Por lo que hemos dicho, vemos que nuestros cuerpos se verán beneficiados por una salud y funcionamiento muy mejorado, será como en los días de los primeros habitantes de la tierra, pues recordemos que muchos de ellos alcanzaron a vivir casi un milenio; y en esta nueva dispensación, todos estarán en esa condición, favorecidos seguramente por ese mundo de felicidad, libre de tensiones, con plena abundancia; un mundo lleno de alimentos sanos, un aire limpio, un clima mejorado y todo aquello de lo que hemos estado hablando. Entonces la gente estará capacitada para vivir todo el milenio sin inconvenientes, y no solo vivirá el milenio, sino que todos aquellos que estén vivos al final del milenio, prácticamente vivirán con Dios por toda la eternidad. De esa larga vida y de cómo pasaremos esos mil años la Biblia nos dice: “No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla (no se conocerá allí la mortalidad infantil, y los hombres ‘cumplirán sus días’, que es una forma de decir que lograrán vivir esos mil años); porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito (Esto nos habla claramente de que allí también habrá muerte, pero los que mueran lo harán por causa de su pecado, plenamente conscientes de lo que están haciendo. Un niño de cien años, es como decir, aunque sea niño, será como si tuviese cien años, pues tendrá todas las cosas claras; y el pecador de cien años, va por lo mismo, un pecador en ese tiempo será como que ha vivido cien años de felicidad, abundancia y de protección directa de Jesús. Entonces, es bueno decir que la culpabilidad o el pecado en aquellos días será un poco diferente de lo que es hoy, y mucho más diferente de lo que fue en los días antiguos; pues allí todos conocerán a Dios en plenitud, tal como leímos hace un momento: ‘La tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar’, esto quiere decir que nadie ignorará lo que debe hacer y lo que no debe hacer delante de Jesús; otra de las razones que hará que el pecado sea diferente, es que ya no estará la influencia maligna de Satanás y sus demonios, que en nuestros días parece ser la única causa de pecado y la justificación de éste, para muchos; y aún otra razón, entre muchas que podríamos mencionar, en ese mundo no habrá escasez, ni aflicciones, ni motivos para estar triste, pues la Biblia nos dice: “Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído” (Is 65:24); por lo que faltar a los mandamientos de Dios será prácticamente un acto de suicidio. También, por lo que leemos, nos damos cuenta que allí habrá nacimientos, porque de lo contrario no se mencionarían los niños de pecho). Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma (palabras que nos recuerdan que no tendremos necesidad de competir por nuestras posesiones como lo hacemos hoy, allí habrá de todo y para todos); porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo (recuerde que la mayoría de los grandes arboles viven mucho más que mil años), y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos (disfrutar la obra de nuestras manos, quiere decir que allí también tendremos que trabajar para conseguir nuestras cosas, y que sin embargo nuestro trabajo será placentero)” (Is 65:20-22)
Aunque hay muchos pasajes que nos cuentan de estas condiciones paradisiacas, de las que venimos hablando; más para no caer en reiteraciones y ser muy extensos, incluimos solo unos breves pasajes más; hay uno que dice: “Ciertamente consolará Jehová a Sion (es decir a Israel); consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová (este pasaje habla de cómo se verá en esos días, el desierto que hoy conocemos, allá en el medio oriente); se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto” (Is 51:3). Mucha gente que hoy visita Palestina, nos cuenta que es un territorio desértico, pero recordemos que cuando Dios invitó a Abraham a dejar a su tierra y a sus parientes allá en Ur de los caldeos y lo invitó a trasladarse a Canaán, que es el mismo territorio del que estamos hablando; le habló justamente de que lo llevaría a una tierra donde sería bendición para todo el mundo, y luego dice que de esa tierra fluye leche y miel. Dios le estaba hablando derechamente de abundancia y de hermosura, y con toda seguridad esa tierra en ese tiempo era así, porque Dios no miente; y aunque se mencionaban ya algunos desiertos, por no decir territorios con poca vegetación; con el tiempo por supuesto, se han convertido en áridos desiertos, pero eso retornará a su estado original y quizá aún mejor. Pero no solo en el medio oriente, el desierto será transformado, pues otro pasaje dice: “Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa. Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón (Aquí el profeta, está haciendo una referencia a las condiciones desérticas en todo el mundo; pero, como estas escrituras estaban principalmente dedicadas a los israelitas, el profeta hace mención a lugares, que en los días en que se escribió esta profecía, fueron maravillosos y con una vegetación exuberante; y lo que aquí se dice, es que el mundo será hermoso como esos lugares). Ellos (los que vivan el milenio) verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro. Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará (mensaje claro para todos nosotros, que muchas veces nos encontramos muy abrumados por los problemas que encontramos en este mundo, y de cómo debemos darnos ánimo los unos a los otros, pues lo que nos espera es un mundo maravilloso junto a Jesús). Entonces (en el milenio) los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán (entiéndase que no se está mencionando solo a los ojos ni a los oídos físicos, sino también a la forma en que entenderemos el mensaje de Dios; hoy lo hacemos con mucha dificultad como si estuviéramos ciegos o sordos, pero no será así en ese tiempo). Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo (mención a la alegría, en la que todos vivirán; y que en ese tiempo ya no habrán cojos ni mudos, ni ningún otro tipo de lisiado); porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad. El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas (porque la lluvia será abundante en esos días); en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos. Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él (porque los pecadores ya no estarán), sino que él mismo (o sea Cristo) estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará. No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará (otra mención al nuevo comportamiento que tendrán las fieras, pues recordemos que en los tiempos antiguos, las fieras eran un verdadero peligro para los caminantes, y en los días mileniales, no es que no haya fieras, sino que se comportarán de manera diferente), para que caminen los redimidos. Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido” (Is 35:1-10)
Estas son entonces, las condiciones paradisiacas del mundo del milenio; pero como ya lo hemos dicho, y como nuestros amados lectores se habrán dado cuenta; llegamos a esta dispensación, la del milenio, y lo hacemos con un alto grado de conocimiento a cerca de Dios y de su plan. De hecho y como también ya lo hemos repetido varias veces, aquí solo entran los que fueron fieles a Dios; y esto es así precisamente porque ellos lograron discernir ese plan, porque buscaron con todas sus fuerzas para lograr aferrarse a las enseñanzas de las escrituras de Dios, que nos hablan y enseñan a cerca de él de una y mil maneras, y lograron tener las suficientes razones para estar firmes ante toda circunstancia adversa en sus vidas; y también hemos dicho que en la era milenial, toda la gente podrá ir a Jerusalén o más bien dicho, debe ir a Jerusalén a adorar a su rey, y por lo tanto podrá conocer personalmente a Jesús, y podrá escuchar sus enseñanzas, podrá disipar todas sus dudas y temores, nadie en el mundo ignorará lo que Jesús pide de los ciudadanos mileniales. Esa es la razón por la que la Biblia dice que en el milenio: “…la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Is 11:9), y en otra parte dice: “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová…” (Jer 31:34)
Pero a pesar de ese nivel de conocimiento, leímos que muchos durante el milenio, errarán o caerán en pecado, y que por causa de ese pecado morirán; lo que nos lleva a declarar de manera enfática, que finalmente no todos los que entren en la era del milenio, y no todos los nazcan en esa época, vivirán con Jesús para siempre, en la eternidad. La Biblia, nos cuenta que al final del milenio se producirá una gran rebelión; muchos de los que descuidaron su relación con su Dios y rey Jesús, caerán y serán engañados por Satanás, pues éste será soltado por un breve tiempo en aquellos días, el pasaje que hace referencia a esto, dice así: “Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión (que era el hades o seol), y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra (o dicho de otra forma, saldrá a incitar a todo el mundo), a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el numero de los cuales es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada (o sea Jerusalén); y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió (entiéndase que sus cuerpos físicos fueron consumidos, pero sus almas serán puestas bajo juicio y luego condenación eterna).
Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre (que es el infierno), donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos (como ya han estado siendo atormentados hasta ese momento y desde hace mil años, la bestia y el falso profeta)” (Ap 20:7-10)
Los que no se dejen engañar por Satanás al final del milenio, ellos sí que estarán listos para entrar en la eternidad para vivir junto a Dios para siempre, y con seguridad serán muchísimos más que aquellos que se rebelen contra Dios junto a Satanás, en el final de la era milenial; pues si de ellos se dice que serán como la arena del mar, es por que serán muchos, pero debemos pensar que en mil años la tierra será poblada tal vez como nunca antes lo ha sido, por lo que deducimos que los salvos serán muchísimos más que aquellos que se unan a Satanás.
Luego que Satanás es echado en el infierno, para ser atormentado por la eternidad; se realizará un juicio, que la Biblia llama ‘El juicio del gran trono blanco’, donde deben comparecer todos aquellos que acaban de rebelarse junto a Satanás, y donde también tendrán que estar presentes todos aquellos que nunca aceptaron a Dios en su corazón, y no siguieron sus consejos, ni hicieron caso de sus advertencias; estos, hasta ese día estuvieron presos allí en esas prisiones de oscuridad donde también estuvo Satanás los últimos mil años, ese lugar que la Biblia llama Hades o Seol. De todas formas, aún en este juicio, donde con seguridad no hay siquiera uno que sea justo, Dios hace justicia mostrando a todos los presentes el libro de la vida en el que ninguno de ellos está registrado. Veamos la continuación del pasaje que veníamos analizando, pues éste dice así: “Y vi un gran trono blanco (recordemos que el apóstol Juan, está teniendo visiones de lo que pasará en los últimos días del milenio) y al que estaba sentado en él (este es un trono de juicio distinto del que vimos al comienzo del milenio, en el versículo 4 de este mismo capítulo; donde los que fueron juzgados, fueron solo los creyentes, y donde junto a Jesús, también se sentaron algunos de ellos para juzgar; porque lo que allí se juzgó no fueron pecados, sino que se determinó el grado de santidad de cada uno de los que estuvieron presentes, y también, como muchos están de acuerdo, se determinaron la clase de galardón para cada uno de ellos; pero aquí las cosas son diferentes, pues aquí comparecen solo los incrédulos y rebeldes), de delante del cual huyeron la tierra y el cielo y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos (aunque aquí dice ‘muertos’, tenemos que entender que están vivos, de alguna forma están conscientes de sus hechos, pues sería completamente absurdo hacer un juicio a seres muertos, que ni sienten ni saben nada), grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos (estos son los libros donde están registrados los hechos de pecado de cada una de estas personas), y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida (este libro de la vida es abierto, para asegurar con justicia, de que nadie que está siendo juzgado, está registrado en este libro. Este es un acto voluntario de Dios, atendiendo a la inquietud de algunos de aquellos que están parados frente a él, y que en su corazón quizá abrigan la esperanza de que estuvieran siendo mal enjuiciados; pues seguramente y de acuerdo a su criterio, piensan que en la vida de este mundo hicieron cosas que debieran haberlos llevado al cielo, pero Dios les probará que sus nombres nunca fueron inscritos en ese libro, y si alguna vez estuvieron allí, sus nombres fueron borrados tal como dice en Apocalipsis 3:5 La Biblia nos enseña en Mateo 7:22-23, que en aquel día muchos le dirán a Jesús: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces Jesús les dirá: Nunca os conocí, apartaos de mi hacedores de maldad); y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.
Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos (o sea todos los muertos incrédulos de todas las edades serán puestos allí delante de Dios, algunos de esos muertos estuvieron en el Hades por miles de años, otros muy poco tiempo, como aquellos que participaron en la última rebelión de Satanás, al final del milenio, muchos de los cuales habrán nacido en la época milenial, pero todos estarán allí); y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego (esta simplemente es una mención destinada a hacernos entender que la muerte ya no existirá mas, y tampoco el Hades, que luego de este juicio quedará completamente vacío y nunca más será necesario). Esta es la muerte segunda (esta frase, llega a ser clave para entender, ‘La paga del pecado es muerte’, pues la paga del pecado es la muerte segunda, y eso significa ser echado al infierno, como acaban de ser echados la muerte; esa muerte física que conocemos nosotros y también el Hades). Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego (aquí dice claramente que ‘el que no se halló inscrito en el libro de la vida, o sea todo el que fue incrédulo, será lanzado al infierno; y no será para morir y exterminarse de manera instantánea, pues recordemos que el Anticristo y el falso profeta que fueron unos simples hombres igual que todos nosotros, estuvieron allí por todo el milenio, y de ellos no se dice que ya no existían mas, sino que serán atormentados por los siglos de los siglos, que es otra manera de decir que sufrirán por toda la eternidad).” (Ap 20:11-15)
Así termina la dispensación milenial, con dos grupos completamente definidos, los creyentes fieles, que están listos para entrar en la eternidad, a vivir con su Dios para siempre; y con los infieles, que son echados en el infierno, para sufrir allí también por toda la eternidad.
A muchos les puede parecer trágico, el cómo termina la historia de la humanidad; de cómo procede Dios con algunos, y qué tan diferente es el destino de otros; pues hay muchos que se esfuerzan en enseñar que el infierno no existe y que si bien habrá un final para los incrédulos, este será instantáneo y para siempre, o sea simplemente serán aniquilados por Dios, para no existir más; pero como acabamos de ver, la Biblia dice claramente otra cosa. Sin embargo, quiero decirles que haremos un recuento de todo lo que hemos venido hablando, para que aún si quedaran algunas dudas o malas interpretaciones, podamos disiparlas completamente. En un próximo capítulo estaremos resumiendo todo el plan de nuestro Dios, y creo que a partir de allí quedaremos completamente informados de todo lo que nuestro amoroso Dios ha planificado desde el principio de los tiempos y de cómo nos ha tomado en cuenta en cada una de las etapas de la historia de la humanidad. Mientras tanto les deseo que tengan un feliz pasar en los caminos del Señor. Él viene, y no estéis despreocupados, pues el final de esta época se aproxima de manera vertiginosa, y usted no puede ser de aquellos que se duermen, sino de los que velan, esperando su venida. Reciban un abrazo y que el Señor los bendiga muy poderosamente. Amén.
Hebreos 1:1-2
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quién constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.
14 de enero de 2011
1 de enero de 2011
¡Feliz año nuevo!!
¡Feliz y próspero año nuevo! Es una expresión que se usa mucho en una noche como la que acabamos de vivir, pero… ¿Está, esta expresión fundada en la realidad? Si miramos para atrás, nos daremos cuenta de que en otras noches de año nuevo o fiestas de fin de año, también las hemos usado, y quizá eso no ha cambiado precisamente nuestra realidad. Y creo que no está mal tener un buen deseo para nuestros seres queridos y amigos; un deseo de prosperidad y de salud para el nuevo año, pues es bien cierto que muchos no lo han pasado muy bien en el año que acaba de terminar, y realmente les haría bien tener un giro en todo lo que sucede a su entorno. Pero, creo que a este deseo de un buen pasar para el nuevo año, le falta algo; algo así como lo que el apóstol Juan le mencionó a su amigo Gayo, cuando le escribió una carta, él le dijo: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 1) Bueno este no era un saludo de fin de año precisamente, pero el deseo de buen pasar para Gayo, incluye algo importante; Juan desea que tenga éxitos, prosperidad, salud y mucho más en el mundo físico y material; tal cual tiene también un avance en el mundo espiritual, o sea hablemos de éxitos y prosperidad espirituales; y salud, también espiritual.
La prosperidad espiritual, básicamente se refiere al progreso en el conocimiento de la palabra de Dios, a la cada vez mayor comunión con Dios, a nuestra cada vez mayor participación en la divulgación del evangelio; tal cual es en los negocios de la vida, tener prosperidad es tener cada vez más, así también lo es en el mundo espiritual. En cuanto a la salud espiritual, es algo que tiene que ver principalmente, con la sana doctrina, con la seguridad de la salvación, con la robustez de la fe; pues tiene mucho que ver con qué nos estamos alimentando, que equivale a decir, qué estamos leyendo, qué películas estamos viendo, qué música estamos escuchando, etc. La salud espiritual, también tiene que ver con el crecimiento, o sea, cuánto más es lo que sabemos hoy de la Biblia, con respecto a lo que sabíamos ayer, cuanto más soy capaz de hacer hoy en las cosas del Señor con respecto al año pasado; y en fin, todo lo que significa desarrollo, vigor y fuerza en el mundo espiritual, tiene que ver con nuestra salud espiritual; tal cual sucede también en el mundo material.
El deseo de Juan para su amigo entonces, era de que en las dos áreas fuera creciendo paralelamente; pues de lo contrario, y está implícito en el párrafo, Juan dice que solo el bienestar material, a Gayo no le servirá mucho; pues hemos de tener bien claro que para un cristiano es mucho más relevante el aspecto espiritual que el material; y es así como mucha gente siente que finalmente todo ese deseo que le fue expresado el año pasado en nada se concretó, porque finalmente no pudo saborear tal bienestar; pero si eso hubiera incluido un deseo de bienestar y prosperidad espiritual, lo más probable es que hoy, sí la persona sienta que ha tenido un buen pasar junto a su Dios, que ha gozado de buena salud espiritual, y que ha disfrutado de su vida, tal cual Dios le ha enseñado que debe hacerlo, porque es imposible estar mal junto al Señor. Junto a él, todo se torna maravilloso, y poder vivir esa realidad es algo que si podemos valorar; pues el amado lector hade entender que el bienestar espiritual, no trasciende en el mundo material; estar bien con Dios, tiene muy poco que ver con ‘el cómo estoy física y materialmente’. Fíjese en los grandes hombres de Dios, tanto los que se mencionan en la Biblia, como los que los menciona la historia; en el mundo físico, no lo pasaron muy bien; pero fueron totalmente felices, en el mundo espiritual, fíjese también en Jesús mismo, él aún en la cruz, fue feliz y estuvo en paz, porque estaba derramando su vida por usted y por mí. ¿Por qué no habríamos de estar felices también nosotros de solo saber que eso fue así?
Este también es mi deseo, para cada uno de mis lectores, les deseo un feliz año, lleno de salud y prosperidad, pero no solo en el mundo material, sino más que todo en el mundo espiritual; y este no es un deseo solo de un año para otro, sino que para cada uno de los días de este año, pues la Biblia nos enseña que la misericordia y la fidelidad de Dios, son muy grandes y que son nuevas cada día (Lam 3:22-23); entonces, usted cada día tenga un buen pasar en este mundo, cada día tenga buena salud, tal cual prospera también su alma. Bendiciones.
19 de diciembre de 2010
Emboscada en Ecuador

La vida de Jim Elliot
Autor: Janet y Geoff Benge
Serie: Héroes cristianos de ayer y de hoy.
Jim Elliot, desde sus días en la universidad, sintió el llamado de Dios a servir como misionero cristiano en alguna parte del mundo. Pero de acuerdo a su pensamiento, este llamado debería ser confirmado y dirigido por Dios mismo; de tal manera, es que él esperaba que de alguna manera Dios le fuera guiando hacia algún lugar donde pueda servir. Así, fue naciendo en su corazón el deseo de ir a Ecuador a evangelizar a los indios quechuas. Sintió de alguna manera que Dios le llamaba para eso; se había informado a cerca de algunas tribus selváticas que vivían casi ignorantes de la civilización y mucho mas del evangelio, y idea de contribuir allí lo asalto, y luego esto fue apoyado por algunos de sus compañeros, y finalmente por una invitación que recibió de un misionero en el Ecuador, quien deseaba ser reemplazado en su trabajo en la selva oriental de ese país; por la razón de que su esposa se encontraba muy enferma y que sería reubicado en la ciudad para obtener atención.
Jim se despidió de sus padres, en el puerto de San Pedro en California un 2 de febrero de 1952, y partió en un barco rumbo al sur, cuyo destino final, era las selvas orientales del Ecuador. Una vez en el país meridional, aparte de las dificultades naturales de adaptación a su nuevo trabajo, se encontró con la difícil tarea de aprender el idioma español, y también tenía que aprender el quechua, pues los indígenas a quienes él atendería, hablaban ese idioma.
El señor Wilfred Tidmarsh, era el misionero a quien iba a reemplazar, y quien ya había sido trasladado a una ciudad; le ayudo mucho en varias de sus dificultades y también le acompañó hasta el lugar donde debía realizar su trabajo y donde estuvo conviviendo con él en terreno los primeros meses; por supuesto que Jim Elliot no llegó para quedarse allí solo, sino que estaría acompañado por su amigo de la infancia Pete Fleming. Estos dos varones intentaron hacer lo mejor que pudieron las cosas en aquel lugar, que el señor Tidmarsh había bautizado con el nombre de Shandía. Con el tiempo, cuando ya estaban a cargo de la obra y sin la compañía de Tidmarsh, ellos vieron la necesidad de que se unieran más personas a la misión por la gran cantidad de trabajos que tenían que realizar; fue así como lograron que se asigne a Ed McCully y su esposa para que también apoyen la misión donde los dos amigos habían puesto en funcionamiento una escuela básica, y donde también se hacía necesaria la atención de salud para la población indígena.
Mientras construían la casa para los McCully, los sorprendió la temporada de lluvias, y tuvieron que sufrir serias pérdidas. Perdieron toda la construcción en curso, y a causa de la crecida del rio, en cuyo borde el señor Tidmarsh había instalado inicialmente la base del campamento misionero; prácticamente perdieron todo el campamento, que para el tiempo del señor Tidmarsh solo constituía de una choza, donde él pasó sus años de misionero. El rio se llevó todo, junto con el terreno donde estaba instalada la misión; obligándolos a comenzar de nuevo todo el trabajo, y a conseguir más materiales de los que inicialmente necesitaban, y que eran muy difíciles de conseguir en ese lugar. Ellos no solo sufrieron este tipo pérdidas, sino que junto con lo anterior, el rio también se llevó el trabajo de mucho tiempo y paciencia, invertido en la confección de un diccionario quechua y otros registros con información importante de los indígenas de esa región. Por esta razón, se vieron obligados a replantear la ubicación de la misión, y salieron a buscar otro lugar donde pudiera ser más seguro en caso de lluvias muy torrenciales y extendidas como las que acababan de pasar; al fin encontraron un lugar en la confluencia de dos ríos, lugar que ellos bautizaron como Puyupungu, pero finalmente terminaron haciendo las dos cosas, estableciendo una avanzada en Puyupungu y reedificando la base en Shandía.
En aquel tiempo, entre idas y venidas a los centros urbanos, a conseguir recursos y hacer informes de los avances de obra, y entre llamadas por la radio y conversaciones para conocer la situación de otras misiones, Jim Elliot se caso con Betty Howard, una muchacha que también se había convertido en misionera, y a quien había conocido en sus días de estudiante, de quien a pesar de nunca haber sido novio, Jim sentía una fuerte atracción. De alguna manera, no solo era un deseo de Jim el casarse; sino que a la vez sentía que era una necesidad, pues Jim entendía que el mejor ayudante de un misionero, es su esposa; especialmente cuando había que dedicarse a las mujeres indígenas, por ejemplo en los partos, o en algunos otros problemas propios de las mujeres, Jim necesitaba una buena esposa y ¿quién lo haría mejor que Betty?.
Desde un comienzo la idea de Jim Elliot, fue alcanzar a los indios Aucas, de quienes había escuchado hablar que eran una tribu que prácticamente vivía en la edad de la piedra y que era una tribu muy hostil. Una vez que estuvo en Ecuador, Elliot se entero mucho más de su ferocidad, supo que estos indios habían matado a varios trabajadores de la compañía Shell, por lo que incluso esta compañía había abandonado un lugar de exploración que tenía en la selva y que era conocido como Arajuno. Pero Elliot y sus compañeros nunca dejaron de considerar a aquellos indígenas y comenzaron a buscar la manera de entrar en contacto con ellos. Partieron instalando a Ed McCully en Arajuno, lo que de alguna manera significaba una aproximación a los Aucas, aunque tuvieron que tomar todas las precauciones para no ser atacados.
La llamada operación Auca había comenzado y dada la peligrosidad de esta tribu, ellos vieron que la mejor forma de acercarse a esos indígenas era por el aire; sobrevolaron la zona muchas veces, hasta ubicar un asentamiento Auca en un claro de la selva, y donde trataron de tener algún contacto con ellos; primero no lograban ver a nadie por el lugar, luego tuvieron la idea de bajar desde la avioneta un balde de lona con algunos regalos y dejarlo allí a la vista de los aucas. Al día siguiente vieron que los regalos habían desaparecido, y en los siguientes días empezaron a ver a los aucas como se acercaban al balde, y era claro que estaban respondiendo a este sistema; luego también empezaron a gritarles algunas frases de amistad en el idioma auca, pues ellos habían contactado a una indígena auca que había desertado hacia los quechuas, ella colaboro bastante dándoles mucha información y detalles de su gente, entre ellos, una severa advertencia de que nunca confíen en un auca.
Después que las visitas aéreas se hicieron bastante rutinarias, y después de haber intercambiado incluso algunas señas de posible amistad y de haber incluso recibido de regreso en el balde algún regalo de parte de los aucas ellos empezaron a pensar de que ya era tiempo de hacer un acercamiento por tierra. En sus andanzas, ubicaron una playa en el borde de un rio cercano al territorio auca, y como era bastante larga, al fin se animaron a descender y aterrizar allí; la playa fue justo lo que necesitaban para hacer ese acercamiento y contacto con los selváticos, y en el entusiasmo la llamaron ‘playa las palmeras’. Comenzaron a construir una pequeña casita sobre las ramas de uno de los grandes árboles que habían allí, donde puedan refugiarse en caso de algún ataque, y también para pasar la noche fuera del peligro no solo de los indígenas sino también de algunas fieras carnívoras que merodeaban por aquellos lugares. Después de varios días de no tener noticias de los aucas, una mañana ellos se encontraban gritando por turno algunas frases en el idioma auca, y fue cuando Jim grito: ‘Bito weka pomopa’ que alguien respondió en auca desde en medio del cerrado verdor ‘aquí estamos’; y de pronto después de algunos crujidos de ramas, los misioneros pudieron ver un hombre joven, y dos mujeres, una era mayor, pero la otra era una adolescente, esos indígenas desnudos y los misioneros, quedaron completamente paralizados, cada uno tenía en frente algo que a lo mejor parecía imposible, al fin los misioneros reaccionaron y gritaron ‘Poinani’, ese era un saludo de bienvenida, y como al parecer el joven indígena creyó que ellos hablaban su idioma, éste les respondió con un montón de palabras que ellos finalmente nada entendieron. Jim decidió avanzar hacia ellos, y finalmente se encontraron todos en la rivera donde ellos habían instalado su campamento provisional. Los indígenas no parecieron mostrar señales de agresividad, pero era lógico que la falta de comunicación hacia casi imposible que pudieran explicarles cuales eran realmente sus intenciones, les hicieron algunos regalos, y luego mostraron interés en la avioneta, especialmente el varón hizo señas, dando a entender que quería volar. Había por supuesto un cierto temor de que llevarlo en un vuelo, pueda convertirse en una tragedia; quizá intentara bajarse en pleno vuelo, o allí al sentirse asustado se volviera agresivo, o quizá intentara tomar el timón y no soltarlo más, en fin; pero Nate Saint quien era el piloto, al fin decidió que valía la pena intentarlo, así que subió al indígena a la avioneta y lo abrochó, luego despegaron sin novedad. Saint lo llevó a la aldea auca donde por supuesto intentó que el indígena fuera visto por los demás, quizá así se animarían a visitarlos, el indígena gritó muchas cosas de las cuales Saint no logro captar nada, pero había señales de que les estaba indicando donde estaban los hombres blancos. Al fin otra vez se encontraron de regreso en la playa las palmeras.
Aunque la visita de los aucas, después de este acontecimiento, no se produjo inmediatamente como ellos esperaban, pues confiaban que los indígenas que los habían visitado irían y animarían al resto de la tribu a hacerles una visita en masa. Al tercer día, después de aquella visita, recién tuvieron noticias de nuevos visitantes; al fin se asomaron por entre la maleza tres mujeres aucas, aunque no parecían tan amistosas como los anteriores visitantes, de todas maneras Jim y Pete avanzaron hacia ellos vadeando el rio Curaray, mientras avanzaban iban repitiendo algunas frases amistosas, pero las indígenas parecían indiferentes a aquellos saludos, cuando casi ya habían alcanzado la orilla opuesta, de pronto escucharon un fuerte griterío, y al volver su mirada hacia atrás vieron muchísimos guerreros aucas que se acercaban a zancadas a Nate Ed y Rogers, que eran los misioneros que se habían quedado cerca de la avioneta; los atacaron sin piedad, cayeron delante de ellos los dos primeros y Roger se subió a una rama gritando lo mejor que pudo, diciéndoles que habían venido en paz, pero fue imposible todos los misioneros cayeron muertos por las piedras y por las lanzas de aquellos incomprensibles indígenas.
Cuando los rescatistas salieron en su búsqueda, ubicaron desde el aire la avioneta hecha trizas, después de muchos días de búsqueda encontraron los cuerpos algunos flotando en el rio, algún otro por ahí entre medio de los arboles; al parecer los indígenas habían arrastrado los cuerpos hasta el rio, el único cuerpo que nunca apareció fue el de Ed McCully. La noticia se disperso por todo el mundo, y llegaron muchos grupos de rescate y también enviados de prensa; las viudas solo pudieron visitar el lugar después que aquellos varones valientes y fieles a Dios, ya habían sido enterrados a orillas del Curaray. Esta fue una noticia que conmocionó al mundo.
Pero, se puede decir que la operación auca no terminó allí, pues un tiempo después, dos mujeres aucas salieron del bosque hacia una pequeña aldea quechua, donde por casualidad se encontraba Betty Elliot; ella convenció a estas indígenas a que la acompañaran a Shell Mera, un pequeño centro urbano, ya que se entero de que estas mujeres andaban en busca de Dayuma, la indígena desertora que había instruido a los misioneros en el idioma auca y que les había proporcionado otras informaciones. Dayuma, estaba siendo buscada, porque la madre de esta se estaba haciendo vieja y deseaba verla antes de morir. Dayuma por esos días se encontraba en estados unidos, donde había sido invitada por otra de las misioneras, y donde también se convirtió en cristiana, junto con las enseñanzas del evangelio. Cuando Dayuma regresó, pudo conversar con las mujeres aucas que la esperaban, con quienes regreso a su tribu para ver a su madre. Unas semanas después, volvieron a aparecer las tres mujeres junto con un sequito de guerreros, los cuales comunicaron que habían venido por que deseaban conocer más acerca del Dios que Dayuma les había hablado. Ellos invitaron a Rachel Saint y Betty Elliot a vivir con los aucas. El 6 de octubre de 1958 Rachel, Betty y la pequeña Valery Elliot, hija de Jim Elliot, se internaron a la selva para llevar a cabo esa meta final por la cual habían entregado su vida aquellos cinco misioneros; este fue el precio de presentar a Jesús a los aucas. Betty estuvo allí dos años, y luego salió para dar testimonio al mundo de toda esta historia. Rachel Saint no regreso mas a la civilización entregando completamente su vida a evangelizar a los aucas, ella murió en 1994, y fue enterrada cerca de playa las palmeras, donde su esposo había perdido la vida.
Este es pues el relato que conmovió al mundo en su momento y aún hoy puede hacernos pensar cuan dispuestos estaban aquellos hombres de servir a su Dios, aun con su propia vida, haciendo eco a las palabras de Jesús: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará” (Mr 8:35) Ellos perdieron su vida terrenal, por causa de Jesús, pero salvaron su vida para la eternidad; y creo que aquellos que pueden recibir esta verdad en sus corazones, saben que finalmente esos misioneros no perdieron nada, solo ganaron; y esa también es la razón por la que las viudas y otros misioneros siguieron trabajando en aquella zona, a pesar de los peligros.
Cuanto bien nos hace leer estas historias, y es a través de ellas que podemos darnos cuenta como Dios aun hoy, está actuando a favor de todos aquellos que por alguna razón no le conocen; aunque esas gentes por supuesto no conocen el amor de Dios, pero él está actuando, para que la verdad bíblica que dice: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” (1Jn 4:19) sea una realidad en ellos, así como lo ha sido en nosotros. Si puede leer este libro, no será decepcionado, es un buen trabajo que han hecho sus autores Janet y Geoff Benge, el resumir las vidas de algunos de los grandes héroes de la fe de nuestros tiempos. Se lo recomiendo de todas maneras; y así podrá enterarse de muchos detalles más, acerca a Jim Elliot y sus compañeros. Que Dios les Bendiga. Amén.
16 de diciembre de 2010
Todo para la gloria de Dios

ESCRITURA
Romanos 11:36 “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén”
APLICACIÓN
¿Cree que Dios merece toda gloria? Si es así, toda su gratitud, su alabanza, y todo su temor, debieran ser para él; y si no sucede así, entonces usted cree lo contrario. En ese caso, le diré: Ya que todas las cosas son de él, y subsisten por él y finalmente son para él; entonces todo lo que tenemos es de él, y si algo poseemos, es porque lo hemos recibido, digamos… en calidad de préstamo. Dios esperaba que junto con esas cosas que nos dio, nosotros podamos valorar lo que él es en nuestra vida.
Qué pensaría, si tuviera que empezar a devolver algunas cosas que él le ha dado; supongamos que debería devolver su puesto de trabajo, o esas habilidades especiales que tiene y de las que se siente siempre orgulloso, tal vez su salud, o ese hermoso coche con el que piensa irse de vacaciones, o quizá su linda casa. Podríamos ir más lejos en esto, por ejemplo, su amada esposa, o esos lindos hijos que Dios le ha dado, y así…, pero después de hacerlo ¿aún pensaría que él no es merecedor de toda gloria?
ACCIÓN
¿Qué cosas de las que posee hoy se llevará a la tumba? ¡Nada! Porque nada es suyo. Glorifique a Dios con todo lo que tiene y con todo lo que es. Amén.
7 de diciembre de 2010
La dispensación del gobierno de Dios
Continuación...
Esto es a grandes rasgos, lo que sucederá al inicio del milenio, y aunque no sé el orden y duración exacta de estas cosas; ya vimos en un estudio anterior, que los que queden vivos después de la tribulación, serán por supuesto los creyentes fieles, esos que acabamos de leer que ‘recibieron el reino’, o mejor dicho, que tuvieron la oportunidad de vivir en el reino de Jesucristo, o milenio; a ellos les tocara la tarea de limpiar la tierra, pensemos que después de la guerra de Armagedón, todo quedará contaminado con cadáveres y con sangre, y con armas y materiales de guerra por todas partes; algunos de los pasajes que nos hablan de eso, nos relatan: “Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios” (Ap 14:20) Esta ciudad, es Jerusalén, pues la guerra de Armagedón se llevará a cabo fuera de la ciudad, más hacia el norte; y cuando se dice ‘el lagar’, es una mención a la matanza que sucederá, pues así como se pisan las uvas en el lagar y sale el zumo en cantidad apreciable, así será la sangre que correrá en esa guerra; y aunque no se puede decir si esa cantidad es real o figurada, pero al decir que el nivel llegará hasta la altura de los frenos de los caballos, y por esa extensión de tierra, entendemos con facilidad, el tamaño de la catástrofe, la contaminación y el hedor. Otro pasaje dice lo siguiente: “En aquel tiempo yo daré a Gog lugar para sepultura allí en Israel, el valle de los que pasan al oriente del mar; y obstruirá el paso a los transeúntes, pues allí enterrarán a Gog y a toda su multitud; y lo llamarán el Valle de Hamón-gog. Y la casa de Israel los estará enterrando por siete meses, para limpiar la tierra. Los enterrará todo el pueblo de la tierra; y será para ellos célebre el día en que yo sea glorificado, dice Jehová el Señor. Y tomarán hombres a jornal que vayan por el país con los que viajen, para enterrar a los que queden sobre la faz de la tierra, a fin de limpiarla; al cabo de siete meses harán el reconocimiento. Y pasarán los que irán por el país, y el que vea los huesos de algún hombre pondrá junto a ellos una señal, hasta que los entierren los sepultureros en el valle de Hamón-gog. Y también el nombre de la ciudad será Hamona; y limpiarán la tierra” (Dn 39:11-16)
Parte de ese plan de limpieza, también será la organización y aprovechamiento de todos los recursos que queden dispersos por el mundo; pensemos que la gente que habitará el mundo de esos días será gente de buen criterio y de buena voluntad, pero como pertenecieron a la era moderna, ellos conocen toda esa tecnología que se había empleado en armas, y pertrechos para los ejércitos del Anticristo. Ellos, se dedicarán voluntariamente a transformar y aprovechar toda esa energía y potencial de los restos de la guerra, para bien de la humanidad; El profeta Ezequiel, aunque estuvo muy lejos de nuestros días, por inspiración del Espíritu de Dios, escribió así: “Y haré notorio mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel (es decir que los israelitas del milenio, sí, serán gente que reconoció a Jesús como el Señor y rey del mundo, así como lo han reconocido también los cristianos), y nunca más dejaré profanar mi santo nombre; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, el Santo en Israel (esta es una clara mención al gobierno mundial de Jesucristo). He aquí viene, y se cumplirá, dice Jehová el Señor; este es el día del cual he hablado. Y los moradores de las ciudades de Israel saldrán, y encenderán y quemarán armas, escudos, paveses, arcos y saetas, dardos de mano y lanzas; y los quemarán en el fuego por siete años (una clara alusión a la limpieza que ya hemos mencionado, y cuando se lee ‘escudos, paveses, arcos, saetas, etc’. Por supuesto que no podemos pensar que se tratará de esa clase de armas; pues como sabemos, hoy en día ya no se usan tales armas, sino que es una referencia a la variedad de armas, pero las que se usarán en el Armagedón, serán por supuesto las más modernas y letales que existan en ese tiempo). No traerán leña del campo, ni cortarán de los bosques, sino quemarán las armas en el fuego (esta es una mención al aprovechamientos de esos recursos energéticos. Quizá quedarán allí, reservas de energía atómica, química, y otras formas de energía y reservas de materiales que se puedan ocupar para fines benéficos; por eso dijo el profeta, que no traerán leña de los bosques, pues él solo conocía esa clase de combustible que se empleaba en las cocinas, y como fuente de iluminación y calefacción); y despojarán a sus despojadores, y robarán a los que les robaron (es una forma de decir, usarán para hacer el bien, aquello que usaron sus enemigos, para hacer el mal), dice Jehová el Señor” (Ez. 39:7-10)
También queremos despejar toda duda a cerca de quien será, el que gobierne el mundo en esos días, pues si bien hemos llamado a esta dispensación ‘El gobierno de Dios’, se ha hecho así, porque para nosotros Jesús es Dios; sé que no es el momento de hablar de la trinidad de Dios pero, esta es justamente una de las razones por las que se puede entender que ese Jehová del Antiguo Testamento, y de quien se dice que gobernará el mundo, es el mismo Jesús al que se refiere el Nuevo Testamento; y cuando algún pasaje dice ‘ha dicho Jehová’, vemos claramente que Jehová no pronunció precisamente una palabra, pero sí, inspiró al profeta a escribir estas cosas, entonces podemos ver que está actuando el Espíritu Santo, quien es la tercera persona de la trinidad. Pero volviendo al tema, diremos que de acuerdo a la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, se nos confirma que Jesús de Nazaret, el hijo de José de Belén, él será ese líder que esperamos, él será el que reinará en todo el mundo y será el que nos traiga ese tiempo de justicia y paz que tanto deseamos, dice la Biblia: “Saldrá una vara del tronco de Isaí (recordemos que Isaí de Belén, fue el padre del rey David (1Sam 16:1), y según la genealogía, Jesús fue descendiente directo en esa línea), y un vástago retoñará de sus raíces (referencia a la forma en que apareció Jesús, distante en el tiempo, del rey David). Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová (muchos de estos atributos, ya los hemos conocido directamente en la vida de Jesús, cuando estuvo en Palestina). Y le hará entender diligente (a sus escogidos) en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío (Esto nos enseña que Jesús será justo al determinar quienes entrarán al milenio y quienes no lo podrán hacer, y también nos habla de cómo acabarán los impíos). Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura (en la era milenial)” (Is 11:1-5).
La actitud de toda la gente en la era del milenio, será muy diferente de lo que hoy podemos ver a nuestro alrededor, ellos serán obedientes a Jesucristo, y harán su voluntad, y gran parte del mejoramiento del planeta será obra de las manos de aquella gente; el profeta Miqueas, aporta aquí con este pasaje: “Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos (dicho en otras palabras, Jerusalén será la capital del mundo, en aquellos días, y será la ciudad más importante del mundo, aunque eso no quita como dice, de que haya otras ciudades y pueblos importantes, tal como lo es hoy; pues la palabra ‘monte’, aquí significa figuradamente, ciudad y también nación, de tal manera que ‘monte de la casa de Jehová’, es una referencia a Jerusalén por que allí estará el templo de Jehová). Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob (o sea al templo de Jerusalén); y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas (o dicho en otra manera, andaremos de acuerdo a las enseñanzas y los deseos de Jesús nuestro rey); porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová (quien es también, Jesús). Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos (aunque la gente de ese tiempo es cristiana, siempre estará la posibilidad de que haya algún brote de desacuerdo, y para eso estará la ley y la justicia de Dios); y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces (o sea todos aquellos materiales y tecnología que se uso para la guerra, ahora se usará para el bien de la humanidad); no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra (en otras palabras ya no habrá ejércitos ni guerras). Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado (aquí, ya podemos encontrar, los signos de esa paz y felicidad que sentiremos en ese mundo del milenio” (Miq 4:1-4); Esto mismo fue dicho también por el profeta Isaías, por inspiración del Espíritu Santo. (Is 2:2-4)
El profeta Jeremías, también hace su aporte, y nos habla de esa alegría que se sentirá en los días del milenio, el dice: “Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sion, y correrán al bien de Jehová, al pan, al vino, al aceite (estos son los principales símbolos de la abundancia, la alegría y la llenura de Espíritu), y al ganado de las ovejas y de las vacas; y su alma será como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor. Entonces la virgen se alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos juntamente; y cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor (Entiéndase que todo el dolor y aflicción que podamos tener en este mundo, allí será olvidado, y todo aquello será cambiado en gozo y alegría; pues para nadie es desconocido que los hijos de Dios han sido probados de muchas maneras y entre ellas ha estado la enfermedad, la escasez, la humillación, la persecución, y muchas otras cosas que nos han causado dolor; y principalmente se refiere a la aflicción que pasarán las gentes a manos del Anticristo, en los días de la tribulación)” (Jer 31:12-13).
Y siguiendo con nuestro comentario sobre las condiciones de vida que nos traerá Jesús, en la era del milenio, otro pasaje dice: “He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré (entiéndase que las enfermedades serán muy escasas o quizá completamente ausentes en el milenio), y les revelaré abundancia de paz y de verdad. Y haré volver los cautivos de Judá y los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio (es una referencia al regreso de los Israelitas a su tierra; pues como sabemos, hoy están dispersos por todo el mundo, y que allí en su tierra no hay paz por estos días, pero la promesa para ellos es que serán ‘restablecidos’). Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con que contra mí se rebelaron. Y me será (el pueblo de Israel) a mí por nombre de gozo, de alabanza y de gloria, entre todas las naciones de la tierra, que habrán oído todo el bien que yo les hago (esta es una mención exclusiva al pueblo de Israel; pues no es como muchos predican, diciendo que el ‘Israel de Dios’ es ahora la iglesia, o el grupo de los adventistas del séptimo día, o los testigos de Jehová, o cualquier otro grupo. Israel ha cometido errores, y hoy está alejado de Dios, pero él les dice: “los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con que contra mí se rebelaron”); y temerán y temblarán de todo el bien y de toda la paz que yo les haré” (Jer 33:6-9).
Por supuesto que esta es una mención a los judíos fieles, aquellos que en su vida y en cualquier época, y especialmente en los días del Anticristo, fueron temerosos de Dios, sabios y valientes, para oponerse a esa bestia; ellos tendrán en esa nueva dispensación, un lugar de privilegio y de prominencia, porque ellos constituyen el pueblo elegido de Dios, ellos son ‘el Israel de Dios’ que menciona Pablo en Galatas 6:16, ellos son los que recibieron las más grandes promesas de parte de Dios y es mediante ellos que Dios, ha conseguido llamar la atención del mundo; aunque por supuesto, muchos de ellos nunca lo entendieron, y si entendieron, no siguieron ese camino. Por eso decimos que, no todos los judíos tendrán este privilegio; pues como sabemos muchos de ellos, en todas las edades, y especialmente en los días del Anticristo, se habrán convertido en el instrumento de Satanás para atormentar al mundo, ellos serán los que apoyen al Anticristo en todos sus proyectos; estos correrán la misma suerte de aquellos ‘no judíos’ que hicieron lo mismo, serán aniquilados y dejados en las prisiones de oscuridad, hasta el final del milenio. Las escrituras con respecto a esto, dicen: “En aquel tiempo el renuevo de Jehová (o sea Jesús) será para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, a los sobrevivientes de Israel (aquí dice claramente ‘los sobrevivientes de Israel’, porque como dijimos, muchos Israelitas fueron infieles y opositores a los planes de Jesús, y estos no sobrevivirán). Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes (otra referencia exclusiva para aquellos judíos que fueron fieles), cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion (en aquellos días, los pensamientos de los que queden vivos y de las jóvenes y toda gente en general, serán de santidad), y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación (Jesús borrará todo ese pensamiento de guerra y venganza, que pudo tener el pueblo de Israel; y lo hará con espíritu de juicio y de devastación, o sea la tribulación será una de las formas en que aquellos judíos, entiendan que Dios es justo, y galardonador de aquellos que le buscan, y que no hay razón para tomar la justicia por nuestras manos, sino que él es el que nos vengará)” (Is 4:2-3).
A cerca de las condiciones que tendrá la naturaleza en aquellos días, también la Biblia nos dice algunas cosas, de las que podemos desprender fácilmente que ese será un mundo muy mejorado, con respecto a este que conocemos; la biblia nos dice: “He aquí vienen días, dice Jehová, en que el que ara alcanzará al segador (mientras unos aún siguen cosechando, otros ya estarán sembrando), y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán (idea que nos habla de cómo la gente preferirá vivir en el campo, ya que allí habrá mucha abundancia porque la tierra se volverá tan pródiga como lo fue al principio, en los días del Edén). Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas (de Palestina), y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas (no se entienda de ninguna manera que se emborracharán), y harán huertos, y comerán el fruto de ellos” (Am 9:13-14). Luego, encontramos este otro pasaje: “Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará (Este pasaje, nos dice claramente y sin lugar a dudas, que los animales del milenio también se comportarán de una manera diferente de la que hoy conocemos; pues si bien nosotros seremos transformados para vivir toda la era milenial, como lo hicieron los primeros habitantes de este mundo, los animales también serán vueltos a su comportamiento original). La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja (no solo es un comportamiento diferente, sino que su misma anatomía, especialmente la de los carnívoros será cambiada, a la condición que fue en el principio, en el Edén). Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar (La gente actuará en su mayoría, de manera muy correcta, pues recordemos una vez más que allí solo estarán los que mostraron temor y fidelidad a Dios, durante su vida, en las anteriores dispensaciones)” (Is 11:6-9).
Esto es a grandes rasgos, lo que sucederá al inicio del milenio, y aunque no sé el orden y duración exacta de estas cosas; ya vimos en un estudio anterior, que los que queden vivos después de la tribulación, serán por supuesto los creyentes fieles, esos que acabamos de leer que ‘recibieron el reino’, o mejor dicho, que tuvieron la oportunidad de vivir en el reino de Jesucristo, o milenio; a ellos les tocara la tarea de limpiar la tierra, pensemos que después de la guerra de Armagedón, todo quedará contaminado con cadáveres y con sangre, y con armas y materiales de guerra por todas partes; algunos de los pasajes que nos hablan de eso, nos relatan: “Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios” (Ap 14:20) Esta ciudad, es Jerusalén, pues la guerra de Armagedón se llevará a cabo fuera de la ciudad, más hacia el norte; y cuando se dice ‘el lagar’, es una mención a la matanza que sucederá, pues así como se pisan las uvas en el lagar y sale el zumo en cantidad apreciable, así será la sangre que correrá en esa guerra; y aunque no se puede decir si esa cantidad es real o figurada, pero al decir que el nivel llegará hasta la altura de los frenos de los caballos, y por esa extensión de tierra, entendemos con facilidad, el tamaño de la catástrofe, la contaminación y el hedor. Otro pasaje dice lo siguiente: “En aquel tiempo yo daré a Gog lugar para sepultura allí en Israel, el valle de los que pasan al oriente del mar; y obstruirá el paso a los transeúntes, pues allí enterrarán a Gog y a toda su multitud; y lo llamarán el Valle de Hamón-gog. Y la casa de Israel los estará enterrando por siete meses, para limpiar la tierra. Los enterrará todo el pueblo de la tierra; y será para ellos célebre el día en que yo sea glorificado, dice Jehová el Señor. Y tomarán hombres a jornal que vayan por el país con los que viajen, para enterrar a los que queden sobre la faz de la tierra, a fin de limpiarla; al cabo de siete meses harán el reconocimiento. Y pasarán los que irán por el país, y el que vea los huesos de algún hombre pondrá junto a ellos una señal, hasta que los entierren los sepultureros en el valle de Hamón-gog. Y también el nombre de la ciudad será Hamona; y limpiarán la tierra” (Dn 39:11-16)
Parte de ese plan de limpieza, también será la organización y aprovechamiento de todos los recursos que queden dispersos por el mundo; pensemos que la gente que habitará el mundo de esos días será gente de buen criterio y de buena voluntad, pero como pertenecieron a la era moderna, ellos conocen toda esa tecnología que se había empleado en armas, y pertrechos para los ejércitos del Anticristo. Ellos, se dedicarán voluntariamente a transformar y aprovechar toda esa energía y potencial de los restos de la guerra, para bien de la humanidad; El profeta Ezequiel, aunque estuvo muy lejos de nuestros días, por inspiración del Espíritu de Dios, escribió así: “Y haré notorio mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel (es decir que los israelitas del milenio, sí, serán gente que reconoció a Jesús como el Señor y rey del mundo, así como lo han reconocido también los cristianos), y nunca más dejaré profanar mi santo nombre; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, el Santo en Israel (esta es una clara mención al gobierno mundial de Jesucristo). He aquí viene, y se cumplirá, dice Jehová el Señor; este es el día del cual he hablado. Y los moradores de las ciudades de Israel saldrán, y encenderán y quemarán armas, escudos, paveses, arcos y saetas, dardos de mano y lanzas; y los quemarán en el fuego por siete años (una clara alusión a la limpieza que ya hemos mencionado, y cuando se lee ‘escudos, paveses, arcos, saetas, etc’. Por supuesto que no podemos pensar que se tratará de esa clase de armas; pues como sabemos, hoy en día ya no se usan tales armas, sino que es una referencia a la variedad de armas, pero las que se usarán en el Armagedón, serán por supuesto las más modernas y letales que existan en ese tiempo). No traerán leña del campo, ni cortarán de los bosques, sino quemarán las armas en el fuego (esta es una mención al aprovechamientos de esos recursos energéticos. Quizá quedarán allí, reservas de energía atómica, química, y otras formas de energía y reservas de materiales que se puedan ocupar para fines benéficos; por eso dijo el profeta, que no traerán leña de los bosques, pues él solo conocía esa clase de combustible que se empleaba en las cocinas, y como fuente de iluminación y calefacción); y despojarán a sus despojadores, y robarán a los que les robaron (es una forma de decir, usarán para hacer el bien, aquello que usaron sus enemigos, para hacer el mal), dice Jehová el Señor” (Ez. 39:7-10)
También queremos despejar toda duda a cerca de quien será, el que gobierne el mundo en esos días, pues si bien hemos llamado a esta dispensación ‘El gobierno de Dios’, se ha hecho así, porque para nosotros Jesús es Dios; sé que no es el momento de hablar de la trinidad de Dios pero, esta es justamente una de las razones por las que se puede entender que ese Jehová del Antiguo Testamento, y de quien se dice que gobernará el mundo, es el mismo Jesús al que se refiere el Nuevo Testamento; y cuando algún pasaje dice ‘ha dicho Jehová’, vemos claramente que Jehová no pronunció precisamente una palabra, pero sí, inspiró al profeta a escribir estas cosas, entonces podemos ver que está actuando el Espíritu Santo, quien es la tercera persona de la trinidad. Pero volviendo al tema, diremos que de acuerdo a la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, se nos confirma que Jesús de Nazaret, el hijo de José de Belén, él será ese líder que esperamos, él será el que reinará en todo el mundo y será el que nos traiga ese tiempo de justicia y paz que tanto deseamos, dice la Biblia: “Saldrá una vara del tronco de Isaí (recordemos que Isaí de Belén, fue el padre del rey David (1Sam 16:1), y según la genealogía, Jesús fue descendiente directo en esa línea), y un vástago retoñará de sus raíces (referencia a la forma en que apareció Jesús, distante en el tiempo, del rey David). Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová (muchos de estos atributos, ya los hemos conocido directamente en la vida de Jesús, cuando estuvo en Palestina). Y le hará entender diligente (a sus escogidos) en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío (Esto nos enseña que Jesús será justo al determinar quienes entrarán al milenio y quienes no lo podrán hacer, y también nos habla de cómo acabarán los impíos). Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura (en la era milenial)” (Is 11:1-5).
La actitud de toda la gente en la era del milenio, será muy diferente de lo que hoy podemos ver a nuestro alrededor, ellos serán obedientes a Jesucristo, y harán su voluntad, y gran parte del mejoramiento del planeta será obra de las manos de aquella gente; el profeta Miqueas, aporta aquí con este pasaje: “Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos (dicho en otras palabras, Jerusalén será la capital del mundo, en aquellos días, y será la ciudad más importante del mundo, aunque eso no quita como dice, de que haya otras ciudades y pueblos importantes, tal como lo es hoy; pues la palabra ‘monte’, aquí significa figuradamente, ciudad y también nación, de tal manera que ‘monte de la casa de Jehová’, es una referencia a Jerusalén por que allí estará el templo de Jehová). Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob (o sea al templo de Jerusalén); y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas (o dicho en otra manera, andaremos de acuerdo a las enseñanzas y los deseos de Jesús nuestro rey); porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová (quien es también, Jesús). Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos (aunque la gente de ese tiempo es cristiana, siempre estará la posibilidad de que haya algún brote de desacuerdo, y para eso estará la ley y la justicia de Dios); y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces (o sea todos aquellos materiales y tecnología que se uso para la guerra, ahora se usará para el bien de la humanidad); no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra (en otras palabras ya no habrá ejércitos ni guerras). Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado (aquí, ya podemos encontrar, los signos de esa paz y felicidad que sentiremos en ese mundo del milenio” (Miq 4:1-4); Esto mismo fue dicho también por el profeta Isaías, por inspiración del Espíritu Santo. (Is 2:2-4)
El profeta Jeremías, también hace su aporte, y nos habla de esa alegría que se sentirá en los días del milenio, el dice: “Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sion, y correrán al bien de Jehová, al pan, al vino, al aceite (estos son los principales símbolos de la abundancia, la alegría y la llenura de Espíritu), y al ganado de las ovejas y de las vacas; y su alma será como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor. Entonces la virgen se alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos juntamente; y cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor (Entiéndase que todo el dolor y aflicción que podamos tener en este mundo, allí será olvidado, y todo aquello será cambiado en gozo y alegría; pues para nadie es desconocido que los hijos de Dios han sido probados de muchas maneras y entre ellas ha estado la enfermedad, la escasez, la humillación, la persecución, y muchas otras cosas que nos han causado dolor; y principalmente se refiere a la aflicción que pasarán las gentes a manos del Anticristo, en los días de la tribulación)” (Jer 31:12-13).
Y siguiendo con nuestro comentario sobre las condiciones de vida que nos traerá Jesús, en la era del milenio, otro pasaje dice: “He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré (entiéndase que las enfermedades serán muy escasas o quizá completamente ausentes en el milenio), y les revelaré abundancia de paz y de verdad. Y haré volver los cautivos de Judá y los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio (es una referencia al regreso de los Israelitas a su tierra; pues como sabemos, hoy están dispersos por todo el mundo, y que allí en su tierra no hay paz por estos días, pero la promesa para ellos es que serán ‘restablecidos’). Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con que contra mí se rebelaron. Y me será (el pueblo de Israel) a mí por nombre de gozo, de alabanza y de gloria, entre todas las naciones de la tierra, que habrán oído todo el bien que yo les hago (esta es una mención exclusiva al pueblo de Israel; pues no es como muchos predican, diciendo que el ‘Israel de Dios’ es ahora la iglesia, o el grupo de los adventistas del séptimo día, o los testigos de Jehová, o cualquier otro grupo. Israel ha cometido errores, y hoy está alejado de Dios, pero él les dice: “los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con que contra mí se rebelaron”); y temerán y temblarán de todo el bien y de toda la paz que yo les haré” (Jer 33:6-9).
Por supuesto que esta es una mención a los judíos fieles, aquellos que en su vida y en cualquier época, y especialmente en los días del Anticristo, fueron temerosos de Dios, sabios y valientes, para oponerse a esa bestia; ellos tendrán en esa nueva dispensación, un lugar de privilegio y de prominencia, porque ellos constituyen el pueblo elegido de Dios, ellos son ‘el Israel de Dios’ que menciona Pablo en Galatas 6:16, ellos son los que recibieron las más grandes promesas de parte de Dios y es mediante ellos que Dios, ha conseguido llamar la atención del mundo; aunque por supuesto, muchos de ellos nunca lo entendieron, y si entendieron, no siguieron ese camino. Por eso decimos que, no todos los judíos tendrán este privilegio; pues como sabemos muchos de ellos, en todas las edades, y especialmente en los días del Anticristo, se habrán convertido en el instrumento de Satanás para atormentar al mundo, ellos serán los que apoyen al Anticristo en todos sus proyectos; estos correrán la misma suerte de aquellos ‘no judíos’ que hicieron lo mismo, serán aniquilados y dejados en las prisiones de oscuridad, hasta el final del milenio. Las escrituras con respecto a esto, dicen: “En aquel tiempo el renuevo de Jehová (o sea Jesús) será para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, a los sobrevivientes de Israel (aquí dice claramente ‘los sobrevivientes de Israel’, porque como dijimos, muchos Israelitas fueron infieles y opositores a los planes de Jesús, y estos no sobrevivirán). Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes (otra referencia exclusiva para aquellos judíos que fueron fieles), cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion (en aquellos días, los pensamientos de los que queden vivos y de las jóvenes y toda gente en general, serán de santidad), y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación (Jesús borrará todo ese pensamiento de guerra y venganza, que pudo tener el pueblo de Israel; y lo hará con espíritu de juicio y de devastación, o sea la tribulación será una de las formas en que aquellos judíos, entiendan que Dios es justo, y galardonador de aquellos que le buscan, y que no hay razón para tomar la justicia por nuestras manos, sino que él es el que nos vengará)” (Is 4:2-3).
A cerca de las condiciones que tendrá la naturaleza en aquellos días, también la Biblia nos dice algunas cosas, de las que podemos desprender fácilmente que ese será un mundo muy mejorado, con respecto a este que conocemos; la biblia nos dice: “He aquí vienen días, dice Jehová, en que el que ara alcanzará al segador (mientras unos aún siguen cosechando, otros ya estarán sembrando), y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán (idea que nos habla de cómo la gente preferirá vivir en el campo, ya que allí habrá mucha abundancia porque la tierra se volverá tan pródiga como lo fue al principio, en los días del Edén). Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas (de Palestina), y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas (no se entienda de ninguna manera que se emborracharán), y harán huertos, y comerán el fruto de ellos” (Am 9:13-14). Luego, encontramos este otro pasaje: “Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará (Este pasaje, nos dice claramente y sin lugar a dudas, que los animales del milenio también se comportarán de una manera diferente de la que hoy conocemos; pues si bien nosotros seremos transformados para vivir toda la era milenial, como lo hicieron los primeros habitantes de este mundo, los animales también serán vueltos a su comportamiento original). La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja (no solo es un comportamiento diferente, sino que su misma anatomía, especialmente la de los carnívoros será cambiada, a la condición que fue en el principio, en el Edén). Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar (La gente actuará en su mayoría, de manera muy correcta, pues recordemos una vez más que allí solo estarán los que mostraron temor y fidelidad a Dios, durante su vida, en las anteriores dispensaciones)” (Is 11:6-9).
22 de noviembre de 2010
La dispensación del gobierno de Dios
Continuación...
Es difícil precisar el momento y el cómo empieza esta era, pues la verdad es que la Biblia no es tan detallada en este sentido. Ya hemos dicho varias veces que viene la tribulación y luego la era del milenio, pero el cómo se lleva a cabo esa transición, no lo podemos saber con exactitud; y de hecho cuando el profeta Daniel tuvo una visión del tiempo tribulacional, también quedó algo confundido, y a pesar de que pidió alguna aclaración, no le fue dada; y… por supuesto que asumimos que Dios tenía, y aún tiene buenas razones para no entregarnos toda esta información como a nosotros nos gustaría; y es más, asumimos con un corazón contento, que las razones que tiene nuestro Dios, siempre están a nuestro favor; pero veamos lo que dicen algunos pasajes de las escrituras, a cerca de esto: “Y (yo Daniel) oí al varón vestido de lino (que era Jesucristo mismo), que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos (o sea por el Dios eterno), que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo (esto es lo mismo que decir: un año, dos años y la mitad de un año). Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo todas estas cosas serán cumplidas. Y yo (Daniel) oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas? (o preguntado de otra forma: ¿cómo terminarán estas cosas?) El respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados (esta es una referencia a la aflicción que sufrirán algunos israelitas y otros ciudadanos del mundo; pero que gracias a esa tribulación terrible, ellos se aferrarán a Dios con todas sus fuerzas y serán tomados en cuenta entre los salvos de la tribulación); los impíos procederán impíamente (o sea los impíos durante esta época, no mostrarán ningún arrepentimiento, y se unirán al Anticristo), y ninguno de los impíos entenderá (lo que está sucediendo), pero los entendidos (hijos de Dios) comprenderán. Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días. Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días” (Dn 12:7-13) Aquí se presentan algunas dificultades, para poder precisar el tiempo; y, como vimos al iniciar el párrafo, y bajo el juramento de Jesús mismo, se mencionó un periodo de tres años y medio usando por supuesto la expresión ‘tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo’; y esto concuerda perfectamente con la información de Apocalipsis, que dice que la ‘Gran tribulación’ durará mil doscientos sesenta días (Ap 12:6) o un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo (Ap 12:14) o cuarenta y dos meses (Ap 11:2 y 13:5) que es admirablemente la misma cantidad de tiempo; pues si tomamos en cuenta, que en profecía, los meses solo constan de 30 días; entonces todos estos datos quedan completamente confirmados, y en absoluta armonía. La primera dificultad que se presenta, al leer en el final del párrafo que transcribimos, es cuando dice: ‘Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días’. Aquí aparecen treinta días de diferencia, con respecto a los datos que están mencionados arriba; y para zanjar esto diremos, y como algunos están de acuerdo, que lo más probable es que esos cuarenta y dos meses, o mil doscientos sesenta días, sean un periodo que debe llamarse propiamente ‘la gran tribulación’; es decir el periodo en que el pueblo creyente en los días de la tribulación sea probado, y limpiado y emblanquecido, gracias a la presión, persecución, maltrato, vejación y todo lo que suceda de parte del Anticristo y sus seguidores a nivel de todo el mundo; luego los treinta días adicionales que aparecen, pueden ser el tiempo en que el Anticristo logra triunfar sobre todo y sobre todos, y logra establecerse en Jerusalén, y entrar en el templo, para sentarse allí como si fuera un dios, pretendiendo ser adorado como tal; lo que vendría a ser la gota que rebalsa el vaso, y que causa el descenso de Jesús a la tierra, para aniquilar a este hombre de pecado, y a todos sus seguidores. Veamos lo que dicen algunos pasajes, en apoyo a esta idea: “Nadie os engañe en ninguna manera (esta es una advertencia a los cristianos de todas las épocas); porque (Jesús) no vendrá sin que antes venga la apostasía (o el apartamiento de la verdad y mundanalización de una parte de la iglesia, entiéndase también aparición de falsas religiones, que dicho sea de paso, ya tiene su cumplimiento muy avanzado en nuestros días), y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición (que también se llama, Anticristo, y cuya aparición está aún en el futuro de nuestros días), el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto (es decir iglesia, cristianos, Biblia, templo futuro de Dios en Jerusalén, etc.); tanto que se sienta en el templo de Dios (que estará en Jerusalén) como Dios, haciéndose pasar por Dios (ya al final del periodo de la tribulación)” (2Tes 2:3-4) Otro pasaje dice los siguiente: “También se le dio (al Anticristo) boca que hablaba grandes cosas y blasfemias (contra Dios); y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses (que es el periodo de la tribulación, propiamente dicha). Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo (o templo), y de los que moran en el cielo. Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos… (Esto nos indica claramente, que hay un momento en que él se siente vencedor)” (Ap 13:5-7) Y así también lo confirma otro versículo que habla figuradamente de la aparición del Anticristo; este nos cuenta de cómo él entra en un caballo blanco, símbolo de poder y gobierno, tiene un arco en su mano, que es símbolo de guerra, y aunque no es un genuino gobernante, Dios le concederá ese título, otorgándole una corona, y desde un principio él está destinado a tener éxito en su cometido y a vencer momentáneamente; el versículo dice: “Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer” (Ap 6:2)
Otros se inclinan por pensar que esos treinta días, de los que estamos hablando, será la duración de la guerra de Armagedón, que por supuesto, por todo lo que pasará en esa guerra, se asume que tendrá una cierta duración, y que no será un aniquilamiento instantáneo del Anticristo y sus seguidores; veamos algunas cosas, como ejemplo, de lo que pasará en esos días, y que podría resultar en apoyo a esta idea: “Tú pues, (Ezequiel) hijo de hombre, profetiza contra Gog (que es el Anticristo), y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal (que es una forma de decir ‘naciones del mundo’) Y te quebrantaré, y te conduciré y te haré subir de las partes del norte (probablemente desde Rusia), y te traeré sobre los montes de Israel (clara mención al apronte para la guerra de Armagedón); y sacaré tu arco de tu mano izquierda (se refiere a ese arco que traía en su aparición en Ap 6:2, y que es símbolo de la guerra), y derribaré tus saetas de tu mano derecha (es una forma de decir que, el poder de las armas del Anticristo, no podrán cumplir su cometido, tal como él piensa). Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus tropas, y los pueblos que fueron contigo; (y una vez que te haya aniquilado) a aves de rapiña de toda especie, y a las fieras del campo, te he dado por comida. Sobre la faz del campo caerás; porque yo he hablado, dice Jehová el Señor. Y enviaré (una lluvia de) fuego sobre Magog (otra forma de decir ‘mundo’), y sobre los que moran con seguridad en las costas (o mejor dicho, sobre los que piensan que viven en seguridad, allende los mares); y sabrán que yo soy Jehová” (Ez 39:1-6) Otro pasaje del Apocalipsis cuenta así esta escena: “El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente (o sea para facilitar el avance de los ejércitos del Anticristo y sus seguidores; que Ezequiel dice que vendrán del norte, y aquí dice del oriente, entendiéndose finalmente que los países más importantes que se unirán al Anticristo, están en el cuadrante noreste de Jerusalén). Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo (entiéndase bien que lo principal vendrá del noreste, pero en esta guerra, todo el mundo estará involucrado), para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza (este es una aclaración de que hasta esos días, mucha gente aún no aceptará la venida de Jesús; más cuando suceda, algunos entenderán tardíamente y se sentirán avergonzados). Y los reunió (el Anticristo, a los ejércitos del mundo) en el lugar que en hebreo se llama Armagedón” (Ap 16:12-16) Hay muchísimos pasajes que hablan de los detalles de esa guerra, y por los que se deduce que para que sucedan tales cosas, evidentemente se precisa de un tiempo, por lo que estos 30 días incluso podrían ser pocos. Transcribiremos un último pasaje, que nos cuenta algunos de esos hechos: “Y esta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén (o que se reunirán para la guerra de Armagedón): la carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán en las cuencas sus ojos, y la lengua se les deshará en su boca (probablemente por el uso de algunas armas químicas o biológicas, que afectarán a muchos de esos ejércitos) (Otras versiones incluyen: ‘y la misma será la plaga en los caballos, camellos, mulos y asnos, y de todo el ganado que haya en esos campamentos’. Clara mención a que los pertrechos de guerra, y la logística, también serán afectados). Y acontecerá en aquel día que habrá entre ellos gran pánico enviado por Jehová; y (ese pánico, lo más probable es que sea producido por ellos mismo, por el peligro de hacer explotar esas armas letales en medio de ellos; porque dice claramente que) trabará cada uno de la mano de su compañero, y levantará su mano contra la mano de su compañero (o sea habrá tal confusión, y desacuerdos, que finalmente acabarán atacándose los unos a los otros)” (Zac 14:12-13)
Aunque uno de los pasajes que ya vimos, parece decir que Jesús matará al Anticristo, cuando dice: ‘Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus tropas, y los pueblos que fueron contigo; a aves de rapiña de toda especie, y a las fieras del campo, te he dado por comida. Sobre la faz del campo caerás’; hemos de ver que ésta es una metonimia, ya que al nombrar de manera personal al anticristo, en realidad lo que se quiere decir, es que caerá y terminará ese orgullo que él tiene, el proyecto y la osadía que ha intentado; pero en realidad el Anticristo será apresado vivo y junto con su ayudante, el falso profeta; ellos serán los primeros seres que recibirá el infierno, y solo aquellos que conformaron sus ejércitos serán pasto de las fieras; el Apocalipsis lo relata así: “Y (el Anticristo o) la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás (incrédulos y rebeldes) fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo (o sea Jesucristo), y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos” (Ap 19:20-21)
Estas pueden ser algunas de las explicaciones que se puedan dar para la aparición de esos treinta días adicionales, lo que finalmente llegaremos a saber con exactitud, solo cuando esas cosas sucedan. Pero aparte de esos treinta días de diferencia entre los mil doscientos sesenta y los mil doscientos noventa; aparecen otros cuarenta y cinco días más, pues dice: “Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días” (Dn 12:11-12) Como ya dijimos, es muy difícil dogmatizar a cerca de esos periodos que se mencionan aquí, pero es evidente que los sucesos de esos días tendrán en cuenta estos tiempos; muchos se inclinan por pensar que esos cuarenta y cinco días puede referirse a la duración del juicio de los santos o salvos; otros se inclinan por pensar que ese puede ser un tiempo en que se organice el gobierno de Jesús y toda la estructura de este, para poder ser un gobierno mundial de justicia y de paz; pero la verdad es que no tenemos como aseverar estas ideas, si bien diremos que hay al parecer varios periodos que están mencionados y que por supuesto sucederán al inicio de la era milenial, pero el orden o la relación de ellos, no se pueden dar claramente. Lo más importante en este caso, es esa bienaventuranza para aquellos que logren llegar hasta ese punto, pues dice: ‘Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días’; es como si el Señor nos tratara de decir: ¡Que felices serán!, todos aquellos que logren estar de pie en ese día. Y al decir de pie, no me refiero a que no murieron en los días de la tribulación, sino que fueron fieles a Jesús hasta ese momento, pues la Biblia nos enseña que aquel que cree en Jesús, aunque esté muerto vivirá (Jn 11:25).
Pero, retomemos el hilo de lo que veníamos diciendo; hablemos un poco de ese juicio que se mencionó y de los primeros hechos de la era milenial, pues independiente de los tiempos, estos hechos están descritos en la Biblia; uno de esos pasajes dice: “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años (o sea por todo el periodo de la era milenial); y lo arrojó al abismo (entiéndase bien que el abismo, no es el infierno), y lo encerró, y puso su sello sobre él (o sea el ángel pone un sello sobre el abismo, para que nadie salga de allí, pues allí estará junto con Satanás toda la gente incrédula, que murió a través de todas las edades, y también en los días de la tribulación), para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años (esto habla claramente que durante el milenio, no estará Satanás libre por el mundo); y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo (eso lo estudiaremos más adelante). Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar (o sea se conforma un tribunal); y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años (fíjese que aquí vuelven a la vida, solo aquellos que creyeron y fueron fieles a Jesús, durante sus vidas). Pero los otros muertos (y esta es una clara referencia a los muertos incrédulos) no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años (o sea, todos los incrédulos, volverán a vivir físicamente al final del milenio, y el motivo para eso, lo estudiaremos en su momento). Esta es la primera resurrección (o sea se llama primera resurrección, a la resurrección de los justos, y que se lleva a cabo antes de que empiece el milenio). Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte (que significa ser echado al infierno) no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años (o dicho de otra forma, pertenecerán al reino de Cristo, durante el milenio)” (Ap 20:1-6) El profeta Daniel, cerca de seis siglos antes que Juan y el Apocalipsis, también tuvo visiones a cerca de este asunto, él escribió: “Estuve mirando (porque esta es una visión del profeta) hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días (o sea Dios mismo), cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían (se refiere a los ángeles del cielo), y millones de millones asistían delante de él (asistían a ese juicio); el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos. Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno (entiéndase aquí como cuerno, el Anticristo); miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego (una forma resumida de lo que pasará en la guerra de Armagedón y el destino del Anticristo, que como ya dijimos, finalmente será echado en el infierno). Habían también quitado a las otras bestias su dominio (estas bestias, aquí representan a la humanidad incrédula), pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo (o sea hasta los días de la tribulación, pues esta prolongación de la vida de esas bestias, es de alguna manera de lo que estamos hablando, es la prolongación de las diferentes dispensaciones y que tendrán su fin aquí). Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre (que es una visión de la segunda venida de Jesucristo), que vino hasta el Anciano de días (o sea Dios, el Padre), y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran (esta es una mención, del comienzo del gobierno mundial de Jesús); su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido (pues Jesús, no solo será el rey durante el milenio, sino que lo será por toda la eternidad)” (Dn 7:9-14) Sin embargo para reafirmar más la idea de Apocalipsis, Daniel también resalta, que este juicio solo será de los salvos, él dice: “Y veía yo que este cuerno (o sea el Anticristo) hacía guerra contra los santos, y los vencía, hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino” (Dn 7:21-22) Nótese bien, que aquí no se menciona a los incrédulos, pues ellos como dijimos, tendrán un juicio aparte, y que será al final del milenio; y que hasta ese tiempo permanecerán muertos y presos en el mismo lugar donde fue echado Satanás, o sea en el hades o abismo.
Este artículo continuará proximamente. saludos y bendiciones.
Es difícil precisar el momento y el cómo empieza esta era, pues la verdad es que la Biblia no es tan detallada en este sentido. Ya hemos dicho varias veces que viene la tribulación y luego la era del milenio, pero el cómo se lleva a cabo esa transición, no lo podemos saber con exactitud; y de hecho cuando el profeta Daniel tuvo una visión del tiempo tribulacional, también quedó algo confundido, y a pesar de que pidió alguna aclaración, no le fue dada; y… por supuesto que asumimos que Dios tenía, y aún tiene buenas razones para no entregarnos toda esta información como a nosotros nos gustaría; y es más, asumimos con un corazón contento, que las razones que tiene nuestro Dios, siempre están a nuestro favor; pero veamos lo que dicen algunos pasajes de las escrituras, a cerca de esto: “Y (yo Daniel) oí al varón vestido de lino (que era Jesucristo mismo), que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos (o sea por el Dios eterno), que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo (esto es lo mismo que decir: un año, dos años y la mitad de un año). Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo todas estas cosas serán cumplidas. Y yo (Daniel) oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas? (o preguntado de otra forma: ¿cómo terminarán estas cosas?) El respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados (esta es una referencia a la aflicción que sufrirán algunos israelitas y otros ciudadanos del mundo; pero que gracias a esa tribulación terrible, ellos se aferrarán a Dios con todas sus fuerzas y serán tomados en cuenta entre los salvos de la tribulación); los impíos procederán impíamente (o sea los impíos durante esta época, no mostrarán ningún arrepentimiento, y se unirán al Anticristo), y ninguno de los impíos entenderá (lo que está sucediendo), pero los entendidos (hijos de Dios) comprenderán. Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días. Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días” (Dn 12:7-13) Aquí se presentan algunas dificultades, para poder precisar el tiempo; y, como vimos al iniciar el párrafo, y bajo el juramento de Jesús mismo, se mencionó un periodo de tres años y medio usando por supuesto la expresión ‘tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo’; y esto concuerda perfectamente con la información de Apocalipsis, que dice que la ‘Gran tribulación’ durará mil doscientos sesenta días (Ap 12:6) o un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo (Ap 12:14) o cuarenta y dos meses (Ap 11:2 y 13:5) que es admirablemente la misma cantidad de tiempo; pues si tomamos en cuenta, que en profecía, los meses solo constan de 30 días; entonces todos estos datos quedan completamente confirmados, y en absoluta armonía. La primera dificultad que se presenta, al leer en el final del párrafo que transcribimos, es cuando dice: ‘Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días’. Aquí aparecen treinta días de diferencia, con respecto a los datos que están mencionados arriba; y para zanjar esto diremos, y como algunos están de acuerdo, que lo más probable es que esos cuarenta y dos meses, o mil doscientos sesenta días, sean un periodo que debe llamarse propiamente ‘la gran tribulación’; es decir el periodo en que el pueblo creyente en los días de la tribulación sea probado, y limpiado y emblanquecido, gracias a la presión, persecución, maltrato, vejación y todo lo que suceda de parte del Anticristo y sus seguidores a nivel de todo el mundo; luego los treinta días adicionales que aparecen, pueden ser el tiempo en que el Anticristo logra triunfar sobre todo y sobre todos, y logra establecerse en Jerusalén, y entrar en el templo, para sentarse allí como si fuera un dios, pretendiendo ser adorado como tal; lo que vendría a ser la gota que rebalsa el vaso, y que causa el descenso de Jesús a la tierra, para aniquilar a este hombre de pecado, y a todos sus seguidores. Veamos lo que dicen algunos pasajes, en apoyo a esta idea: “Nadie os engañe en ninguna manera (esta es una advertencia a los cristianos de todas las épocas); porque (Jesús) no vendrá sin que antes venga la apostasía (o el apartamiento de la verdad y mundanalización de una parte de la iglesia, entiéndase también aparición de falsas religiones, que dicho sea de paso, ya tiene su cumplimiento muy avanzado en nuestros días), y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición (que también se llama, Anticristo, y cuya aparición está aún en el futuro de nuestros días), el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto (es decir iglesia, cristianos, Biblia, templo futuro de Dios en Jerusalén, etc.); tanto que se sienta en el templo de Dios (que estará en Jerusalén) como Dios, haciéndose pasar por Dios (ya al final del periodo de la tribulación)” (2Tes 2:3-4) Otro pasaje dice los siguiente: “También se le dio (al Anticristo) boca que hablaba grandes cosas y blasfemias (contra Dios); y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses (que es el periodo de la tribulación, propiamente dicha). Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo (o templo), y de los que moran en el cielo. Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos… (Esto nos indica claramente, que hay un momento en que él se siente vencedor)” (Ap 13:5-7) Y así también lo confirma otro versículo que habla figuradamente de la aparición del Anticristo; este nos cuenta de cómo él entra en un caballo blanco, símbolo de poder y gobierno, tiene un arco en su mano, que es símbolo de guerra, y aunque no es un genuino gobernante, Dios le concederá ese título, otorgándole una corona, y desde un principio él está destinado a tener éxito en su cometido y a vencer momentáneamente; el versículo dice: “Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer” (Ap 6:2)
Otros se inclinan por pensar que esos treinta días, de los que estamos hablando, será la duración de la guerra de Armagedón, que por supuesto, por todo lo que pasará en esa guerra, se asume que tendrá una cierta duración, y que no será un aniquilamiento instantáneo del Anticristo y sus seguidores; veamos algunas cosas, como ejemplo, de lo que pasará en esos días, y que podría resultar en apoyo a esta idea: “Tú pues, (Ezequiel) hijo de hombre, profetiza contra Gog (que es el Anticristo), y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal (que es una forma de decir ‘naciones del mundo’) Y te quebrantaré, y te conduciré y te haré subir de las partes del norte (probablemente desde Rusia), y te traeré sobre los montes de Israel (clara mención al apronte para la guerra de Armagedón); y sacaré tu arco de tu mano izquierda (se refiere a ese arco que traía en su aparición en Ap 6:2, y que es símbolo de la guerra), y derribaré tus saetas de tu mano derecha (es una forma de decir que, el poder de las armas del Anticristo, no podrán cumplir su cometido, tal como él piensa). Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus tropas, y los pueblos que fueron contigo; (y una vez que te haya aniquilado) a aves de rapiña de toda especie, y a las fieras del campo, te he dado por comida. Sobre la faz del campo caerás; porque yo he hablado, dice Jehová el Señor. Y enviaré (una lluvia de) fuego sobre Magog (otra forma de decir ‘mundo’), y sobre los que moran con seguridad en las costas (o mejor dicho, sobre los que piensan que viven en seguridad, allende los mares); y sabrán que yo soy Jehová” (Ez 39:1-6) Otro pasaje del Apocalipsis cuenta así esta escena: “El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente (o sea para facilitar el avance de los ejércitos del Anticristo y sus seguidores; que Ezequiel dice que vendrán del norte, y aquí dice del oriente, entendiéndose finalmente que los países más importantes que se unirán al Anticristo, están en el cuadrante noreste de Jerusalén). Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo (entiéndase bien que lo principal vendrá del noreste, pero en esta guerra, todo el mundo estará involucrado), para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza (este es una aclaración de que hasta esos días, mucha gente aún no aceptará la venida de Jesús; más cuando suceda, algunos entenderán tardíamente y se sentirán avergonzados). Y los reunió (el Anticristo, a los ejércitos del mundo) en el lugar que en hebreo se llama Armagedón” (Ap 16:12-16) Hay muchísimos pasajes que hablan de los detalles de esa guerra, y por los que se deduce que para que sucedan tales cosas, evidentemente se precisa de un tiempo, por lo que estos 30 días incluso podrían ser pocos. Transcribiremos un último pasaje, que nos cuenta algunos de esos hechos: “Y esta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén (o que se reunirán para la guerra de Armagedón): la carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán en las cuencas sus ojos, y la lengua se les deshará en su boca (probablemente por el uso de algunas armas químicas o biológicas, que afectarán a muchos de esos ejércitos) (Otras versiones incluyen: ‘y la misma será la plaga en los caballos, camellos, mulos y asnos, y de todo el ganado que haya en esos campamentos’. Clara mención a que los pertrechos de guerra, y la logística, también serán afectados). Y acontecerá en aquel día que habrá entre ellos gran pánico enviado por Jehová; y (ese pánico, lo más probable es que sea producido por ellos mismo, por el peligro de hacer explotar esas armas letales en medio de ellos; porque dice claramente que) trabará cada uno de la mano de su compañero, y levantará su mano contra la mano de su compañero (o sea habrá tal confusión, y desacuerdos, que finalmente acabarán atacándose los unos a los otros)” (Zac 14:12-13)
Aunque uno de los pasajes que ya vimos, parece decir que Jesús matará al Anticristo, cuando dice: ‘Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus tropas, y los pueblos que fueron contigo; a aves de rapiña de toda especie, y a las fieras del campo, te he dado por comida. Sobre la faz del campo caerás’; hemos de ver que ésta es una metonimia, ya que al nombrar de manera personal al anticristo, en realidad lo que se quiere decir, es que caerá y terminará ese orgullo que él tiene, el proyecto y la osadía que ha intentado; pero en realidad el Anticristo será apresado vivo y junto con su ayudante, el falso profeta; ellos serán los primeros seres que recibirá el infierno, y solo aquellos que conformaron sus ejércitos serán pasto de las fieras; el Apocalipsis lo relata así: “Y (el Anticristo o) la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás (incrédulos y rebeldes) fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo (o sea Jesucristo), y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos” (Ap 19:20-21)
Estas pueden ser algunas de las explicaciones que se puedan dar para la aparición de esos treinta días adicionales, lo que finalmente llegaremos a saber con exactitud, solo cuando esas cosas sucedan. Pero aparte de esos treinta días de diferencia entre los mil doscientos sesenta y los mil doscientos noventa; aparecen otros cuarenta y cinco días más, pues dice: “Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días” (Dn 12:11-12) Como ya dijimos, es muy difícil dogmatizar a cerca de esos periodos que se mencionan aquí, pero es evidente que los sucesos de esos días tendrán en cuenta estos tiempos; muchos se inclinan por pensar que esos cuarenta y cinco días puede referirse a la duración del juicio de los santos o salvos; otros se inclinan por pensar que ese puede ser un tiempo en que se organice el gobierno de Jesús y toda la estructura de este, para poder ser un gobierno mundial de justicia y de paz; pero la verdad es que no tenemos como aseverar estas ideas, si bien diremos que hay al parecer varios periodos que están mencionados y que por supuesto sucederán al inicio de la era milenial, pero el orden o la relación de ellos, no se pueden dar claramente. Lo más importante en este caso, es esa bienaventuranza para aquellos que logren llegar hasta ese punto, pues dice: ‘Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días’; es como si el Señor nos tratara de decir: ¡Que felices serán!, todos aquellos que logren estar de pie en ese día. Y al decir de pie, no me refiero a que no murieron en los días de la tribulación, sino que fueron fieles a Jesús hasta ese momento, pues la Biblia nos enseña que aquel que cree en Jesús, aunque esté muerto vivirá (Jn 11:25).
Pero, retomemos el hilo de lo que veníamos diciendo; hablemos un poco de ese juicio que se mencionó y de los primeros hechos de la era milenial, pues independiente de los tiempos, estos hechos están descritos en la Biblia; uno de esos pasajes dice: “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años (o sea por todo el periodo de la era milenial); y lo arrojó al abismo (entiéndase bien que el abismo, no es el infierno), y lo encerró, y puso su sello sobre él (o sea el ángel pone un sello sobre el abismo, para que nadie salga de allí, pues allí estará junto con Satanás toda la gente incrédula, que murió a través de todas las edades, y también en los días de la tribulación), para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años (esto habla claramente que durante el milenio, no estará Satanás libre por el mundo); y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo (eso lo estudiaremos más adelante). Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar (o sea se conforma un tribunal); y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años (fíjese que aquí vuelven a la vida, solo aquellos que creyeron y fueron fieles a Jesús, durante sus vidas). Pero los otros muertos (y esta es una clara referencia a los muertos incrédulos) no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años (o sea, todos los incrédulos, volverán a vivir físicamente al final del milenio, y el motivo para eso, lo estudiaremos en su momento). Esta es la primera resurrección (o sea se llama primera resurrección, a la resurrección de los justos, y que se lleva a cabo antes de que empiece el milenio). Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte (que significa ser echado al infierno) no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años (o dicho de otra forma, pertenecerán al reino de Cristo, durante el milenio)” (Ap 20:1-6) El profeta Daniel, cerca de seis siglos antes que Juan y el Apocalipsis, también tuvo visiones a cerca de este asunto, él escribió: “Estuve mirando (porque esta es una visión del profeta) hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días (o sea Dios mismo), cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían (se refiere a los ángeles del cielo), y millones de millones asistían delante de él (asistían a ese juicio); el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos. Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno (entiéndase aquí como cuerno, el Anticristo); miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego (una forma resumida de lo que pasará en la guerra de Armagedón y el destino del Anticristo, que como ya dijimos, finalmente será echado en el infierno). Habían también quitado a las otras bestias su dominio (estas bestias, aquí representan a la humanidad incrédula), pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo (o sea hasta los días de la tribulación, pues esta prolongación de la vida de esas bestias, es de alguna manera de lo que estamos hablando, es la prolongación de las diferentes dispensaciones y que tendrán su fin aquí). Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre (que es una visión de la segunda venida de Jesucristo), que vino hasta el Anciano de días (o sea Dios, el Padre), y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran (esta es una mención, del comienzo del gobierno mundial de Jesús); su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido (pues Jesús, no solo será el rey durante el milenio, sino que lo será por toda la eternidad)” (Dn 7:9-14) Sin embargo para reafirmar más la idea de Apocalipsis, Daniel también resalta, que este juicio solo será de los salvos, él dice: “Y veía yo que este cuerno (o sea el Anticristo) hacía guerra contra los santos, y los vencía, hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino” (Dn 7:21-22) Nótese bien, que aquí no se menciona a los incrédulos, pues ellos como dijimos, tendrán un juicio aparte, y que será al final del milenio; y que hasta ese tiempo permanecerán muertos y presos en el mismo lugar donde fue echado Satanás, o sea en el hades o abismo.
Este artículo continuará proximamente. saludos y bendiciones.
15 de noviembre de 2010
La dispensación del gobierno de Dios.
Para abordar este tema, seguiremos con ese estilo que habíamos adoptado en nuestro anterior artículo; vale decir, que usaremos algunos versículos que tratan de este tema en la Biblia, y que dicho sea de paso, son muy abundantes; y entre medio de ellos, y entre paréntesis añadiremos alguna palabra aclaratoria, pues así hacemos todo mucho más comprensivo. El único propósito de hacer esas inclusiones en los versículos, es el de aclarar la idea, especialmente para aquellas personas que no han tenido suficiente estudio bíblico; pues como el tema en las escrituras es muy amplio, y no está precisamente ordenado, entonces para extraer la sustancia de estas verdades se hace necesario, poner ese especial cuidado al leer a cerca de estas cosas; y en muchos casos se hace necesario el contexto, y en otros tantos, se hace necesaria la complementación con otros pasajes. Nos esforzaremos en llevar a nuestros queridos lectores, este apasionante tema, de la manera más llana posible, pues de la comprensión de estas cosas puede depender nuestra salvación y vida eterna; allá vamos entonces, con nuestro propósito.
La dispensación del gobierno milenial o del gobierno de Dios; es un periodo futuro, donde según la Biblia, Cristo gobernará este mundo personalmente. Este periodo es también llamado ‘El milenio’, porque según las escrituras tendrá una duración de mil años (Ap 20:2, 3, 4, 5, 6). Pero, para llegar a esta era, ha sido necesario que la humanidad pase por todas esas otras etapas o dispensaciones, de las que hemos venido hablando, incluida la tribulación que tiene una duración de siete años, como ya vimos.
Con los días de la tribulación, se han terminado todas las anteriores dispensaciones, porque ésta es una nueva dispensación, y es muy diferente a las demás. Para saber a cerca de esa diferencia, debemos hablar sobre la situación de cada una de esas etapas o dispensaciones, al empezar el milenio: La dispensación de la inocencia por ejemplo, que es la primera en orden sucesivo; y, aunque muy poco de eso ya quedaba antes de la tribulación no podemos ignorar que muchos no alcanzaron la salvación en el tiempo de la gracia y otros pasaron por ese tiempo terrible de tribulación; porque precisamente fueron lo suficiente y admirablemente inocentes, como para dejarse atrapar por las mentiras de Satanás y del Anticristo. Pero inocentes, ya no habrá en la dispensación milenial; inocentes en el sentido de ser ingenuos o inofensivos, pues la Biblia dice: “No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte (otra forma de decir, en todo mi reino); porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Is 11:9). Este versículo corresponde a la era milenial, y dice que allí nadie hará nada malo, ni hará ningún daño a nadie, porque todos conocerán muy bien a Dios, recordemos que en esa época solo vivirán en la tierra los creyentes fieles; y si volvemos nuestra mirada hacia el primer pecado del hombre, allá en el Edén, ellos cayeron justamente porque no conocían el bien ni el mal y eran muy inocentes; pero en la era milenial todos tendrán todo bien claro, todos conocerán la verdad, y esta verdad los hará libres de cometer errores (Jn 8:32). Los que sí, estarán en el milenio serán los inocentes en el sentido de ser sin culpa, porque Dios en su gracia los habrá declarado limpios.
De la dispensación de la consciencia, tampoco quedaba casi nada en los días de la tribulación, pues la consciencia del ser humano, había sido adormecida completamente, y aunque cada uno sabía lo que había hecho con respecto a Dios, la adormecida consciencia de cada cual, no le permitía reaccionar, y tampoco esa gente pudo pasar más allá de la tribulación; solo lo hicieron aquellos que se esforzaron en mantener un corazón sensible ante Dios. Veamos un solo ejemplo de los muchos que hay en la Biblia, a cerca de esto: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán (o se apartarán) de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de (predicadores) mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad” (1Tim 4:1-4). Verá usted, este pasaje es un fiel reflejo de lo que pasa hoy, de cómo han aparecido tantas religiones, y de cómo ellas atrapan a la gente y no se dan cuenta de manera consciente de lo que están haciendo, pues dice que sus conciencias están ‘cauterizadas’, y eso es más que adormecerlas, es casi matar las consciencias para que no sientan ningún reproche desde su interior; y aquí, hasta se menciona lo que esas personas dicen, predican y defienden; y esta situación se irá haciendo cada vez mas critica, hacia el final de la presente era, y en los días de la tribulación, alcanzará su grado máximo.
Conservando el orden, nos toca hablar de la dispensación del gobierno humano, que nominalmente terminó junto con el diluvio universal; más ella es la única que ha permanecido en el tiempo y que lejos de amainar, se ha extendido por todo el mundo, y muchas veces le ha parecido al hombre que está a punto de lograr un gobierno mundial; y en los días de la tribulación ha llegado a su auge, porque le ha parecido que al fin ese líder único y excelso que el hombre siempre pensó que se necesitaba, ha llegado. Pero, como lo comentamos oportunamente, allí terminó esta dispensación de manera brusca; el hombre se dio cuenta tardíamente que nunca podría gobernar el mundo de una manera ideal, ni siquiera mantener en buen estado aquello que Dios le había entregado en el principio, allá en el Edén; sino que lo único que hizo a lo largo de toda su existencia, fue destruir la creación de Dios, y no hablamos solamente de las cosas materiales, sino más bien de la destrucción de las conciencias humanas, y que como resultado colateral, también fue dañado el planeta. La tribulación termina con toda la rebelión del hombre, con todo el racionalismo, con todo el materialismo, con todo el humanismo, con todo panteísmo, y con todo lo que está en el corazón y la mente del hombre, que le hace pensar que en este mundo no necesita de Dios; allí se destruye a los rebeldes y solo se conserva a los fieles, para que puedan estar en la siguiente era, que es la del milenio. La Biblia a este respecto, afirma: “Y se airaron las naciones (contra ti oh Dios), y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos (porque, no porque estén muertos, se librarán de tus juicios), y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes (que, aunque hayan muerto por causa de ti, se levantarán otra vez, para recibir ese premio, que es vivir junto a ti en el milenio y por la eternidad), y (también ha llegado la hora) de destruir a los que destruyen la tierra” (Ap 11:18); al decir ‘los que destruyen la tierra’, no estamos diciendo que los creyentes estuvieron completamente exentos de toda responsabilidad en cuanto a la destrucción del planeta se trata, muchos de ellos pudieron haber contribuido, y en muchas maneras a esto; pero para Dios que puede rehacer el mundo con solo una palabra, no es tan importante el estado del planeta, sino que es importante la actitud de cada cual, con respecto a su responsabilidad frente a Dios; para él es más triste, ver como el hombre ha destruido su consciencia y a contaminado con sus pensamientos racionales a toda la creación, ayudando así a Satanás, a cumplir su cometido de apartar a la humanidad de su Dios, para ser echados finalmente junto con él al infierno; para Dios es más triste que el hombre haya perdido el temor a su creador, llegando a ignorar completamente sus advertencias y preceptos. Al hombre de hoy, le parece absurdo tener que hablar de ‘Temor de Dios’.
Regresando a nuestro punto de vista de las dispensaciones, tenemos que decir que la dispensación de la fe y las promesas, también se había reducido casi a la extinción en los días del Anticristo; Jesús habló de eso así: “Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mt 24:10-12); esto no es más que otra forma de decir, que en la tribulación habrá muy poca fe; pues a pesar de que algunos se dan cuenta de lo que está sucediendo, no podrán mantener la cordura, y tropezaran, y caerán en las manos de ese ser malévolo. Entendamos pues que hoy también caemos, por las mismas razones, digo, por la falta de fe; porque fe, es creer en las promesas de Dios, sin haberlas visto, y las promesas de Dios para el hombre están incluso más allá de la tribulación; y la fe, llega a nosotros por el oír y guardar en lo profundo de nuestro corazón, la palabra de Dios.
Y, ¿Qué diremos con respecto a la dispensación de la ley? Diremos que esta dispensación terminó nominalmente con la primera venida de Jesús, leamos aquí algo que él mismo dijo: “La ley y los profetas eran hasta Juan (se refería a Juan, el bautista); desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos (los ciudadanos del mundo, no solo los judíos) se esfuerzan (ahora) por entrar en él” (Lc 16:16). Dijimos en su momento, que la ley fue dada solo al pueblo de Israel; y es así como ese periodo desde Moisés en el Sinaí, hasta la primera venida de Jesús se llama ‘la dispensación de la ley’; pero, por supuesto que en esa extensión de la idea, y que han tenido de alguna manera todas las dispensaciones, la enseñanza de la ley cumple hasta los días de la tribulación, un papel muy importante en la mente y el corazón de cada ser humano; ese concepto de ley se grabó muy bien en toda la gente del mundo, y a partir de ese concepto, todos nos damos cuenta que no es posible cumplir a cabalidad cualquier clase de ley, y menos una que viniera de parte de Dios. Y dijimos también, que eso sirvió para que toda la gente pudiera reconocer su pecado delante de Dios, y reconocer que sin su ayuda nadie podría ser salvo, y que ese hecho, preparó el camino para que venga a nosotros la dispensación de la gracia. La Biblia a ese respecto, dice: “ya que por las obras de la ley (o por cumplir la ley) ningún ser humano será justificado delante de él (o sea de Dios); porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Ro 3:20); y luego dice: “…porque sin la ley el pecado está muerto (o dicho de otra forma, sin la ley nadie se dará cuenta de que es pecador)” (Ro 7:8) Y, este concepto es el que finalmente acaba condenando a los incrédulos, incluso en los días de la tribulación; porque la Biblia asegura, y nosotros los que no somos judíos también lo sabemos; que Dios escribió su ley en el corazón del hombre, y así cada cual puede darse cuenta de que no está cumpliendo a cabalidad esa ley, y por lo tanto, en aquel día nadie tendrá excusa. No se trata solo de esa ley que fue entregada a Moisés en el Sinaí, sino que se trata del concepto de ley, del concepto de justicia, del concepto de cumplimiento, que nosotros mismo hemos acuñado dentro de nosotros; y que por supuesto, la dispensación de la ley, ayudo mucho a que tomáramos consciencia de esto en su debido tiempo; pero Dios sabe, que nosotros sabemos muy bien qué es lo que se debiera hacer frente a sus designios y preceptos, y sabe también que a propósito muchos de nosotros no hacemos aquello que pensamos que se debe hacer; y también están aquellos que aunque no son judíos, se aferran a querer cumplir algunos puntos de la ley de Moisés, para aparentar que son los únicos que están cumpliendo lo que Dios dice, y ellos mismos saben que eso no es así, y que la ley de Dios es prácticamente imposible cumplirla. Hay un pasaje que pienso que nos ayudará a discernir esto, dice: “Porque todos los que sin ley (se refiere a la ley de Moisés) han pecado, sin (esa) ley también perecerán (o serán condenados, sin ser juzgados por la ley Moisés); y todos los que bajo la ley (de Moisés) han pecado, por la ley (de Moisés) serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados (y aquí no se refiere solo a la ley de Moisés, sino a cualquier criterio de ley y justicia que el hombre haya acuñado en su corazón, o dicho de otra forma, el hombre será juzgado por lo que él piensa que es correcto hacer delante de Dios, incluida por supuesto la ley de Moisés). Porque cuando los gentiles (o los que no son israelitas) que no tienen ley (de Moisés), hacen por naturaleza lo que es de la ley (esa ley que ellos mismo, se han auto impuesto), éstos (preceptos de los hombres), aunque no tengan ley (de Moisés), son ley para sí mismos (o sea, es ley para ellos aquello que ellos mismo asumieron como norma de justicia delante de Dios, incluso si eso solo es un criterio personal o particular de alguien), mostrando la obra de la ley (de Dios) escrita en sus corazones, dando testimonio (de lo que están haciendo) su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos (porque cada cual, sabrá muy bien lo que ha hecho delante de Dios), en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio (ha dicho el apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo)” (Ro 2:12-16)
Nos toca también decir algo a cerca de la dispensación de la gracia, que es la última que se dio al hombre en orden sucesivo, y casi diríamos que es como continuar hablando de la ley, pues como acabamos de mencionar, la ley nos hace dar cuenta de que no podremos presentarnos ante Dios sin faltas. Es imposible cumplir la ley, y ni siquiera pensemos en la ley de Dios solamente, si no en las leyes humanas; pues todos los ciudadanos de Chile por ejemplo, sin ninguna excepción, ha cometido alguna falta a alguna de las tantas leyes que hay, y desde el punto de vista del cumplimiento de las leyes del país, todos serian culpables; pues en este caso la Biblia dice: “Porque cualquiera que guardare toda la ley (se refiere a la ley de Dios), pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (Stgo 2:10). Este es el gran trabajo que cumplió la extensión del concepto de la dispensación de la ley, y que hizo muy, pero muy necesario que viniese de parte de Dios, la siguiente dispensación, la de la gracia; pues la gracia de Dios, es justamente el perdonar nuestras faltas, después de haber reconocido que no podemos ser limpios delante de Dios, por nuestros propios méritos, sino que necesitamos ser salvos por la gracia de Dios, por gracia hemos sido declarados limpios; y todo aquel que no aproveche esta gran oportunidad que Dios ha dado al hombre, es mucho más que un necio. Pondremos un breve ejemplo bíblico de lo que estamos diciendo aquí: “Y él (se refiere a Jesús) os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo (porque Dios nos acusa a todos de haber andado en pecado), siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire (o sea el diablo), el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia (o sea, en los que aun no se acogen a la gracia de Dios), entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús (esta es una afirmación, para el futuro, pues luego de morir todo creyente seguirá esa trayectoria: vida después de la muerte, y visita a los lugares celestiales, junto con Cristo), para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros (o mejor dicho, no lo han conseguido ustedes), pues es don (o dádiva) de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (o dicho en otra forma, no por lo que hayan hecho, para que nadie ponga su confianza en sí mismo, sino solo en la gracia de Dios)” (Ef 2:1-9). Y al empezar el milenio diremos que, si bien la dispensación de la gracia terminó un momento antes de que empezara la tribulación, con el arrebatamiento de la iglesia y con la salida del Espíritu Santo de este mundo; esta dádiva de Dios, aún continúa en los días de la era milenial. Una de las razones para que esta gracia de parte de Dios hacia el hombre continúe, es porque el hombre siempre la necesitará, y luego, porque Dios es lleno de misericordia para con aquellos que le aman y temen su nombre; pues nunca nadie podrá vivir, sin necesitar de Dios, de su santo auxilio y sin cometer ninguna clase de falta, por lo tanto la gracia de Dios estará siempre presente en todo tiempo; como un ejemplo de lo que decimos aquí, tomaremos los siguientes versículos: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa (de Cristo) se ha preparado. Y a ella se le ha concedido (o como dice otra versión, se le ha permitido) que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente…” (Ap 19:7-8); aquí dice claramente, que a la esposa del Cordero (que constituyen todos los creyentes fieles), a pesar de haberse preparado, no le correspondía vestirse de lino fino, pero el Señor en su gracia le ha permitido hacerlo; así es la gracia de Dios, y este pasaje está ubicado cronológicamente mas allá de la tribulación, lo que nos enseña claramente que aún ahí la gracia está vigente.
En definitiva, tenemos que decir que la gracia divina para el hombre aún está en la era milenial, pero la dispensación de la gracia terminará antes de que empiece la tribulación, porque ella es promovida por el Espíritu Santo y es dada a la iglesia, los que serán quitados de este mundo, antes de que venga el ministerio del Anticristo; veamos algún pasaje que nos habla de eso: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque (Jesús) no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado (o sea el Anticristo), el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios (en Jerusalén), haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? (Pablo es el que hace esta pregunta a los tesalonicenses) Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene (se refiere al Espíritu Santo que actúa mediante la iglesia), a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio (de este mundo). Y entonces se manifestará aquel inicuo (o Anticristo), a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida (al final de la tribulación); inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos (podemos decir esto también así: por cuanto no recibieron el regalo de la gracia de Dios, para ser salvos)” (2Tes 2:3-10)
Este es entonces el panorama de las dispensaciones, un instante antes de que Dios mismo intervenga en la conducción de este mundo; y ahora estamos frente al portal de una nueva dispensación, que también es la última, y que se ha venido en llamar: ‘La dispensación del gobierno de Dios’. Ha sido necesario hacer esta introducción aclaratoria, a cerca de lo que pasa con cada una de las eras que hemos estudiado, pues esta dispensación que empezamos a abordar, es un tanto diferente de las anteriores; y si se pregunta, ¿Cuáles son esas diferencias? En primer lugar diremos que tiene una duración pre-establecida, y que ha sido anunciada por el Señor con muchos siglos de anticipación; luego diremos que en esta era, Jesús mismo, será el gobernante mundial, otra de las características es que, en esta era estarán solo aquellos que demostraron fidelidad a Dios en todas las anteriores dispensaciones; también tenemos que decir que este mundo será llevado a una condición mejorada en todos los aspectos, acercándose a las condiciones paradisiacas que hubo en los días de Adán, pues los animales y aún el hombre sufrirán una transformación, siendo que estos últimos estarán capacitados para vivir todo el milenio, y aún más allá, hasta llegar a la eternidad.
Este artículo continuará la proxima semana. Bendiciones...
La dispensación del gobierno milenial o del gobierno de Dios; es un periodo futuro, donde según la Biblia, Cristo gobernará este mundo personalmente. Este periodo es también llamado ‘El milenio’, porque según las escrituras tendrá una duración de mil años (Ap 20:2, 3, 4, 5, 6). Pero, para llegar a esta era, ha sido necesario que la humanidad pase por todas esas otras etapas o dispensaciones, de las que hemos venido hablando, incluida la tribulación que tiene una duración de siete años, como ya vimos.
Con los días de la tribulación, se han terminado todas las anteriores dispensaciones, porque ésta es una nueva dispensación, y es muy diferente a las demás. Para saber a cerca de esa diferencia, debemos hablar sobre la situación de cada una de esas etapas o dispensaciones, al empezar el milenio: La dispensación de la inocencia por ejemplo, que es la primera en orden sucesivo; y, aunque muy poco de eso ya quedaba antes de la tribulación no podemos ignorar que muchos no alcanzaron la salvación en el tiempo de la gracia y otros pasaron por ese tiempo terrible de tribulación; porque precisamente fueron lo suficiente y admirablemente inocentes, como para dejarse atrapar por las mentiras de Satanás y del Anticristo. Pero inocentes, ya no habrá en la dispensación milenial; inocentes en el sentido de ser ingenuos o inofensivos, pues la Biblia dice: “No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte (otra forma de decir, en todo mi reino); porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Is 11:9). Este versículo corresponde a la era milenial, y dice que allí nadie hará nada malo, ni hará ningún daño a nadie, porque todos conocerán muy bien a Dios, recordemos que en esa época solo vivirán en la tierra los creyentes fieles; y si volvemos nuestra mirada hacia el primer pecado del hombre, allá en el Edén, ellos cayeron justamente porque no conocían el bien ni el mal y eran muy inocentes; pero en la era milenial todos tendrán todo bien claro, todos conocerán la verdad, y esta verdad los hará libres de cometer errores (Jn 8:32). Los que sí, estarán en el milenio serán los inocentes en el sentido de ser sin culpa, porque Dios en su gracia los habrá declarado limpios.
De la dispensación de la consciencia, tampoco quedaba casi nada en los días de la tribulación, pues la consciencia del ser humano, había sido adormecida completamente, y aunque cada uno sabía lo que había hecho con respecto a Dios, la adormecida consciencia de cada cual, no le permitía reaccionar, y tampoco esa gente pudo pasar más allá de la tribulación; solo lo hicieron aquellos que se esforzaron en mantener un corazón sensible ante Dios. Veamos un solo ejemplo de los muchos que hay en la Biblia, a cerca de esto: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán (o se apartarán) de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de (predicadores) mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad” (1Tim 4:1-4). Verá usted, este pasaje es un fiel reflejo de lo que pasa hoy, de cómo han aparecido tantas religiones, y de cómo ellas atrapan a la gente y no se dan cuenta de manera consciente de lo que están haciendo, pues dice que sus conciencias están ‘cauterizadas’, y eso es más que adormecerlas, es casi matar las consciencias para que no sientan ningún reproche desde su interior; y aquí, hasta se menciona lo que esas personas dicen, predican y defienden; y esta situación se irá haciendo cada vez mas critica, hacia el final de la presente era, y en los días de la tribulación, alcanzará su grado máximo.
Conservando el orden, nos toca hablar de la dispensación del gobierno humano, que nominalmente terminó junto con el diluvio universal; más ella es la única que ha permanecido en el tiempo y que lejos de amainar, se ha extendido por todo el mundo, y muchas veces le ha parecido al hombre que está a punto de lograr un gobierno mundial; y en los días de la tribulación ha llegado a su auge, porque le ha parecido que al fin ese líder único y excelso que el hombre siempre pensó que se necesitaba, ha llegado. Pero, como lo comentamos oportunamente, allí terminó esta dispensación de manera brusca; el hombre se dio cuenta tardíamente que nunca podría gobernar el mundo de una manera ideal, ni siquiera mantener en buen estado aquello que Dios le había entregado en el principio, allá en el Edén; sino que lo único que hizo a lo largo de toda su existencia, fue destruir la creación de Dios, y no hablamos solamente de las cosas materiales, sino más bien de la destrucción de las conciencias humanas, y que como resultado colateral, también fue dañado el planeta. La tribulación termina con toda la rebelión del hombre, con todo el racionalismo, con todo el materialismo, con todo el humanismo, con todo panteísmo, y con todo lo que está en el corazón y la mente del hombre, que le hace pensar que en este mundo no necesita de Dios; allí se destruye a los rebeldes y solo se conserva a los fieles, para que puedan estar en la siguiente era, que es la del milenio. La Biblia a este respecto, afirma: “Y se airaron las naciones (contra ti oh Dios), y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos (porque, no porque estén muertos, se librarán de tus juicios), y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes (que, aunque hayan muerto por causa de ti, se levantarán otra vez, para recibir ese premio, que es vivir junto a ti en el milenio y por la eternidad), y (también ha llegado la hora) de destruir a los que destruyen la tierra” (Ap 11:18); al decir ‘los que destruyen la tierra’, no estamos diciendo que los creyentes estuvieron completamente exentos de toda responsabilidad en cuanto a la destrucción del planeta se trata, muchos de ellos pudieron haber contribuido, y en muchas maneras a esto; pero para Dios que puede rehacer el mundo con solo una palabra, no es tan importante el estado del planeta, sino que es importante la actitud de cada cual, con respecto a su responsabilidad frente a Dios; para él es más triste, ver como el hombre ha destruido su consciencia y a contaminado con sus pensamientos racionales a toda la creación, ayudando así a Satanás, a cumplir su cometido de apartar a la humanidad de su Dios, para ser echados finalmente junto con él al infierno; para Dios es más triste que el hombre haya perdido el temor a su creador, llegando a ignorar completamente sus advertencias y preceptos. Al hombre de hoy, le parece absurdo tener que hablar de ‘Temor de Dios’.
Regresando a nuestro punto de vista de las dispensaciones, tenemos que decir que la dispensación de la fe y las promesas, también se había reducido casi a la extinción en los días del Anticristo; Jesús habló de eso así: “Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mt 24:10-12); esto no es más que otra forma de decir, que en la tribulación habrá muy poca fe; pues a pesar de que algunos se dan cuenta de lo que está sucediendo, no podrán mantener la cordura, y tropezaran, y caerán en las manos de ese ser malévolo. Entendamos pues que hoy también caemos, por las mismas razones, digo, por la falta de fe; porque fe, es creer en las promesas de Dios, sin haberlas visto, y las promesas de Dios para el hombre están incluso más allá de la tribulación; y la fe, llega a nosotros por el oír y guardar en lo profundo de nuestro corazón, la palabra de Dios.
Y, ¿Qué diremos con respecto a la dispensación de la ley? Diremos que esta dispensación terminó nominalmente con la primera venida de Jesús, leamos aquí algo que él mismo dijo: “La ley y los profetas eran hasta Juan (se refería a Juan, el bautista); desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos (los ciudadanos del mundo, no solo los judíos) se esfuerzan (ahora) por entrar en él” (Lc 16:16). Dijimos en su momento, que la ley fue dada solo al pueblo de Israel; y es así como ese periodo desde Moisés en el Sinaí, hasta la primera venida de Jesús se llama ‘la dispensación de la ley’; pero, por supuesto que en esa extensión de la idea, y que han tenido de alguna manera todas las dispensaciones, la enseñanza de la ley cumple hasta los días de la tribulación, un papel muy importante en la mente y el corazón de cada ser humano; ese concepto de ley se grabó muy bien en toda la gente del mundo, y a partir de ese concepto, todos nos damos cuenta que no es posible cumplir a cabalidad cualquier clase de ley, y menos una que viniera de parte de Dios. Y dijimos también, que eso sirvió para que toda la gente pudiera reconocer su pecado delante de Dios, y reconocer que sin su ayuda nadie podría ser salvo, y que ese hecho, preparó el camino para que venga a nosotros la dispensación de la gracia. La Biblia a ese respecto, dice: “ya que por las obras de la ley (o por cumplir la ley) ningún ser humano será justificado delante de él (o sea de Dios); porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Ro 3:20); y luego dice: “…porque sin la ley el pecado está muerto (o dicho de otra forma, sin la ley nadie se dará cuenta de que es pecador)” (Ro 7:8) Y, este concepto es el que finalmente acaba condenando a los incrédulos, incluso en los días de la tribulación; porque la Biblia asegura, y nosotros los que no somos judíos también lo sabemos; que Dios escribió su ley en el corazón del hombre, y así cada cual puede darse cuenta de que no está cumpliendo a cabalidad esa ley, y por lo tanto, en aquel día nadie tendrá excusa. No se trata solo de esa ley que fue entregada a Moisés en el Sinaí, sino que se trata del concepto de ley, del concepto de justicia, del concepto de cumplimiento, que nosotros mismo hemos acuñado dentro de nosotros; y que por supuesto, la dispensación de la ley, ayudo mucho a que tomáramos consciencia de esto en su debido tiempo; pero Dios sabe, que nosotros sabemos muy bien qué es lo que se debiera hacer frente a sus designios y preceptos, y sabe también que a propósito muchos de nosotros no hacemos aquello que pensamos que se debe hacer; y también están aquellos que aunque no son judíos, se aferran a querer cumplir algunos puntos de la ley de Moisés, para aparentar que son los únicos que están cumpliendo lo que Dios dice, y ellos mismos saben que eso no es así, y que la ley de Dios es prácticamente imposible cumplirla. Hay un pasaje que pienso que nos ayudará a discernir esto, dice: “Porque todos los que sin ley (se refiere a la ley de Moisés) han pecado, sin (esa) ley también perecerán (o serán condenados, sin ser juzgados por la ley Moisés); y todos los que bajo la ley (de Moisés) han pecado, por la ley (de Moisés) serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados (y aquí no se refiere solo a la ley de Moisés, sino a cualquier criterio de ley y justicia que el hombre haya acuñado en su corazón, o dicho de otra forma, el hombre será juzgado por lo que él piensa que es correcto hacer delante de Dios, incluida por supuesto la ley de Moisés). Porque cuando los gentiles (o los que no son israelitas) que no tienen ley (de Moisés), hacen por naturaleza lo que es de la ley (esa ley que ellos mismo, se han auto impuesto), éstos (preceptos de los hombres), aunque no tengan ley (de Moisés), son ley para sí mismos (o sea, es ley para ellos aquello que ellos mismo asumieron como norma de justicia delante de Dios, incluso si eso solo es un criterio personal o particular de alguien), mostrando la obra de la ley (de Dios) escrita en sus corazones, dando testimonio (de lo que están haciendo) su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos (porque cada cual, sabrá muy bien lo que ha hecho delante de Dios), en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio (ha dicho el apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo)” (Ro 2:12-16)
Nos toca también decir algo a cerca de la dispensación de la gracia, que es la última que se dio al hombre en orden sucesivo, y casi diríamos que es como continuar hablando de la ley, pues como acabamos de mencionar, la ley nos hace dar cuenta de que no podremos presentarnos ante Dios sin faltas. Es imposible cumplir la ley, y ni siquiera pensemos en la ley de Dios solamente, si no en las leyes humanas; pues todos los ciudadanos de Chile por ejemplo, sin ninguna excepción, ha cometido alguna falta a alguna de las tantas leyes que hay, y desde el punto de vista del cumplimiento de las leyes del país, todos serian culpables; pues en este caso la Biblia dice: “Porque cualquiera que guardare toda la ley (se refiere a la ley de Dios), pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (Stgo 2:10). Este es el gran trabajo que cumplió la extensión del concepto de la dispensación de la ley, y que hizo muy, pero muy necesario que viniese de parte de Dios, la siguiente dispensación, la de la gracia; pues la gracia de Dios, es justamente el perdonar nuestras faltas, después de haber reconocido que no podemos ser limpios delante de Dios, por nuestros propios méritos, sino que necesitamos ser salvos por la gracia de Dios, por gracia hemos sido declarados limpios; y todo aquel que no aproveche esta gran oportunidad que Dios ha dado al hombre, es mucho más que un necio. Pondremos un breve ejemplo bíblico de lo que estamos diciendo aquí: “Y él (se refiere a Jesús) os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo (porque Dios nos acusa a todos de haber andado en pecado), siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire (o sea el diablo), el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia (o sea, en los que aun no se acogen a la gracia de Dios), entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús (esta es una afirmación, para el futuro, pues luego de morir todo creyente seguirá esa trayectoria: vida después de la muerte, y visita a los lugares celestiales, junto con Cristo), para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros (o mejor dicho, no lo han conseguido ustedes), pues es don (o dádiva) de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (o dicho en otra forma, no por lo que hayan hecho, para que nadie ponga su confianza en sí mismo, sino solo en la gracia de Dios)” (Ef 2:1-9). Y al empezar el milenio diremos que, si bien la dispensación de la gracia terminó un momento antes de que empezara la tribulación, con el arrebatamiento de la iglesia y con la salida del Espíritu Santo de este mundo; esta dádiva de Dios, aún continúa en los días de la era milenial. Una de las razones para que esta gracia de parte de Dios hacia el hombre continúe, es porque el hombre siempre la necesitará, y luego, porque Dios es lleno de misericordia para con aquellos que le aman y temen su nombre; pues nunca nadie podrá vivir, sin necesitar de Dios, de su santo auxilio y sin cometer ninguna clase de falta, por lo tanto la gracia de Dios estará siempre presente en todo tiempo; como un ejemplo de lo que decimos aquí, tomaremos los siguientes versículos: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa (de Cristo) se ha preparado. Y a ella se le ha concedido (o como dice otra versión, se le ha permitido) que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente…” (Ap 19:7-8); aquí dice claramente, que a la esposa del Cordero (que constituyen todos los creyentes fieles), a pesar de haberse preparado, no le correspondía vestirse de lino fino, pero el Señor en su gracia le ha permitido hacerlo; así es la gracia de Dios, y este pasaje está ubicado cronológicamente mas allá de la tribulación, lo que nos enseña claramente que aún ahí la gracia está vigente.
En definitiva, tenemos que decir que la gracia divina para el hombre aún está en la era milenial, pero la dispensación de la gracia terminará antes de que empiece la tribulación, porque ella es promovida por el Espíritu Santo y es dada a la iglesia, los que serán quitados de este mundo, antes de que venga el ministerio del Anticristo; veamos algún pasaje que nos habla de eso: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque (Jesús) no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado (o sea el Anticristo), el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios (en Jerusalén), haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? (Pablo es el que hace esta pregunta a los tesalonicenses) Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene (se refiere al Espíritu Santo que actúa mediante la iglesia), a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio (de este mundo). Y entonces se manifestará aquel inicuo (o Anticristo), a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida (al final de la tribulación); inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos (podemos decir esto también así: por cuanto no recibieron el regalo de la gracia de Dios, para ser salvos)” (2Tes 2:3-10)
Este es entonces el panorama de las dispensaciones, un instante antes de que Dios mismo intervenga en la conducción de este mundo; y ahora estamos frente al portal de una nueva dispensación, que también es la última, y que se ha venido en llamar: ‘La dispensación del gobierno de Dios’. Ha sido necesario hacer esta introducción aclaratoria, a cerca de lo que pasa con cada una de las eras que hemos estudiado, pues esta dispensación que empezamos a abordar, es un tanto diferente de las anteriores; y si se pregunta, ¿Cuáles son esas diferencias? En primer lugar diremos que tiene una duración pre-establecida, y que ha sido anunciada por el Señor con muchos siglos de anticipación; luego diremos que en esta era, Jesús mismo, será el gobernante mundial, otra de las características es que, en esta era estarán solo aquellos que demostraron fidelidad a Dios en todas las anteriores dispensaciones; también tenemos que decir que este mundo será llevado a una condición mejorada en todos los aspectos, acercándose a las condiciones paradisiacas que hubo en los días de Adán, pues los animales y aún el hombre sufrirán una transformación, siendo que estos últimos estarán capacitados para vivir todo el milenio, y aún más allá, hasta llegar a la eternidad.
Este artículo continuará la proxima semana. Bendiciones...
5 de noviembre de 2010
El hipérbaton
El hipérbaton es una figura retórica, que consiste en alterar el orden lógico de las palabras en una expresión. Todo idioma tiene establecido un cierto orden lógico en las palabras de una oración, lo que se llama sintaxis; y cada idioma tiene por supuesto leyes más, o menos estrictas, que permiten alterar ese orden. Se dice por ejemplo que el alemán, es un idioma que permite muy poco esta alteración; en el caso del inglés, también representa cierta dificultad, pero el español da mucha más libertad para hacerlo, y también por lo que sabemos son así, el griego y el latín. En el caso del español bíblico, algunas veces la sintaxis es alterada para imitar al original en latín o en griego; pero generalmente se lo hace para destacar o resaltar el significado del elemento que ha sido desplazado de su posición normal en la oración. Ya sea que haya sido desplazado hacia el final o hacia el comienzo, siempre cumplirá esa función; y es por supuesto una figura muy recurrente, especialmente en las traducciones más antiguas. Como se sabe, los idiomas van cambiando con el tiempo y así, podemos ver en el antiguo español, mucha más riqueza expresiva en este sentido; y lamentamos que las nuevas traducciones, por adaptarse al lenguaje actual, hayan disminuido esa fuerza.
Veamos algunos ejemplos bíblicos, donde podamos observar esta figura; y donde podamos apreciar el beneficio de usarla. Recordemos que nuestros artículos, están siempre basados en la versión ‘Reina Valera 1960’.
Génesis 44:7 “… Nunca tal hagan tus siervos”
La copa de José ha sido puesta en el costal de uno de sus hermanos, aunque estos no lo saben aún, pero se dan cuenta de que están en riesgo de ser acusados de robo; y queriendo resaltar su inocencia, ellos emplean esta expresión, tratando de hacer notar que ellos jamás, en ninguna circunstancia, nunca, harían una cosa así. Parece una muy mala sintaxis, pero cumple bien el objetivo; una expresión más llana podría ser: Tus siervos nunca hagan tal (cosa).
Salmo 115:1 “No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria”
Aquí el salmista desea dejar en claro que él pide a Dios, que no nos de gloria a nosotros los hombres, de ninguna manera, pues delante de él, no la merecemos; antes bien, esa gloria sea dada a su propio nombre. La expresión normal podría ser: Da gloria a tu nombre, oh Jehová, no a nosotros.
Isaías 66:21 “Y tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas, dice Jehová”
Independiente del concepto que se quiere expresar, aquí lo que se desea es poner todo el énfasis en que esto lo ha dicho Jehová; al poner al final la expresión ‘dice Jehová’, el autor consigue su objetivo. Este es un estilo muy usado en la Reina Valera y en otras versiones, porque se desea conservar esa fuerza del original, que toma muy en cuenta el origen de las palabras; no vienen simplemente del profeta, que en este caso es Isaías, sino que vienen directamente de parte de Dios. La sintaxis llana, podría ser: Y Jehová dice, tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas.
Juan 6:60 “…Dura es esta palabra…”
Esta frase pone todo el énfasis en la dureza o severidad que tenían las palabras de Jesús, para aquellos que la escuchaban; más que resaltar que eran palabras de Jesús, ellos quieren resaltar la calidad de ellas. Un orden llano de esta expresión sería: Esta palabra es dura.
Mateo 5:3-10 “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. 4Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. 5Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. 6Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. 7Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 8Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. 9Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”
Jesús quiere resaltar las bienaventuranzas para aquellos que cumplen con los deseos de Dios; él parte todas sus expresiones, poniendo primeramente la palabra ‘Bienaventurados’, porque eso es precisamente lo que serán aquellos que hagan lo que dictan el resto de esas oraciones; y para Jesús, es más importante el cómo se sienten sus seguidores, que como viven el momento de dificultad, aflicción, o estrechez. Algunas de las expresiones normales podrían ser: Los que lloran, son bienaventurados porque…, los que tienen hambre y sed de justicia, son bienaventurados porque…, etc.
Mateo 5:11 “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo”
Aquí, el hipérbaton no solo está al principio de la oración, como en los casos anteriores; sino que también se trata de hacer notar claramente la causa de la bienaventuranza, cuando otros hablen mal de nosotros; seremos bienaventurados solo si ellos están mintiendo. En otros casos la parte final de la expresión podría guardar el siguiente orden: y digan mintiendo, toda clase de mal contra vosotros.
Esta es, apenas una pequeña muestra de lo que se puede encontrar en la Biblia, a cerca de la figura retórica llamada hipérbaton; que por supuesto hace mucho más rica la expresión, poniendo el énfasis donde corresponde y presentándonos mucho mejor la idea. Esperamos que usted sea bendecido, con este pequeño artículo y que su próxima lectura, sea mucho más sustanciosa que de costumbre. Nuestro afán es aportarle algunos elementos literarios; a fin de que la Biblia llegue a ser su amiga, su consejera, su guía, y su luz. Espero también sus comentarios. Que Dios los bendiga. Amén.
Veamos algunos ejemplos bíblicos, donde podamos observar esta figura; y donde podamos apreciar el beneficio de usarla. Recordemos que nuestros artículos, están siempre basados en la versión ‘Reina Valera 1960’.
Génesis 44:7 “… Nunca tal hagan tus siervos”
La copa de José ha sido puesta en el costal de uno de sus hermanos, aunque estos no lo saben aún, pero se dan cuenta de que están en riesgo de ser acusados de robo; y queriendo resaltar su inocencia, ellos emplean esta expresión, tratando de hacer notar que ellos jamás, en ninguna circunstancia, nunca, harían una cosa así. Parece una muy mala sintaxis, pero cumple bien el objetivo; una expresión más llana podría ser: Tus siervos nunca hagan tal (cosa).
Salmo 115:1 “No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria”
Aquí el salmista desea dejar en claro que él pide a Dios, que no nos de gloria a nosotros los hombres, de ninguna manera, pues delante de él, no la merecemos; antes bien, esa gloria sea dada a su propio nombre. La expresión normal podría ser: Da gloria a tu nombre, oh Jehová, no a nosotros.
Isaías 66:21 “Y tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas, dice Jehová”
Independiente del concepto que se quiere expresar, aquí lo que se desea es poner todo el énfasis en que esto lo ha dicho Jehová; al poner al final la expresión ‘dice Jehová’, el autor consigue su objetivo. Este es un estilo muy usado en la Reina Valera y en otras versiones, porque se desea conservar esa fuerza del original, que toma muy en cuenta el origen de las palabras; no vienen simplemente del profeta, que en este caso es Isaías, sino que vienen directamente de parte de Dios. La sintaxis llana, podría ser: Y Jehová dice, tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas.
Juan 6:60 “…Dura es esta palabra…”
Esta frase pone todo el énfasis en la dureza o severidad que tenían las palabras de Jesús, para aquellos que la escuchaban; más que resaltar que eran palabras de Jesús, ellos quieren resaltar la calidad de ellas. Un orden llano de esta expresión sería: Esta palabra es dura.
Mateo 5:3-10 “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. 4Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. 5Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. 6Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. 7Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 8Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. 9Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”
Jesús quiere resaltar las bienaventuranzas para aquellos que cumplen con los deseos de Dios; él parte todas sus expresiones, poniendo primeramente la palabra ‘Bienaventurados’, porque eso es precisamente lo que serán aquellos que hagan lo que dictan el resto de esas oraciones; y para Jesús, es más importante el cómo se sienten sus seguidores, que como viven el momento de dificultad, aflicción, o estrechez. Algunas de las expresiones normales podrían ser: Los que lloran, son bienaventurados porque…, los que tienen hambre y sed de justicia, son bienaventurados porque…, etc.
Mateo 5:11 “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo”
Aquí, el hipérbaton no solo está al principio de la oración, como en los casos anteriores; sino que también se trata de hacer notar claramente la causa de la bienaventuranza, cuando otros hablen mal de nosotros; seremos bienaventurados solo si ellos están mintiendo. En otros casos la parte final de la expresión podría guardar el siguiente orden: y digan mintiendo, toda clase de mal contra vosotros.
Esta es, apenas una pequeña muestra de lo que se puede encontrar en la Biblia, a cerca de la figura retórica llamada hipérbaton; que por supuesto hace mucho más rica la expresión, poniendo el énfasis donde corresponde y presentándonos mucho mejor la idea. Esperamos que usted sea bendecido, con este pequeño artículo y que su próxima lectura, sea mucho más sustanciosa que de costumbre. Nuestro afán es aportarle algunos elementos literarios; a fin de que la Biblia llegue a ser su amiga, su consejera, su guía, y su luz. Espero también sus comentarios. Que Dios los bendiga. Amén.
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