús, nadie tenga excusas de que no oyó el mensaje de salvación); y entonces vendrá el fin (de la gran tribulación). Por tanto, cuando veáis en el lugar santo (entiéndase en el templo de Jerusalén) la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (quien dijo que el Anticristo pretenderá ser adorado en el templo de Jerusalén como un dios Dn 11:31 y 2Tes 2:4) (el que lee, entienda), entonces los (creyentes) que estén en Judea, huyan a los montes (porque la persecución será terrible). El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa (no se interesen en las cosas materiales, pues finalmente todo será destruido y vosotros los salvos no necesitaréis nada más que confiar en mí). Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! (recuerden que él no hará caso del amor de las mujeres, será como en los días que predijo Oseas y que sucedió varias veces en Israel, cuando las mujeres en cinta fueron abiertas y los niños estrellados contra las paredes Os 13:16). Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno (porque los inviernos de esos días serán los más crudos de toda la historia) ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación (y sufrimiento), cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados (pues por eso solo serán tres años y medio), nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios (porque estarán al servicio del Anticristo, quien tendrá el poder de Satanás para hacer señales Ap 13:2, Ap 13:12-13, Dn 8:24), de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis (de vuestros escondites); o mirad, está en los aposentos (del templo), no lo creáis. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre (o sea todo el mundo se dará cuenta de su venida, porque todo ojo le podrá ver (Ap 1:7) empleando para ello con seguridad los más modernos sistemas de comunicación que haya). Porque (así como) dondequiera que estuviere el cuerpo muerto (de un animal), allí se juntarán las águilas (a comer la carroña; así también, cuando aparezca Jesús en las nubes, todo el mundo se alborotará, y no quedará nadie indiferente, y Jerusalén será el centro de la atención del mundo).
E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas (tal como lo dice el apóstol Juan en el libro de Apocalipsis 8:6-13). Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo (Ap 1:7); y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra (Ap 6:15-17), y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria” (Mt 24:3-30)
Jesús no aparecerá en un lugar secreto, esto ya casi todo el mundo lo sabe; y la Biblia asegura que descenderá en Jerusalén, porque hacia allí se dirigirán también los ejércitos del Anticristo como hemos visto, y como acabamos de leer ‘allí se juntarán las aguilas’; analicemos algunos pasajes al respecto: “Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén (o más bien dicho, las naciones rebeldes se reunirán en aquel lugar para combatir contra los judíos y gentiles creyentes del tiempo de la tribulación y contra Jesús); y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. Después saldrá Jehová (que también es Jesús) y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día (cuando descienda a la vista de todos) sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente (y aquí hay que tomar en cuenta la Jerusalén de los días del profeta Zacarías, donde el monte de los Olivos, estaba fuera de la ciudad); y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur (esta transformación de la geografía de Jerusalén producirá un gran terremoto, que lo mencionaremos mas adelante). Y huiréis al valle de los montes (o sea al valle que se formará), porque el valle de los montes llegará hasta Azal; huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá; y (así) vendrá (ese día) Jehová mi Dios, y con él todos los santos (que fueron rescatados del mundo en el día del arrebatamiento)” (Zac 14:2-5).
A cerca de ese terremoto causado por el contacto de Jesús con la tierra y el fin de la tribulación, el profeta Ezequiel escribió: “Porque he hablado en mi celo, y en el fuego de mi ira: Que en aquel tiempo habrá gran temblor sobre la tierra de Israel; que los peces del mar, las aves del cielo, las bestias del campo y toda serpiente que se arrastra sobre la tierra, y todos los hombres que están sobre la faz de la tierra (porque el terremoto afectará a toda la tierra), temblarán ante mi presencia; y se desmoronarán los montes, y los vallados caerán, y todo muro caerá a tierra. Y en todos mis montes llamaré contra él (es decir contra el Anticristo) la espada, dice Jehová el Señor; la espada de cada cual será contra su hermano (porque ellos se confundirán y tendrán malos entendidos, y pelearan unos contra otros). Y yo litigaré contra él (Anticristo) con pestilencia y con sangre; y haré llover sobre él (Anticristo y sus seguidores), sobre sus tropas y sobre los muchos pueblos que están con él, impetuosa lluvia, y piedras de granizo, fuego y azufre. Y seré engrandecido y santificado (entre mis seguidores), y seré conocido ante los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy (el Cristo y) Jehová” (Ez 38:19-23)
Los fenómenos celestiales que se suscitarán con la venida de Jesús, serán hechos sin precedentes, y los hombres temblaran de miedo por estas cosas, el apóstol Juan dice: “Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto (este es el mismo terremoto del que habló el profeta Ezequiel); y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre (seguramente esto sucederá por la atmosfera contaminada de humo, el polvo y las cenizas de los eventos celestiales); y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra (será una lluvia de meteoritos que nunca antes se había visto), como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla (porque nada se verá si se mira hacia arriba porque todo estará tapado con humo y polvo); y todo monte y toda isla se removió de su lugar (por causa del terremoto, tal como lo dijo Ezequiel). Y los reyes de la tierra, y los grandes (líderes), los ricos, los capitanes (de los ejércitos enemigos), los poderosos, y todo siervo y todo libre (que no creyeron en Jesús), se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira (en su segunda venida) ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?” (Ap 6:12-17).
Aunque en muchos pasajes Jesús dice: ‘Yo los mataré, o los aniquilaré’; eso no es precisamente así, solo es una forma de expresar que finalmente se hará tal como Jesús lo dijo; pero todo será obra del mismo Anticristo y de sus seguidores, quienes en el desarrollo de sus planes tendrán malos entendidos, se confundirán y se matarán unos a otros, y como emplearán seguramente armas poderosas, habrá un gran aniquilamiento, y el resto morirá por las enfermedades causadas por el uso de armas químicas y por la acción de los fenómenos celestiales; mas, en la intimidad de cada ser humano rebelde de esos días y porque no decirlo de todos los tiempos, estará la plena certeza de que tuvieron oportunidad de seguir a Jesús y no lo hicieron, tendrán la certeza de que la Biblia era la herramienta adecuada para alcanzar la salvación, pero la rechazaron. A la Biblia siempre se le ha asignado la figura de una espada, pues es con ella que el cristiano se encuentra seguro, es con ella que se defiende de todo ataque del enemigo, entonces la Biblia es una espada que sale de la boca de Dios; y hay un pasaje que nos habla de cómo, esa espada será la que finalmente aniquile las esperanzas de todo incrédulo en el día de la venida de Jesús. El pasaje también cuenta cómo terminará la tribulación: “Y vi a la bestia (que también se la llama el Anticristo), a los reyes de la tierra (a todos los grandes líderes y gobernantes) y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo (blanco al final de la tribulación, o sea Cristo Jesús), y contra su ejército (que es prácticamente un reducido números de cristianos indefensos). Y la bestia fue apresada (por Jesús), y con ella (su ayudante de carácter religioso) el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia (o sea a los incrédulos), y (que) habían adorado su imagen. Estos dos (el Anticristo y el falso profeta) fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre (donde tendrán que aullar de dolor por toda la eternidad). Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo (Aunque ellos se matarán unos a otros físicamente, más será la verdad bíblica, la que los matará espiritualmente o dicho de otra manera, quitará a los incrédulos para siempre la posibilidad de entrar al reino celestial), y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos” (Ap 19:19-21).
Toda esa muchedumbre de gente muerta constituirá, según la Biblia una verdadera contaminación, a tal grado que se tendrá que contratar a gente para que los entierren, y también como dice el pasaje que recién leímos, la fieras del campo, se encargarán de comérselas; el profeta Ezequiel, cuenta esta escena así: “En aquel tiempo yo daré a Gog (que también se llama Anticristo, y aunque aquí en realidad se está mencionando a los seguidores de Gog, no a él mismo; pues como sabemos éste será echado vivo en el lago de fuego) lugar para sepultura allí en Israel, el valle de los que pasan al oriente del mar; y obstruirá el paso a los transeúntes, pues allí enterrarán a Gog y a toda su multitud; y lo llamarán el Valle de Hamón-gog. Y la casa de Israel (pues los cristianos de esos días, serán principalmente Judíos) los estará enterrando por siete meses, para limpiar la tierra. Los enterrará todo el pueblo de la tierra (porque muchos salvos, también acudirán de todas partes a ayudar a limpiar el escenario del Armagedón); y será para ellos (para mis seguidores, que son los únicos que quedaron vivos) célebre el día en que yo sea glorificado, dice Jehová el Señor. Y tomarán hombres a jornal que vayan por el país con los que viajen (pues como todo será destruido, habrá muy pocas formas de movilizarse), para enterrar a los que queden (tendidos) sobre la faz de la tierra, a fin de limpiarla (ya que no solo morirán los que se juntaron en la zona de Jerusalén, sino que morirán en aquel día, los incrédulos de todo el mundo); (y) al cabo de siete meses harán el reconocimiento (para ver como quedó la tierra). Y pasarán los que irán por el país, y el que vea los huesos de algún hombre (muerto) pondrá junto a ellos una señal, hasta que los entierren los sepultureros en el valle de Hamón-gog. Y también el nombre de la ciudad será Hamona; y (así) limpiarán la tierra (El Señor de todo cadáver y de todo vestigio de muerte). Y tú, (Ezequiel) hijo de hombre, así ha dicho Jehová el Señor: Di a las aves de toda especie, y a toda fiera del campo: Juntaos, y venid; reuníos (en el día de la matanza de Armagedón) de todas partes (del mundo) a mi víctima que sacrifico para vosotros, un sacrificio grande sobre los montes de Israel; y comeréis carne y beberéis sangre. Comeréis carne de (hombres) fuertes, y beberéis sangre de príncipes (y gobernantes) de la tierra; (como si fueran sacrificios) de carneros, de corderos, de machos cabríos, de bueyes y de toros, engordados todos en (las buenas tierras de) Basán. Comeréis grosura hasta saciaros, y beberéis hasta embriagaros de sangre de las víctimas que para vosotros sacrifiqué. Y os saciaréis sobre mi mesa, de caballos y de jinetes fuertes y de todos los hombres de guerra (que se unieron al Anticristo), dice Jehová el Señor.” (Ez 39:11-20)
Así terminará esta época tan trágica para este mundo; pero como podemos ver, todo esto es inevitable, pues todo ya está escrito. Y estas cosas no sucederán por la razón de que Dios las escribió, sino que más bien, Dios las escribió porque sabía desde un principio que serían así; él en su omnipresencia y en su omnisciencia, ya supo la forma como nos comportaríamos nosotros los seres humanos y como terminaría todo. El es Dios y no hay nadie más fuera de él, que pueda decirnos el futuro con tanta antelación y con tanta precisión; por lo tanto, no hay forma de que podamos hacer algo para cambiar el futuro de este mundo; allá aquellos que nos hablan de salvar al planeta, de revertir los daños ecológicos y de anular el calentamiento global, aquellos que sueñan con una era de paz y prosperidad, o aquellos que piensan refugiarse de todo desastre en algún planeta lejano, etc., etc. Solo nos queda arrepentirnos y convertirnos a Dios con todo nuestro corazón y con toda nuestra mente; para así, un día también estar con él, y no terminar enterrados allí en el valle de Hamón-gog, que viene a ser la figura y la antesala del mismo infierno, del que estaremos hablando en la próxima dispensación, pues no se imagine que todo termina aquí. Y, como después que sucedan todas estas cosas de las que hemos estado hablando, ya no quedará ningún incrédulo en el mundo, podemos decir que todo ya está listo para empezar esa nueva etapa o dispensación; queda usted invitado a leer a cerca de esta era, y a emitir su opinión y sus comentarios, próximamente. Que las bendiciones de Dios, caigan sobre su vida y sobre los suyos, Amén.
Pero volviendo a los primeros tres años y medio del tiempo de la tribulación, diremos que el Anticristo en este periodo se hará del poder de una manera sorprendente, que lejos de parecer una usurpación de poderes, parecerá una hábil e inteligente maniobra a favor de todo el mundo; y cualquiera que ose impedírselo, quedará desprestigiado, humillado y anulado; incluso a aquellos que de parte de Dios, intenten mostrar esta verdad, él los aplastará con razones que parecerán mucho más poderosas y objetivas. Luego como ya hemos dicho hará un pacto con los judíos liberales y con otros líderes importantes del mundo, para que todos estén en paz; todos pensarán que al fin se alejaron los rumores de guerras, y la economía del mundo tendrá un gran repunte. Pero a mitad de la semana, o sea hacia los tres años y medio, habrá un gran cambio de actitud como ya vimos; revisemos otro pasaje, donde se destaca lo siguiente: “Y le sucederá (al sistema de gobierno imperante esos días) en su lugar un hombre despreciable, al cual no darán la honra del reino (pues no precisamente todos estarán de acuerdo con él); pero vendrá sin aviso y tomará el reino con halagos (y esas sus palabras melosas calmaran los ánimos contrarios). Las fuerzas enemigas (u opositoras a su gobierno) serán barridas delante de él como con inundación de aguas (o sea, de repente ya no existirán); serán del todo destruidos (o anulados todos los opositores), junto con el príncipe del pacto (esto es, los seguidores de Cristo, pues aquí, Jesús es mencionado en representación de ellos; y si hay algo que realmente molesta al Anticristo, es que haya una idea en la mente de algunas personas, de que muy pronto vendrá desde los cielos un salvador. Esta es la noticia que él quiere hacer desaparecer del mundo). Y después del pacto (que realizarán los líderes mundiales) con él, engañará y subirá (o ascenderá en fama y poder), y saldrá vencedor con poca gente. Estando la provincia (o tierra de Palestina) en paz y en abundancia, entrará y hará lo que no hicieron sus padres, ni los padres de sus padres (pues nadie antes que él, habrá actuado así de traicioneramente); botín, despojos y riquezas repartirá a sus soldados, y contra las fortalezas (o países poderosos) formará sus designios (o dicho de otra manera, alcanzará sus objetivos tal como lo había planificado); y esto por un tiempo (pues como ya sabemos, luego vendrá su fin)” (Dn 11:21-24).
He aquí otro aspecto de la situación que se vivirá en esos días, en la tierra de Israel; los judíos en esos primeros años de paz y prosperidad, se sentirán muy seguros y se embarcarán en un ‘aliyá’ sin precedentes; que no es más que el retorno masivo de ellos de todas partes del mundo, a la tierra prometida. En nuestros días ya hay un incipiente aliyá; pero con la paz y seguridad que habrá en ese tiempo, los judíos ricos de todo el mundo (porque hay algunos de ellos que son realmente ricos, y manejan de alguna manera las economías del mundo) emprenderán su viaje de regreso hacia Palestina, y allí se instalarán con sus industrias y negocios; pues como sabemos, Israel es un país moderno, y de gran capacidad económica, y en aquel tiempo esto será mucho más notorio. El panorama que acabamos de describir, hará que al Anticristo le vengan pensamientos de apropiarse de toda esa riqueza, para aumentar su poder y dominio, para poder comprar las armas más poderosas y así asegurarse de ser victorioso en la guerra final que es llamada la guerra de Armagedón, donde él pensará hacer desaparecer a Israel, y a toda idea de ‘un Dios Todopoderoso, que vendrá desde los cielos’ a pedirle cuentas; el profeta Ezequiel, escribió hace muchos siglos a cerca de esta situación y dijo: “Así ha dicho Jehová el Señor: En aquel día (oh Anticristo) subirán palabras en tu corazón, y concebirás mal pensamiento, y dirás: Subiré contra una tierra indefensa, iré contra gentes tranquilas que habitan confiadamente (pues los judíos de esos días, sí que estarán confiados); todas ellas habitan sin muros (léase fortificaciones), y no tienen cerrojos ni puertas (entiéndase, sistemas estrictos de control); (iré allí) para arrebatar despojos y para tomar botín, para poner tus manos sobre las tierras desiertas ya pobladas (ahora por muchos judíos), y sobre el pueblo recogido de entre las naciones (porque la mayoría se habrá recogido allí, desde otras naciones del mundo), que se hace de ganado y posesiones (así se expresaba la riqueza en los días de Ezequiel), que mora en la parte central de la tierra (o sea en tierra de Israel)” (Ez 38:10-12).
El profeta Daniel, también tiene mucho que decirnos a cerca de este plan de invasión, y a cerca de su interés en las riquezas, dice Daniel: “Del Dios de sus padres no hará caso (este dios de sus padres o antepasados, debe referirse al ideal que tenían los antepasados de él, de cómo conseguir un gobierno mundial, vale decir la democracia, la política, la diplomacia, etc.), ni del amor de las mujeres (esto debe referirse a otro tipo de pensamientos, como gobernar con amor, equidad, consideración, etc.); ni respetará a dios alguno (quiere decir, alguna otra forma de gobernar el mundo; pues cuando se habla aquí de ‘un dios’, no se está hablando precisamente de una deidad, sino a alguna forma de conseguir gobernar el mundo), porque sobre todo se engrandecerá. Mas honrará en su lugar al dios de las fortalezas (vale decir al sistema de las guerras, la opresión, la intriga y la traición), dios que sus padres no conocieron (pues nunca antes se practico tales cosas a ese nivel); lo honrará (al dios de la guerra) con oro y plata, con piedras preciosas y con cosas de gran precio (pues todo el equipamiento bélico cuesta mucho dinero, y él no escatimará en nada para conseguir sus objetivos). Con un dios ajeno (o con ese dios, el de la guerra) se hará de las fortalezas más inexpugnables (entiéndase: conquistará a los países más poderosos, y dominará a los ejércitos mejor preparados), y colmará de honores a los que le reconozcan (como nuevo y único gobernante del mundo), y por precio repartirá la tierra (pues les pagará muy bien a los que estén luchando de su parte, y les asignará territorios para que los administren)” (Dn 11:37-39).
Por lo tanto la invasión hacia Israel será inevitable; por eso Jesús les advirtió a todos aquellos que estén en Judea, que huyan a los montes, pues en aquellos días y dada la situación de persecución, muchos se convertirán al cristianismo, y de esos muchos, algunos serán gentiles y otros judíos. Pero todo lo que haga el pueblo cristiano, será inútil, pues él será muy arrogante y poderoso; se dice de él: “Y el rey hará su voluntad (porque el Anticristo será reconocido como rey o gobernante mundial), y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios (entiéndase que se impondrá sobre toda religión); y contra el Dios de los dioses (es decir contra Jehová) hablará maravillas (o dicho de otra manera, hablará cosas horribles que dejarán a muchos con la boca abierta), y prosperará (llegando a realizar todos sus propósitos), hasta que sea consumada la ira (pues al final de la tribulación de siete años, vendrá Jesús para aniquilarlo); porque lo determinado (por Dios) se cumplirá” (Dn 11:36).
Jesús mismo, hablo también de estas cosas y del tiempo de su segunda venida, cuando los discípulos le preguntaron: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu (segunda) venida, y del fin del siglo (o dispensación)? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán (porque en aquellos días los cristianos serán perseguidos y se ocultarán del Anticristo, y a fin de que salgan de sus escondites, ellos correrán el rumor de que Cristo ha aparecido en tal o cual lugar). Y oiréis de guerras y rumores de guerras (pues a la mitad de la tribulación, el Anticristo comenzará abiertamente a tratar de aniquilar a todo aquel que se le oponga, y pretenderá establecer su base de gobierno mundial en Jerusalén, a donde se dirigirá con sus tropas para tomarla); mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino (pues algunos países seguramente tratarán de mantener la cordura, y no estarán tan dispuestos a seguir al Anticristo); y habrá pestes (probablemente producidas por el uso de armas químicas y biológicas), y hambres (porque todos estarán dedicados a la guerra, y por lo tanto abandonarán las cosechas), y terremotos en diferentes lugares (pues en ese tiempo el cambio climático y los fenómenos naturales serán mucho más pronunciados que hoy). Y todo esto será principio de dolores (porque las cosas irán cada vez de mal en peor). Entonces (a ustedes los creyentes) os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre (pues la mayoría apoyará al Anticristo y a sus propósitos, y odiará a los seguidores de Jesús). Muchos tropezarán entonces (o se desanimarán y por temor al martirio seguirán al enemigo), y se entregarán unos a otros (a las fuerzas del Anticristo), y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, (y harán grandes señales y prodigios) y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin (de la tribulación), éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones (para que cuando venga Jesús, nadie tenga excusas de que no oyó el mensaje de salvación); y entonces vendrá el fin (de la gran tribulación). Por tanto, cuando veáis en el lugar santo (entiéndase en el templo de Jerusalén) la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (quien dijo que el Anticristo pretenderá ser adorado en el templo de Jerusalén como un dios Dn 11:31 y 2Tes 2:4) (el que lee, entienda), entonces los (creyentes) que estén en Judea, huyan a los montes (porque la persecución será terrible). El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa (no se interesen en las cosas materiales, pues finalmente todo será destruido y vosotros los salvos no necesitaréis nada más que confiar en mí). Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! (recuerden que él no hará caso del amor de las mujeres, será como en los días que predijo Oseas y que sucedió varias veces en Israel, cuando las mujeres en cinta fueron abiertas y los niños estrellados contra las paredes Os 13:16). Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno (porque los inviernos de esos días serán los más crudos de toda la historia) ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación (y sufrimiento), cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados (pues por eso solo serán tres años y medio), nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios (porque estarán al servicio del Anticristo, quien tendrá el poder de Satanás para hacer señales Ap 13:2, Ap 13:12-13, Dn 8:24), de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis (de vuestros escondites); o mirad, está en los aposentos (del templo), no lo creáis. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre (o sea todo el mundo se dará cuenta de su venida, porque todo ojo le podrá ver (Ap 1:7) empleando para ello con seguridad los más modernos sistemas de comunicación que haya). Porque (así como) dondequiera que estuviere el cuerpo muerto (de un animal), allí se juntarán las águilas (a comer la carroña; así también, cuando aparezca Jesús en las nubes, todo el mundo se alborotará, y no quedará nadie indiferente, y Jerusalén será el centro de la atención del mundo).
E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas (tal como lo dice el apóstol Juan en el libro de Apocalipsis 8:6-13). Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo (Ap 1:7); y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra (Ap 6:15-17), y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria” (Mt 24:3-30)
Jesús no aparecerá en un lugar secreto, esto ya casi todo el mundo lo sabe; y la Biblia asegura que descenderá en Jerusalén, porque hacia allí se dirigirán también los ejércitos del Anticristo como hemos visto, y como acabamos de leer ‘allí se juntarán las aguilas’; analicemos algunos pasajes al respecto: “Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén (o más bien dicho, las naciones rebeldes se reunirán en aquel lugar para combatir contra los judíos y gentiles creyentes del tiempo de la tribulación y contra Jesús); y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. Después saldrá Jehová (que también es Jesús) y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día (cuando descienda a la vista de todos) sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente (y aquí hay que tomar en cuenta la Jerusalén de los días del profeta Zacarías, donde el monte de los Olivos, estaba fuera de la ciudad); y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur (esta transformación de la geografía de Jerusalén producirá un gran terremoto, que lo mencionaremos mas adelante). Y huiréis al valle de los montes (o sea al valle que se formará), porque el valle de los montes llegará hasta Azal; huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá; y (así) vendrá (ese día) Jehová mi Dios, y con él todos los santos (que fueron rescatados del mundo en el día del arrebatamiento)” (Zac 14:2-5).
A cerca de ese terremoto causado por el contacto de Jesús con la tierra y el fin de la tribulación, el profeta Ezequiel escribió: “Porque he hablado en mi celo, y en el fuego de mi ira: Que en aquel tiempo habrá gran temblor sobre la tierra de Israel; que los peces del mar, las aves del cielo, las bestias del campo y toda serpiente que se arrastra sobre la tierra, y todos los hombres que están sobre la faz de la tierra (porque el terremoto afectará a toda la tierra), temblarán ante mi presencia; y se desmoronarán los montes, y los vallados caerán, y todo muro caerá a tierra. Y en todos mis montes llamaré contra él (es decir contra el Anticristo) la espada, dice Jehová el Señor; la espada de cada cual será contra su hermano (porque ellos se confundirán y tendrán malos entendidos, y pelearan unos contra otros). Y yo litigaré contra él (Anticristo) con pestilencia y con sangre; y haré llover sobre él (Anticristo y sus seguidores), sobre sus tropas y sobre los muchos pueblos que están con él, impetuosa lluvia, y piedras de granizo, fuego y azufre. Y seré engrandecido y santificado (entre mis seguidores), y seré conocido ante los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy (el Cristo y) Jehová” (Ez 38:19-23)
Los fenómenos celestiales que se suscitarán con la venida de Jesús, serán hechos sin precedentes, y los hombres temblaran de miedo por estas cosas, el apóstol Juan dice: “Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto (este es el mismo terremoto del que habló el profeta Ezequiel); y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre (seguramente esto sucederá por la atmosfera contaminada de humo, el polvo y las cenizas de los eventos celestiales); y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra (será una lluvia de meteoritos que nunca antes se había visto), como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla (porque nada se verá si se mira hacia arriba porque todo estará tapado con humo y polvo); y todo monte y toda isla se removió de su lugar (por causa del terremoto, tal como lo dijo Ezequiel). Y los reyes de la tierra, y los grandes (líderes), los ricos, los capitanes (de los ejércitos enemigos), los poderosos, y todo siervo y todo libre (que no creyeron en Jesús), se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira (en su segunda venida) ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?” (Ap 6:12-17).
Aunque en muchos pasajes Jesús dice: ‘Yo los mataré, o los aniquilaré’; eso no es precisamente así, solo es una forma de expresar que finalmente se hará tal como Jesús lo dijo; pero todo será obra del mismo Anticristo y de sus seguidores, quienes en el desarrollo de sus planes tendrán malos entendidos, se confundirán y se matarán unos a otros, y como emplearán seguramente armas poderosas, habrá un gran aniquilamiento, y el resto morirá por las enfermedades causadas por el uso de armas químicas y por la acción de los fenómenos celestiales; mas, en la intimidad de cada ser humano rebelde de esos días y porque no decirlo de todos los tiempos, estará la plena certeza de que tuvieron oportunidad de seguir a Jesús y no lo hicieron, tendrán la certeza de que la Biblia era la herramienta adecuada para alcanzar la salvación, pero la rechazaron. A la Biblia siempre se le ha asignado la figura de una espada, pues es con ella que el cristiano se encuentra seguro, es con ella que se defiende de todo ataque del enemigo, entonces la Biblia es una espada que sale de la boca de Dios; y hay un pasaje que nos habla de cómo, esa espada será la que finalmente aniquile las esperanzas de todo incrédulo en el día de la venida de Jesús. El pasaje también cuenta cómo terminará la tribulación: “Y vi a la bestia (que también se la llama el Anticristo), a los reyes de la tierra (a todos los grandes líderes y gobernantes) y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo (blanco al final de la tribulación, o sea Cristo Jesús), y contra su ejército (que es prácticamente un reducido números de cristianos indefensos). Y la bestia fue apresada (por Jesús), y con ella (su ayudante de carácter religioso) el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia (o sea a los incrédulos), y (que) habían adorado su imagen. Estos dos (el Anticristo y el falso profeta) fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre (donde tendrán que aullar de dolor por toda la eternidad). Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo (Aunque ellos se matarán unos a otros físicamente, más será la verdad bíblica, la que los matará espiritualmente o dicho de otra manera, quitará a los incrédulos para siempre la posibilidad de entrar al reino celestial), y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos” (Ap 19:19-21).
Toda esa muchedumbre de gente muerta constituirá, según la Biblia una verdadera contaminación, a tal grado que se tendrá que contratar a gente para que los entierren, y también como dice el pasaje que recién leímos, la fieras del campo, se encargarán de comérselas; el profeta Ezequiel, cuenta esta escena así: “En aquel tiempo yo daré a Gog (que también se llama Anticristo, y aunque aquí en realidad se está mencionando a los seguidores de Gog, no a él mismo; pues como sabemos éste será echado vivo en el lago de fuego) lugar para sepultura allí en Israel, el valle de los que pasan al oriente del mar; y obstruirá el paso a los transeúntes, pues allí enterrarán a Gog y a toda su multitud; y lo llamarán el Valle de Hamón-gog. Y la casa de Israel (pues los cristianos de esos días, serán principalmente Judíos) los estará enterrando por siete meses, para limpiar la tierra. Los enterrará todo el pueblo de la tierra (porque muchos salvos, también acudirán de todas partes a ayudar a limpiar el escenario del Armagedón); y será para ellos (para mis seguidores, que son los únicos que quedaron vivos) célebre el día en que yo sea glorificado, dice Jehová el Señor. Y tomarán hombres a jornal que vayan por el país con los que viajen (pues como todo será destruido, habrá muy pocas formas de movilizarse), para enterrar a los que queden (tendidos) sobre la faz de la tierra, a fin de limpiarla (ya que no solo morirán los que se juntaron en la zona de Jerusalén, sino que morirán en aquel día, los incrédulos de todo el mundo); (y) al cabo de siete meses harán el reconocimiento (para ver como quedó la tierra). Y pasarán los que irán por el país, y el que vea los huesos de algún hombre (muerto) pondrá junto a ellos una señal, hasta que los entierren los sepultureros en el valle de Hamón-gog. Y también el nombre de la ciudad será Hamona; y (así) limpiarán la tierra (El Señor de todo cadáver y de todo vestigio de muerte). Y tú, (Ezequiel) hijo de hombre, así ha dicho Jehová el Señor: Di a las aves de toda especie, y a toda fiera del campo: Juntaos, y venid; reuníos (en el día de la matanza de Armagedón) de todas partes (del mundo) a mi víctima que sacrifico para vosotros, un sacrificio grande sobre los montes de Israel; y comeréis carne y beberéis sangre. Comeréis carne de (hombres) fuertes, y beberéis sangre de príncipes (y gobernantes) de la tierra; (como si fueran sacrificios) de carneros, de corderos, de machos cabríos, de bueyes y de toros, engordados todos en (las buenas tierras de) Basán. Comeréis grosura hasta saciaros, y beberéis hasta embriagaros de sangre de las víctimas que para vosotros sacrifiqué. Y os saciaréis sobre mi mesa, de caballos y de jinetes fuertes y de todos los hombres de guerra (que se unieron al Anticristo), dice Jehová el Señor.” (Ez 39:11-20)
Así terminará esta época tan trágica para este mundo; pero como podemos ver, todo esto es inevitable, pues todo ya está escrito. Y estas cosas no sucederán por la razón de que Dios las escribió, sino que más bien, Dios las escribió porque sabía desde un principio que serían así; él en su omnipresencia y en su omnisciencia, ya supo la forma como nos comportaríamos nosotros los seres humanos y como terminaría todo. El es Dios y no hay nadie más fuera de él, que pueda decirnos el futuro con tanta antelación y con tanta precisión; por lo tanto, no hay forma de que podamos hacer algo para cambiar el futuro de este mundo; allá aquellos que nos hablan de salvar al planeta, de revertir los daños ecológicos y de anular el calentamiento global, aquellos que sueñan con una era de paz y prosperidad, o aquellos que piensan refugiarse de todo desastre en algún planeta lejano, etc., etc. Solo nos queda arrepentirnos y convertirnos a Dios con todo nuestro corazón y con toda nuestra mente; para así, un día también estar con él, y no terminar enterrados allí en el valle de Hamón-gog, que viene a ser la figura y la antesala del mismo infierno, del que estaremos hablando en la próxima dispensación, pues no se imagine que todo termina aquí. Y, como después que sucedan todas estas cosas de las que hemos estado hablando, ya no quedará ningún incrédulo en el mundo, podemos decir que todo ya está listo para empezar esa nueva etapa o dispensación; queda usted invitado a leer a cerca de esta era, y a emitir su opinión y sus comentarios, próximamente. Que las bendiciones de Dios, caigan sobre su vida y sobre los suyos, Amén.
19 de octubre de 2010
Un periodo interdispensacional
Al periodo que vamos a describir, podríamos llamarlo más propiamente: ‘El periodo de la tribulación’, porque así es como lo llama la Biblia; aunque hablando de dispensaciones, algunos llaman a este periodo la dispensación del juicio. El problema que se presenta al llamar a este periodo así, es que según la biblia, hay varios juicios o dicho de mejor manera, el juicio de Dios se llevará a cabo en varias etapas; incluso hay una donde no precisamente se habla de castigo, sino más bien de retribución o premio; porque como en todo juicio, alguien es declarado inocente y alguien es declarado culpable. Además que, para incluir a este periodo dentro de las dispensaciones, nos parece que este es un periodo muy corto, como para ser llamado así, pues solo durará siete años, y que está dividido en dos periodos de tres años y medio; habiéndosele otorgado al segundo periodo el nombre de ‘La gran tribulación’, por las situaciones catastróficas que se vivirán en él. También podemos llamarlo el fin de la dispensación de la gracia, aunque la verdad es que la gracia de Dios es eterna y ya estuvo antes de la dispensación llamada de la gracia, y también estará después de ella; pero ese periodo que se ha llamado ‘dispensación de la gracia’, donde la gracia de Dios es abundante, más allá de la abundancia de nuestros pecados tal como lo hemos explicado en su oportunidad; ese periodo se terminará, junto con el arrebatamiento de la iglesia. Es necesario añadir que este periodo extraordinario de gracia en el que estamos viviendo, está apoyado por el Espíritu de Dios que ha sido dado a la iglesia (Hech 1:4-8); y quien es el que ayuda al creyente a concientizarse de su pecado, él es quien hace notar al creyente que Dios es justo, y es quien también lo convence de que vendrá un día de juicio de parte de Dios (Jn 16:8). En la era de la gracia, el Espíritu Santo es quien ayuda al débil a vencer todo obstáculo, es quien da sabiduría al sencillo de corazón para tomar buenas decisiones, y es quien intercede por los que oran por sus necesidades e inquietudes (Ro 8:26). Pero el Espíritu Santo de Dios, será quitado de este mundo junto con la iglesia (2Tes 2:6-7, 1Tes 4:16-17); y ese día se considera como el fin de la dispensación de la gracia, y ese mismo también será el día en que empiece el periodo de la tribulación; periodo en el que las personas que lo vivan, no tendrán la asistencia del Santo Espíritu de Dios, por lo que serán mucho más vulnerables ante los ataques del rey de aquella época, el Anticristo.
Hay otro periodo o dispensación que ese día también llegará a su fin y para entender mejor el tiempo de la tribulación, es casi obligatorio hablar de él; y estamos hablando de la dispensación del gobierno humano, pues como usted ya sabe, las dispensaciones, si bien han terminado nominalmente en algún momento, de alguna manera continúan en el tiempo, pues se prolonga esa actitud, esa idea o esa inclinación. Aunque a la verdad el periodo de la tribulación, también tendrá un aspecto de gobierno humano, porque como hemos dicho otras veces, el Anticristo será un hombre que logrará gobernar el mundo, pero este no estará gobernando por sí mismo, sino que más bien será completamente dirigido por Satanás, quien le dará todo su poder (Dn 8:24, Ap 13:2); por lo que también podríamos decir que será una época en que el mundo este gobernado completamente por Satanás.
Pero volviendo a hablar de la dispensación del gobierno humano, no del periodo nominal que terminó con la confusión de lenguas en los días de los constructores de la torre de babel, si no de la prolongación de esta era en el tiempo hasta nuestros días; y para entender mejor su final y el comienzo de la era de la tribulación, tenemos que decir que en la dispensación prolongada del gobierno humano, el hombre ha tratado de conseguir eso que indica el nombre de este periodo: ‘El gobernar el mundo y sus recursos’. Ha intentado el hombre, tener un control de todas las cosas, ha intentado delinear alguna forma de gobierno universal, ideal y justo (desde el punto de vista humano) para todos; aunque eso solo ha sido como un sueño hasta ahora, pero no podemos negar que ese intento ha estado presente en nuestra historia y de muchas maneras. Si revisamos los antecedentes de los pueblos antiquísimos, fácilmente podemos ver las huellas de sus logros, de su grandeza, y de sus sueños; y ante muchos de esos monumentos y testimonios, aún hoy nos quedamos perplejos. Desde Nimrod, quien proyectó construir una torre para escapar de un posible nuevo diluvio, la historia de la humanidad está llena de relatos de grandes imperios, de grandes hombres, de sus admirables conquistas, sus riquezas y su avance; que desde el punto de vista humano, se puede decir que siempre nos hemos movido hacia adelante. El hombre ha ido a través del tiempo, mejorando su manera de convivir comunitariamente, ha conseguido para ello, leyes cada vez más justas (otra vez digo, desde el punto de vista humano, porque no siempre es así, desde el punto de vista de Dios), y ha ido extendiéndose en esta empresa cada vez más, a lo largo y ancho de todo el globo; se ha sumergido en la investigación, y ha llegado a tener grandes descubrimientos y grandes avances tecnológicos y científicos; a tal grado que hoy le parece que le falta muy poco para poder lograr ese mundo ideal para todos.
Pero al llegar a donde estamos, no tenemos que perder de vista la historia; pues a fin de poner en práctica esos ideales, el hombre muchas veces se ha embarcado en terribles guerras fratricidas, ha empleado la tecnología para imponer su propósito a la fuerza, ha sometido a dura labor y esclavitud a su prójimo, ha sobre explotado sus recursos y ha contaminado el mundo; no solo con sustancias dañinas y toxicas, si no que ese ideal mismo que ha tenido en mente, viene a ser en muchos casos una de las contaminaciones más terribles que mantiene al mundo en constante peligro. Si bien hoy se ha logrado que muchos vivan en relativa comodidad y holgura económica, también sabemos muy bien que en medio nuestro están aquellos que no tienen siquiera un pedazo de pan para poder subsistir; y así como hay muchos que logran sobrevivir a enfermedades que antiguamente significaban una muerte segura, hay también hoy muchos enfermos que con todo el avance científico disponible, no pueden ser salvados de la muerte; y es más, cada vez pareciera que el problema se agrava. La convivencia armoniosa en este mundo, es cada vez más difícil de conseguir, la mayoría de las sociedades, está embarcada en un materialismo sin precedentes, que solo traen la odiosidad, el pillaje, las drogas y la muerte. El rumor de guerra hoy, no es menos que ayer, y podemos decir con toda propiedad que este mundo nunca ha gozado de paz, pues el peligro siempre está latente, ya en una parte del mundo ya en otra; pareciera que hemos probado todos los sistemas para conseguir una convivencia pacífica, pero cada vez nos parecen más ciertas las palabras del estadista inglés, Winston Churchill, quien dijo: “Mientras nuestra seguridad no sea hija de la razón, tendrá que ser hija del terror”. Es entonces la razón humana, la que aún no ha podido ser impuesta, pero sí hemos logrado que la paz esté sujeta a las bombas; y como sabemos muy bien, en determinado momento el mundo estuvo literalmente al borde de una explosión atómica, y hoy aún persiste ese peligro.
En ninguna de las áreas donde el hombre ha incursionado, ha logrado tener un real avance, ni un control pleno; pero lo cierto es que el hombre ansia vivir en un mundo maravilloso, lleno de paz y de prosperidad, libre de aflicciones y sobresaltos, y de alguna manera él sabe que estas cosas son posibles; el hombre en su instinto, de alguna forma intuye que al mundo le espera una época de paz, y una era de prosperidad; y en ese su presentimiento, él sabe que para lograrlo se necesita algo especial: ‘Un gran líder’. Alguien que tenga la gracia y el poder para llevar a la humanidad a ese mundo ideal; y el hombre de hoy, en muchas formas busca a ese alguien que tenga esa habilidad, esa capacidad de liderazgo y que haga que todo aquello por lo que hemos estado luchando sea posible. Por supuesto que a medida que avanza el tiempo, al hombre le parece cada vez más cercano el logro de esa meta; las alianzas políticas que se pretenden, los planes económicos y la tecnología nos hacen pensar que de un momento a otro lograremos la solución a nuestros problemas y encontraremos al fin alguien que tenga la capacidad de gobernarnos equitativamente; alguien que traiga la paz, que nos introduzca en ese mundo maravilloso y lleno de felicidad que hemos soñado. Esta es la razón principal por la que el mundo se confundirá al final de la presente dispensación; ellos aplaudirán cuando aparezca el Anticristo, pues él será un gran líder, demostrará tener mucho poder e inicialmente nos presentará esa propuesta de un mundo de paz y equilibrio. Y ese día, en que aparezca ese ‘gran líder’, es llamado en la Biblia, el inicio del tiempo de la tribulación.
Como este es un tiempo futuro, no podemos aventurarnos a decir nada desde nuestra propia perspectiva, pero si lo haremos desde la perspectiva bíblica; y para ellos usaremos algunos de los muchísimos pasajes que hablan de este tema, estos pasajes estarán entre comillas, y entre medio de esos pasajes introduciremos algunas notas aclaratorias entre paréntesis; pues muchas veces para entender claramente lo que dice la Biblia, se necesita entender el contexto del pasaje, y también el apoyo de otros pasajes paralelos. Este entendimiento profundizado y contextual, usted también lo puede lograr por supuesto, al estudiar su biblia más a fondo. Empezaremos recordando que el fin de la dispensación del gobierno humano, y de la gracia, llegará de un momento a otro, sin previo aviso; justo cuando pensemos que estamos alcanzando la paz y la seguridad, la Biblia lo dice así: “Porque vosotros (los hijos de Dios) sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan (los incrédulos): Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán (porque ya será muy tarde)” (1Tes 5:2-3).
Y entonces aparecerá el Anticristo, y se llama así, porque él, por un lado pretenderá ser el Cristo y por otro, mucha gente creerá que viene al fin el Mesías a salvar a la humanidad; veamos lo que dice otro pasaje: “Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco (pues es un guerrero, aunque inicialmente aparecerá como un hombre de paz); y le fue dada una corona (porque él no es rey de por sí, sino que se le permitirá, desde el reino de los cielos, serlo), y salió venciendo (todo obstáculo político, económico, y de toda índole), y (vino) para vencer (pues Dios le permitirá vencer, y reinar por un breve tiempo)” (Ap 6:2); y ahora compare usted esta forma en que aparece el Anticristo, con la que aparecerá Cristo Jesús: “Entonces vi el cielo abierto (porque Jesús vendrá de los cielos); y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero (porque así es Jesús), y con justicia juzga (a la tierra en su segundo advenimiento) y pelea (contra todos aquellos que se le oponen)” (Ap 19:11). Estos pasajes que hablan, de que alguien viene montado en un caballo blanco; ya es aceptado por muchos, y es enseñado así, como que en ambos se está hablando de Cristo Jesús; pero si examinamos bien nuestras Biblias nos daremos cuenta que el Anticristo aparecerá al inicio del periodo llamado ‘La tribulación’ que durará siete años, y al final de éste, entrará en escena, Jesús el Cristo. Y como dijimos, cuando aparezca el Anticristo, éste llegará con un carisma especial, por lo que todos lo aplaudirán y muchos lo confundirán con Jesús; Daniel lo escribió así: “Con lisonjas (o con palabras dulces) seducirá a los violadores del pacto (o sea, a aquellos que no reconocieron a Jesús como su Salvador y rechazaron el pacto de gracia); mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará (en contra de éste ser abominable)” (Dn 11:32).
En un principio entonces, el Anticristo presentará un panorama halagüeño para el mundo; pues aparte de la paz, principalmente en el Medio Oriente, también ofrecerá un panorama de seguridad económica, y para todo aquello que a los líderes de hoy les resulta difícil solucionar, él parecerá tener una excelente solución, pues se dice de él que ‘será entendido en enigmas’ y que ‘prosperará’; veamos otro pasaje que habla de esto: “Y al fin del reinado de éstos (es una referencia al reinado del gobierno humano), cuando los transgresores (de plan y la ley de Dios) lleguen al colmo, se levantará un rey (o gobernante) altivo de rostro y entendido en enigmas (pues él podrá dar solución aparente a la mayoría de los problemas del mundo). Y su poder se fortalecerá, mas no con fuerza propia (porque estará respaldado por todo el poder de Satanás); y causará grandes ruinas (al mundo), y prosperará (no solo económicamente, sino en todo lo que haga), y hará arbitrariamente (pues al final, ya no tomara el parecer de nadie), y destruirá a los (gobiernos) fuertes y al pueblo de los santos (entiéndase aquí a los israelitas y gentiles creyentes). Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano (porque al principio todo le saldrá a pedido de boca); y en su corazón se engrandecerá, y sin aviso destruirá a muchos (porque esos muchos estarán plenamente confiados en que él actúa a su favor, pero su estilo será actuar a traición e intriga); y se levantará contra el Príncipe de los príncipes (vale decir, contra Dios mismo), pero será quebrantado, aunque no por mano humana (porque nadie humano lo podrá vencer, sino solo Jesús en su segunda venida)” (Dn 8:23-25).
Con respecto a la duración del periodo tribulacional, la Biblia nos dice que serán siete años, y que estarán divididos en periodos de tres años y medio; la alusión más clara de lo que venimos diciendo, se presenta en un pasaje que habla de la liberación de los israelitas de manos de los medo-persas, y que luego fueron animados por ellos mismos a regresar a Jerusalén para reconstruir la ciudad y el templo; aquí transcribimos una parte de ese pasaje: “Setenta semanas (estas son semanas de años, vale decir 490 años) están determinadas sobre tu pueblo (amado Daniel) y sobre tu santa ciudad (es decir sobre Israel y sobre Jerusalén), para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado (o dicho de otra forma, después de ese tiempo ya no se hablará más de pecado), y expiar la iniquidad (o pagar vuestras culpas), para traer la justicia perdurable (o sea que será muy duradera o por toda la eternidad), y sellar la visión y la profecía (porque después de esos días, ya no será necesaria), y ungir al Santo de los santos (o sea a Jesús). Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden (del rey Artajerjes que sucedió alrededor del año 444 a.C.) para restaurar y edificar a Jerusalén (que había sido destruida por los babilonios) hasta (que aparezca) el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas (o sea un periodo de 49 años mas otro de 434 años; o dicho de otra forma, sesenta y nueve semanas que son 483 años, que se cumplieron con precisión admirable); (y luego que Artajerjes los deje regresar a Palestina) se volverá a edificar la plaza y el muro (de Jerusalén) en tiempos angustiosos. Y después de las sesenta y dos semanas (es decir, después del segundo periodo que se mencionó) se quitará la vida al Mesías, mas no por sí (si no que el mismo pueblo matará al Mesías); y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario (es una referencia a la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C.); y su fin será con inundación (o como dicen otras versiones, el fin de Jerusalén será como una inundación), y hasta el fin de la guerra (entre el bien y el mal, o sea hasta la segunda venida de Jesús) durarán las devastaciones (del pueblo de Israel). Y por otra semana (aparte de esas 69 semanas de las que ya hemos comentado, y que falta para completar las setenta semanas; el Anticristo) confirmará el pacto (o mejor dicho hará un pacto) con muchos (de los líderes del mundo y de los israelitas, incrédulos); a la mitad de la semana (de siete años, o sea a los tres años y medio) hará cesar el sacrificio y la ofrenda (porque este ritual, del sacrificio diario, será reanudado en ese tiempo allá en Jerusalén). Después con la muchedumbre de las abominaciones (porque durante el gobierno universal del Anticristo, se harán muchas abominaciones) vendrá el desolador (o Anticristo con su ejército, hacia Jerusalén), hasta que venga la consumación (de sus maquinaciones), y lo que está determinado (por Dios) se derrame sobre el desolador (o Anticristo)” (Dn 9:24-27).
Por supuesto que en las Escrituras, se le da mayor relevancia a la segunda mitad de la tribulación o al tiempo de la ‘gran tribulación’; en otro pasaje del libro de Daniel también se habla de ese tiempo de sufrimiento: “En aquel tiempo (querido Daniel) se levantará (el Arcángel) Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo (Israel, porque él es el que defiende siempre a los israelitas Dn 10:21, Ap 7:2-3); y será tiempo de angustia (en todo el mundo, pero principalmente en Israel), cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo (de todo sufrimiento, de toda esclavitud de pecado y de todo dominio de Satanás), todos los que se hallen escritos en el libro (de la vida del Cordero también serán liberados Ap 13:8 y 21:27). Y muchos de los que (están muertos o) duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Los entendidos (en las cosas de Dios) resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan (y predican) la justicia a la multitud, (brillarán) como las estrellas a perpetua eternidad. Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin (o tiempo de la tribulación). Muchos (hombres) correrán de aquí para allá (buscando la verdad, pero no la podrán encontrar), y la ciencia se aumentará (mucho en esos días). Y yo Daniel miré (porque esta es una visión del profeta Daniel, estando junto al rio Tigris Dn 10:4), y he aquí otros dos (seres celestiales) que estaban en pie, el uno a este lado del río, y el otro al otro lado del río. Y dijo uno al varón vestido de lino (o sea a Jesús, porque este varón vestido de lino es Jesús de Nazaret Dn 10:5-6, Ap 1:13-14), que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de estas maravillas? Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos (o sea ese tiempo está determinado incluso por un juramento de Jesús, por lo tanto no puede haber ninguna duda de que sucederá, así como él lo dijo), que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo (esto también es una forma de decir: un año, dos años y la mitad de un año). Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo (porque después de estos días ya nadie perseguirá a los hijos de Dios), todas estas cosas serán cumplidas” (Dn 12:1-9). No hay duda entonces de que la última semana de Daniel, de esas setenta semanas que dice que están determinadas para su pueblo, es dividida en dos periodos de tres años y medio, pues esa frase que leímos allí ‘a la mitad de la semana’ viene a ser muy importante aquí, y que esos último tres años serán realmente fatídicos; así también lo confirma el libro de Apocalipsis: “También se le dio (al Anticristo) boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses (que no son sino, tres años y medio)” (Ap 13:5)
Este articulo continuará la proxima semana... esten atentos, y que mientras tanto el Señor les bendiga muchimo. Amén.
Hay otro periodo o dispensación que ese día también llegará a su fin y para entender mejor el tiempo de la tribulación, es casi obligatorio hablar de él; y estamos hablando de la dispensación del gobierno humano, pues como usted ya sabe, las dispensaciones, si bien han terminado nominalmente en algún momento, de alguna manera continúan en el tiempo, pues se prolonga esa actitud, esa idea o esa inclinación. Aunque a la verdad el periodo de la tribulación, también tendrá un aspecto de gobierno humano, porque como hemos dicho otras veces, el Anticristo será un hombre que logrará gobernar el mundo, pero este no estará gobernando por sí mismo, sino que más bien será completamente dirigido por Satanás, quien le dará todo su poder (Dn 8:24, Ap 13:2); por lo que también podríamos decir que será una época en que el mundo este gobernado completamente por Satanás.
Pero volviendo a hablar de la dispensación del gobierno humano, no del periodo nominal que terminó con la confusión de lenguas en los días de los constructores de la torre de babel, si no de la prolongación de esta era en el tiempo hasta nuestros días; y para entender mejor su final y el comienzo de la era de la tribulación, tenemos que decir que en la dispensación prolongada del gobierno humano, el hombre ha tratado de conseguir eso que indica el nombre de este periodo: ‘El gobernar el mundo y sus recursos’. Ha intentado el hombre, tener un control de todas las cosas, ha intentado delinear alguna forma de gobierno universal, ideal y justo (desde el punto de vista humano) para todos; aunque eso solo ha sido como un sueño hasta ahora, pero no podemos negar que ese intento ha estado presente en nuestra historia y de muchas maneras. Si revisamos los antecedentes de los pueblos antiquísimos, fácilmente podemos ver las huellas de sus logros, de su grandeza, y de sus sueños; y ante muchos de esos monumentos y testimonios, aún hoy nos quedamos perplejos. Desde Nimrod, quien proyectó construir una torre para escapar de un posible nuevo diluvio, la historia de la humanidad está llena de relatos de grandes imperios, de grandes hombres, de sus admirables conquistas, sus riquezas y su avance; que desde el punto de vista humano, se puede decir que siempre nos hemos movido hacia adelante. El hombre ha ido a través del tiempo, mejorando su manera de convivir comunitariamente, ha conseguido para ello, leyes cada vez más justas (otra vez digo, desde el punto de vista humano, porque no siempre es así, desde el punto de vista de Dios), y ha ido extendiéndose en esta empresa cada vez más, a lo largo y ancho de todo el globo; se ha sumergido en la investigación, y ha llegado a tener grandes descubrimientos y grandes avances tecnológicos y científicos; a tal grado que hoy le parece que le falta muy poco para poder lograr ese mundo ideal para todos.
Pero al llegar a donde estamos, no tenemos que perder de vista la historia; pues a fin de poner en práctica esos ideales, el hombre muchas veces se ha embarcado en terribles guerras fratricidas, ha empleado la tecnología para imponer su propósito a la fuerza, ha sometido a dura labor y esclavitud a su prójimo, ha sobre explotado sus recursos y ha contaminado el mundo; no solo con sustancias dañinas y toxicas, si no que ese ideal mismo que ha tenido en mente, viene a ser en muchos casos una de las contaminaciones más terribles que mantiene al mundo en constante peligro. Si bien hoy se ha logrado que muchos vivan en relativa comodidad y holgura económica, también sabemos muy bien que en medio nuestro están aquellos que no tienen siquiera un pedazo de pan para poder subsistir; y así como hay muchos que logran sobrevivir a enfermedades que antiguamente significaban una muerte segura, hay también hoy muchos enfermos que con todo el avance científico disponible, no pueden ser salvados de la muerte; y es más, cada vez pareciera que el problema se agrava. La convivencia armoniosa en este mundo, es cada vez más difícil de conseguir, la mayoría de las sociedades, está embarcada en un materialismo sin precedentes, que solo traen la odiosidad, el pillaje, las drogas y la muerte. El rumor de guerra hoy, no es menos que ayer, y podemos decir con toda propiedad que este mundo nunca ha gozado de paz, pues el peligro siempre está latente, ya en una parte del mundo ya en otra; pareciera que hemos probado todos los sistemas para conseguir una convivencia pacífica, pero cada vez nos parecen más ciertas las palabras del estadista inglés, Winston Churchill, quien dijo: “Mientras nuestra seguridad no sea hija de la razón, tendrá que ser hija del terror”. Es entonces la razón humana, la que aún no ha podido ser impuesta, pero sí hemos logrado que la paz esté sujeta a las bombas; y como sabemos muy bien, en determinado momento el mundo estuvo literalmente al borde de una explosión atómica, y hoy aún persiste ese peligro.
En ninguna de las áreas donde el hombre ha incursionado, ha logrado tener un real avance, ni un control pleno; pero lo cierto es que el hombre ansia vivir en un mundo maravilloso, lleno de paz y de prosperidad, libre de aflicciones y sobresaltos, y de alguna manera él sabe que estas cosas son posibles; el hombre en su instinto, de alguna forma intuye que al mundo le espera una época de paz, y una era de prosperidad; y en ese su presentimiento, él sabe que para lograrlo se necesita algo especial: ‘Un gran líder’. Alguien que tenga la gracia y el poder para llevar a la humanidad a ese mundo ideal; y el hombre de hoy, en muchas formas busca a ese alguien que tenga esa habilidad, esa capacidad de liderazgo y que haga que todo aquello por lo que hemos estado luchando sea posible. Por supuesto que a medida que avanza el tiempo, al hombre le parece cada vez más cercano el logro de esa meta; las alianzas políticas que se pretenden, los planes económicos y la tecnología nos hacen pensar que de un momento a otro lograremos la solución a nuestros problemas y encontraremos al fin alguien que tenga la capacidad de gobernarnos equitativamente; alguien que traiga la paz, que nos introduzca en ese mundo maravilloso y lleno de felicidad que hemos soñado. Esta es la razón principal por la que el mundo se confundirá al final de la presente dispensación; ellos aplaudirán cuando aparezca el Anticristo, pues él será un gran líder, demostrará tener mucho poder e inicialmente nos presentará esa propuesta de un mundo de paz y equilibrio. Y ese día, en que aparezca ese ‘gran líder’, es llamado en la Biblia, el inicio del tiempo de la tribulación.
Como este es un tiempo futuro, no podemos aventurarnos a decir nada desde nuestra propia perspectiva, pero si lo haremos desde la perspectiva bíblica; y para ellos usaremos algunos de los muchísimos pasajes que hablan de este tema, estos pasajes estarán entre comillas, y entre medio de esos pasajes introduciremos algunas notas aclaratorias entre paréntesis; pues muchas veces para entender claramente lo que dice la Biblia, se necesita entender el contexto del pasaje, y también el apoyo de otros pasajes paralelos. Este entendimiento profundizado y contextual, usted también lo puede lograr por supuesto, al estudiar su biblia más a fondo. Empezaremos recordando que el fin de la dispensación del gobierno humano, y de la gracia, llegará de un momento a otro, sin previo aviso; justo cuando pensemos que estamos alcanzando la paz y la seguridad, la Biblia lo dice así: “Porque vosotros (los hijos de Dios) sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan (los incrédulos): Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán (porque ya será muy tarde)” (1Tes 5:2-3).
Y entonces aparecerá el Anticristo, y se llama así, porque él, por un lado pretenderá ser el Cristo y por otro, mucha gente creerá que viene al fin el Mesías a salvar a la humanidad; veamos lo que dice otro pasaje: “Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco (pues es un guerrero, aunque inicialmente aparecerá como un hombre de paz); y le fue dada una corona (porque él no es rey de por sí, sino que se le permitirá, desde el reino de los cielos, serlo), y salió venciendo (todo obstáculo político, económico, y de toda índole), y (vino) para vencer (pues Dios le permitirá vencer, y reinar por un breve tiempo)” (Ap 6:2); y ahora compare usted esta forma en que aparece el Anticristo, con la que aparecerá Cristo Jesús: “Entonces vi el cielo abierto (porque Jesús vendrá de los cielos); y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero (porque así es Jesús), y con justicia juzga (a la tierra en su segundo advenimiento) y pelea (contra todos aquellos que se le oponen)” (Ap 19:11). Estos pasajes que hablan, de que alguien viene montado en un caballo blanco; ya es aceptado por muchos, y es enseñado así, como que en ambos se está hablando de Cristo Jesús; pero si examinamos bien nuestras Biblias nos daremos cuenta que el Anticristo aparecerá al inicio del periodo llamado ‘La tribulación’ que durará siete años, y al final de éste, entrará en escena, Jesús el Cristo. Y como dijimos, cuando aparezca el Anticristo, éste llegará con un carisma especial, por lo que todos lo aplaudirán y muchos lo confundirán con Jesús; Daniel lo escribió así: “Con lisonjas (o con palabras dulces) seducirá a los violadores del pacto (o sea, a aquellos que no reconocieron a Jesús como su Salvador y rechazaron el pacto de gracia); mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará (en contra de éste ser abominable)” (Dn 11:32).
En un principio entonces, el Anticristo presentará un panorama halagüeño para el mundo; pues aparte de la paz, principalmente en el Medio Oriente, también ofrecerá un panorama de seguridad económica, y para todo aquello que a los líderes de hoy les resulta difícil solucionar, él parecerá tener una excelente solución, pues se dice de él que ‘será entendido en enigmas’ y que ‘prosperará’; veamos otro pasaje que habla de esto: “Y al fin del reinado de éstos (es una referencia al reinado del gobierno humano), cuando los transgresores (de plan y la ley de Dios) lleguen al colmo, se levantará un rey (o gobernante) altivo de rostro y entendido en enigmas (pues él podrá dar solución aparente a la mayoría de los problemas del mundo). Y su poder se fortalecerá, mas no con fuerza propia (porque estará respaldado por todo el poder de Satanás); y causará grandes ruinas (al mundo), y prosperará (no solo económicamente, sino en todo lo que haga), y hará arbitrariamente (pues al final, ya no tomara el parecer de nadie), y destruirá a los (gobiernos) fuertes y al pueblo de los santos (entiéndase aquí a los israelitas y gentiles creyentes). Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano (porque al principio todo le saldrá a pedido de boca); y en su corazón se engrandecerá, y sin aviso destruirá a muchos (porque esos muchos estarán plenamente confiados en que él actúa a su favor, pero su estilo será actuar a traición e intriga); y se levantará contra el Príncipe de los príncipes (vale decir, contra Dios mismo), pero será quebrantado, aunque no por mano humana (porque nadie humano lo podrá vencer, sino solo Jesús en su segunda venida)” (Dn 8:23-25).
Con respecto a la duración del periodo tribulacional, la Biblia nos dice que serán siete años, y que estarán divididos en periodos de tres años y medio; la alusión más clara de lo que venimos diciendo, se presenta en un pasaje que habla de la liberación de los israelitas de manos de los medo-persas, y que luego fueron animados por ellos mismos a regresar a Jerusalén para reconstruir la ciudad y el templo; aquí transcribimos una parte de ese pasaje: “Setenta semanas (estas son semanas de años, vale decir 490 años) están determinadas sobre tu pueblo (amado Daniel) y sobre tu santa ciudad (es decir sobre Israel y sobre Jerusalén), para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado (o dicho de otra forma, después de ese tiempo ya no se hablará más de pecado), y expiar la iniquidad (o pagar vuestras culpas), para traer la justicia perdurable (o sea que será muy duradera o por toda la eternidad), y sellar la visión y la profecía (porque después de esos días, ya no será necesaria), y ungir al Santo de los santos (o sea a Jesús). Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden (del rey Artajerjes que sucedió alrededor del año 444 a.C.) para restaurar y edificar a Jerusalén (que había sido destruida por los babilonios) hasta (que aparezca) el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas (o sea un periodo de 49 años mas otro de 434 años; o dicho de otra forma, sesenta y nueve semanas que son 483 años, que se cumplieron con precisión admirable); (y luego que Artajerjes los deje regresar a Palestina) se volverá a edificar la plaza y el muro (de Jerusalén) en tiempos angustiosos. Y después de las sesenta y dos semanas (es decir, después del segundo periodo que se mencionó) se quitará la vida al Mesías, mas no por sí (si no que el mismo pueblo matará al Mesías); y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario (es una referencia a la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C.); y su fin será con inundación (o como dicen otras versiones, el fin de Jerusalén será como una inundación), y hasta el fin de la guerra (entre el bien y el mal, o sea hasta la segunda venida de Jesús) durarán las devastaciones (del pueblo de Israel). Y por otra semana (aparte de esas 69 semanas de las que ya hemos comentado, y que falta para completar las setenta semanas; el Anticristo) confirmará el pacto (o mejor dicho hará un pacto) con muchos (de los líderes del mundo y de los israelitas, incrédulos); a la mitad de la semana (de siete años, o sea a los tres años y medio) hará cesar el sacrificio y la ofrenda (porque este ritual, del sacrificio diario, será reanudado en ese tiempo allá en Jerusalén). Después con la muchedumbre de las abominaciones (porque durante el gobierno universal del Anticristo, se harán muchas abominaciones) vendrá el desolador (o Anticristo con su ejército, hacia Jerusalén), hasta que venga la consumación (de sus maquinaciones), y lo que está determinado (por Dios) se derrame sobre el desolador (o Anticristo)” (Dn 9:24-27).
Por supuesto que en las Escrituras, se le da mayor relevancia a la segunda mitad de la tribulación o al tiempo de la ‘gran tribulación’; en otro pasaje del libro de Daniel también se habla de ese tiempo de sufrimiento: “En aquel tiempo (querido Daniel) se levantará (el Arcángel) Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo (Israel, porque él es el que defiende siempre a los israelitas Dn 10:21, Ap 7:2-3); y será tiempo de angustia (en todo el mundo, pero principalmente en Israel), cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo (de todo sufrimiento, de toda esclavitud de pecado y de todo dominio de Satanás), todos los que se hallen escritos en el libro (de la vida del Cordero también serán liberados Ap 13:8 y 21:27). Y muchos de los que (están muertos o) duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Los entendidos (en las cosas de Dios) resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan (y predican) la justicia a la multitud, (brillarán) como las estrellas a perpetua eternidad. Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin (o tiempo de la tribulación). Muchos (hombres) correrán de aquí para allá (buscando la verdad, pero no la podrán encontrar), y la ciencia se aumentará (mucho en esos días). Y yo Daniel miré (porque esta es una visión del profeta Daniel, estando junto al rio Tigris Dn 10:4), y he aquí otros dos (seres celestiales) que estaban en pie, el uno a este lado del río, y el otro al otro lado del río. Y dijo uno al varón vestido de lino (o sea a Jesús, porque este varón vestido de lino es Jesús de Nazaret Dn 10:5-6, Ap 1:13-14), que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de estas maravillas? Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos (o sea ese tiempo está determinado incluso por un juramento de Jesús, por lo tanto no puede haber ninguna duda de que sucederá, así como él lo dijo), que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo (esto también es una forma de decir: un año, dos años y la mitad de un año). Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo (porque después de estos días ya nadie perseguirá a los hijos de Dios), todas estas cosas serán cumplidas” (Dn 12:1-9). No hay duda entonces de que la última semana de Daniel, de esas setenta semanas que dice que están determinadas para su pueblo, es dividida en dos periodos de tres años y medio, pues esa frase que leímos allí ‘a la mitad de la semana’ viene a ser muy importante aquí, y que esos último tres años serán realmente fatídicos; así también lo confirma el libro de Apocalipsis: “También se le dio (al Anticristo) boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses (que no son sino, tres años y medio)” (Ap 13:5)
Este articulo continuará la proxima semana... esten atentos, y que mientras tanto el Señor les bendiga muchimo. Amén.
15 de octubre de 2010
Las limitaciones de la ciencia

Un creativo enfoque científico a lo desconocido
Autor: J. W. N. Sullivan
A Mentor book
Publicado por: The new American library.
John William Navin Sullivan fue un matemático, filosofo, músico, periodista y escritor de divulgación científica, muy reconocido y apreciado por la sociedad como uno de los hombres más talentosos de su generación, y también porque no decirlo de aquellos que vinieron después de él; a cerca de este hombre al momento de su muerte, la revista TIME, comentó: “Es uno de los cuatro o cinco hombres más brillantes de la historia, que han interpretado el mundo de la física, para el hombre común” En realidad este libro fue escrito hace algo más de medio siglo, y en el J. W. N. Sullivan, nos habla de lo que en sus días se conoce a cerca de la expansión del universo; del misterio que viene a ser para nosotros todo lo que está relacionado con la materia, con su origen, su constitución intima, y las leyes que la gobiernan; de la teoría atómica que él conoce y que por supuesto, era un tanto diferente de la que hoy se enseña; él toca el tema del pensamiento humano a cerca de todo lo que hemos descubierto, y a cerca de todo lo que nos rodea, especialmente en el terreno científico. Nos trata de hacer ver, cuanto es realmente lo que sabemos acerca del origen de las cosas; pues, se nos hace que hemos avanzado tanto, pero… ¿cuánto es realmente lo que la ciencia ha contribuido a desentrañar este gran misterio? Se anima a decir que hasta los días en que él vive, el universo científico es mucho más misterioso de lo que ha sido en otros tiempos de la historia del pensamiento humano; pues aunque el conocimiento del proceso de la naturaleza es mucho mayor de lo que jamás antes se ha conocido; en cierta manera ese conocimiento es mucho menos satisfactorio hoy, de lo que fue el sencillo pensamiento de los antiguos cavernícolas, para quienes las cosas parecían estar mucho más claras. Sullivan nos muestra como es la naturaleza de nuestra mente, porque se han construido ciertos pensamientos o ciertos conceptos; y de cómo la ciencia es incapaz en algunos aspectos de contestarnos las interrogantes que han surgido en el transcurso de nuestras investigaciones y descubrimientos. Él habla del valor que tiene la ciencia en la humanidad y que cosas supuestamente le esperan al hombre en el futuro.
Como ya se dijo, este libro es un tanto antiguo, pero el valor que él toma para nosotros que no somos contemporáneos de J. W. N. Sullivan, es precisamente el tiempo que ha transcurrido desde su edición, en el cual nos damos cuenta que las cosas son casi idénticas de las que tenía en frente este autor. La ciencia ha avanzado un tanto, se han acuñado nuevos conceptos, se aplican quizá nuevos principios, y se han presentado nuevas teorías; pero aún así, no hemos llegado a ningún lugar seguro, aún no pisamos terreno firme, seguimos en discusiones, y lo más probable es que de aquí a otro tanto de tiempo, estemos bajo el mismo velo de misterio que se encontraban los hombres contemporáneos de Sullivan.
Creo que la mayor dificultad, para tomar confianza en el mundo científico, es precisamente el que plantea Sullivan; en que nuestro conocimiento está basado solo en teorías, y ellas no son verdades, sino solo teorías; y aunque estas nos han servido mucho para ir avanzando en nuestro objetivo de desentrañar el misterio de lo que nos rodea, el solo hecho de no haber llegado a ninguna parte, es un elemento muy fuerte que nos impide tener plena confianza en lo que estamos haciendo, y como él dice, una teoría científica, es solo un trabajo hipotético exitoso. Es altamente probable, como dice el autor, de que todas las teorías científicas estén equivocadas. Aquellas que hemos conocido y estudiado, varían mucho dentro de los reales límites de la observación; y así, la verdad llega a ser solo un hecho pragmático. Esto quiere decir que una buena teoría científica descansa sobre hechos conocidos, y si nos permite predecir algunos nuevos, estos tendrán que ser inevitablemente verificados por la observación. Por ejemplo la teoría de la gravitación de Newton, se basó dentro de los límites de observación de los movimientos estelares de esos días. Subsecuentemente, esto les permitió a Adams y a Leverrier, predecir la existencia de un planeta desconocido hasta ese momento, Neptuno. Y ese hecho, nos da la sensación de que estamos en una carrera muy exitosa y es un muy buen ejemplo de lo que se puede conseguir con una teoría científica. Pero una observación más profunda, muestra que esa información no fue lo suficientemente precisa como para establecer el movimiento del planeta Mercurio, y esto nos hace ver que lo que se decía acerca del movimiento de los planetas, solamente parece una información ‘completa’ porque en esos casos las afirmaciones a cerca de los movimientos predichos estaban bajo esos límites de observación.
Los científicos de esos días trataron de remediar los defectos de la teoría de Newton, pero al final no pudieron superar ninguna de sus dificultades. No fue, sino hasta que Einstein, introdujo de lleno una nueva teoría, que esas dificultades se aclararon; y esa nueva teoría, se basa completamente en nuevos conceptos. Ahora sabemos que el conjunto de ideas con las que partió Newton, aunque fueron hábilmente manejadas, no pudieron realizar todo el trabajo para el cual fueron concebidas. Probablemente sea difícil encontrar otra instancia de cambio tan fundamental como esta, en la historia de las ciencias; aquí tenemos la modificación de una teoría, que no se hizo paso a paso, sino que fue el borrón completo de una y el establecimiento de otra, para poder mantener la fundamentación de la perspectiva científica. Uno de los puntos de vista de la teoría newtoniana, que se deja atrás es la insistencia de una formulación completamente matemática de la naturaleza. Otra de las instancias, quizá menos marcada, pero no por eso menos radical entre otras, viene dada por la suerte que corrió la teoría del éter. Me adentrare un tanto, para hablar sobre este medio universal llamado éter, el cual fue postulado principalmente, para explicar la propagación de la luz. Como sabemos la luz, demora ocho minutos para llegar hasta nosotros desde el sol, pero ¿Cómo se transmite? Era la pregunta en los días de Newton. La hipótesis de que la luz consiste en pequeños corpúsculos expelidos desde el sol, paso a ser completamente insatisfactoria; y así, se desarrollo una nueva teoría de que la luz es ‘alguna clase de movimiento de ondas’. Pero aceptar que la luz es un movimiento de ondas, implicaba por supuesto tener también un medio en el cual esas ondas puedan viajar. Y nació casi de manera natural la interrogante, ¿cómo está constituido ese medio en el que viaja la luz? Se concibió primeramente, sobre la base de experiencias previas, un medio extendido y no muy perceptible, una suerte de gas que llenaba el universo, pero ciertos experimentos demostraron que esta teoría es inadmisible; y así nació la idea del éter, que vino a ser una especie de una inmensa gelatina que lo llenaba todo, y fue aceptada porque esto se adaptaba mucho mejor a los hechos observados en el laboratorio.
Pues, así como la teoría de Newton paso a la historia como una que a pesar de que disipó muchas de nuestras dudas y a pesar de que con ella logramos ciertos avances, tuvo que finalmente ser reemplazada por otra que mejor se ajustaba a nuestros nuevos descubrimientos y nuestros nuevos conceptos acuñados en nuestra mente; así también seguirá sucediendo en el futuro al hablar de nuevas ideas a cerca de todo aquello que nos rodea. Como dice Sullivan, finalmente todo científico que le tocó vivir su tiempo, estaba medianamente convencido de que estaba contribuyendo a la ciencia con algo espectacular; pero más tarde, y aunque él quizá nunca lo supo, todo eso que hizo y dijo, paso a considerarse algo equivocado; pues los nuevos descubrimientos se encargarán de demostrarlo. Pero así también, en su tiempo cada científico debe considerar que a no ser por las ‘falsedades’ que dijeron otros anteriormente; él, jamás podría haber descubierto algo nuevo. Se piensa por ejemplo, que si Einstein hubiese sido contemporáneo de Newton, a lo mejor que habría aspirado, es a apoyar lo que hizo y lo que dijo este último, y nada de lo brillante de su teoría habría sido conocida y enunciada por él. Quizá algún otro habría postulado lo que dijo Einstein, o quizá nadie lo habría hecho; y estaríamos embarcados en un panorama científico completamente diferente del que ahora tenemos.
Otro de los grandes misterios, que está sin contestar por la ciencia, es ‘el origen de la vida’; y así como las teorías en otros campos de la investigación, el pensamiento humano ha vagado por diversas hipótesis en diversas etapas de la historia de la humanidad; partiendo desde la antigüedad, y pasando por esas ideas medievales de que la vida surgió espontáneamente, así como surgen los gusanos en una carne descompuesta; llegando hasta Pasteur, quien echó por tierra esa idea, y bajo minuciosa observación estuvo en condiciones de decir que era una conclusión muy equivocada. La vida solo puede surgir de la misma vida, dijo él; pero aún así, a pesar de que creemos que esa es una muy buena respuesta, ella no contesta nuestra inquietud básica. Pero…, para los científicos un tanto más modernos, fue preferible pensar que la vida surgió de ‘alguna manera’ (que aun no podemos descubrir) desde la materia inorgánica, y todo por supuesto, estrictamente de acuerdo con las leyes de la física y de la química.
Independientemente de cuál sea nuestra idea del origen de la vida, de alguna manera se acepta que esta fue básica o simple en un principio; así que nos vemos en la necesidad de contestar la pregunta de ¿cómo llegó entonces a ser como hoy la conocemos? La aceptada enseñanza de que hubo una progresión gradual, desde un ancestro semi-mono hasta un hombre moderno, deja sin contestar una de las más infranqueables interrogantes: ¿En qué momento de ese proceso, dicho ser adquirió un alma? De acuerdo a observaciones, hay una enorme diferencia no solo en el campo fisiológico, si no tan bien en el psicológico y espiritual; aún si tomáramos en cuenta a los más modernos monos, y la inteligencia de los hombres más ancestrales o de las razas o pueblos más simples de la humanidad, todos quedaríamos completamente seguros de que no hay ni un solo punto de comparación entre unos y otros. Y de acuerdo a lo que se ha investigado, no ha habido un desarrollo o perfeccionamiento de la inteligencia humana en todo lo que se conoce hasta ahora; el hombre solo ha tenido un aumento en su conocimiento, y ha avanzado en su técnica; pero su inteligencia y su espiritualidad, su capacidad emocional y sicológica, se han mantenido sin variación a través de los siglos. A los cavernícolas les emocionaba tanto una pintura simple en la pared de una cueva, o el sonido de un pedazo de bambú; como lo haría hoy un original de Picasso o la melodía de una orquesta sinfónica en un famoso teatro. La belleza la puede encontrar el hombre en las leyes de la física, pero también en la salida del sol, o en la sonrisa de un niño. Y así, al hablar de evolución, nos damos cuenta de que también en este campo, hemos ido de un lado a otro, tratando de desenredar la madeja y de contestar nuestras preguntas. De acuerdo a Lammarck, los cambios que ocurrieron en un animal, se produjeron por el uso y el desuso de sus miembros; los órganos que fueron especialmente ejercitados, llegaron a tener con el tiempo un desarrollo especial; y así en cada ambiente diferente, el animal fue teniendo un cambio gradual. Pero vino Darwin, y nos propuso otra teoría, la de la evolución por selección natural; él dijo que siempre hay diferencias individuales en los miembros de una misma especie y que siempre hay una lucha para lograr la existencia; y de acuerdo a este pensamiento, solo sobrevivieron los mejor dotados. Luego hay más, pues están aquellos que intentan hacer una mezcla de todo lo que se ha dicho; pero la verdad es que ni siquiera los científicos logran ponerse de acuerdo, en cómo surgió este sistema de vida tan equilibrado que hay en este mundo; y menos podrán demostrar con hechos algo que enuncian en sus teorías. El autor incluye un fragmento de un poema que me parece que grafica nítidamente lo que acabamos de decir, éste reza:
Una nube de fuego y un planeta,
Un cristal y una célula.
Una medusa y un lagarto
Y las cuevas donde vive el cavernícola;
Luego el sentido de justicia y belleza,
Y un rostro que emerge de la tierra―
Algunos la llaman evolución,
Y otros lo llaman Dios…
¡Esa es finalmente la gran disyuntiva de la humanidad! J. W. N. Sullivan, por supuesto no lo plantea así, pero el planteamiento que él hace, es completamente aceptable; pues al final, la ciencia llega a ser insatisfactoria en muchos de los campos de la investigación. Y aunque muchos al parecer, se muestran completamente dispuestos a seguir incondicionalmente a la ciencia; los que nos planteamos aspectos diferentes dentro del panorama humano, por alguna razón ―que nosotros conocemos, y que ellos no― hemos llegado a conocer que en lo más profundo de su ser, el hombre tiene un gran potencial que no ha descubierto; llámese este, sicológico, emocional, místico, espiritual, o como sea que se lo llame, es un campo en el que también podemos navegar, y en el que también podemos llegar a hacer grandes descubrimientos, y es precisamente en este campo donde los seres humanos pueden llegar a saborear la verdad. Es cierto que aquí también han incursionado muchos, y muchos son los conceptos que aquí se manejan; pero la verdad es que el alma del hombre navega en esta dimensión, y es aquí donde el hombre finalmente puede descubrir a Dios; aquí puede el hombre obtener satisfacción plena para su vida, y es en esta esfera donde está oculto el correcto sentido y propósito que Dios tiene para cada ser humano; aquí es finalmente donde el hombre encontrará la respuesta a todas sus interrogantes.
Ha sido bueno para mí muy bueno leer un libro como este, de los que no hay seguramente muchos; donde el autor es un hombre de ciencia, y donde pone a propósito su lado más sencillo y honesto hacia el hombre común; y acepta de buena gana, que estamos casi ahí mismo, donde algún día en la historia partimos; casi nada hemos logrado, y tampoco podemos dar seguridad, de que en el futuro lo haremos.
Si usted lee este libro, puede que no llegue a las mismas conclusiones que yo he llegado; pero le garantizo de le entretendrá y le confrontará con esta gran disyuntiva, y creo que también le será de mucho provecho. Un abrazo, y que Dios los bendiga muy grandemente.
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