Hebreos 1:1-2

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quién constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.











24 de enero de 2012

Martin Luther King



ESCRITURA
Romanos 6:11 “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro”
APLICACIÓN
El epitafio de Martin Luther King, reza así: “Libre al fin, libre al fin, gracias a Dios Todopoderoso, al fin soy libre” Esta frase fue tomada del ideal que tenían los negros norteamericanos, que sufrían bajo el yugo esclavizador de los blancos; ellos ansiaban la libertad, y si esta llegaba con la muerte, aún así se sentirían felices.
Vera usted también que en el ambiente espiritual, la única manera de librarse de la esclavitud del pecado es la muerte, aunque hay muchos que prefieren seguir viviendo en los rudimentos del mundo, prefieren llevar una vida sujeta a servidumbre de pecado. Nuestro ideal debe ser parecido al de aquellos seguidores de Luther King: “Prefiero la muerte, antes de ser sometido a la esclavitud del pecado”
ACCIÓN
El pecado no lo puede dominar, y para no ser sometido a él, finalmente considérese muerto para todas las cosas que lo tientan y lo atraen, en ese sentido también los muertos nada sienten ni nada desean; usted solo debe estar vivo para las cosas celestiales, vivo solo para Cristo Jesús. Amén.

Señor, ¿Por qué hay tantas religiones?




El sentido religioso del ser humano ha existido desde siempre, porque desde el principio el hombre ha estado relacionado con Dios; sabemos que Adán tenía plena comunión con él, al menos en el tiempo en que Adán estuvo en el paraíso. Luego del diluvio, Noé y su familia, quienes eran temerosos de Dios, y de quienes desciende toda la humanidad hoy conocida, también trasmitió ese sentido de religiosidad a los pos-diluvianos.
Una de las razones para que haya varias religiones en todo pueblo o tribu de la antigüedad, es precisamente esta, que el hombre siempre supo que existía un Dios; y ese conocimiento fue transmitido de generación en generación, y la gente de la antigüedad lo buscó, o lo invocó cada vez que necesitaba ser favorecido en sus necesidades, cada vez que se llenaba de temores o tenía enfermedades u otros problemas. Por razones que más adelante explicaremos, el conocimiento a cerca de Dios, se fue degenerando, el hombre cada vez fue creándose dioses nuevos, algunas veces pensando que era el mismo Dios verdadero, pero representado en algún símbolo, un animal o alguna otra cosa; otras veces, simplemente porque le parecía que otras formas de adorar u otros dioses, también le daban buenos resultados; es así como algunos terminaron adorando a la tierra, otros al sol, a los ríos, a los bosques, a fieras, a seres espirituales, y a muchas otras cosas. Pero se han hecho algunos estudios antropológicos cuidadosos, que indican claramente que en la mayoría de los pueblos antiguos, siempre hubo un Dios único que vivía o estaba relacionado con los cielos. Es posible que ese Dios único haya pasado en algunos casos, a ser de muy poca importancia, o que en otros y por diversas razones no era invocado, pero de alguna manera, siempre estuvo allí para los pueblos antiguos, ese Dios único y verdadero.
Con el tiempo, y con la expansión del mundo habitado, las creencias o religiones tribales, aun continúan, pero así como han disminuido las tribus y pueblos pequeños y ancestrales, también han dejado de tener importancia sus religiones. Algunas de ellas, por supuesto se mezclaron con los conceptos más modernos de adoración, y así nacieron las grandes religiones, como las religiones orientales, de las cuales las más importantes son el budismo, el hinduismo, el taoísmo, el confucianismo, el sintoísmo, etc., que dependiendo de los países y grupos modernos, tienen diferentes matices y la mayoría de ellas son de corte panteísta; vale decir que para estas religiones, muchas cosas pueden ser dios, o dios se puede expresar en diferentes maneras a través de muchos medios, por lo tanto son politeístas, o sea que tienen muchos dioses. Las religiones orientales no tienen casi ninguna relación con Cristo, o con el Dios de la Biblia. Luego, tenemos algunas religiones monoteístas, que promueven que hay un solo Dios verdadero y que de alguna manera podrían tener relación con el Dios de la Biblia, aunque ese dios único puede tener otro nombre, y cuyos principios religiosos no están basados en las escrituras bíblicas; pero dentro de su esencia, estas religiones contienen algo de lo que promueve el cristianismo. Dentro de estas religiones podemos citar al bahaísmo, el sijismo, el zoroastrismo, el islamismo, etc. Finalmente llegamos a las dos religiones importantes que sí tienen relación con las escrituras bíblicas, las cuales son el judaísmo y el cristianismo. El judaísmo, que dentro de su estructura tiene algunas variantes, referidas principalmente a la forma de seguir e interpretar las escrituras antiguas; y, entre esas variantes o grupos están los ortodoxos, los conservadores, los reformistas, e incluso están los judíos mesiánicos que aceptan a Jesús como el Mesías Salvador, y quienes no son reconocidos como judíos dentro del pueblo de Israel. Así también tenemos al pueblo cristiano, dividido en muchas religiones o en muchos grupos religiosos. La iglesia apostólica original, la que se inició con los apóstoles de Jesús, y que se expandió gracias al trabajo del apóstol Pablo; con el tiempo se paganizó, aceptando dentro de sus ritos y creencias, algunas costumbres y conceptos paganos, algunos piensan que eso es justificable, otros decididamente condenan esas actividades, pero lo cierto es que la iglesia, cuando se hizo universal o católica, perdió la esencia, la estructura y la enseñanza original de los primeros seguidores de Cristo y continuó siendo cada vez un poco más distante de aquella idea original. La iglesia católica del tiempo antiguo también sufrió una división junto con el imperio romano; hubo, y hay hasta ahora, la iglesia católica romana, y la iglesia católica ortodoxa de oriente, que tiene mucha fuerza en Europa del este. De la iglesia católica de occidente, nace el protestantismo, que es un esfuerzo de algunos grupos, o individuos, de volver a las raíces originales, vale decir de ceñirse estrictamente a lo que dicen las escrituras y a imitar a los primeros seguidores de Cristo. Este movimiento se llamó el protestantismo, que tiene como baluarte a Martin Lutero; y que, tal como en la iglesia primitiva, tuvo desde el principio algunos problemas de división, de introducción de falsos conceptos o doctrinas y otras dificultades, a tal grado que hoy, no solo hay muchas denominaciones o religiones protestantes, sino que hay hasta algunas sectas que nacieron directamente del protestantismo, haciéndole perder su fuerza y su objetividad. Algunos grupos protestantes, mantienen mucho celo y apego a lo que dicen las escrituras, pero hay otros que por otros intereses, se han apartado del verdadero camino, y son los que hacen el trabajo de restarle credibilidad al mensaje de Cristo.
Pero… la pregunta era: ¿Por qué hay tantas religiones?
La primera religión falsa, nació allá en el Edén. Cuando Eva, escuchó la voz de la serpiente, pero que en realidad no era la serpiente, sino que era Satanás mismo, entonces ella y también Adán, tuvieron la ocurrencia de creer aquello que escucharon, y pensaron que Dios podría estar ocultando algún secreto, y podría estar manipulando sus vidas, para retenerlos dentro de algún modo de vivir o conducta que no era precisamente la mejor. Recordemos el diálogo aquel, entre la serpiente y nuestra madre Eva:
La serpiente dijo a la mujer: —¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?—
Y la mujer respondió a la serpiente: —Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis—.
Entonces la serpiente dijo a la mujer: —No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal—.
Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto…
Hay dos razones por las que el hombre tiene muchas religiones.
La primera razón se refiere a su egoísmo, su rebeldía y su falta de temor de Dios. Eva por lo que dejan entrever las escrituras, ya anduvo merodeando por el sector del árbol prohibido, y con seguridad, ya estaba haciéndose algunas preguntas como ¿Qué pasaría si llego a comer de esos frutos? ¿Cuál es la razón para que estén prohibidos? ¿Por qué se llama ‘árbol de la ciencia, del bien y del mal’? ¿Si es un árbol malo, porque lo puso Dios ahí, si él es bueno? ¿Nos oculta algo Dios?, etc., etc. Al poseer Eva, tal estado de ánimo y, cuando escuchó la voz, confirmándole que no moriría y que llegaría a ser como Dios, ella no tuvo absolutamente ningún inconveniente en creer y aceptar aquello, porque eso daba un poco de razón a sus preguntas y a sus deseos. Ella pensó que podría descubrir algo nuevo, que quizá al llegar a ser igual que Dios, ya no tendría que estar de alguna manera sometida a la voluntad de él, sino que sería dueña de su propia voluntad; ella conocería lo que es bueno y lo que es malo, y que dadas las circunstancias, debería ser bueno conocer aquello, porque de no ser así, Dios no lo habría ocultado a ellos; y quizá junto con esto, ella descubriría nuevas y mejores formas de vivir, etc., etc., y fíjese bien, Eva en muchas de estas cosas no estuvo equivocada y logró sus objetivos. Pero, tal como le pasó a Eva, el hombre a través de los tiempos, siempre ha buscado repuestas concretas a sus interrogantes, él desea develar todo misterio y todo aquello que no es explicable, el hombre siempre piensa que gracias a su inteligencia y a su capacidad, algún día logrará vivir mejor, y en algún lugar ideal, que ni siquiera Dios ha sido capaz de proporcionarle, y tantas cosas como esas; y así como a Eva, en la mayoría de los casos, el hombre ha logrado en parte sus objetivos. Observemos nuevamente a Eva; ella y su esposo, conocieron lo que era bueno y lo que era malo, y en ese sentido, sí lograron su objetivo, tal como Satanás se los había dicho; pero ese conocimiento, lejos de solucionarle un problema o lejos de traerle beneficio, le creó un problema, pues ahora sabía por ejemplo que estar desnudo no era bueno, y no solo sentía vergüenza de su desnudez, sino que tuvo que ocultarse de la presencia de Dios, y esta misma acción lo delataba de su mala conducta, quizá sentía que había traicionado a Dios; ahora conocía el sentido de culpa, que antes de aquel momento nunca lo había sentido y nunca tuvo los inconvenientes que ahora tenía. Eva ahora tuvo un afán adicional, ella tenía que conseguir prendas adecuadas, para cubrir su desnudez y la de su marido; y para esa mente y para ese conocimiento, me refiero al que tenían Eva y su esposo, sí era un grave problema; ellos supieron inmediatamente que las hojas de higuera no eran una buena solución, y si no fuera porque la solución vino de Dios mismo, que los ayudó proporcionándoles unos vestidos de piel, ¡Qué problema se echaron encima!. Por otro lado, ella pensó que había descubierto una gran verdad: “No había tal peligro de muerte, al comer de los frutos del árbol prohibido”. Más con el tiempo se convenció de que había sido engañada, Satanás le habló de que no moriría en el momento, pero pasados cerca de mil años más tarde, Eva conoció la muerte, lo que nunca hubiera pasado, si no hubiese cometido ese tremendo error. Pienso que Eva, al darse cuenta de que toda su descendencia conocería la muerte, y que todo eso era por su culpa, realmente sufrió mucho. Pero nada de eso habría sucedido si ella, le habría creído a Dios, aun si las cosas que él le había dicho, parecieran intrigantes o inexplicables. Así, tal cual, le ha sucedido al hombre a través de los tiempos; el hombre busca respuestas a sus interrogantes, y hay veces que descubre cosas que le traen explicación a muchos de los misterios que tiene, pero el descubrir aquellas cosas, casi nunca le ha traído beneficios, y si en alguna forma le parece que esta mejor, no se da cuenta que muchas de esas cosas, le alejan de Dios, y en ese afán de ocultarse de él, cada vez inventa nuevos dioses y nuevas formas de tranquilizar su conciencia. Por eso el hombre tiene cada vez más dioses y tiene cada vez nuevas religiones, pero eso le mantiene muy ocupado y muy alejado del verdadero Dios, tal como Adán y Eva que finalmente tuvieron que salir del paraíso, y permanecer lejos de Dios.
La otra razón por la que el hombre tiene muchas religiones, también la podemos explicar con el pasaje del Edén. Se trata de Satanás, él siempre está presto a contestar a las interrogantes que tiene el hombre, a satisfacer sus anhelos y deseos aunque estos fueran prohibidos, a darles solución aparente a todos aquellos que dentro de su corazón ya decidieron alejarse de Dios, y buscar sus propios caminos. Satanás le enseña al hombre a llamar a lo bueno, malo; y a lo malo, bueno; y lo más terrible es que al hombre esa sugerencia le parece cuerda y con mucho sentido. No morirás, le dijo a Eva, cambiando el sentido del tiempo. No moriría en el instante, pero con el tiempo sí lo haría, sin pasar por decirle que Eva estando en el paraíso, ya era inmortal; aunque ella en esa inocencia que tenían los dos habitantes del Edén, no lo sabía, o no lo podía entender ni dimensionar bien. Pensó fácilmente que ‘NO MORIRÁS’, era de todas maneras mejor que lo que le había dicho Dios; ‘EL DÍA QUE DE ESE ÁRBOL COMIERES, CIERTAMENTE MORIRÁS’. Satanás también dijo: Sabe Dios que si comes de esa fruto serás igual que él. Otra verdad a medias, u otra mentira oculta. Cuando Adán y Eva, comieron del fruto prohibido, evidentemente conocieron el bien y el mal, y en ese sentido fueron igual que Dios, que siempre supo lo que es malo y lo que es bueno; pero Satanás no le dijo que conocer el bien y el mal, casi no le traería beneficios, sino mas bien dificultades; y no le dijo que ser igual a Dios en ese sentido, no lo es todo, porque Dios es muy grande y muy poderoso, y nadie puede de ninguna manera llegar a ser igual que él, en toda su dimensión. Satanás cuando dijo: ‘Sino que sabe Dios, que el día que de ese fruto comieres, serás igual que él’; presentó a Dios ante Adán y Eva, como un ser muy pequeño y vulnerable, obligado a recurrir a los secretos y misterios para no ser descubierto, y para que los demás no lleguen a ser como él o lo superen. Con esos pedacitos de verdad, Satanás logró apartar a la humanidad, completamente de Dios; porque como ellos casi comprobaron que todo lo que oyeron de la serpiente era verdad, por lo menos así pareció en ese momento, cuando Dios los enfrentó, ellos no reconocieron su error, sino que trataron de justificarse. Eva dijo, la serpiente me engaño, y Adán dijo, la mujer que tú me diste me dio y comí. Y así, Satanás continua hasta el día de hoy, actuando de esa manera, mostrándole al hombre pequeñas verdades, que a lo largo del tiempo traen aparente justificación frente a Dios por la conducta de los hombres, y también le trae aparente razón a todo lo que el hombre hace. La gente inventa una nueva religión, y cree que ha encontrado una mejor manera de expresar su devoción a Dios, cree que ha encontrado una mejor manera de interpretar a Dios y por lo tanto cree estar en mejores condiciones frente a Dios, y aunque algunas cosas pueden ser ciertas como en el caso de Eva, al conocer de verdad lo bueno y lo malo, el hombre no se da cuenta que aquello solo le aleja cada vez mas de Dios y que eso solo le trae dolor, cargo de conciencia, confusión y aflicción de espíritu. Satanás se ha hecho el propósito de apartar a la humanidad de su Dios y de alguna manera lo está consiguiendo, porque nosotros los hombres hemos caído en su trampa y le hemos creído sus medias verdades, y las hemos hecho verdades completa;, y lo que Dios nos dice, nos parece absurdo, anticuado, y muy básico. Yo creo que usted ha escuchado o leído a cerca de esas religiones que han empezado, con alguno por ahí, que dice que escuchó una voz, o que tuvo una visión, o que tuvo una revelación, y como esa persona dice que Dios le confirmó que está en la verdad, lo divulga, y no falta el que le cree, y quizá también de alguna forma participa de esas visiones o revelaciones, y se convence y dice que es verdad y así se van haciendo grandes esas religiones, y crecen, y finalmente luchan con tal fuerza, en contra de la verdadera religión, que hasta parece que tienen muchas más razones, que aquellos que predican la palabra de Dios. Así nacen todas las religiones falsas, con voces falsas, con visiones falsas, con encuentros de espíritus de demonio que se disfrazan como ángeles de luz, con revelación de medias verdades.
La Biblia dice enfáticamente: “Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás.” (Dt 12:32), y también dice: “No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso.” (Pr 30:6), y así también nuestro hermano Pablo de Tarso les escribió a los gálatas: “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea maldito.” (Gal 1:8). Por lo tanto, la verdadera religión, es aquella que sigue las escrituras, sin poner nada de lo que está en la mente del hombre. Aquella que a veces puede parecer anticuada, y poco efectiva, pero si así Dios lo dijo, los que siguen a Cristo, solo se limitan a creerlo con todo su corazón y con toda su mente; y esto quiere decir que nosotros podemos analizar lo que nos rodea, podemos pensar y discernir a cerca de lo que estamos haciendo, pero a la vez, nos remitimos al Espíritu de Dios para que seamos enseñados en lo que es verdadero y justo delante de Dios.
Espero haber contribuido en parte aunque sea a contestar esta pregunta, pues en realidad debo decirles que muchas de las cosas que preguntan ustedes mis queridos lectores, son realmente profundas y difíciles de responder en un párrafo tan corto como este. Pero hemos siempre tratado de ser concisos y llanos, tratando de lograr una respuesta adecuada para cada inquietud. Gracias por hacernos llegar estas preguntas, que sabemos que a muchos les animan, y les hacen perder todos sus temores, y les afirman en la fe; pues así como la persona que hizo esta pregunta, hay también muchos otros que piensan y se hacen las mismas interrogantes. Reciban un gran abrazo y que el Señor les bendiga mucho. Amén.

8 de enero de 2012

La Bilbia dice que Jesús eliminó el Pecado del mundo, entonces ¿Porqué aún hay pecado?


Hay muchos pasajes que pueden apoyar esta idea, algunos versículos específicos podrían ser los siguientes:
San Juan 1:29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Isaías 53:12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.
Hebreos 9:28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.
1 Pedro 2:24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.
1 Juan 3:5 Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él.
Colosenses 2:13-15 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.
Gálatas 1:3-4 Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre.
Tito 2:13-14 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
Hebreos 1:2-3 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.

En realidad son interminables los pasajes que hablan de que Jesús nos limpio de todos nuestros pecados, podríamos decir que casi toda la Biblia es un mensaje en este sentido, “Jesús borró todas nuestras rebeliones y pecados con su muerte expiatoria en la cruz”
A simple examen de los pasajes uno podría pensar que tratan de la eliminación del pecado de este mundo, o mejor dicho el pecado de todas las personas que habitan este mundo; y si así lo entendemos, entonces por supuesto que surge la pregunta, tal como la plantea nuestro amigo: ¿Si Jesús quito ya los pecados de este mundo, entonces porque aún hay pecado o porque la gente sigue pecando? Trataremos de responder esta pregunta, lo más sencillamente posible, y sin entrar en análisis muy profundos, que finalmente nos traerían muy poco beneficio.
Cuando decimos que Jesús quitó los pecados del mundo, o mejor dicho cuando la Biblia dice eso, es como si dijéramos: ‘Cuando apareció el jabón en el mundo, se terminó la ropa sucia’ y esto sería verdadero, porque sabemos que el jabón saca toda la mugre de nuestras prendas; pero, por supuesto esto no es automático, debemos usar el jabón para conseguir esos resultados, y aquellos que no lo usan, pues, continúan teniendo ropa sucia en casa. Así, nosotros debemos usar a Jesús o debemos entregarnos a Jesús para poder ser limpios de nuestros pecados, y debemos hacerlo a propósito y voluntariamente, porque no es algo automático.
La acción limpiadora o detergente del jabón procede de una reacción química, que causa la modificación estructural de sus componentes, un álcali y un ácido graso; así también la acción limpiadora de Jesús, nos trae un cambio o modificación de nuestro ser, especialmente en referencia a nuestro proceder con respecto a Dios, no puede haber limpieza duradera si no hay un cambio de conducta, y esa acción transformadora de nuestras vidas la produce Jesús. Pero… ¿Cómo lo hace? Entrando ya a detallar esta acción, diremos que primeramente debemos reconocer que somos pecadores; así como alguien que decide lavar sus ropas, debe reconocer primero que están sucias, pues de lo contrario probablemente no las lave; alguien puede tener la ropa muy sucia, pero si él no acepta que eso es verdad, lo más probable es que no vea la necesidad de lavarlas. Así también sucede con nuestros pecados, si no reconocemos que hemos pecado frente a Jesús, ¿porque tendríamos que ser limpiados? Y Así como toda la gente que viste ropas desde hace algún tiempo, digamos un par de días, aunque no vea mucha suciedad en ellas, debería admitir que algo de suciedad se ha adherido a sus ropas, y por lo tanto para asegurarse de estar limpio, podría lavarlas; así, desde que nacemos, hemos tenido una vida frente a nuestro Dios, y no podríamos pensar que en ningún momento hemos cometido faltas; la Biblia nos asegura que todos hemos cometido faltas, y que por lo tanto todos debemos pedir perdón a Dios por esas faltas, ahí se cumple el primer paso, que es ver la necesidad de ser limpiados de nuestros pecados.
Luego, también tenemos que ver la necesidad de permanecer limpios, que se consigue permaneciendo junto a Jesús. Tal como las personas que deciden andar siempre limpias, tratarán todos los días de no andar por lugares donde se puedan ensuciar, tendrán el suficiente cuidado, y si en algún momento llegan a estar sucias, ellas irán rápidamente a lavar sus prendas; así sucede con Jesús, nosotros podríamos en algún momento cometer algún error, pero pedimos inmediatamente perdón por aquello, y como Jesús es bueno, él nos perdona inmediatamente, y además como él es omnisciente, él sabe perfectamente si nos ensuciamos por que fuimos descuidados o porque en realidad no se pudo evitar. Aquel que peca intencionalmente, posiblemente tenga muchas más dificultades en ser perdonado y en algunos casos quizá no lo será, pero en general él perdonará nuestras faltas.
Por lo tanto, es muy importante confesar nuestras faltas al Señor, para poder ser perdonados, y para poder confesarlas hay que reconocer que se han cometido esas faltas. La Biblia dice: “El que encubre sus pecados no prosperará, mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Pr 28:13), y también dice: “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Ro 10:10). Ved entonces, cuán importante es acudir a Jesús, para poder ser limpios de nuestros pecados. Si todo el mundo lo hiciera, por supuesto que todo el mundo fuera limpio; y se cumpliría ese pensamiento que nos ha planteado nuestro amigo que nos envió esa pregunta; pero por lo menos nos queda claro, que Jesús nos dio la oportunidad de ser limpios de nuestros pecados a todos aquellos que así lo consideran y lo quieren, porque como dicen las escrituras: “El es quien perdona todas nuestras iniquidades, y el que sana todas nuestras dolencias” (Sal 103:3)
Esperamos estar pronto respondiendo a otra de las importantes preguntas que nos han hecho llegar nuestros lectores; a los que queremos decirles que no nos hemos olvidado de ellas, sino que simplemente, estamos trabajando en las respuestas. Que el Señor los bendiga mucho, y que tengan un muy buen año 2012. Amén.

Jim Elliot


ESCRITURA
San Marcos 8:35 “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”
APLICACIÓN
Jim Elliot, un misionero norteamericano, que junto con sus compañeros ofrendó su vida tratando de alcanzar con el evangelio a los indios waorani en las selvas del Ecuador, pensaba: “No es un necio el que entrega, lo que en este mundo no puede retener; para conseguir, aquello que nunca más podrá perder” Ellos se internaron a la selva para intentar un contacto con aquellos indígenas, conociendo bien su agresividad y rechazo de todo aquel que incursionara en su territorio. Para Jim y sus compañeros, era más importante mostrarles a los indígenas el camino de la salvación, que proteger sus propias vidas; finalmente perdieron la vida a manos de los waorani, aunque también lograron ese contacto y bajo ese testimonio, mas adelante estos indígenas aceptaron a Jesús en su corazón, como su salvador. El objetivo entonces se cumplió, tal como Dios lo desea, y tal como Jim pensaba. ¿Para que nos servirá la vida en este mundo, si no la usamos para alcanzar aquella que nunca más perderemos?
ACCIÓN
No solo su vida, sino también su salud, su talento, su dinero, y todo lo que tiene y todo lo que es; de nada le servirán, si usted no los usa para conseguir la vida eterna. Ese es el criterio de Dios, y él desea que usted así lo entienda, y actué en torno a eso. ¿Lo hará a partir de hoy?

8 de diciembre de 2011

¿Hay algún peligro en creer en el rapto pretribulacional?

Continuación....
Mateo 24 El capítulo 24 del libro de San Mateo, es también objeto de discusión, especialmente por el versículo 13, que dice: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo”; aquí los postribulacionistas dicen: ¿entendieron? Dice claramente que el que persevere hasta el fin será salvo, y ese fin, es el fin de la tribulación, por lo tanto la iglesia debe estar aquí en la tierra hasta ese día. Trae consecuencias parecidas, el párrafo que está entre los versículos 29 al 31 que rezan: “E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” Ellos dicen: Aquí dice claramente que el día que Jesús regrese a la tierra y que será después de la tribulación, recién enviará a sus ángeles a juntar a sus escogidos por todo el mundo, entonces ¿Cómo es que la iglesia será arrebatada antes de la tribulación? Analicemos este asunto: A partir del versículo 5 hasta el 13 (por favor revise su Biblia), el Señor Jesús relata todo el periodo de la tribulación, y lo hace de manera resumida por lo que es difícil percibir los eventos de manera particular, pero hasta el versículo 8 probablemente esté hablando de la primera mitad de ese periodo. Desde el versículo 9 hasta el 13 parece tocar exclusivamente la segunda mitad de la tribulación. El versículo 13 que habla de los que perseveren hasta el fin serán salvos, no es una referencia taxativa del fin del periodo de la tribulación, sino más bien es una referencia a que cada cristiano debe ser fiel y perseverante hasta el fin de sus días, pudiendo aplicarse este concepto, incluso a aquellos que han muerto antes del arrebatamiento o antes de la tribulación. Todo el que persevere hasta el fin de sus días, será salvo; por supuesto que hay que incluir a aquellos que perseveren hasta del fin de la tribulación. En el versículo 14, Jesús trata de destacar un evento muy importante del periodo final, y habla de la predicación del evangelio principalmente por los dos testigos, en el segundo periodo de la tribulación, es decir en los últimos tres años y medio; es tan especifico el Señor, al señalarnos el tiempo de predicación del evangelio, que en Apocalipsis dice: “Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio” (Ap 11:3), mil doscientos sesenta días que son tres años y medio. Este versículo, el 14, también termina con la palabra ‘fin’; porque abarca hasta el final de la tribulación. Desde el versículo 15 hasta el 31 el Señor comenta algunos detalles exclusivos de la gran tribulación, vale decir de los últimos tres años y medio de ese periodo, y parte citando a Daniel, quien dijo: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador” (Dn 9:27) Daniel en este versículo menta toda la tribulación, por eso dice ‘y por otra semana’; usted debe saber que se trata de una semana de años, y por lo tanto son siete años, pero a la mitad de la semana, o sea hacia los tres años y medio, el Anticristo, a quien Daniel llama el desolador, hará cesar el sacrificio y la ofrenda, rito judío que se reanudará en Jerusalén seguramente en los primeros meses de esa semana de años; a ese hecho le llama Daniel, confirmar el pacto con muchos, refiriéndose principalmente a los judíos que harán un pacto con el Anticristo para reanudar los ritos en el templo de acuerdo a la ley de Moisés; pacto que será visto seguramente como un gran avance del pueblo judío, pues lo más probable es que ellos en ese momento no se den cuenta que están frente al hijo de perdición. La muchedumbre de las abominaciones que menciona Daniel incluye lo que dijo Jesús en el verso 15, ‘la abominación desoladora’; o el intento del desolador o Anticristo de invadir Israel, la guerra de Armagedón y hasta el final cuando todo el poder de Jesús se derrame contra el desolador o Anticristo. Jesús parte en el versículo 15 entonces y relata la gran tribulación, relato que concluye en los versículos 30 y 31 que dicen: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” Aparece Jesús, viniendo en las nubes, y en esa venida, todo ojo le verá (Ap 1:7) tal como lo dicen las escrituras. Esa será la segunda venida de Jesús a la tierra. Y juntará a sus escogidos de todas partes del planeta, porque muchos de los creyentes que les ha tocado vivir en la tribulación, especialmente judíos, estarán vivos. Ellos han sido perseguidos, y martirizados por el Anticristo, pero en el tiempo de su venida estarán vivos, y no habrán ascendido a los cielos, ellos no pertenecieron a la iglesia, porque no se arrepintieron en el periodo de la iglesia, pero llegarán a ser salvos porque creyeron en Jesús y le entregaron su corazón durante el periodo de la tribulación; a ellos Jesús los juntara usando sus ángeles. Recordemos que 144.000 judíos, fueron sellados para Dios en el capítulo 11 de Apocalipsis, y esto fue en los primeros tres años y medio del periodo tribulacional, y posiblemente muchos de esos judíos hayan muerto en la gran tribulación a manos de Anticristo, pero muchos de ellos deben estar vivos, y ellos serán reunidos por los ángeles en el día en que Jesús venga. Aquí con toda seguridad se produce la confusión, por que los de la teoría postribulacional, piensan que estos escogidos a quienes el Señor juntara de los cuatro vientos, son la iglesia. El hecho de que el día del regreso de Jesús a la tierra, haya gente creyente viva, no parece ser un privilegio exclusivo de los judíos, seguro que habrá también algunos gentiles, o no judíos, que por la misma razón que estos, se mantendrán fieles hasta el final de esos días. Pero el hecho de que haya creyentes ese día, en ninguna parte de la Biblia deja entrever que serán solo gentiles o creyentes en Cristo convertidos solo por la fe y la gracia, como es la opción de la iglesia; por el contrario, de que esa gente pertenezca al pueblo de Israel, hay muchísimos pasajes que lo afirman de manera categórica. Veamos como muestra algunos de esos pasajes: “¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado. En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre, sino que servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré” (Jer 30:7-9) Aquí Dios llama a los judíos sufrientes en los días finales de la tribulación ‘tiempo de angustia para Jacob’ Recuerde que Jacob es otro de los apelativos que se le da al pueblo de Israel, y cuando menciona que quebrara el yugo y las coyundas de Israel, es porque ese día será el final de la opresión para ese pueblo, y luego se le llama rey David, al rey que en este caso es Jesús, quien gobernará el mundo luego de esa batalla final. El profeta Sofonías también escribió: “Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén. Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos; Jehová es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal” (Sof 3:14-15) Este pasaje también habla exclusivamente de los israelitas, quienes hayan pasado por la tribulación vivirán esa alegría y regocijo, y nunca más verán el mal. Jesús mismo, en el pasaje que estamos analizando, o sea Mateo 24 dijo: “Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo” (Mt 24:20) Al decir Jesús que su huida no sea en día de reposo, se refiere exclusivamente a los judíos, quienes según la ley no deben realizar trabajos en los días de reposo (Ex 20:8-10) y según el antiguo sanedrín, se había establecido que quien recorra una distancia mayor a mil pasos, sería considerado trabajo y por lo tanto una grave falta al mandamiento de Jehová. Jesús lo dijo para incentivarlos a la oración principalmente, pero también pensando que muchos al no poder huir de sus enemigos por la limitación de recorrer un trecho tan corto, serían presa fácil de sus perseguidores. También hay por supuesto pasajes que mencionan a gente no judía, atravesando la tribulación, o sencillamente dan a entender que serán tanto gentiles como judíos; veamos una pequeña muestra: “Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos” (Zac 14:16) Aquí dice claramente que mucha gente que vendrá a favor o en contra del Anticristo a la llanura de Armagedón, sobrevivirá a esa guerra; es posible que algunos que eran contrarios a Jesús se conviertan a él en esa guerra, y sobrevivan, porque lo que es seguro, es que ningún contrario a Jesús sobrevivirá; pero todos los que logren pasar esa terrible guerra, y que provengan de cualquier nación del mundo, en los años subsiguientes, subirán o irán a Jerusalén a adorar al rey Jesús y a celebrar la fiesta de los tabernáculos. Jesús al también mencionó a todas las naciones del mundo cuando dijo: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (Mt 24:31) Dicho en otras palabras, los ángeles juntarán a los escogidos de todos los lugares de la tierra, y esto incluye por supuesto, a gentiles. Pero aún no hemos aclarado la confusión; porque los que discuten que esas personas de todo el mundo, que acabamos de ver pasando por la tribulación y que vivirán con Jesús después de ese periodo, son la iglesia, podrían tener razón y aunque tratáramos de defender nuestra posición diciendo que también habrá judíos entre esas personas, no nos serviría, porque los judíos también pueden pertenecer a la iglesia si se convierten a Cristo; entonces quedaría claro de que la iglesia no tiene arrebatamiento y pasa por la tribulación, tal como ellos lo enseñan. Pero… ¡No, no! La iglesia según la Biblia será arrebatada y no pasará por la tribulación, porque no nos ha puesto Dios para ira, o sea para pasar por el día de su ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo; tal como lo dice en el libro de 1 Tesalonicenses 5:9, y los pasajes que hablan de esto son específicos y ya los hemos comentado. Lo que debemos entender, y en esto hay que tener cuidado; es qué clase de salvación tiene la iglesia, y qué clase de salvación tienen esas personas que pasan por los días de la tribulación. Por ejemplo en la dispensación de la fe, Abraham para ser salvo solo necesito eso, fe; eso implicaba creerle a Dios que Sara tendría un hijo siendo ella ya anciana con más de 90 años, significaba obedecer a Dios y sacrificar a su propio y único hijo, y cosas como esas; porque la Biblia dice que: ‘Abraham creyó a Dios, y eso le significó ser reconocido como justo’ (Gal 3:6, Stgo 2:23, etc.) ; en la era de la ley, se necesitaba cumplir con los ritos establecidos en ésta, y así ser salvos; mas en la dispensación o era de la gracia, la cual es la era de la iglesia, la salvación es así, ‘por gracia’. ¿Qué significa esto? Significa que la era de la fe, la era de la ley y finalmente todas las eras anteriores han venido a cumplir un rol con consecuencias acumulativas en la conversión del hombre de estos días. Porque la fe de Abraham fue muy diferente a la fe que necesitamos nosotros; Abraham no veía absolutamente nada, él solo oyó la voz de Jehová y partió con rumbo desconocido, llegó a Canaán como Dios le dijo, pero la tierra estaba ocupada, anduvo como errante de un lugar a otro buscando donde posar, y finalmente fue hasta Egipto en busca de un poco de pan, como dicen las escrituras, ‘fue un arameo a punto de perecer’ (Dt 26:5), fue uno que cuando Dios le prometió que de él sería la tierra de Canaán, sin poder comprenderlo preguntó ¿en qué conoceré que la he de heredar? (Gn 15:8); pero a pesar de lo incomprensible de las propuestas de Dios para él, Abraham creyó a Dios. Nosotros también necesitamos una fe, pero nosotros tenemos un panorama muy amplio delante de nuestros ojos, nuestra fe esta cimentada en hechos reales, nosotros tenemos cumplidas muchas de las promesas de Dios, incluidas las promesas hechas a Abraham, a David y a otros profetas, y solo necesitamos mirar los hechos, y reaccionar; solo necesitamos mirar a la cruz de Cristo, y creer que lo que viene por delante es una realidad; quiero decir que la fe de nosotros es mucho mas sencilla que la fe de Abraham, porque tiene muchísimos más elementos en qué sustentarse. Así también la era de la ley, cumplió en nosotros su importante rol de hacernos ver que somos pecadores y que sin la gracia de Dios, nos es imposible presentarnos delante de él como justos. Podríamos argumentar a cerca de cada una de las eras pasadas, para ver como ellas han influido en nosotros, pero nos extenderíamos mucho; lo importante es que usted vea que la salvación ha sido un tanto diferente para las personas en las diferentes etapas o dispensaciones. La salvación en la era de la iglesia es por gracia para los que tienen fe en Jesús y se han constituido en un grupo que metafóricamente representa el cuerpo de Cristo y que se llama ‘La Iglesia’. Las escrituras dicen que Cristo es la cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo y él es su Salvador (Ef 5:23) pero, ¿Salvador de qué? Salvador de que su cuerpo pase por la tribulación. Y si nos trasladamos a los días de la tribulación, veremos que la gente de esos días, sabrá muy bien los hechos del arrebatamiento de la iglesia, seguramente estará consciente de que perdió su gran oportunidad de ser salva por gracia, conocerá en persona al Anticristo, vivirá en carne propia la difícil situación alimentaria y climática de esos últimos días, sabrá que todo eso fue predicado y advertido en la era de la iglesia, entonces casi no necesitará fe, porque lo que a nosotros nos cuesta creer, para ellos será una realidad; podríamos decir que ellos se salvarán casi por su valentía y por su determinación al enfrentarse al Anticristo, por negarse a recibir la marca de la bestia, y no tanto por creer en Jesús; pues si nosotros los de la era de la iglesia, tenemos muchos elementos que nos ayudan a creer en Jesús, ellos tendrán mayores razones de hacerlo, por lo que creer en Jesús no será el problema, sino que la razón de su salvación será la determinación de vencer o resistir al Anticristo; de esta forma podríamos decir que ellos se salvarán casi mas por obras que por gracia; ni siquiera estará el Espíritu Santo para ayudarlos como lo hace hoy con nosotros. Daniel hizo una mención muy importante a la forma en que esas personas se salvarán, con respecto a la ayuda de parte de Dios para ellos, él escribió: “Y en su caída (a manos del Anticristo) serán ayudados de pequeño socorro…” (Dn 11:34) Serán ayudados muy poco, pues ni siquiera la predicación del evangelio estará tan al alcance para esas personas, el profeta Amos escribió: “E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán” (Am 8:12) La salvación para los que pasen por la tribulación será entonces producto de la decisión y valentía de esas personas, ayudadas de pequeño socorro de parte de Dios. Hay pasajes que hablan de esto claramente, veamos lo que escribió Daniel por ejemplo: “El (Señor) respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán” (Dn 12:9-10) Este pasaje que se refiere principalmente a los judíos, dice que la gente de la tribulación será limpiada y emblanquecida de su pecado; eso significa que tendrá que atravesar por momentos de dolor y sufrimiento, pero así serán salvos; ahora, en la era de la iglesia, está la posibilidad de ser salvos sin ni siquiera pasar por muchas pruebas, porque está disponible la gracia de Dios, pero en aquellos días los entendidos, o sea los que de alguna manera se den cuenta que la única vía de salvación es resistir al enemigo hasta la muerte, ellos serán salvos; no sucederá así con los impíos, ellos por supuesto, como en toda época, no entenderán nada, y continuarán con su vida de pecado. Otro pasaje dice: “¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia. Y será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, y como en los años antiguos” (Mal 3:2-4) Otro pasaje más decidor que los anteriores: “Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en ella, y se perderán; mas la tercera quedará en ella. Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El (se refiere a Israel) invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios” (Zac 13:8-9) Por supuesto que no se trata de decir que en la era de la gracia las personas no pasan por pruebas; hay pruebas, y también hay sufrimiento, persecución, martirio y muchas cosas de esas, que a muchos les ayudan y les bendicen para que se aferren a Dios, y a muchos les confunden y les hacen renegar de Dios, tal como ocurrirá también en los días de la tribulación; pero el creyente de la era de la gracia, no se será probado al mismo nivel de los de la tribulación; pues Jesús mismo dice en el versículo 21 de este capítulo que estamos analizando: “porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora ( o sea hasta esos días) ni la habrá” esos días serán terribles y nadie que haya vivido antes de esa época los puede conocer. Pero el creyente de la era de la iglesia tiene que tener más fe que los de la tribulación, porque muchas de las cosas que espera, están mas allá de esta era, y como dice la propia palabra de Dios, sin fe, nadie podrá agradar al Señor (Heb 11:6). Así como también en el tiempo de la tribulación existirá una cierta gracia o favor de parte de Dios y de su Espíritu, esto que Daniel le llamó ‘pequeño socorro’, y también ellos tendrán que tener algo de fe, pues aún quedarán cosas por venir, pero la situación es muy diferente y ellos deberán actuar en razón de la realidad que viven para ser salvos. Es bueno decir aquí, que para el hombre es mucho más difícil ser salvo por gracia en esta era, que por las obras de valentía de los días de la tribulación; para muchos de nosotros pasar por el valle de sombra y de muerte nos hace más bien que mal, y por eso creo que serán más los salvos, en proporción digo, del tiempo tribulacional que del tiempo de la gracia. También están por supuesto aquellos que en el sufrimiento se ciegan y no pueden ver la mano de Dios tratando de limpiarlos de su pecado con la lejía del dolor; hay un pasaje en Apocalipsis que grafica esto muy claramente: “El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria. El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas, y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras” (Ap 16:8-11) No todo el que sufre dolor se convierte a Dios, sino solo aquellos que tienen entendimiento y están dispuestos a humillarse delante de él; los demás como dice el pasaje, morderán de dolor sus lenguas, pero seguirán blasfemando el nombre de Dios. Para terminar este pequeño comentario del capítulo 24 de San Mateo, diremos que en los versículos 35 al 39 el Señor amonesta y llama a creer en lo que él está diciendo, porque han pasado otras ocasiones, (los días de Noé) en que los hombres han dejado escapar por descuido sus mejores oportunidades. Pero en los versículos 40 y 41, el Señor pasa a comentar detalladamente cómo será el momento en que se produzca el arrebatamiento, dice: “Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada.” No es una regla, que uno será tomado y el otro será dejado, pero nos enseña claramente que algunos si serán arrebatados y otros no. El día que venga por segunda vez el Señor Jesús con sus santos ángeles, casi podrá ser calculado; ya hemos hablado de eso y la Biblia da periodos de tiempo exactos. Una vez que empiece la tribulación, solo será cosa de contar los siete años que durará esta y luego vendrá el Señor. O cuando terminen los mil doscientos sesenta días de predicación de los testigos de Dios (Ap 11:3) o cuando pasen los cuarenta y dos meses del dominio de la bestia o Anticristo (Ap 13:5), etc., quiero decir que el día en que Jesús regrese a la tierra por segunda vez, será perfectamente predecible; pero… ¿Por qué entonces algunos versículos al final del capítulo 24, dan a entender que nadie sabe el día ni la hora en que el Señor vendrá? (v 42, 44, 50) Porque el día y la hora que nadie sabe, es el día y la hora del arrebatamiento de la iglesia, ese día se producirá cuando la gente menos lo piense y es un día que según la Biblia nadie sabe, ni siquiera los ángeles, sino solo el Padre, como dice el versículo 36. La gran muchedumbre Otro punto controversial, es la gran muchedumbre. El pasaje que habla de eso, dice: “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.” (Ap 7:9-10) Y más abajo el pasaje dice: “Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (Ap 7:13-14) Como usted puede leer, esa gran muchedumbre esta allá en el cielo, delante del trono y en la presencia del Cordero, quien es Jesús, y ellos han salido de la ‘gran tribulación’; para los postribulacionistas o para algunos de ellos, para los que aceptan que de alguna manera habrá arrebatamiento aunque sea al final de la tribulación, porque algunos de ellos piensan que no hay arrebatamiento a los cielos; más para los primeros, esta es una confirmación de que la iglesia que en este caso sería esa gran muchedumbre, ha pasado por la tribulación y recién ha sido arrebatada al final de ella; viéndolo así, ciertamente es un buen argumento a su favor. Para aquellos que niegan la posibilidad de un arrebatamiento literal, este pasaje pasa a ser un grave problema. Y… ¿Qué dicen los pretribulacionistas? Para nosotros esa gran muchedumbre no es la iglesia, pero sí estamos de acuerdo que ellos han sufrido en la gran tribulación, han muerto a manos del Anticristo y ahora están en el cielo. Algunas de nuestras razones para decir que no pertenecen a la iglesia, son estas: Pablo escribió: “y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros” (2 Tesalonicenses 1:7-10). Si bien esta es una carta a los Tesalonicenses, de alguna manera es también una profecía que hace referencia a estos dos grupos de salvos: los de la era de la iglesia que son arrebatados a los cielos antes de la tribulación, y los de la era de la tribulación que mueren y son arrebatados a los cielos, y que forman esta gran muchedumbre. Pablo dice claramente, a vosotros que sois atribulados o que vivisteis en la tribulación, el Señor les dará reposo con nosotros o junto a nosotros, Pablo se cuenta entre los de la iglesia. ¿Cuándo? Cuando se manifieste el Señor Jesús y sus ángeles desde el cielo al final de la tribulación. Apocalipsis 7:14 dice: “Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” Si examinamos con detenimiento este pasaje, nos podemos dar cuenta fácilmente que esta gran muchedumbre no es la iglesia, porque ellos, los de la gran muchedumbre han lavado y emblanquecido sus ropas en la sangre del Cordero. Esto denota la terrible lucha que han tenido que soportar y vencer para poder ser merecedores del cielo, por lo tanto no han sido salvos como los de la iglesia, que han gozado de la abundante gracia de Dios para estar también allí. Incluso más abajo, en versículo 16 dice que ellos ya no sufrirán hambre ni sed, ni tampoco ese sol dañino de los días de la tribulación, les hará más daño; en contraposición a los de la era de la iglesia que cuando sean arrebatados, estarán moliendo en molinos, pastando sus ganados en el campo y pensando confiados en que quizá el Señor aún no vendrá. Pero… ¿Acaso no será probada la iglesia? Si. Por supuesto que será probada, pero la prueba no significará pasar por la tribulación. Muchos piensan que esta es la prueba que debe pasar la iglesia, para demostrar su fidelidad a Dios; pero razonemos en lo siguiente: La iglesia tiene más o menos 20 siglos de existencia, y dentro de ese periodo, mucha gente que perteneció a la iglesia de Dios ha muerto, ellos no tuvieron oportunidad de pasar por la tribulación, y si en la tribulación se lleva a cabo la prueba, ¿cómo pasarán esa prueba ellos? No es posible que algunos pasen por el periodo de prueba y otros no, creo que eso sería injusto; por lo tanto, el periodo de la tribulación no es la prueba de la iglesia. Y… ¿cómo será entonces probada? La iglesia, ha vivido diferentes etapas: La época primitiva, donde los datos a cerca del Mesías estaban cercanos; luego la intromisión de doctrinas y ritos paganos, cuando la iglesia se fusionó con el imperio romano y se hizo universal o católica; etapas de oscurantismo, donde no había siquiera Biblias para leer; épocas en que se debió defender la fe, poniendo incluso la vida por entre medio; épocas de libertad absoluta, donde los hombres gozan de todo tipo de bienestar y toda la información está expedita y al alcance de todos, en fin; cada cual en su momento, ha sido probado, ya sea de manera individual o como grupo o iglesia, muchos quizá demostraron a Dios su fidelidad, con la lucha, con sus propias vidas, pero para muchos esa prueba se reduce solo a creer y vivir de acuerdo a los deseos de Cristo. No se piense que los que sufren solo son probados, debemos entender que la prueba más dura de pasar es precisamente aquella en que no hay sufrimiento ni enfermedad, ni necesidad. Los hombres que les toca pasar por este tipo de prueba, generalmente no la pueden pasar exitosamente, ellos no se aperciben del peligro que corren, y es posible que ni siquiera lleguen a ser salvos, destinando así a pasar sus vidas en eterna condenación. Esta completamente demostrado que esto es así, pues en tiempos difíciles, mucha gente ha llenado las iglesias, y a luchado contra toda adversidad a fin de ser salvo, pero en los tiempos de bonanza, el hombre generalmente tiende a alejarse de Dios y a desechar toda oportunidad de salvación que se le presenta. Para terminar y poner como ejemplo, transcribiré unos versículos que demuestran esto que vengo diciendo, y que en su momento fue el error de Israel cuando llegó a la tierra prometida; mientras ellos no tenían pan, ni agua en el desierto, ellos de alguna manera se aferraron a Dios, pero cuando llegaron a la tierra que fluía leche y miel, ellos se olvidaron de su salvador. El pasaje dice: “Porque la porción de Jehová es su pueblo; Jacob la heredad que le tocó. Le halló en tierra de desierto, Y en yermo de horrible soledad; Lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo. Como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas, Jehová solo le guió, y con él no hubo dios extraño. Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra, y comió los frutos del campo, e hizo que chupase miel de la peña, y aceite del duro pedernal; mantequilla de vacas y leche de ovejas, con grosura de corderos, y carneros de Basán; también machos cabríos, con lo mejor del trigo; y de la sangre de la uva bebiste vino. Pero engordó Jesurún, y tiró coces (Engordaste, te cubriste de grasa); entonces abandonó al Dios que lo hizo, y menospreció la Roca de su salvación. Le despertaron a celos con los dioses ajenos; lo provocaron a ira con abominaciones. Sacrificaron a los demonios, y no a Dios; a dioses que no habían conocido, a nuevos dioses venidos de cerca, que no habían temido vuestros padres. De la Roca que te creó te olvidaste; te has olvidado de Dios tu creador.” (Dt 32:9-18) En la era de la gracia hay mucha bendición para los que se salvan de pasar por la tribulación, pero también es el tiempo en que para los hombres es mucho más difícil pasar la prueba, aquí necesitamos detenernos un momento y meditar en cómo estamos pasando la prueba que está delante de nosotros. En medio de toda la abundancia y comodidad en que hoy vivimos, debemos estar mucho mas agradecidos de nuestro Dios, debemos estar mucho más aferrados a su gracia, porque nadie, en ninguna otra era, ha tenido estas regalías y ventajas de las que nosotros gozamos hoy; pues Jesús cuida y ama a la iglesia, tal como lo hace un marido amante de su esposa, la palabra dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. (Ef 5:25-30) Primeramente Jesús purifica a la iglesia, mediante el agua del bautismo y la palabra de Dios, que es la Biblia, la que hoy esta tan al alcance de todos; no dice aquí que la purifica con el dolor y sufrimiento, la iglesia no blanqueará sus ropas en la sangre del Cordero, como lo tendrán que hacer los que pasarán por la tribulación. Luego dice que Cristo mismo se entrego a la muerte, a fin de santificar a la iglesia, pero los que pasarán por la tribulación, tendrán que ofrendar sus propias vidas para ser reconocidos como santos. Cristo ama a la iglesia como un hombre ama su propio cuerpo, al cual nadie descuida y somete a propósito al dolor y sufrimiento, nadie aborreció jamás su propio cuerpo, y nosotros somos el cuerpo de Cristo, somos carne de su carne y hueso de sus huesos, por lo tanto no seremos sometidos a dolor y tribulación. De alguna manera esperamos haber contribuido a contestar vuestras inquietudes y despejar vuestras dudas acerca del arrebatamiento de la iglesia. No hay ningún peligro en creer en esta doctrina, porque es una doctrina basada en las escrituras, y los que predican lo contrario, usted mismo los puede juzgar. Ustedes deben apegarse al Santo Espíritu para ser enseñados en toda buena doctrina, pues él siempre está presto para guiarnos a toda verdad. Mientras tanto estamos preparando alguna otra enseñanza, estar siempre atentos a estas publicaciones. Que Dios les bendiga muy ricamente. Amén.

7 de diciembre de 2011

El final del cuento

ESCRITURA 1 Tesalonicenses 5:9-10 “Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él” APLICACIÓN Un hombre que leía una novela de acción e intriga, al ver que una muchacha inocente había sido secuestrada por unos sinvergüenzas; finalmente, no pudo resistir la tentación de saber cómo terminaría aquella historia, así que decidió leer el final. Quedo tranquilo al enterarse de que la niña al fin, era liberada sana y salva; y que aquellos hombres malos del cuento, tuvieron su merecido. Esa es la misma tranquilidad que deberíamos sentir nosotros, pues si bien el mundo tiene aflicción de espíritu por la incertidumbre de no saber cómo terminará todo; nosotros sabemos al leer la palabra de Dios, que la iglesia al igual que esa muchacha, al final será liberada sana y salva, y que los malvados tendrán su justo castigo; porque a aquellos que han creído en su nombre, no los ha puesto Dios en este mundo para ira, o mejor dicho, para ser castigados en el día de su ira, sino para alcanzar la salvación eterna. ACCIÓN Seguro que usted no puede estar indiferente, cuando se da cuenta de que el mundo avanza hacia un final que se pinta catastrófico; pero debe saber que usted puede tener un final feliz, o uno triste. El Señor le invita hoy personalmente, a escoger ser parte de aquellos que no probarán su ira, sino que vivirán para siempre con él. Amén.

9 de noviembre de 2011

La roca de nuestra salvación


ESCRITURA
Isaías 14:13 “Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte”
APLICACIÓN
Una noche nublada en el mar, el capitán de un barco vio lo que parecían las luces de otra nave que se dirigía hacia la suya. Hizo que su encargado de comunicación por luces se contactara con el otro barco. ―Cambie su curso diez grados al sur ―envió el mensaje. ―Cambie usted su curso diez grados al norte ―recibió la respuesta. ―Soy un capitán ―Contestó el comandante―, así que cambie su curso diez grados al sur. ―Soy un marino de primera clase ―recibió como respuesta―, y cambie su curso diez grados al norte. Este último intercambio enfureció de veras al capitán, así que devolvió la señal. ―Soy un acorazado… cambie su curso diez grados al sur. ―Yo soy un faro. ¡Cambie su curso diez grados al norte!
El barco de Satanás parece un acorazado y él no cambiará de rumbo, se estrellará y su fin será desastroso; usted no viaje en esa nave; usted debe buscar urgente aquella roca donde está la luz, que es Cristo, solo ahí estará seguro.
ACCIÓN
“Jehová, roca mía y castillo mío, mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio” (Sal 18:2) Haga de este versículo, su oración y su consigna desde hoy. Amén

¿Hay algún peligro en creer en el rapto pretribulacional?


Hay un gran sector de la cristiandad que cree en el ‘rapto’ o arrebatamiento de la iglesia, y muchos de los que creen esto dicen que será un evento pretribulacional. Es decir, creen que la iglesia será arrebatada a los cielos en un momento determinado; algunos creen que eso será de forma secreta, sin que nadie se dé cuenta, otros piensan que será a la vista de todo el mundo, y otros probablemente no se preocupen de la forma en que eso sucederá, pero sí están de acuerdo en que el ‘rapto’ será una realidad para la iglesia.
Por otro lado, tenemos a aquellos que se niegan completamente a aceptar que aquello que venimos diciendo, suceda; y ellos tienen un montón de razones para demostrar que ese rapto o arrebatamiento nunca sucederá; y muchos de sus argumentos son de tal peso, que hacen temblar las bases de los que promueven el rapto pretribulacional. Hay también un sector que se encuentra entre la mitad de estas dos posiciones; y se han llamado los ‘midtribulacionalistas’; ellos también tienen su argumentos, que en cierta forma también son validos.
Le invito a revisar brevemente estas posiciones; digo brevemente, porque estas teologías están basadas en estudios bastante profundos y exhaustivos de la palabra de Dios, y que han traído como fruto, un cierto fraccionamiento de la iglesia; división que por supuesto, no nos trae ningún beneficio. Los que promueven el rapto pretribulacional, o sea que el rapto será un instante antes de que empiece la tribulación, tienen la mejor interpretación de los pasajes bíblicos, que se refieren a este tema; ellos enseñan de que uno de los propósitos del rapto es el de evitar que la iglesia pase por la tribulación. Si bien, los que están en contra de esta enseñanza, tienen buenos argumentos para rechazar esto, podríamos decir que ellos no profundizan mucho en el análisis de los versículos en cuestión y pareciera que más bien se dedican a argumentar en contra de cada una de las razones que presentan los pretribulacionalistas para afirmar lo que creen.
Antes de continuar con nuestra explicación, diremos que pretribulacionalismo o pretribulacionismo, se denomina a la enseñanza que afirma que la iglesia será arrebatada antes de la tribulación; el midtribulacionalismo o midtribulacionismo, enseña que la iglesia será arrebatada en la mitad de la tribulación; y postribulacionalismo o postribulacionismo, es enseñar que la iglesia pasará por la tribulación; algunos postribulacionalistas afirman que el arrebatamiento será después de la tribulación y otros indican que definitivamente no habrá tal arrebatamiento. A continuación analicemos algunas de las razones que están en conflicto:

Apocalipsis 4:1-2
Uno de los primeros puntos conflictivos con los que se encuentran las personas que leen a cerca de esta guerra de argumentos en contra y a favor del rapto pretribulacional, está en Apocalipsis 4:1-2, que dice así: “Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado”
Es verdad que la enseñanza del rapto pretribulacional, es muy posterior a la que dice que no habrá tal rapto y que la iglesia estará siempre aquí en la tierra hasta la venida de nuestro Señor Jesús, y que por lo tanto pasará por toda la tribulación y que como ya hemos dicho ellos son los postribulacionalistas. Cuando los primeros estudiosos comenzaron a discernir estos temas y aceptar la idea del rapto, que por lo demás siempre ha estado en boca y mente de muchos a través de la historia, pero que no se había agrupado como enseñanza; ellos argumentaron que uno de los versículos que apoyaba la idea de que la iglesia sería arrebatada a los cielos, era precisamente este, que dice ‘sube acá’; ellos dijeron que era una mención a la iglesia siendo invitada a subir a los cielos. También es verdad que después que se estableció el rapto como una enseñanza, algunos estudiosos o teólogos pretribulacionalistas, como el Dr. Walvoord, Thomas y otros, reconocieron que estos versículos no enseñan que es a la iglesia, a quien se invita a subir al cielo, sino al mismo Apóstol Juan. Este solo hecho sin embargo, no puede echar por tierra una enseñanza tan grande y completa como es la enseñanza del arrebatamiento pretribulacional; porque si bien puede ser antojadiza la pretensión de enseñar que en Apocalipsis 4:1-2 se está invitando a la iglesia a subir a los cielos, hay que decir que en todas las doctrinas hay gente que por defender la posición de su creencia, cae en error o en exceso, pero el comentario de uno o de unos pocos, no puede echar por tierra lo que han dicho, entendido y discernido muchos otros. Nosotros decimos a favor de los que promueven la teoría del rapto, que estos han conseguido afirmar su enseñanza en muchos y mejores argumentos que el que está en Apocalipsis 4, tal como lo veremos más adelante; pasando a ser este versículos un argumento mínimo en contra de los pretribulacionalistas.

¿Cristo vendrá tres veces?
Otra de las opiniones en conflicto, se produce cuando nosotros los dispensacionalistas, pretribulacionales decimos que Jesús vendrá a buscar a su iglesia, y que en un momento la iglesia será arrebatada para reunirse con Cristo en el aire, tal como dice el pasaje que sigue: “Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1Tes 4:15-17).
El desacuerdo de los postribulacionalistas o postribulacionistas en este punto, es que dicen: Ustedes están diciendo que Cristo vendrá a buscar a su iglesia, entonces ¿esta será la segunda venida de Cristo? Y, cuando venga al final de la tribulación, con sus santos, para iniciar el milenio, ¿se producirá una tercera venida? ¡Nunca leímos en la Biblia a cerca de una tercera venida!
Pareciera que ellos tienen mucha razón cuando lo plantean así, porque al final del periodo llamado ‘la gran tribulación’ Jesús regresará a la tierra tal como está descrito en Ap 1:7, 19:11-16, Hch 1:11, He 9:28, Zac14:4, y tal como lo dijo Jesús mismo: “Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria” (Lc 21:27) y también lo mencionan muchos otros pasajes bíblicos. Estamos muy de acuerdo que esto que dicen estos últimos versículos, se refiere a la segunda venida de Cristo, esa venida donde todo el mundo le verá, esa que indica que él asentará sus pies sobre el Monte de los Olivos, etc.; pero la Biblia, en 1Tes 4:16, no dice que Cristo vendrá a la tierra, simplemente allí dice que ‘descenderá del cielo’, más eso no significa que descenderá hasta tocar la tierra. Sin embargo, es bueno reconocer que muchos de nosotros al decir que ‘el señor vendrá a buscar a su iglesia’, damos a entender que el Señor vendrá a la tierra a buscar a la iglesia, y esto puede ser entendido como una segunda venida. Más la verdad es que: si suponemos que el cielo es un lugar lejano, probablemente Jesús descenderá un tanto hacia la tierra, pero no llegará hasta aquí; solo lo hará hasta una cierta altura, para recibirnos allí en el aire, porque eso es lo que dice el pasaje claramente ‘para recibir al Señor en el aire’. Entonces esto no puede llamarse una venida de Cristo a la tierra. Creemos que este descenso no será visto por las personas que se queden en este mundo, y lo creemos así porque la Biblia no lo confirma en ninguna parte; por lo tanto es muy fácil suponer que así será. El descenso de Cristo no será visto por las personas porque hasta donde él lo haga lo más probable es que el ojo humano no logre alcanzar. Esta no es entonces la segunda venida de Cristo, solo es el arrebatamiento de la iglesia, por lo que el argumento de los postribulacionistas no es válido.

Y… ellos continúan. ¡Pero dice que será al toque de la final trompeta! Y, esa es la séptima trompeta, que se toca al final de los días de la tribulación, por lo tanto ¿Cómo dicen ustedes de que no pasará la iglesia por la tribulación?. (Ap 11:15)
La expresión de ‘la final trompeta’, ha sido sacada de otro pasaje que está en 1Co 15:52, y que dice: “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados”; y como usted ya leyó en 1Tes 4:16, menciona también a esta trompeta, porque se trata del mismo evento; pero aún así, nadie puede asegurar de que esa es la séptima trompeta de la cual se habla en Apocalipsis (Ap 11:15). La expresión trompeta final, bien puede referirse a la última trompeta que escuchará la iglesia como señal de su arrebatamiento, la ultima trompeta de la dispensación de la gracia, o quizá alguna forma de expresar que con un toque de trompeta termina una era. Por otro lado, es probable que no se trate precisamente de una trompeta, pues examinemos el resto de la expresión en 1 Tesalonicences, donde dice: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios”; aquí podríamos entender que esa expresión simplemente quiere reforzar la idea de que será Dios mismo el que hablará, y que esa voz, será tan potente como el de una trompeta; Jesús también dijo algo parecido, al referirse a un evento muy posterior al que venimos tratando: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (Mt 24:31), aquí se entiende claramente, que la voz de los ángeles será como el sonido de una trompeta. No hay ningún indicio que nos lleve a pensar que la trompeta que toca el séptimo ángel, en Apocalipsis 11:15, sea la misma que se menciona el día del arrebatamiento; y si no se trata de la misma trompeta, no hay porqué entramparse en que la iglesia debe pasar por la tribulación.

¿Serán arrebatados los que ya estuvieron con Cristo?
Otro de los puntos de conflicto con los postribulacionalistas, se produce cuando leemos que seremos arrebatados para estar con Cristo; como vimos que en 1 Tesalonicenses dice: “y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” Este pasaje dice claramente, que los que sean arrebatados estarán siempre con el Señor después de ese arrebatamiento; no dice que ya estuvieron con él antes de ese evento. Por otro lado, dice que esos que serán arrebatados a los cielos, serán los que resucitarán porque habían muerto en Cristo, o sea que habían muerto creyendo y sirviendo a Cristo; y…, esto debe ser bien entendido: se trata de los muertos en Cristo de todos los tiempos, desde los días de Adán hasta ese día. Pero…, − dicen los postribulacionalistas −: ¿ellos, los muertos creyentes, no estaban ya con Cristo?
Como hemos explicado en una enseñanza anterior, ellos no están en el cielo con Cristo, sino que están en el ‘Seno de Abraham’, o en el ‘Paraíso’; que en algunos casos también se le puede llamar ‘el cielo’, pero este no es el lugar donde mora y tiene su trono nuestro Señor Jesús. Para mayor entendimiento, revisar el pasaje de San Lucas 16:19-31. Más adelante profundizaremos sobre este concepto, y usted entenderá bien que los muertos en Cristo no estuvieron con Jesús antes de resucitar, sino que estarán con él después de la resurrección. Explicaremos a continuación algunos otros versículos que pueden ser objeto de confusión en este tema; y que sirven para que los postribulacionistas nos critiquen o piensen que los que murieron creyendo en Cristo están con él desde el día de su muerte:

“Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43) Jesús es el rey del universo, y es dueño de visitar todos y cada uno de sus rincones; y si le dijo al malhechor que ese mismo día estaría con él en el paraíso, que también se llama seno de Abraham, es porque seguramente Jesús iría ese día por aquel lugar. Claramente este versículo no enseña que Jesús mora en el paraíso o que el paraíso sea el lugar de su trono. Recordemos que el Apóstol Pedro nos enseña que Jesús incluso visitó el Hades, para predicarles a los anti diluvianos, mientras su cuerpo estuvo en el sepulcro. (1Pe 3:18-20, 4:6) Los católicos en uno de sus rezos, dicen que Jesús ‘descendió a los infiernos’ cuando se refieren a este acontecimiento; pero como hemos dicho otras veces, ese no es precisamente el infierno, sino el Hades o Seol, y que en algunos casos puede ser llamado ‘infierno’, así como el Seno de Abraham, también es llamado en algunos casos ‘el cielo’.

“Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor…” (Jn 12:26) A cerca de este pasaje, primero diremos que todos los creyentes, de alguna manera ya están entronizados con Cristo en los lugares celestiales, tal como lo dice Pablo en Efesios 2:6; pero esa no es una presencia física en los cielos, sino que nuestro espíritu se une al de Cristo y nos hace sentir que ya estamos en esos lugares celestiales; así que de esta manera, los creyentes siempre estamos con Cristo. Pero la expresión dice que personalmente estaremos con Cristo, allí donde él esté; entendamos otra vez que eso solo sucederá cuando seamos arrebatados a los cielos en el día del rapto y no en el momento inmediato después de morir en este mundo. La expresión solo dice: ‘allí donde yo estuviere (en el tiempo en que eso suceda), allí también estará mi servidor (en ese tiempo)’

“Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” (Juan 14:3) Este versículo habla claramente de ese descenso que hará Jesús para tomar o arrebatar a su iglesia, y que luego de ese evento la iglesia estará junto a él, donde él esté; pero de ninguna manera enseña que las personas al momento de morir, se van inmediatamente a vivir con Cristo. La expresión: ‘os tomaré a mí mismo’, es una expresión que nos hace entender que a quien tomará es a la iglesia; ya que según la enseñanza bíblica, la iglesia y el Señor se consideran un solo ser, así como lo es también en el matrimonio, el marido es la cabeza y el cuerpo es la mujer; el libro de los efesios nos confirma esto cuando dice: “porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador” (Ef 5:23) Leemos entonces esta alegoría que dice que el cuerpo de Cristo es la iglesia, luego él vendrá y se tomará a sí mismo.

“Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado…” (Juan 17:24) Jesús quiere que sus escogidos estén con él, donde el está, y que vean su gloria, y se gocen con él; y sucederá así como él lo desea, pero siempre será después de la ascensión a los cielos en el día del arrebatamiento; mientras tanto todos los muertos en Cristo, están en el paraíso o seno de Abraham. Esta misma es la explicación para muchos otros versículos que hablan de esto. (2Co 5:8, Fil 1:3, etc.)


Este artículo continuará...
No deje de visitarnos, para que pueda disfrutar de la lectura completa. Bendiciones.

16 de octubre de 2011

Cigarrillos


ESCRITURA:
1 Reyes 18:21 “Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuando claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal es dios, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.”

APLICACIÓN:
En las cajetillas de cigarrillos, desde hace algún tiempo, se lee: “ ¡CUIDADO! ESTOS CIGARRILLOS TE ESTAN MATANDO” y al reverso hay una fotografía de un hombre que se llama Miguel; y dice que fumó durante 20 años y ha perdido su laringe por cáncer. En un sondeo básico entre los comerciantes de cigarrillos, concluí que este aviso no ha cumplido con el objetivo de disminuir el consumo entre los fumadores. Las personas que fuman siempre tienen un pretexto, o alguna razón que les parece de peso para no dejar el cigarrillo, les parece que aquello no los alcanzará, piensan que lo que hacen no es tan grave como para merecer un final tan trágico; sin embargo las consecuencias van gestándose de a poco, hasta que llegará ese día fatal en que tengan que ser, sus cuerpos mutilados por la enfermedad o desahuciados por el médico.
Los mensajes que yo le escribo, tienen la misma claridad y franqueza que ofrece el aviso mencionado, y como usted se dará cuenta, tampoco son tomados en serio, y las consecuencias también se van gestando de a poco, hasta que llegará ese día fatal en que tenga que dar cuenta al Creador por sus hechos. ¿Qué hace, que usted no los considere? ¿Cuál es su pretexto? ¿Cree usted que tendrá suficientes razones para quedar impune?

ACCIÓN:
En la vida hay que tomar decisiones. Decida hoy seguir a Jesús, descubra las grandes bendiciones que hay para usted en la Biblia. Aún espero a que se decida a escribirme para seguir el plan de lecturas asistidas de la Biblia para este año.

La anáfora


La anáfora, es una figura retórica cuyo nombre proviene del griego ‘anaphora’, que quiere decir ‘repetición’. Aunque debemos decir que hay varias figuras que se pueden agrupar dentro de la repetición, ya sean de letras, de frases o palabras; ésta, la anáfora consiste en una repetición de la misma palabra o palabras al principio del verso o frase en la prosa, bien de forma continua, bien de forma discontinua. La razón de ésta, casi no necesita explicación, pues es claro que es usada para resaltar, insistir o persuadir al lector u oyente. Esta figura en la palabra de Dios es usada a cada momento, pues Dios siempre ha buscado llamar nuestra atención y ha usado para ello todos los recursos literarios, y entre ellos el lenguaje de la persuasión y la insistencia. Veamos algunos ejemplos bíblicos, donde podremos apreciar mejor esta figura.

Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar. Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir (Deuteronomio 28:3-6)

Jehová se acordó de nosotros; nos bendecirá;
Bendecirá a la casa de Israel;
Bendecirá a la casa de Aarón.
Bendecirá a los que temen a Jehová,
A pequeños y a grandes. (Salmo 115:12-13)

Aquí podemos ver la intensión de que Jehová bendecirá, en todos los campos de la vida a todos aquellos que oyen su voz y ponen sus mandamientos por obra; especialmente estos versículos estaban dirigidos a los israelitas; pero desde luego, hay una extensión para todo aquel que decide escuchar la voz de Jehová.

¿Hasta cuándo los impíos,
Hasta cuándo, oh Jehová, se gozarán los impíos?
¿Hasta cuándo pronunciarán, hablarán cosas duras,
Y se vanagloriarán todos los que hacen iniquidad? (Salmo 94:3-4)

He aquí la desesperación del salmista, al ver que los impíos prosperan y se jactan de su buena situación frente a aquellos que siguen a Dios, que en muchos casos tienen pruebas y dificultades; no sabiendo aquellos que esas situaciones, lejos de ser tropiezo para estos, son una grande bendición; sin embargo es evidente que en algunos la situación es tal, que nos puede llevar a la desesperación.

Alabad a Jehová desde los cielos;
Alabadle en las alturas.
Alabadle, vosotros todos sus ángeles;
Alabadle, vosotros todos sus ejércitos.
Alabadle, sol y luna;
Alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas.
Alabadle, cielos de los cielos,
Y las aguas que están sobre los cielos. (Salmo 148:1-4)

Este es un Salmo que exhorta a toda la creación, a alabar a Jehová por todas sus bondades y maravillas. Él es el único digno de ser alabado.

Y comerá tu mies y tu pan, comerá a tus hijos y a tus hijas; comerá tus ovejas y tus vacas, comerá tus viñas y tus higueras, y a espada convertirá en nada tus ciudades fortificadas en que confías. (Jeremías 5:17)

En un esfuerzo por advertir a los israelitas de las consecuencias que les traerá su mala conducta, y su falta de confianza en Dios; él autor bíblico, a través del Espíritu de Dios, trata de que entiendan que vendrán de seguro invasores al país y lo dejarán en la ruina total.

Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. (San Mateo 5:3-11)

Hay que ver cómo el Señor Jesús se esforzó en que entendamos que seremos bienaventurados, cuando pasemos por esas situaciones, que aunque son difíciles, siempre nos harán bien, porque alcanzaremos un objetivo supremo.

¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? (Romanos 8:33-35)

Aquí el énfasis esta en dar a conocer que aparte de Cristo no hay nadie que nos pueda juzgar, nadie que nos pueda condenar y nadie que nos pueda separar de su amor; pues ¿quién podrá hacerlo? Así es nuestro Cristo, el bendito hijo de Dios.

Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos, tocante al Verbo de vida. (1 Juan 1:1)

Aquí el apóstol Juan quiere poner toda la fuerza en darnos a entender que lo que él está escribiendo, es verdad; que él y los otros apóstoles son testigos presenciales de algunos de esos hechos y de los que no lo son, ellos han hecho averiguaciones minuciosas a fin de establecer la verdad de esos hechos, la verdad a cerca de Jesús.

Creo que con estos pocos ejemplos usted ha comprendido muy bien el objetivo de usar la figura retorica ‘anáfora’; sin ella es posible que muchos pasajes pierdan la fuerza, la urgencia, la seguridad, o cualquier otro concepto que se pretenda introducir y que se desee dejar bien en claro. Ya pronto estaremos hablando de otra figura retorica importante. Bendiciones.